miércoles, 8 de junio de 2016

Madeira Skyrunning


Hacía tiempo que no caía una con un toque viajero...
Breve introducción geográfico-cultural, que no se diga que no intentamos darle algo de riqueza al blog.
Para el que esté un poco despistado esto de Madeira es un isla situada en medio del Atlántico. Yo antes de venir pensaba que estaba justo al oeste de Portugal, pero en realidad no, está mucho más abajo, casi tocando a Canarias. Tiene el mismo origen volcánico y eso se traduce en un relieve de lo más agreste y unos acantilados que quitan el hipo. Si tuviese que escoger una cosa característica de Madeira son las pendientes de las calles y carreteras. Aquí se podrían hacer etapas ciclistas de auténtico terror. Y claro en este ambiente era lógico que surgiese una carerra de montaña. De hecho se celebran dos bastante conocidas, el Madeira Ultratrail, de 115 km y que se celebra en abril, y este Madeira Skyrunning, de 55km (en la versión más larga), que este año formaba parte de la serie de 5 pruebas de la Copa del Mundo en versión Ultra.
A esta aventura vine en compañía de dos amigos con quien ya he compartido bastantes batallas en el pasado, Francesc y Eli. Desgraciadamente Francesc arrastra un problema de lesión y no va a poder correr, así que nos va a hacer de asistencia de lujo a Eli y a mí. El día y medio previo a la carrera la verdad es que fue bastante relajado. Yo me dí una vueltecilla en coche esperando a que ellos llegaran por la tarde del jueves y el viernes subimos a la parte alta de la isla a echar un vistazo a una parte del recorrido. Por lo demás, tranquilidad, comer pasta por un tubo y conversaiones freaks sobre umbrales aeróbicos, Vo2max, métodos de entrenamiento... Somos insoportables :-p. Ahí os dejo unas fotillos pre-carrera:
Y así llegamos a la mañana del sábado. Me levanto para desayunar a las 3:30 y la señora del hostal a la que me oye se levanta emocionada porque quiere hacerse una foto conmigo y con otros dos chicos que también hacen la carrera. Me empieza a preguntar por la carrera, por el recorrido, y por no se cuantas cosas. Yo la verdad es que con el estrés, ganas de hablar, pocas. A las 5 pillo el coche y para Santana, donde me encuentro con Francesc, Eli y el ambiente de la carrera.

Me meto en el cajón de salida mientras Depa va presentando a los diferentes corredores élite que participan en la prueba. Imagino que todos los adeptos al mundillo del trail saben quien es Depa. Para los outsiders, Depa es la voz que da vida a muchas de las carreras más reputadas del calendario nacional e internacional. Conoce a los corredores como nadie, tanto personalmente como su palmarés, tiene una energía espectacular que le permite recibir a finishers durante horas como si fueran el ganador y algo que me llama especialmente la atención, una sensibilidad increíble por los idiomas. A esta hora de la mañana se está arrancando en un “portuñol” que me parece muy bien conseguido, igual que en Vall del Congost puede con el catalán y en Zegama a la que puede meter una palabra en euskera, la cuela, que ya tiene mérito. Y cuando lleguen los corredores, lo que toque, español, catalán, portugués, inglés, francés, italiano… Una Torre de Babel con patas.
Dicho todo esto yo la verdad es que estoy metido en mi burbuja, pensando en mis cosas y con ganas de salir. Eli está bastante más risueña… “Qué concentrat que estàs!”. Me presenta a Roger Viñas, otro corredor catalán que apunta a estar bastante adelante. Van apareciendo personajes importantes. Un griego de Salomon (Dimitris Theodorokakos… o algo así, que por cierto está sentado delante de mí en el avión mientras escribo esto), Philip Reiter, algún americano que otro, que digo yo que si ha venido hasta aquí no será para pasear, Cristofer Clemente, un canario que está entre los favoritos… Bueno, y obviamente portugueses. Muchos Silvas, me da la impresión (debe ser como Garcías en España), Nuno Silva, Tiago Silva (no el futbolista del PSG)… Y en categoría femenina prácticamente más nivel todavía. Anna Frost, una tal Hillary, americana de Colorado con buen historial, una checa con el chándal de la selección nacional que tiene pinta de ser buena, Ester Alves… y ya de más cerca de casa, Gemma Arenas, Anna Comet… eeeiiiii, i tú també Eli!! ;-)
Por fin Depa marca la cuenta atrás… “Sort Eli!”… Venga al lío! Salimos por dentro del pueblo, cada uno intentando colocarse donde puede. Tras un par de acelerones acabo asentándome con unos 15 corredores por delante. Venga, aquí va bien. El griego con un cohete en el culo y un par de grupillos donde no alcanzo a identificar quien hay en medio de la oscuridad. No llevo ni 200m y aparece el primer repecho. Decido estirar los palos y empezar a usar los brazos para que no pillar el típico calentón de piernas. Ya va bien, porque el segundo repecho es una calle con una pendiente de aproximadamente el 2500%. Madre mía, la primera en la frente. Llevo al lado un checo con el dorsal 5 que se pone a andar. Eso me tranquiliza, si lleva el 5 es que debe ser bueno, así que no estamos tan mal… Después del primer calentón vamos saliendo del pueblo por una pista. Después de algún intercambio de posiciones me acabo colocando en un grupillo con un español que va de naranja (creo que fue un chico que conocí después de la carrera y que se llama Santi y es de Cuenca), un portugués, el checo del Czech National Skyrunning Team y también está por ahí Remigio Quispe (o Guispe, ahora no me acuerdo), un peruano sobre el cual leí un artículo hablando de que en Zegama (donde quedó 15º) hizo los últimos kilómetros más rápido que el Gran Jefe. Nos acabamos quedando el checo, Remigio y yo. Avanzamos por una pista empinada donde agradezco mucho tener los palos. Gracias a ellos troto todo el rato y aguanto relativamente bien con mis dos compañeros, que de vez en cuando se ponen a andar. Voy haciendo la goma, cuando andan les alcanzo, cuando trotan se me van… En un tramo de 100m llanos el amigo peruano toma las de Villadiego y me quedo en la misma dinámica pero sólo con el checo. Llegamos a un sendero más irregular donde me pongo por primera vez en modo caminante. Estoy bastante contento con mi inicio de carrera. Creo que estoy entrando bien, a diferencia de otros días esta temporada, y calculo que debo estar sobre la posición 15 o 16. Si se cumple la tónica de ir de menos a más, puedo hacer un buen papel.
Van apareciendo las primeras luces del día y entre los árboles se empieza a intuir una salida del sol espectacular, sobre las nubes bajas que cubren la costa norte de la isla. Mi ritmo se ha acomodado bastante al de Jan (el checo, diría que se llamaba así, aunque no llegamos a intimar…), mientras por detrás oigo alguna voz que se acerca. “Victor!”, grita alguien con acento portugués. “Venga Victor!!”… Tiene pinta de tener bastante energía, para ir malgastándola pegando berridos. Seguramente bastante más que Victor, que debe estar deseando que le deje en paz. La Voz llega enseguida a mis talones y me empieza a soltar una parrafada en portugués. Habla rápido y no le pillo nada. “Perdona, no te entiendo”… Sigue con el discurso, que tiene un tono que me suena sermón. Al final me parece identificar “bashtoes” entre su perorata. Ya estamos… “I don’t speak portuguese, sorry… Español”… “Ah, español…” Y más cosas en portugués. “Os bashtoesh non facen la diferença aquí… Som per la última parte”. Bueno mira, no me agobies, a mí me van la mar de bien. El señor bashtoesh de todas formas va fuerte y me pasa, y poco después hace lo propio con el checo. Mientras tanto yo sigo a lo mío, salimos del bosque y se va viendo la parte alta de la montaña. Estimo que deben quedar unos 300 metros de subida, pero de repente llego a una roca que me suena de ayer (vinimos a dar una vueltecilla por aquí con el coche). Coño, pero si ya estamos… Efectivamente, 100m y ya es el primer avituallamiento. Qué sorpresa! Buena señal, eso es que voy bien de fuerzas.
Paso por el avituallamiento de Achada do Teixeira (km7) y Francesc me da el flasco con Overstim (yo les llamo flascos a los recipientes estos azules de Salomon… Francesc y Eli les llaman “mamellons”… en fin, como os guste más...) que le he dado para ahorrarme peso en esta subida. Hidrato y saco un minibocadillo para cumplir con el plan de alimentación. Jan y “bashtoesh” se me van un poco, pero vale más comer bien ahora que la cabeza está en su sitio. La carrera sube ahora por un camino empedrado que durante el día es una romería de turistas que suben al Pico Ruivo, techo de la isla. Pasamos un primer repecho y dejamos la autopista para subir a una cima secundaria. Delante de mí veo a bastantes corredores que vamos en poco tiempo. Perfecto. Tras la cima destrepamos unas rocas con la ayuda de una cuerda fija. Con mis bastones la verdad es que no lo hago de forma muy ortodoxa. Está por ahí Jonathan Wyatt echando fotos, un excampeón del mundo de carreras de montaña, de cuando este deporte empezaba a echar raíces. Bajo un tramo técnico y vuelvo al camino principal, para dejarlo enseguida por otro que baja a la derecha. La carrera está excepcionalmente bien marcada, no hay dudas en ningún momento.
Viene ahora un bucle en el que vamos a bajar 300 metros para volverlos a subir y acabar rematando en la cima del Pico Ruivo. La bajada es llevadera, más allá de que tiene escalones para aburrir. He perdido de vista a mis predecesores y a la gente de atrás. Llego al punto más bajo, donde hay unos militares con cara de pocos amigos. Giro a la izquierda y me meto por un sendero desdibujado que se nota que ha sido recuperado para la carrera. El terreno es lento, con piedras, árboles, ramas, y plantas que dificultan el avance. Noto que en este tramo los bastones me restan algo de agilidad, pero intento no perder mucho tiempo. Empieza la subida por el lado opuesto del valle. Empiezan a aparecer tramos realmente empinados y una sucesión de cartelitos de “passage técnico” que preceden a trepadas por la roca, a veces poco evidentes. También van apareciendo militares a los que han enviado a este tramo más jodido del recorrido. Paso por un curioso arco de roca y llego a lo alto de la loma, por donde sigue la misma tónica de trepadas y tramos de camino incómodo. Me recuerda mucho a la Ronda dels Cims en Andorra. Al empinarse el terreno me he acercado bastante a Jan, pero sólo le voy recortando muy lentamente hasta llegar al avituallamiento del km13, unos metros por detrás suyo.

Aquí vuelve a estar Francesc y hacemos un repostaje algo más calmado que el del km7 pero diligente. Jan ni ha parado, así que salgo sin empanarme mucho hacia la última rampa hasta el Pico Ruivo. El terreno es deshecho y muy incómodo, hasta que salgo a la autopista empedrada por la que subo los últimos escalones hasta la cima. Me cruzo con Jan que sale del pequeño bucle que hay que dar en la cima, hago lo propio y empiezo la bajada. Hemos acabado el primer bloque de la carrera, la posición es buena, las sensaciones también aunque este tramo me ha desgastado un poco de cabeza. Es momento de seguir comiendo. Gel para dentro y un trozo de membrillo un poco más allá. Le tengo algo de miedo a este tramo porque en el perfil parece que bajas pero los números indican que aquí se acumula también desnivel positivo. Efectivamente, el camino empedrado va cubriendo tramos llanos, pequeños repechos… Se puede correr bien pero hay que empujar, no sale gratis. Llego a un control de paso y me indican una subida hacia la derecha. La pendiente es fuerte y me acerco a Jan, que se me había ido un poco, pero también noto que alguien se ha acercado por detrás. Nos juntamos los tres en lo alto de la loma y empezamos una bajada técnica al otro lado, seguida por otro tramo de trepada. Siempre cometo el error de imaginarme las bajadas que veo sobre el perfil como si fuesen una pista por la que puedes bajar sin pensar en piloto automático, craso error… Saco otro mini-bocadillo mientras sigue el terreno rompepiernas y en una de esas me tropiezo con una raíz y me voy al suelo. Mierda, señal de que estoy flojeando. “Are you OK?” “Yes, yes, thanks”. El recién llegado es un alemán, que me adelanta y me quedo en última posición del terceto. A ver, concéntrate…
Intento recuperar la compostura y no perder terreno. Pierdo momentáneamente a mis predecesores de vista, pero cuando vuelvo a tener contacto visual me llevo una grata sorpresa. El alemán ha adelantado al checo, pero han aparecido otros dos corredores que no había visto hasta ahora. Uno con una camiseta de rayas rojas y blancas y otro con una gorra verde fosforito. El de las rayas rojas es el que va más lento y el primero al que alcanzo. Me quedo detrás suyo buscando un lugar donde adelantar mientras los demás se pierden de vista. No hay manera, así que al final le acabo pidiendo paso. Acelero un poco y en un par de minutos vuelvo a ver la gorra verde y a Jan, y al salir a una pista incluso al alemán. Mira que bien. Parece que la comida ha hecho efecto y he vuelto a recuperar las sensaciones. Les alcanzo y vamos bajando por esta pista más relajada, que ahora se agradece. Me pongo delante y pongo una velocidad de crucero un poco ágil, que no nos durmamos ahora que me encuentro mejor. En esta tónica llegamos al tercer avituallamiento (km24).
Cojo una botella de Powerade y me relleno un flasco. “You are not allowed to do that” me dice la chica del avituallamiento. Le miro incrédulo y me dice algo así como que OK, pero que no me vea el del control. Cómo? No puedo reponer sales? No le doy mayor importancia y me voy con mi flasco de Powerade, un trozo de plátano y otro de naranja. Salgo con Jan, mientras los otros se quedan algo más en el avituallamiento. Pasamos un par de repechos y me noto bien y un poco más allá dejamos la pista para meternos por un sendero técnico y veo que dejo atrás a mi acompañante. Si le dejo en esta bajada es que realmente voy mejor que él. Me viene un subidón de moral por la dinámica positiva que están cogiendo las cosas, "eshtamosh confiantesh", como diría "Cipriano Romualdo", hijo pródigo de la isla. Pero de repente cruzando un riachuelo noto que aparece un problema que me resulta familiar. Las rampas… Joder, cómo es posible. De momento sólo es un amago en el abductor… Cómo puede ser? Me encuentro bien, estoy bebiendo bien, agua, sales, Overstim… Overstim, es el común denominador de las carreras en que me han aparecido las rampas. El otro día hice un rogaine en la Seu d’Urgell con un calor de la muerte, solo con agua y Aquarius y sin avituallamientos cada hora y no tuve ni un amago… Bueno, la cabeza de momento está bien, las piernas por lo demás también, intentemos gestionar el problema.
Parece que los ataques remiten y voy avanzando por terreno variado. Nadie por delante y nadie por detrás. Vaguadas, repechillos de pista, escalones y salgo a un sendero que discurre junto a una levada, que es como se conoce a las acequias construidas entre las paredes de las montañas de la isla con fines agrícolas. Piloto automático, crucero, comer algo… Voy cruzando turistas que van de paseo y de repente aparece delante de mí un viejo conocido: "Bashtoesh". Va caminando en plano, con un globo importante. Creo que el amigo sí que necesita un bastón ahora... Se gira, intenta trotar un poco, pero el pajarón que lleva el amigo tiene pinta de ser de nota. “Força” nos decimos mutuamente, aunque no os negaré que supone un pequeño punto para mi autoestima. Tras este encuentro voy saliendo a terreno cada vez más urbanizado y las marcas me guían por una serie de carreteritas entre casas en dirección a un mar que se va viendo cada vez más cercano. A todo esto a medida que hemos ido perdiendo altura ha ido subiendo la temperatura y bastante. Llego a un pueblecito ya muy cerca de la costa. Bajo por un sendero hormigonado y empalmo con una subida, también hormigonada y con una pendiente del copón. Con el sol cayendo a pico sobre mi espalda, cedo y me pongo a caminar con los palos. Llego arriba y sorpresa agradable, me encuentro a Francesc, señal que el avituallamiento no debe estar lejos. “Vaya trampa” digo todavía de buen humor. Buen humor que se me va esfumando mientras bajo por un camino con revueltas, que baja definitivamente al mar… y definitivamente al infierno… Llega una bafarada de aire caliente que me agobia muchísimo. El camino bordea un acantilado, donde vuelve a estar Jonathan Wyatt echando fotos, y tras un repecho que me deja algo tieso acabo bajando al ansiado avituallamiento (km35).
En un primer momento no veo a Francesc, así que me centro en reponer el líquido con lo que hay en el avituallamiento. Abro un flasco y cojo una botella de Powerade… “You can’t do that sorry”… “No? Why not?”… “It’s in the rules”… Ya estamos, pero tú has visto el calor que hace? Me leí el reglamento de arriba abajo y juraría que en ningún sitio ponía que no estaba permitido rellenarse el botellín con Powerade o Coca Cola… Nada, sólo agua dicen. En cambio, sí está permitido llenarme el flasco si me lo bebo allí mismo (eso es lo que hago). En medio de la discusión llega Francesc corriendo con las bolsas. Ha sido víctima de las calles laberínticas de esta isla. En la bolsa sí que hay Aquarius, me da un mini-bocadillo, un trozo de membrillo… Coge una botella de Powerade para rellenarme el flasco… “No, que diuen que no es pot…” “Com que no?”… “No sé, no ho entenc…”. Se agradece el pequeño break y charlar un poco, pero esta discusión no era lo que necesitaba en los albores de una crisis. Salgo del avituallamiento en dirección a la siguiente subida. Son 250 metros de desnivel, que se tendrán que bajar después para afrontar el último bloque de la carrera. Afortunadamente están a la sombra.
“Vinga Albert!!” oigo que me grita Francesc, que debe haber visto que aún voy andando a pesar de que hace 50 metros que he salido del avituallamiento. Troto un poco hasta el inicio de la subida y ahí me pongo a andar directo. El tío del mazo ha acudido a la cita. Modo caminante, palos y voy tirando. A todo esto, me he olvidado de decir que mientras estaba en el avituallamiento ha pasado el alemán de hace un rato como un avión. Afortunadamente (para mí) había un corredor con síntomas de abandono en el avituallamiento, así que mantengo la posición, que es la 12. Voy pasando revueltas del camino. Hacía tiempo que no tenía esta sensación de pajarón. Venga va, que estos momentos llegan y se pueden ir después… Intento consolarme… Llego a lo alto de la subida y las marcas me indican por otro sendero junto a una acequia. A ver, centrémonos, tengo que llevarme algo al estómago, aunque corra el riesgo de echarlo todo. Si no, no voy a ningún lado. Opto por un trozo de membrillo. Parece que entra. Me paro a mear por primera vez en la carrera, más por hacer un break que porque tenga realmente ganas. Salgo a una carreterilla y troto cansinamente por ella. De nuevo al sol, no me ayuda nada. Llega la bajada que me tiene que devolver al fondo del valle. A ver si bajando me recupero algo… No estoy muy ágil pero al menos la gravedad me ayuda a avanzar un poco más rápido. Llego al fondo del valle y me encuentro un cartel de “Passage técnico”. Aquí abajo? Qué será esto?
Esto es que las marcas se meten en el río. Se tendrá que cruzar al otro lado, bueno, no pasa nada, hasta viene bien remojarse un poco. En medio del río está Albert Jorquera, del programa Ultraesports en RAC1, que me señala hacia la izquierda. Coño… las marcas siguen el río hacia arriba. Así que no hay que cruzar el río, hay que seguirlo… Y no de piedra en piedra, porque no hay por donde esquivar el agua. Yo tampoco estoy para pensar mucho, así que giro y me pongo a caminar por el río con el agua hasta las rodillas. En una de estas pillo una piedra que resbala y me caigo hacia delante, mojándome todo el pecho. No es el peor problema, eso hasta está bien. Lo malo es que mi gemelo acaba de sufrir una rampa de las buenas. Me lo toco y está bloqueado totalmente. Tiro la punta hacia arriba y consigo controlar la situación… En medio del numerito ha llegado por detrás Jan, que veo que sigue con la utópica ilusión de ir de piedra en piedra. Me pasa y me pongo a seguirlo. Así no tengo que pensar. Además como intenta en la medida de lo posible no mojarse los pies va a un ritmo asequible para mí, que estoy pasando de todo. Hay momentos de agua hasta la cintura. En algún momento estoy a punto de meterme entero, pero afortunadamente recuerdo que llevo el móvil en la mochila y me contengo. Después de unos 500 metros siguiendo el río, las marcas se apiadan de nosotros y salen hacia la derecha para coger una pista. Jan se pone a trotar y yo hago lo mismo. No sé si por el remojón o por el membrillo pero parece que he recuperado algo de energía. Jan se me va un poco pero a la que el camino se empina se pone a caminar, le alcanzo y le paso. “Venga ánimo!”… “Sí , animo”… Me da que tampoco le está gustando el calor.
Y así empiezo la subida definitiva, que a medio desnivel me tiene que llevar hasta el quinto avituallamiento, en Ilha. Intento recordar aquél ritmo de paso-bastón-respiración que descubrí en el Tor des Geants y que me iba tan bien. No sé si lo recuperé o inventé uno nuevo, pero lo cierto es que subo relativamente bien por una serie infinita de escalones. Otra buena noticia es que el cielo se está tapando y vamos a dejar de sufrir al sol. Con este repunte en mi estado anímico y físico llego relativamente rápido al avituallamiento de Ilha (km41). Veo que hay unas garrafas con algo amarillo que parece isotónico, digo yo que este sí que se podrá coger. Lleno un flasco, que no sé si estaba vacío, pego un trago de una botella de Powerade, cojo un trozo de melón. Se me está descontrolando el tema comida y bebida. Ya no sé qué llevo en los flascos. Creo que en uno debe haber una mezcla de powerade azul, con powerade rojo y según cómo agua del último avituallamiento. Y el otro acaba sabiendo a Aquarius con un toque de Overstim. En fin…
Cuando voy a salir del avituallamiento llega Jan y Gemma Arenas, la primera chica. “Venga ánimo!”. Salgo calle arriba al trote y cojo un sendero de escalones que parece que va a ser la tónica de lo que queda de subida. Al cabo de un poco oigo pasos detrás de mí. Es Gemma que viene a unos 50 metros. Yo la verdad es que no voy a mal ritmo, pero en cada tramito en el que se puede trotar noto que me recorta 10 metros, y al final me acaba pillando. “Venga va”… “Ánimo” y poco intercambio más, que hay que guardar todo el aliento posible. Llega un tramo llano y arranca la moto y se me va 20 metros, pero la vuelvo a alcanzar en el siguiente repecho y seguimos un rato juntos. “Conoces lo que queda?”… “Qué va! Pero no creo que quede mucho de subida, un km y medio o así” me dice. Estamos en el 44 y se sube hasta el 45,5. Bueno, es una referencia, ya me va bien. La pendiente afloja y parece que llevamos un ritmo bastante compatible, así que charlamos un rato, que siempre ameniza un poco el tiempo y parece que los metros pasan más rápido. Finalmente llegamos a lo que parece que es “lo alto de la subida”. Digo parece porque estamos en medio de la niebla y no se distingue el relieve, pero tras un par de amagos el sendero se pone claramente cara abajo. “Cuando quieras pasar me dices, eh!”…”Tranquilo, tranquilo, voy bien”… Pero con el cambio de tercio han reaparecido los amagos de rampas y aunque no bajo lento del todo, noto que va pegada a mi cogote como si tuviese un Safety Car delante. Me aparto. “Venga, venga, dale caña”… “Venga, gracias!”. Y arranca la moto y sale disparada hacia delante. Yo sigo a mi ritmo, porque noto que realmente no puedo hacer ningún movimiento en falso. Abductores y gemelos son los puntos más sensibles, pero casi que noto una tensión general. Un tramito de descenso me deja en otra levada. Si no recuerdo mal esto me tiene que llevar hasta el último avituallamiento y de ahí ya es bajada a la meta.
Cojo el sendero junto a la acequia e intento poner el piloto automático, pero el camino es muy irregular y hay que hacer gala de una agilidad de la que ahora mismo no dispongo. Voy esquivando piedras y turistas, alguno de ellos metiéndome en la acequia porque si no no cabíamos, e intentando controlar las rampas como puedo. La planta de los pies también está un poco aturdida. Inciso técnico, para esta carrera llevé las Salomon S-Lab, que me compré hace 10 días. Las zapatillas están bien, buen agarre, dinámicas, pero quizá son algo durillas en la suela. También puede ser que el calor haya hecho sufrir a los pies más de la cuenta. Y también puede ser que haya hecho un esfuerzo importante y simplemente el cuerpo se esté quejando. La cuestión es que voy avanzando por este camino que parece interminable. Afortunadmente Gemma se ha ido porque si no le hubiese estado martirizando con el “cuánto quedaaaa” cada 200 metros. Paso junto a una cascada muy bonita donde hay un grupo de turistas echando fotos. Poco a poco el flujo de turistas se incrementa, cosa que interpreto como que estoy llegando al final del sendero. Efectivamente, mil años después llego a un control donde unas chicas me dicen que ya llego al avituallamiento (km49,5).
Aquí ya ni repongo. Echo un trago al Powerade, pillo un par de trozos de melón y sigo adelante. Me tomo el último gel y engancho una pista de bajada por la que si no me doliesen los pies podría bajar rápido (es aquello de que si mi abuela tuviese ruedas sería una bicicleta…). Afortunadamente vayas mejor o peor el ritmo sube y los kilómetros pasan más rápido. Voy adelantando corredores de la carrera corta, que ahora siguen el mismo camino que nosotros. Mantengo un ritmo de crucero, sin dormirme pero sin demasiadas pretensiones, ya que no creo que tenga a nadie cerca por delante. Gemma llevaba más ritmo que yo, el alemán que me ha pasado en el km35 me debe haber metido la del pulpo durante mi rato de crisis y no he visto a nadie más de los de delante desde el principio. Como no tengo reloj tampoco tengo ni idea del tiempo que llevo. Así que mi única ambición es ver cómo se va acercando el pueblo, intentar identificar las antenas que dominan Santana. Llego a un control de paso y giro a la derecha. Enfrente se ve una rampa por donde veo que sube Gemma, más cerca de lo que pensaba. Va con un tipo que aguanta su paso, pero ni se me pasa por la cabeza que pueda ser de mi carrera (era el alemán del km 35 L). Van caminando. Yo llego a la cuesta y aún la hago al trote, por aquello de que ya estamos cerca del final y que no se diga… A la cuesta le sigue una bajada y a la bajada otra cuesta. Vaya, suerte que el perfil indicaba sólo 15 metros positivos en este último tramo… La cuesta me deja ya en unas casas. Ya son las afueras de Santana, pero aún veo enfrente otra cuesta hormigonada, que camino sin ninguna duda y más allá otra, que intuyo que es la última y la troto otra vez por orgullo. “Is it far?”… “No, five minutes”. Me suena a 5 minutos por decir algo, pero bueno yo también podría tirar pa’lante y callar, que total ya estoy metido en el pueblo. Oigo a Depa por el altavoz de meta pregonando la llegada de Gemma. Estoy cerca pues. Bajo por una calle, hasta otras chicas que me indican unas escaleras. Ep! Esto ya lo conozco, es la rotonda que estaba cortada al tráfico. Aparece más público y enfilo una recta al final de la cual veo el arco de meta. Estiro los bastones y me ayudo con ellos porque este postre final es una rampa que debe tener un buen 15%. Veo el marcador que indica un 7 en las horas… Bueno, bien, no se me ha ido demasiado el tiempo. Me espero ver un 20 y pico o 30 en los minutos… Eps! Ahí pone 01!! Joder, esto sí que no me lo esperaba, 7 horas peladas… Al final acaban siendo 7h02, un tiempo que hubiese firmado antes de la carrera sin ninguna duda. Cruzo la meta con Depa gritando mi nombre, caray qué ilusión! Felicito a Gemma, que está recuperándose del esfuerzo. La verdad es que ha hecho un carrerón, bajando en más de media hora el tiempo de Stevie Kremer del año pasado, y eso que decían que habían hecho el recorrido más técnico este año (no sé si había algún otro cambio, pero la verdad es que técnico lo era un rato…).
Estoy muy contento, 12ª posición y un buen tiempo. No negaré que hacia el km30 me veía en dinámica de apuntar al top10, pero he tenido un rato malo que creo que he gestionado relativamente bien. El optimismo se me baja un poco cuando me entero que el 10º y el 11º han llegado a 3 y 4 minutos de mí. Son el alemán del km35 y Philip Reiter, otro alemán del equipo Salomon. Joder, no era consciente de que estuvieran tan cerca. Hubiese podido hacer algo más? Hombre, las rampas me estaban machacando, pero lo cierto es que aparte de eso he llegado relativamente entero. Bueno, lo de siempre, a toro pasado…
Viéndolo con más perspectiva creo que el balance es bastante positivo. Siempre queremos hacerlo mejor y tengo tendencia a fijarme más en los que tengo delante que en los de detrás, pero creo que ha sido una buena carrera. Y con un margen de mejora en lo que respecta al problema de las rampas. No sé si realmente es algo relacionado con el Overstim, pero lo cierto es que sin las rampas, aunque igualmente hubiera tenido el pajarón, creo que hubiese podido hacer mejor la última parte, tener un mejor ritmo de crucero en el tramo llano de la levada, y bajar con algo más de agilidad. Así que a seguir aprendiendo. Resultados por delante: victoria del canario Cristofer Clemente, con 6h peladas (un tiempazo), segundo el griego Dimitris Theodorokopoulos (o como quiera que se llame), tercero un americano,… un par de portugueses, un checo, sexto creo, Remigio el peruano octavo volviendo a acabar como un ciclón, noveno Roger Viñas, primer catalán, después los dos alemanes, después Gemma y después un servidor, 12º masculino y 13º de la general. En chicas detrás de Gemma llegó Hillary la americana, después Anna Frost, detrás una checa y quinta Anna Comet (o fue cuarta, ahora no lo recuerdo). Eli entró 13ª bajando bien de las 9 horas y con energía para repetir la vuelta en sentido contrario.
Próxima parada mí, el rogaine de La Molina con Aurelio dentro de dos semanas y después a primeros de julio el Ultra de Valls d’Àneu. A ver qué tal se nos da la cosa.
Para acabar, mención especial para mis dos compañeros de batalla, Francesc y Eli, con quienes he pasado muy buenos ratos y no sólo corriendo, sino también de relax en alguna cala paradisíaca, hablando de récords de atletismo (bueno Eli no tanto…), sufriendo ataques de puertas de metro asesinas, pegándonos un atracón de pez espada… Francesc, que estoy seguro que hubiese dado mucha guerra a los de delante y al que le agradezco la asistencia en carrera, un lujo tener la ayuda de alguien acostumbrado a hacer repostajes de Fórmula 1. Y Eli que sigue con esa regularidad que estoy seguro que le volverá a llevar a estar delante en la clasificación de la Copa del Mundo y más aún si dan puntos por sonreír al llegar a meta ;-)

Besos y abrazos

P.D: otros comentarios técnicos:
- Mochila: Skin 5 de Salomon, la estrenaba en esta carrera. Realmente es muy fina. Buena sujeción, bien de tamaño, buena opción para todas aquellas carreras en las que entre el material obligatorio, que serán casi todas, excepto los ultras realmente largos en los que pidan prenda extra de manga larga, impermeable y pantalón impermeable... Sin bolsa de hidratación detrás aún puede entrar bien
- Bastones: los Black Diamond que llevo siempre. Francesc me enseñó una forma muy interesante de colocarlos entre dos gomas rojas que lleva la mochila detrás del cuello. Se pueden poner y sacar sin quitarte la mochila, lo cual es un puntazo.
- Alimentación: geles líquidos de Power Bar, membrillo, minibocadillos de queso y mermelada y de paté (no cumplí con todos), caramelos GU. Hidratación: agua en el Camel (sobretodo para pasar los minibocadillos), Powerade, Aquarius y Overstim (aunque ya os he contado el dilema...) 

2 comentarios:

  1. Ai Albert! Em feia una molta il·lusió podre viure el mateix itinerari però des de la teva pell. Veig que, mica en mica, vas assumint el "carrerón" que vas fer! Que puguem compartir moltes més aventures plegats!

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    1. Clar que si Eli! Ben aviat més! Espero la teva crònica també!! ;-)

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