jueves, 15 de octubre de 2020

The Bandit


Anticipo que esta va a ser de las que hacen necesario algo de avituallamiento...

Poco después de la decepción por no poder acudir a la Barkley me llegó la noticia de que algo similar se estaba cociendo mucho más cerca... "The Bandit, la locura"... ¿y esto?... ¿dónde?... no lo dice... ¿normas?... tampoco...¿cuándo?... ni idea... Efectivamente, se parece a la Barkley. Sin saber muy bien a qué nos enfrentábamos mordimos el anzuelo y en un día determinado empezamos a buscar una dirección de correo electrónico entre una serie de pistas lanzadas por Marc Fernández, una mente inquieta ávida de iniciativas como esta y como la última aventura de Nonstop Aliments. Digo empezamos porque ya entonces hicimos tándem con Javi Puit, viejo compañero de batallas, un tipo un poco friki como yo, y con quien estuvimos dándole vueltas al asunto. Después de pensar y leer, y de que Javi enviase decenas de miles de correos con permutaciones de palabras, conseguimos dar con la buena dirección y entrar dentro de esta aventura. El concepto, bastante similar al de la Barkley aunque con algunas diferencias:
- Cinco vueltas desde un punto de partida cerca de Capçanes (Priorat), aunque a diferencia de la Barkley el recorrido es diferente cada vez.
- La ruta no está marcada y únicamente se dispone de mapa, brújula y una descripción o roadbook para seguir el recorrido.
- A lo largo de cada vuelta se han de ir encontrando diversos libros (once) y arrancar la hoja correspondiente a tu dorsal
- Tiempo límite de 9 horas para cada vuelta y por tanto 45 horas en total.
- La distancia no se sabe pero a priori entre 35 y 40 kilómetros por vuelta.
- La hora de salida no se sabe con antelación, sino que 15 minutos antes tocan una corneta en el campamento y todo el mundo ha de ir hacia la salida.
- A diferencia de la Barkley sí que hay control de material.
- En lugar de una matrícula cada participante tiene que traer una bandera de su lugar de origen.
- Otro punto diferente es que en lugar de pagar 1,60$, aquí pagamos 0,00 €. En cambio, cada participante traía un mínimo de 10 kilos de alimentos que fueron a parar al Banc dels Aliments sumando un total de 780 kg.

Con estas premisas nos presentamos en la Font de Santa Rosalia el viernes por la tarde. Nos acompaña Albert Vilardell, un amigo de carreras y excursiones con el que siempre es un placer compartir experiencias y con quien vinimos a hacer una salida de reconocimiento la semana pasada. En esta ocasión nos ayudará con la asistencia durante la carrera. Un rato después nos dan el mapa correspondiente a la primera vuelta y nos vamos hacia el párking de caravanas, que difiere del lugar de la salida porque junto a la fuente no hay sitio para todo el mundo. Antes de lo previsto oímos el sonido de la corneta y el campamento se transforma en un ajetreado ir y venir de corredores acabando de preparar al mochila. Siguiendo el protocolo anti-COVID previsto cumplimos con el procedimiento de control de material y a las 8 en punto se da la salida. A diferencia del cigarrillo de Lazarus, el "pistoletazo" consiste en dos largos tragos de la bota de vino por parte de dos voluntarios. Sale el primer corredor... 20 segundos... otro... otro... otro... otro... Me toca, allá vamos.

Inciso: por mantener el "anonimato" de los lugares concretos por los que pasamos, omitiré los nombres de esos lugares, aunque hay algunos que son evidentes

VUELTA 1:
Salgo por un senderillo que desemboca en una pista y alcanzo a Sebas, un chico de Tarragona a quien conozco de las carreras de orientación y que ha salido justo delante de mí. Otro corredor se para y espera a algún compañero. Por mi parte he quedado con Javi, que sale tres puestos detrás, que iré trotando tranquilo hasta que me alcance e intentaremos hacer tándem. Aún no hemos salido del pueblo cuando me alcanza y torcemos al este en dirección al corazón de la Serra de Llaberia. Tras un primer kilómetro de asfalto llegamos al desvío de un sendero PR donde están parados los dos corredores que quedaban por delante. Nosotros seguimos por la pista, que parece que asegura más el tiro mientras vamos entrando en materia y nos ubicamos. Pronto nos damos cuenta de las limitaciones del mapa, que es parte de la dificultad, y nos confundimos girando a la izquierda antes de tiempo. Cuando nos damos cuenta del error intentamos subir por unas terrazas pero con la incertidumbre de la oscuridad optamos por volver en dirección a la pista por la que veníamos. Miro hacia atrás y veo unas luces que nos han seguido y que se deben estar acordando de nuestras madres. Una vez corregido el error tomamos el desvío bueno y vamos flanqueando hacia el Este. En un hábil movimiento, Sebas se da cuenta de un camino blanco que casi no se ve en el mapa y que sube en diagonal hasta muy cerca del primer libro. Buenísimo, nos permite acortar un montón, y nos deja en una pista a unos 200 metros del objetivo. Un breve desvío a la derecha y unas terrazas algo perdedoras nos llevan hasta una casa en cuya puerta encontramos el primero de los libros (LIBRO 1-1).
Tras recortar las páginas correspondientes, volvemos a la pista y seguimos subiendo montaña arriba. Pronto nos toca coger un desvío a la derecha por un camino que sube derecho. La traza va sucumbiendo a las zarzas y empezamos a probar lo que será una tónica bastante común en la zona. Algún arbusto de más y algún árbol caído hacen que estemos a punto de perder el camino, pero Sebas vuelve a estar fino y corrige la dirección hasta que una curva a la derecha hace que la realidad empiece a cuadrar con el mapa. Poco más allá salimos a un sendero más abierto (GR) que nos permite relajarnos. Salimos a un collado y nos lanzamos al otro lado por una bajada cómoda pero con alguna piedra de más en el camino. Yo he cambiado el mapa de la carrera por unas fotocopias del mapa de la Serra de Llaveria (Ed. Piolet) que hice el otro día en papel bueno. Tiene bastante más detalle y permite ver la evolución del sendero. Lo malo es que no acerté del todo la zona de carrera y más de la mitad de esta vuelta no entra en el ámbito fotocopiado. Mala suerte... Sin sobresaltos, llegamos a un cartel que nos indica el nombre de la casa que estamos buscando... aquí es. Nos encaramamos por un escalón de tierra y salimos a las ruinas de una casa. En un principio no vemos nada y empezamos a barrer el patio, hasta que el libro acaba apareciendo debajo de una teja junto a la puerta (LIBRO 1-2).
Acabamos de bajar hasta una pista y emprendemos una nueva subida por un sendero de PR (Pequeño Recorrido). "Por ahí detrás viene alguien a todo trapo" dice Javi. Me giro, no veo a nadie. Me sale la vena competitiva y aprieto el paso, aunque después lo pienso fríamente y con lo que queda no tiene sentido estresarse. Más centrado en mis asuntos y en el mapa coronamos un nuevo collado y bajamos por una pista en la que hemos de identificar una entrada a la derecha. La descripción habla de marcas verdes... ahí están. Nos metemos y tras un breve titubeo encontramos una cisterna y otra casa abandonada. Otra página más (LIBRO 1-3).
Volvemos a la pista sin que aparezca nadie, y seguimos el descenso. Viene ahora una larga tirada en la que tenemos que cruzar la carretera nacional por un paso obligado, hecho que implica seguir una sucesión de pistas y senderos que no siempre es fácil identificar en medio de la noche. Con alguna improvisación pero resolvemos el tema bastante bien y acabamos desembocando en los alrededores del cruce de la carretera. No acertamos la entrada y perdemos un par de minutos por un campo demasiado arriba, pero corregimos y encontramos las marcas verdes que nos tienen que conducir al paso, un curioso colector de drenaje en el que han dejado una escalera para poder llegar hasta él. Una trepada por terreno sucio (y por tanto auténtico) nos deja en el avituallamiento y rodeados de esos gritos de ánimo que tanto se agradecen. Albert nos sirve un caldo que entra la mar de bien, y yo lo complemento con uno de los rollitos de mermelada que llevo. Sin mucha más dilación tocamos corneta y seguimos adelante, cogiendo un sendero ascendente. El roadbook marca dos opciones, una larga y se supone que fácil y otra corta por un paso equipado. Escogemos esta y nos metemos por un sendero... bueno, una trocha... bueno, una traza de jabali... bueno, por aquí no cabe un jabalí... En fin, un indicio de itinerario que si no fuese por unas marcas de pintura no prometería nada. Afortunadamente las balizas nos van guiando hasta unas cadenas por las que nos encaramamos. El paso no tiene complicación, aunque se ha de hacer con cuidado y sin mirar a la oscuridad que tienes a la espalda. Poco a poco la pendiente se suaviza y seguimos sin más problemas que las eventuales pérdidas momentáneas del camino, que ya se están transformando en una costumbre con la que se ha de convivir. Salimos a un cruce donde viene de la derecha la otra opción de camino, y poco más allá buscamos y finalmente encontramos el sendero que sube a la cueva indicada en el roadbook. Un breve repecho nos deja en el cuarto libro (LIBRO 1-4).
Volvemos al camino y seguimos subiendo. Pronto se presentan dos opciones, a la derecha más directo pero se intuye más difícil, a la izquierda algo más de rodeo pero quizá más fácil. Yo voto la directa pero ellos dos la otra. Democracia. Vamos subiendo pero pronto tengo la sensación de que vamos demasiado a la izquierda. Corregimos el rumbo y acabamos saliendo a lo que parece el lomo de la montaña. Ahora toca seguir rumbo oeste. A veces aparecen marcas de un camino que está indicado en el mapa... uno de esos Caminos de la Fe, es decir que has de tener fe de que estás en el camino. Para acabar de ponerle picante al asunto apare una nueva invitada, la niebla. Me vienen recuerdos de aquel Campeonato de Europa de Rogaine en Aralar y el desastre que supuso la combinación niebla+noche. Intentamos mantener el rumbo oeste, pero la vegetación no lo facilita. Nos agarramos a la brújula como podemos, intentando apreciar los desniveles. En un momento dado afrontamos una bajada que creemos identificar, pero nos damos cuenta de que tiene rumbo más sur que oeste, que es lo que nos gustaría. Consejo de guerra... con más esperanza que certeza optamos por la opción de que nos hemos deslizado ligeramente al sur, e intentamos recuperar la zona más alta. Tanteando a izquierda y derecha por terreno poco definido llegamos a lo que parece un collado. Puede que esté totalmente equivocado pero si estamos donde creo, a 100 metros a la derecha tiene que haber una pista. Con sensación de "puerta grande o enfermería" atravieso la vegetación en esa dirección... "Pam!!"... Qué gozada ver aparecer lo que nos parece la Autopista A-7, a la que saltamos la mar de contentos. El resto del tramo discurre en un relax relativo sin más circunstancias que el cruce por un corral donde hay 7 u 8 perros sueltos, y un tipo que debe estar pensando lo mismo que nosotros "Qué narices estará/estarán haciendo este/estos tíos aquí?". Un último repecho la mar de "simpático" nos deja en nuestro quinto objetivo (LIBRO 1-5).
Salimos en dirección oeste por el lomo del monte y nos desviamos a la derecha por un indicio de espoloncillo que se intuye en el poco definido mapa (ahora ya voy con el que nos han suministrado, que voluntariamente tiene poco detalle). Siguiendo la parte alta identificamos un par de collados y afrontamos la subida que nos deja en la cima de un monte bastante prominente. Después de los problemas pasados se agradece un libro fácil (LIBRO 1-6).
Sigue la tónica favorable y tras unos metros por la parte alta nos lanzamos por un cómodo sendero que en una larga pero sencilla bajada nos deja en una nueva masía abandonada. Vuelve el optimismo (LIBRO 1-7).
Ahora se nos presentan dos opciones, la larga y segura por pista o la corta y más incierta porque pasa por algunos senderos que vete tú a saber... Nos acabamos decidiendo por la segunda opción. Al principio todo parece ir bien, y vemos las luces de la ermita a la que nos dirigimos allí delante, pero entre medio hay un torrente, y como pasa tantas veces, el camino se pierde al llegar a él. Mierda... Sebas encuentra un punto para cruzar la vaguada pero al otro lado el terreno no es muy prometedor. Finalmente trepamos por unos arbustos y acabamos saliendo a la pista. Mala decisión, aunque podría haber sido peor. Unos metros más abajo encontramos la ermita junto a la cual están Conrad y varios voluntarios más, y además el octavo libro (LIBRO 1-8).
Escarmentados del experimento anterior, agradecemos la pista que desciende y el tramo de sendero GR que nos deja en el pueblo de Tivissa. Unos cuantos adolescentes nos miran con cara extrañada mientras entramos en las calles del pueblo y lo bordeamos para ir en busca del camping y la calle por donde tenemos que subir. Al final de ella está el palo indicador junto al que encontramos el noveno libro (LIBRO 1-9).
Toca ahora dirigirse otra vez hacia el paso obligado bajo la carretera nacional. Para ello está prohibido seguir la carretera y es necesario continuar por una pista que va bordeando la montaña. El primer tramo tiene algún repecho y después pasa a ser bastante favorable para trotar a un ritmo aceptable, hasta que llegamos a un punto donde el mapa nos avisa del cambio de pista a sendero. La transición es difusa en medio de un descampado y al otro lado no se distingue bien lo que es terraza de lo que podría ser un camino, o de lo que en algún momento de la historia pudo ser un camino. Llegamos a la conclusión de haya lo que haya todo está muy sucio, y acabamos haciendo un rumbo a nivel con la esperanza de llegar a alguna parte practicable. Después de un rato de pelea salimos a un sendero que identificamos como el que hemos seguido hace un rato de subida, hacia el paso equipado. Por terreno conocido volvemos al avituallamiento, imagino que con cara de recién llegados de una batalla. Más caldo cinco estrellas de Albert, y con la impresión de que esta aventura no nos da tregua si queremos cumplir con los horarios previstos, seguimos adelante bajando por el destrepe y el colector bajo la carretera. Dejamos a la derecha el PR por el que hemos venido antes y vamos enlazando una serie de pistas y senderos por los que ascendemos hasta la parte alta de la montaña, mientras Javi va identificando planetas en el firmamento. Todo transcurre bien hasta que nos encontramos un árbol caído en medio del sendero. En ese momento voy en cabeza y lo bordeo por la izquierda. Sin la pausa necesaria, no acabo recuperando el camino marcado y en lugar de eso acabo siguiendo una trocha paralela hasta que esta se pierde. Intentamos corregir, pero la loma es bastante difusa y no hay buenas referencias. Cuando intentamos volver atrás ya hemos dado demasiadas vueltas y no identificamos. Miro la brújula y el terreno empieza a volcarse hacia donde no toca... A ver, calma, paremos y pensemos, que estamos cerca de ese punto en que pierdes el control y no tienes ni idea de dónde estás. Tras un nuevo consejo de guerra decidimos aferrarnos de nuevo a la brújula y tomar un rumbo norte. El terreno sube ligeramente, hasta llegar a una parte alta a lo otro lado de la cual hay un escalón bastante marcado. Sebas sugiere una posibilidad sobre el mapa. Probablemente nos hemos decantado demasiado al oeste. Si... tengo sensación de haber pululado más hacia la izquierda que hacia la derecha. Venga, sigamos rumbo este y a ver si tropezamos con el camino... Después de 5 minutos más de pelea contra la vegetación salimos al ansiado sendero. Menos mal... Hemos vuelto a solventar una situación complicada sin llegar a la catástrofe. Sin más problemas llegamos a lo alto de la punta donde está el nuevo libro (LIBRO 1-10).
Sin ganas de más incertidumbre, optamos por un largo rodeo a través de sendero amplio y después una sucesión de pistas que nos aproxima al siguiente punto sin más dificultades. El último tramo es por un sendero cuya entrada es difícil de identificar en medio de la noche. Tras cinco minutos de subida encontramos un cruce y tomamos el camino de la derecha. El roadbook dice que 160 metros y hay que buscar una formación de piedra seca. Cuento los pasos, pero sobreestimo su longitud, con lo que la búsqueda del punto empieza demasiado pronto. Por descarte acabamos buscando algo más allá y, ayudados por un terreno más abierto, vemos la formación circular en cuya puerta encontramos el último libro de la vuelta. (Libro 1-11).
Cubiertos todos los objetivos de este parcial, volvemos al sendero anterior y seguimos en dirección norte hacia Capçanes. El balance de la situación es que vamos a acabar la vuelta en 8 horas, sólo 1 hora por debajo del límite autorizado, y eso a pesar de que creo que lo hemos hecho bien, corriendo a buen ritmo, orientando bien y gestionando bien los momentos complicados. Y en teoría la primera vuelta nos habían dicho que era más fácil... Pues telita... Si es así está claro que nuestro futuro dentro de la carrera está cantado y será simplemente cuestión de ver hasta dónde somos capaces de llegar antes de que nos atrape el reloj. No puedo evitar pensar en otros participantes que quizá estén menos acostumbrados a gestionar el mapa, sobre todo de noche. No ha sido nada fácil y creo que sólo ofreciendo una versión muy buena de nosotros mismos hemos sido capaces de llegar con este margen, que al fin y al cabo es bastante mínimo. En estas llegamos a la Font del Rosari, donde hacemos sonar la campana que da por finalizada nuestra vuelta.

VUELTA 2:
Bebemos algo en el avituallamiento de la organización, pero a mí enseguida me cogen las prisas. Preveo que entre subir al párking donde tenemos las cosas, comer, bajar... todo va a ser lento y por lo visto aquí no va a sobrar tiempo para nada. En la furgoneta Albert nos tiene preparado un avituallamiento cinco estrellas, con un caldo caliente que sienta la mar de bien, y algo de arroz con pechuga de pollo que traigo yo de mi madre. Nos encontramos con los primeros abandonos por diversos problemas durante la primera vuelta. Después de 10 minutos empieza a ser hora de ponerse en movimiento. Salimos de la furgo y llamamos a Sebas pero no contesta. No sabemos si se ha quedado abajo o incluso si ya habrá salido. Al llegar a la fuente nos dicen que no, que debe estar arriba. Lástima porque no hemos podido avisarle ni hablar con él para ver si quería seguir con nosotros. Finalmente decidimos tomar la salida porque volver a subir al párking implica mucho tiempo. Salimos de nuevo a la noche por el mismo camino del principio, con la esperanza de que con la experiencia de la primera vuelta todo resulte algo más sencillo, más teniendo en cuenta que en pocas horas llegará la luz del día, ya que son ya las 4h30 de la madrugada. Llevamos ya 8h30 de carrera, y por ahí no ha aparecido nadie. Como me temía el terreno está haciendo daño.
Esta vez salimos del pueblo en dirección norte, por una pista que más adelante se transforma en sendero. El terreno es sencillo hasta un cruce de torrentes donde debemos dejarlo para entrar por una vaguada en dirección este. Siguiendo la brújula acabamos en el fondo del barranco por terreno que se va cerrando hasta declararse en rebeldía total. A juzgar por el mapa parece intuirse que hay que elevarse por el margen norte, pero encima tenemos un cortado, así que toca volver atrás y rodear. Una fita salvadora nos indica que estamos en el buen camino. Alguien ha marcado alguna vez la ruta hacia la cueva en la que el roadbook indica que está el libro. Por terreno algo más practicable nos metemos en otra vaguada secundaria que tiene dirección norte. Debemos estar cerca, barremos a uno y otro lado... Nada... A ver, si nos fiamos del mapa parece estar hacia el fondo norte de la vaguada... Allí arriba, tiene que ser eso. Nos encaramamos por unos escalones de roca y llegamos a la cavidad, que afortunadamente no es muy grande y no tiene muchos escondites. En un agujero encontramos el primer libro de la vuelta, que se ha hecho de rogar (LIBRO 2-1).
Bajamos los escalones y subimos en dirección este por un indicio de sendero que pronto se pierde en medio del bosque. Los arbustos son bastante espesos y el avance no es fácil, pero a falta de más criterios en que apoyarnos seguimos en dirección este, tomando como referencia un espolón poco definido (a Javi, llamarle espolón a esas lomas difusas le parecía un sacrilegio...). Mantenemos el rumbo a duras penas, intentando compensar los desvíos que nos obliga a hacer la vegetación hacia uno y otro lado, e intuyendo las caídas del terreno por ambas vertientes. En algún momento deberíamos tirar a la izquierda para ir a parar a una pista que empieza a media ladera, pero no podemos hacerlo demasiado pronto por que si no no la encontraremos y perderemos la referencia. Al cabo de bastante rato y ya desesperados de luchar contra ramas, hacemos un intento que afortunadamente tiene éxito. Qué gustazo tener pista de nuevo... Sin mayores problemas (no hacían falta más) llegamos hasta una casa junto a la pista, dentro de la cual está el libro. (LIBRO 2-2)
Seguimos pista arriba hasta un cruce en que giramos rumbo norte hacia un campo que hay que rodear por terreno algo confuso. Un cartel nos aclara las cosas y nos encara hacia un sendero por el que debemos subir e ir bordeando la montaña hasta el valle contiguo. La fotocopia del mapa de Piolet ayuda a identificar las curvas y los detalles, bastante más que el otro mapa. Un descenso acaba en el fondo de la otra vaguada, donde encontramos más desvíos que los que salen en el mapa (en cualquiera de los dos). En base al rumbo optamos por uno que empieza a subir de manera decidida. Lo cierto es que la subida se me hace larga. Debemos llegar hasta el pie de un paso equipado por el que pasamos la semana pasada. El muro de la pared parece no llegar nunca y cuando llega no estamos en la canaleta que buscamos. Mierda... No se si estamos demasiado a la izquierda o a la derecha. Nuevamente a barrer...A la derecha tiene mala pinta... a ver al otro lado... ahí está, correcto (LIBRO 2-3)
Tres libros llevamos de vuelta, y todos han requerido su pelea. Este debería ser más fácil, es un camino por el que pasamos la semana pasada... ah amigo, pero de día la montaña es otra montaña... Seguimos unas marcas azules algo difusas per menos que la traza y empezamos a bordear la montaña por debajo del escalón rocoso que la culmina. Javi sigue identificando cuerpos celestes y anticipa la salida de Venus por el este (no recuerdo si era Venus, sé que durante la noche salieron Venus, Marte, Júpiter, las Perseidas y vete a saber tú qué más... Javi más que brújula necesita ver el cielo, como si fuese un navegante del siglo XV). Una tendencia ascendente nos deja en un saliente hacia el norte en el cual deberíamos dejar un camino que se desvía hacia arriba y coger un ramal que llanea hacia la izquierda... Nunca llegamos a encontrarlo... Empezamos a pulular, intentado identificar cosas de la semana pasada, pero no hay manera. Después de varios intentos decidimos hacer una diagonal descendente en dirección Este desde la parte alta, de manera que en algún momento interceptemos el camino. La estrategia da buen resultado y las cosas se vuelven más fáciles a medida que nos acercamos a un sendero más importante (GR). Una vez en él, el único problema es evitar que alguna de las millones de piedras sueltas que hay, acabe con nuestros tobillos. Con las primeras luces del día llegamos al cuarto libro, donde han dejado un avituallamiento de la organización y ha subido Albert a vernos con la bici. (LIBRO 2-4).
Madre mía, llevamos cuatro tramos y hemos tenido complicaciones en todos... estamos arreglados... Salimos del control asegurando el tiro por pista descendente, hasta llegar a un desvío a la derecha que nos mete en un sendero balizado que va bordeando la montaña. Trotamos a buen ritmo intentando recuperar el tiempo perdido, hasta que salimos a una pista, ya bastante cerca del nuevo control. A pesar de que la identificación es sencilla, nos pasamos de nuevo el desvío que toca, aunque no perdemos más de 2-3 minutos, que viendo de lo que venimos no está mal (LIBRO 2-5).
Ahora nos toca subir hacia una montaña muy característica de la zona. En teoría el camino que sube desde la caseta en la que nos encontramos nos lleva, pero sobre el mapa hace un sube-baja raro que no me gusta, así que decidimos asegurar el tiro y rodear por pista. Quizá perdemos entre 5 y 10 minutos, pero sin conocer el otro, si sale mal puede ser bastante peor. Nuestra opción conservadora no tiene problemas de orientación, pero la pendiente que hay en la subida es de aúpa. El recorrido converge en una canal que nos deja en lo alto de una gran meseta. Giramos al este y por un sendero bastante marcado y fácil llegamos a lo alto de un montículo donde está el sexto libro y 3 o 4 personas de la organización, entre ellas Dani y Ramón (LIBRO 2-6).
Con el siguiente libro nos las prometemos muy felices, sale muy cerca en el mapa. Y nosotros lo queremos aún más cerca así que hacemos un rumbo campo a través... Vemos un sendero y damos por sentado que es el que debe bajar hacia esa canal tan temible que anuncia el roadbook. Hay unas marcas azules que llevan hacia un escalón, pero ni me parece tan temible, ni debajo se ve ninguna piedra grande como la que supuestamente esconde el libro. Bordeamos a la izquierda y vemos otra canal que si que presenta una tartera de bloques. Nos dirigimos hacia allí y empezamos a explorar todas las rocas grandes que vemos mientras vamos subiendo de nuevo hacia la parte alta de la montaña. Nada, no hay manera. El mapa no presenta definición suficiente para ubicar estas canales, y en este caso tampoco lo ofrece el otro más detallado que llevamos. Buscando algo a lo que agarrarme veo que el punto que indica el libro está sobre la línea de cota 900m. Joder... esto es mucho más arriba entonces, porque la cima de la meseta hace sobre 920... Volvemos a subir hasta arriba, prácticamente hasta el libro anterior, seguimos la curva de nivel... Pero aquí no hay ni canal, ni tartera ni roca... Vamos bordeando la montaña sin rastro de dónde se pueda esconder el libro. De repente aparece un hito de piedras allí abajo y se intuye la entrada de una canal hacia la izquierda. Cierto, en el mapa detallado sale una bajada en dirección este. No me cuadra con el punto del mapa pero si que puede ser la temible bajada de la que habla en el roadbook. Allí que nos vamos, nos asomamos y la cosa sí que es bastante temible. Si no fuese por el hito, no hubiese apostado un duro por esta bajada. Javi no lo ve claro, pero le digo que al menos nos asomamos y si no se puede nos vamos para arriba y que le den por saco al libro. Pululando de un lado para otro y con mucho cuidado vamos bajando hasta un pequeño destrepe... "Aquí está!"... en un agujero en medio de la canal aparece la ansiada bolsita gris con un libro de Julio Verne dentro, "De la Tierra a la Luna". Si te descuidas todavía debe estar en mi habitación de Lleida. A todo esto, y aceptando que nuestro ataque inicial ha sido lamentable, lo cierto es que el libro está más abajo de lo indicado y no debajo de un roca de la tartera. Habrá que tener cuidado. (LIBRO 2-7).
El tramo que teníamos que solventar en 5 o 10 minutos nos ha comido una hora, nada menos. Bajamos bastante desmoralizados, y el flanqueo a la derecha posterior, campo a través, tampoco ayuda a incrementar el ritmo y relajarse un poco. En un collado encontramos avituallamiento y a Albert que ha venido de nuevo con la bici. Me como lo que me había sobrado del tupper de macarrones, al menos que recupere las fuerzas. "Si arribem a temps de la segona volta ja farem prou..."... pues sí, nos quedan 3 horas y algo, y cuatro libros por encontrar. Como tengamos problemas con alguno, adiós muy buenas. Afortunadamente la subida siguiente discurre por un sendero claro, en el que la única dificultad es el desnivel, que a estas alturas ya empieza a no ser poco. A ritmo tractor nos plantamos en lo alto de la montaña, junto a una construcción muy característica (no estoy dando nombres pero vamos, blanco y en botella si conocéis la zona...). Por esta parte estuvimos Albert y yo la semana pasada así que debería ser más sencillo... Mal hecho, por confiarme, al mirar el mapa interpreto que el libro está en la parte alta de la montaña en lugar de debajo del cortado, como era en realidad. Eso hace que perdamos 5 minutos haciendo un pequeño rodeo. Bueno, podría haber sido peor, pero a partir de ahora, a leer la descripción entera... (LIBRO 2-8).

El siguiente tramo si que no tiene misterio. El libro está situado en una de las cimas más características de la Serra de Llaberia, que además no queda muy lejos. Bordeamos por debajo de los cortados y cruzamos un pequeño collado para acercarnos a la escarpada punta. Una canal equipada con una cuerda y una cadena posterior, dan acceso a la zona más alta. También estuvimos aquí con Albert. Bueno, por fin una hoja fácil y sin problemas (LIBRO 2-9).
También pinta bien la siguiente. Debemos volver atrás, casi hasta el libro anterior, y torcer a la izquierda por terreno abierto y sin más dificultad que las piedras tuercetobillos típicas de la zona, a las que ya nos estamos acostumbrando. El nuevo objetivo nos espera en un balcón espectacular con vistas sobre los cortados de la Serra de Llaberia y el pueblo de Pratdip allí abajo (LIBRO 2-10).
Después de tres libros bastante juntos, el siguiente vuelve a implicar una tirada larga, pero sigue siendo terreno conocido y de orientación previsiblemente sencilla. Tras un breve tramo de sendero salimos a una pista que nos conduce al precioso pueblo de Llaberia, donde cogemos un sendero GR descendente. El siguiente libro está en una cueva junto a unas vías de escalada. Encontramos una cuerda colgando que menciona el roadbook y vamos a la cueva que hay junto a ella. Encontramos unas cintas de escalada pero ni rastro del libro. Empezamos un nuevo barrido... El roadbook habla de que en esta cueva se escondía Carrasclet... Ok, pero hacia dónde está? El tiempo que habíamos ganado en los anteriores se nos va escapando en este libro... Pruebo hacia la izquierda... Una rendija aparece en la base de la pared... Joder, ahí está... ¿En serio Carrasclet se metía ahí dentro? (LIBRO 2-11).
Sólo queda volver hacia Capçanes, así que seguimos por el GR, conectamos con una pista hormigonada y cogemos un sendero PR que parece acortarnos un poco el trayecto antes de volver a hacer un tramo asfaltado. No tiene dificultad pero se hace bastante cansina la media hora de trote hasta el final de la vuelta. La luz del día no nos ha traído una vuelta más rápida y sencilla. Al contrario, llegamos al control a las 13h15 tras 17h15 de carrera, es decir, con sólo 45 minutos de margen para salir. Viendo el panorama, el máximo objetivo al que aspiramos ahora mismo es hacer tres vueltas, el famoso "Fun run" (trote divertido) de la Barkley. Aún así, si la cosa sigue la misma tónica o incluso si va a peor, es muy probable que la 3a vuelta se nos alargue más de 9 horas, más teniendo en cuenta que nos meteremos ya en la próxima noche. En fin, haremos lo que podamos...

VUELTA 3:
Tras un nuevo avituallamiento TOP servido por Albert, cambio de ropa, carga de material a la mochila y volvemos para la fuente para iniciar la 3a vuelta. Salimos casi a las 18 horas sin que haya aparecido nadie por la zona. Parece que somos los únicos en carrera, en los tiempos límites previstos por lo menos. Son las 14h de la tarde mientras trotamos de vuelta hacia el monte por el asfalto, bajo un calor considerable. Tomamos una pista que nos conduce hacia un valle secundario a la derecha y Javi, que hace un rato que me dice que va cansado, empieza a hacer la goma. "Tira para delante, no me esperes"... lo hablamos un poco y al final decidimos seguir cada uno nuestro ritmo. El nuevo estado en solitario me hace cambiar el chip y vuelvo a mi dinámica típica de pensamiento en carrera. Concentrado, escuchando mi respiración, echando vistazos al mapa, algún trago de vez en cuando... Un desvío me lleva a un camino más difuso que tras 2 o 3 curvas me deja en una fuente en la que encuentro el primer libro (LIBRO 3-1).
Cojo mi página y ubico el sendero que sigue subiendo, algo más perdido, en dirección sureste. Me concentro en identificar las curvas, comprobar rumbos, Ahora voy solo y no hay nadie al quite para corregir. El camino es algo perdedor, pero siendo de día te puedes apoyar en el relieve, así que al cabo de un rato llego a lo alto de la montaña. Estoy cerca... "Gira a la izquierda y abajo encontrarás la cueva. Dentro está el libro". Hago lo que me dice y encuentro la cueva, que además presenta un rasgo característico que la hace inconfundible. Entro dentro... No lo veo... Un breve túnel conecta con otra abertura de la cueva...Tampoco lo veo... Vale, no está claramente a la vista, busquemos mejor...Nada... Ahí hay un hueco oscuro que se mete en las entrañas del monte... Hasta donde me alcanza la vista nada... Vuelve al otro lado... ¿Por fuera?...Tampoco. Compruebo el roadbook "Dentro de la cueva está el libro", no dice nada más. Joder, si estuviera escondido habría alguna otra indicación... Y si se lo ha llevado alguien? Al fin y al cabo, a 50 metros pasa un sendero que parece concurrido, no sería raro. Me pongo un límite de tiempo y sigo buscando, metiendo la mano por repisas y mirando en agujeros de más arriba por si asoma la bolsa gris... Nada. Creo que estuve entre 15 y 20 minutos barriendo la cueva, que no tenía más de 50 metros, antes de optar por irme de allí. Estoy en el sitio que toca, así que si sólo me dicen que "el libro está dentro de la cueva" pero no soy capaz de encontrarlo en todo este tiempo, lo más probable es que alguien haya pasado y se lo haya llevado. Más de una vez se han perdido balizas en las carreras de orientación. Ale, me voy... (¿LIBRO 3-2?)
Bajo al sendero GR y sigo por un tramo por el que pasamos ayer noche en la primera vuelta. Esta vez, en lugar de seguir todo el descenso hasta el fondo del vaya, en un desvío me toca coger un sendero con marcas de pintura verde que se dirige a lo alto de otra de las montañas señaladas de la zona. La subida es de las que quita el hipo, y con el sol que está cayendo ya ni te cuento. Bajo el ritmo para no lleguen unas crisis que de momento me han respetado. Afortunadamente, el camino sube tan a saco que a pesar de ir lento ganas desnivel rápido, así que la cima se acerca bastante rápido. Una vez en la parte alta, giro a la derecha y voy hacia la cima sur, donde está indicado el tercer libro de la vuelta. Allí están Conrad y Ramón con otros dos voluntarios. "La de la cueva no la he encontrado, y he estado 15 o 20 minutos"... "No?? Pero si estaba allí, a la izquierda"... "No se, aquí dice que está dentro, sin más, pero no la he visto"... De momento cojo esta hoja, que sí que está clara (LIBRO 3-3).
Bajo de la cima en dirección sur, por un sendero que presenta algunos hitos, hasta un collado donde han dejado un pequeño avituallamiento. Solo hay un par de botellas, pero visto los que vamos a pasar por aquí... Recargo bidones y sigo el descenso por un sendero PR. Lo cierto es que más allá del problema del libro de la cueva, físicamente me encuentro muy bien. Puedo correr a buen ritmo, no me duele nada, no tengo sueño a pesar de que se va acercando el atardecer, y esta vuelta, no se si es por hacerla toda de día pero me está pareciendo más rápida. Si los próximos libros se me dan bien, empiezo a visualizar un objetivo más allá de la tercera vuelta. En una dinámica bastante positiva acabo de recorrer el sendero y salgo a una pista por la que troto hasta que llega la subida. Venga, camina un poco, recuperas y aprovechas para comer, y te lees la descripción del punto concreto donde está el libro. Una casa en ruinas, junto al camino... Ahí está, llena de zarzas, como todo, pero ahí está la casa y dentro el libro, genial... (LIBRO 3-4).
Un tramo de pista ascendente en el que alterno caminar y correr me deja en un tramo más favorable por el que troto hasta un avituallamiento. Saco un paquete de puré de patata y me lo como aprovechando el agua que ayuda a pasar la comida. "Qué tal?"... "Bueno, podría ir bastante peor"... Agradeciendo la charla y la compañía me despido y salgo hacia el oeste. Me tocan dos libros y vuelvo a pasar por aquí. El primero debería ser simple, sin más que bajar por el GR y tomar como referencia una línea eléctrica. Aun así me lío un poco buscando el libro en una torre de alta tensión, en lugar del poste que hay algo más abajo. Nada grave, de momento (LIBRO 3-5).
Cojo un breve tramo de pista y algo más allá un desvío por un sendero. El camino va dando la vuelta a la montaña y se acerca a la siguiente vaguada, donde ya debe estar el sexto libro. Una breve subida me deja en una pista, a no más de 100 metros del punto marcado en el mapa. "Salir del camino hacia tu izquierda, seguir por un campo abandonado, pasarás por debajo de un pino grande y un poco más allá, el bancal de abajo hay una caseta abandonada. Sin entrar en la repisa de la ventada tienes el libro". Lo de "ventada" debe ser "ventana" en realidad... A ver, aquí está el campo abandonado, muy bien, allí al fondo un pino enorme... perfecto... y al otro lado una casa, genial. Destrepo hacia ella y miro en las ventanas... Nada. Me meto en el patio y empiezo a barrer el terreno... Nada... Busco más ventanas pero no las hay, de hecho la casa se está cayendo a trozos. A ver... bien pensado, la N y la D no están juntas en el teclado... ¿querrá decir "ventada" realmente? Y si es así, ¿qué narices es una "ventada"? ¿Será una palabra que usan en esta zona? A ver, me suena a viento, podría ser la pared en la que sopla más viento... ¿La que da al valle?... Miro por ahí, levantando piedras y tejas... Nada. Miro por todas las paredes... Nada. Llevo un rato ya, me pongo otro límite de 5 minutos y vuelvo a escudriñar la casa desde todas las perspectivas... Nada. A tomar por saco... Me voy de vacío hacia el avituallamiento de antes, donde me encuentro a Albert con un tupper de macarrones. También están Conrado y Ramón nuevamente. "Tampoco la he encontrado este"..."Tampoco?"..."Albert, no estás fino!!" me dicen mientras salen corriendo en dirección al libro. Con el orgullo herido salgo tras ellos con el tupper de macarrones en la mano (imagen un tanto surrealista). Deshacemos todo el camino y llegamos al campo, pero en lugar de señalar hacia el pino Conrad me indica a la izquierda... Joder, hay otra casa. "Pero y el pino?" le digo... me señala otro pino al principio del campo. "Osti, pero en la descripción primero va el campo, luego el pino y más allá la casa. Todo cuadra con AQUELLA casa". Enseguida me arrepiento de que mi comentario haya sonado demasiado duro... "Oye, que lo digo en plan constructivo... que suficiente hacéis con montar todo esto, pero bueno lo digo para que veáis cómo lo he interpretado yo..."

Inciso: al leer todo esto supongo que suena a crítica hacia la organización. Quiero aclarar que yo cuando escribo esto y las crónicas en general, intento reproducir lo que he sentido y pensado en ese momento, no mis reflexiones estando sentado en el sofá. Sé que no es fácil ubicar balizas (o libros) y hacer las descripciones pertinentes. Yo mismo he metido una baliza 50 metros demasiado abajo montando un entreno de rogaine y he vuelto loco al personal por ello.

Sea como sea, me vuelvo hacia el avituallamiento con mi tupper de macarrones vacío y la hoja del sexto libro (LIBRO 3-6).
Al volver al avituallamiento Albert me espera con una hoja en la mano. "En Javi ha trobat el teu full!"... En un principio no entiendo nada, ¿se me ha caído una hoja por el camino? "No, no, ha trobat el teu llibre de la cova, ha vist que havies estat per les petjades i ha agafat el teu full" (Javi fue más persistente, en lugar de 15 minutos estuvo 20, y acabó encontrando el libro trepando hasta un agujero y metiendo la mano dentro). Un bonito gesto por su parte, aunque tampoco cambia mi situación porque esa hoja sigo sin haberla cogido yo, aunque tengo la esperanza de que el hecho de haber estado allí, certificado también por el GPS que llevamos, sea suficiente. Me centro en el siguiente libro, que no está lejos. La aproximación es por GR hasta llegar a un árbol caído, de donde en teoría sale un senderillo pero en realidad está muy tapado, o mas bien hay varias trochas semi-perdidas que avanzan por diferentes terrazas. En cualquier caso hay que ir hasta el fondo del barranco y buscar una fuente. Salgo un poco demasiado abajo pero corrijo y encuentro el lugar y el libro, que en este caso cuelga muy a la vista. Desafortunadamente he ido a parar al lado malo y me separan de mi objetivo unos zarzales muy poco amistosos y que me cuestan un rato de rodear. (LIBRO 3-7)
Recupero el GR y corro a buen ritmo valle abajo hasta una pista, que también me permite avanzar rápidamente. Me acerco a las 7 de la tarde, así que me queda una hora de luz más o menos. Tengo que aprovecharla al máximo y afortunadamente parece que las fuerzas me acompañan para ello. Identifico bien un desvío a la derecha por donde se mete el GR y cruzo el barranco para pasar a un campo. Tiene que haber una casa al otro lado, donde debería encontrar el libro. Ahí está la casa... un arbusto en la puerta... Ok, perfecto (LIBRO 3-8).
No pierdo tiempo y salgo por una pista en dirección oeste mientras guardo la hoja recién recogida. Me espera una tirada de trote constante excepto un breve repecho que aprovecho para seguir con la rutina de alimentación. Creo que también estoy controlando bien este tema, ya que en ningún momento he tenido pájara, más allá de algún amago de agujero en el estómago. Una serie de pistas me llevan hasta un nuevo libro, el noveno, tras un parcial de 22 minutos que me anima mucho. Creo que me va a dar tiempo incluso de llegar al próximo con luz (LIBRO 3-9).
Tras otros 600-800 metros de pista llego a un desvío de un sendero por el que ya pasamos en la primera vuelta. Ahora con luz se hace más llevadero el repecho de 100 y pocos metros de desnivel, antes de torcer a izquierda por otro camino que flanquea y va rodeando al montaña hacia la izquierda. Acabo saliendo a una pista por la que bajo hacia la zona del libro, cada vez con menos luz. Leo al descripción, que indica que se encuentra en una caseta en lo alto de un promontorio allí enfrente, pero que se ha de dar la vuelta por detrás, por donde sube un sendero. Sigo las indicaciones y llego a la caseta prácticamente a oscuras. (LIBRO 3-10).
Bajo casi a tientas por el sendero y una vez salgo a la pista saco el frontal de la mochila. El siguiente libro está muy cerca, y también el final de la vuelta. Voy buscando un desvío a la izquierda, que me debe llevar a un cobertizo con una mesa sobre la que está el libro. Encuentro un desvío que baja, levanto la vista... ahí hay un cobertizo, y con una mesa, perfecto... Pero no está el libro... Mierda... ¿También me va a dar problemas este libro?... Todo cuadra aquí, un cobertizo, una mesa... Ojo, sí que es verdad que el desvío bajaba ligeramente hacia detrás, y no me cuadra con la orientación del desvío "bueno" que sale en el mapa... Vuelvo a la pista y sigo avanzando. Las curvas me vuelven a cuadrar y algo más allá encuentro un nuevo desvío que lleva hasta otra casa, con cobertizo, con mesa... y esta vez con libro encima (LIBRO 3-11). 
En el mapa sale un camino que baja directo hacia la meta y parece que se intuye ahí a la izquierda. Más adelante se pierde, cosa que me hace arrepentir de no haber asegurado el tiro por la pista, pero afortunadamente el terreno es limpio y se avanza bien campo a través. Hago balance... Son las 8, con lo cual he ganado 3 horas sobre el tiempo límite. Me da tiempo de emplear 30 minutos para comer y reponer material, quizá una hora para dormir, aunque no estoy seguro de tener suficiente sueño, y aún saldría con 1h30 extra de margen, con lo cual tendría 10h30 para hacer la cuarta vuelta, que parece la más temible. Visto lo pasado, el panorama me parece bastante alentador. Siempre pueden surgir problemas, ya lo he visto, pero me encuentro bien física y mentalmente y también siento que he gestionado correctamente ritmo y alimentación. Siento que estoy ofreciendo una buena versión de mí mismo, tanto físicamente como orientando, así que estoy animado y motivado. Cojo el último sendero de acceso a la meta mientras pienso en los siguientes pasos para optimizar el tiempo en el avituallamiento. Ahí se ven las luces, y la gente que hay esperando me empieza a animar al ver llegar mi frontal. Toco la campana por tercera vez...

...A ver si puedo explicar esto fielmente a lo que ocurrió, pensé y sentí en ese momento...

Me acerco a la mesa mientras cojo el plástico donde llevo las hojas... "Què Albert, les has trobat totes?"... me pregunta Marc con una cara que me parece sorprendentemente seria... "No, la segona no l'he trobat"... "Si, ja m'ho han dit"... "He estat a la cova 15 o 20 minuts però no l'he trobat"... "I el Javi t'ha donat el full"... "Si"... Se ha hecho el silencio... Me siento confuso e incierto ante lo que pueda venir a continuación... Tengo la sensación de como si hubiera hecho algo malo pero no se exactamente qué, porque si bien he aceptado la hoja que me han pasado, lo primero que he hecho es decir que no la he encontrado yo, y de hecho ya lo había dicho varias veces a lo largo de la vuelta. "Per mi és molt important l'essència, i el companyerisme, la sinceritat... "... "ja, pues per això t'ho he dit"... Las palabras de Marc siguen girando alrededor del compañerismo y la sinceridad, aunque a medida que me fui viniendo abajo y haciendo pequeño, cada vez las recuerdo menos. Me siento como un niño recibiendo la bronca delante de la clase. Algo debo haber hecho mal, pero no entiendo el qué. "Et deixaré sortir perquè has sigut sincer, podràs sortir a la 4a volta, ara ves, recuperes, descansa..."... creo que ahí hago el click definitivo... 
Yo no quiero salir porque me dejen salir. Yo me veo "legitimado" para salir porque creo que los libros no son un objetivo en sí mismos sino una manera de certificar que has orientado correctamente y encontrado el lugar (así se introdujeron en la Barkley), porque creo que ese libro en concreto estaba muy escondido para las indicaciones del texto y porque creo que era natural valorar la posibilidad de que, estando cerca de un camino frecuentado, alguien se lo hubiera llevado. Pero no quiero salir porque me hagan un favor. Si realmente en esta ocasión sí se quieren seguir las normas de manera estricta, lo acepto y listos, no pasa nada. Es más, salir con la sensación de que la gente piensa que se me está haciendo un trato de favor no me motiva en absoluto, y si algo necesitas para salir a pelear una cuarta vuelta después de 24 horas dando el 100% físico y mental, es motivación y creer en lo que estás haciendo. Y ese ya no es mi caso.
Dejo caer las hojas encima de la mesa y me marcho a la otra donde están las botellas de avituallamiento, absorto en mis pensamientos. "Albert, yo creo que deberías seguir"... es Fernando, compañero de la travesía Nonstop Aliments. Me llama la atención su tono de voz, pausado, afectuoso... Ve lo que me pasa por la cabeza... "Estás haciendo una gran carrera, yo creo que deberías seguir"... "la verdad es que ya no tengo ganas"..."venga Albert, lo estás haciendo muy bien"... Lo cierto es que valoro mucho esas palabras y siento no haberme apoyado más en ellas, pero en ese momento mi interruptor ya se ha puesto en OFF.
Sin decir nada subo las escaleras, cruzo y voy hacia la furgo donde me espera Albert, que ajeno a todo lo que ha pasado me anima. "Espera Albert, crec que no continuo"... "Qué dius ara? Si vas molt be!"... Le explico la situación, me intenta convencer, pero el problema está dentro de mí, ya no estoy motivado y el bajón es total...
A partir de aquí, poco más que contar. Nada consiguió girar las tornas, ni la comida, ni el descanso, ni las palabras de Albert y Fernando... Mientras estoy cenando viene Marc a hablar conmigo. El tono es diferente, ahora me parece que tiene ganas de que siga, pero sigo sin entender exactamente lo que me quiere decir, y en todo caso la decisión ya la he tomado hace un rato. No sé, la verdad es que seguramente fue una pena que mi carrera acabase de esa manera, pero qué le vamos a hacer... En cada momento hay que hacer lo que uno siente y tampoco puedes pedir que después de 30 y pico horas sin dormir y 24 corriendo y pensando, además estés en un estado óptimo de reflexión y pausa. Supongo que nos juntamos uno demasiado impulsivo con uno que se toma las cosas demasiado a pecho.

Sea como sea, y sin que suene a contradicción porque no lo es, quiero sacarme el sombrero ante la iniciativa que ha tenido todo el equipo de organización de The Bandit y el empuje que han demostrado para tirar adelante esta aventura a pesar de las circunstancias difíciles. En una carrera que no nos ha costado un duro, los corredores hemos recibido más que en muchas competiciones que cuestan decenas de euros. Obviamente hay cosas a mejorar, y es lógico que así sea cuando todo se tiene que hacer a base del tiempo libre de la gente, con las limitaciones que eso conlleva. Y no es fácil montar una carrera de este tipo, donde hay más variables que en una carrera de montaña habitual. Lo más importante es que se tienen ganas de mejorar y de ofrecer lo mejor para el corredor, y eso es muy de valorar. Es un grupo de gente y una organización llena de pasión, desde el propio Marc hasta el último de los colaboradores y eso, si se complementa con la voluntad de hacer las cosas bien, es sinónimo de éxito.
Por mi parte la verdad es que contento porque acabo con la sensación de haberme encontrado bien físicamente, de haber mantenido un buen nivel de orientación durante todo el tiempo y de haber hecho buenas gestiones tanto mental como de alimentación. Tengo la sensación de que este tipo de actividad se ajusta bastante bien a mis habilidades y eso me anima de cara a poder hacer un buen papel en la Barkley, si es que algún día los virus me dejan correr esa carrera. Ahora toca descansar unas semanas y volver a arrancar intentando repetir la dinámica que el año pasado me llevó a llegar al mes de marzo con la sensación de estar más fuerte que nunca. Eso y cruzar los dedos para que la situación general del mundo mejore, aunque evidentemente en ese sentido, la Barkley es lo menos importante.
Quiero acordarme de mis compañeros de viaje en esta aventura. Empezando por Sebas, con quien compartimos 8 horas de orientación nocturna en buena compenetración y buenos resultados. Por supuesto de Javi, un tío de convivencia idealmente fácil para aventuras en equipo como esta, y a quien espero estirar para que se anime en algún rogaine más. Y sobre todo de Albert. Si tenéis un amigo que esté dispuesto a dejar su fin de semana para venir a estar pendiente de vosotros en una historia así, tener todo preparado para comer y para dormir, coger la bici para venir a ayudaros donde sea, aportaros palabras de ánimo siempre que las necesitéis, y todo eso durante 48 horas durmiendo tan poco como vosotros, guardadlo bien porque de esos hay muy pocos.
Y una pequeña reflexión para acabar (ahora sí). Desde el principio se ha asociado a The Bandit con el concepto "la locura". Entendiendo la connotación y sin querer discutir con nadie ni, evidentemente, que se cambie ningún nombre, tengo que decir que no estoy de acuerdo con ese calificativo. El loco es el que no sabe lo que hace o hace cosas sin sentido. En cambio, creo que todos los que venimos a aventuras como The Bandit sabemos perfectamente lo que hacemos y por qué. Sabemos que experiencias como esta nos permiten conocernos y entendernos mejor, aprender a distinguir lo importante de lo superfluo, desarrollar nuestra fuerza de voluntad, mejorar la versión que ofrecemos de nosotros mismos y sentir la satisfacción de que has afrontado una serie de problemas y, en mayor o menor medida, los has sabido superar. Los momentos de dificultades y sufrimiento no son más que un pequeño contrapeso que ayuda a impulsar lo anterior. Por eso creo que The Bandit no es ninguna locura, sino que tiene todo el sentido del mundo.

Besos y abrazos,


lunes, 7 de septiembre de 2020

Nonstop Aliments

Después de varios meses de tiempos surrealistas que nadie hubiéramos imaginado, me he decidido a sacarle el polvo a este blog. La ocasión se lo merece...

Todo empezó allá por el mes de mayo, una de las incontables tardes de confinamiento y con una de esas charlas telefónicas que significaban una agradable discontinuidad en el tiempo de aquellos que pasamos ese periodo en solitario. Al otro lado del teléfono estaba Albert Vilardell, una de esas grandes personas y compañero de aventuras que te proporciona esta afición a la montaña. Con él y con Miquel Pera teníamos que ir este año a participar en la PTL, la hermana mayor, muchas veces olvidada, del archiconocido Ultratrail del Mont Blanc. Una prueba por equipos que significaba para mí probar algo diferente dentro del abanico de modalidades y recorridos que existen dentro del mundo del trail.

"No pinta bé..." Efectivamente, no pintaba bien el futuro de la carrera, que prometía ser una carta más dentro del castillo de naipes en pleno derrumbe que constituía el calendario de la temporada. "Però mira" me dijo..."Tinc un amic de Tarragona que m'ha proposat de participar en un projecte...". Y así me vi inmerso en el proyecto Nonstop Aliments.

La idea parte, entre otras personas, de Marc Fernández, un motivado y experimentado corredor y organizador de carreras y eventos solidarios (volveremos a hablar de él en un próximo post, pero esa será otra historia). La elegante iniciativa consistía en atravesar Cataluña siguiendo dos de los principales senderos de Gran Recorrido (los clásicos de las marcas rojas y blancas). Saliendo de la Costa Brava, en Sant Martí d'Empúries, seguiríamos el GR1 pasando por Banyoles, Besalú, Ripoll, hasta Sant Llorenç de Morunys. Allí cambiaríamos al GR7, por el que bajaríamos en dirección sur cruzando Solsona, Pinós, Jorba, en dirección a las montañas de Prades, La Riba, Mont-Ral, Vandellós, Tivissa, para acabar subiendo al Mont Caro, en els Ports de Besseit, y bajar a Roquetes, que sería el destino final del recorrido. Un total de 600 kilómetros por una terreno más ondulado de lo que parece inicialmente, con unos 25000 metros de desnivel positivo. Esa es la parte geográfica o deportiva del reto, que se enmarcaba en otra componente de carácter solidario en la que se colaboró con el Banc dels Aliments, y que consistía en una campaña de recogida de alimentos realizada en paralelo en distintas poblaciones del recorrido.

El equipo completo estuvo finalmente formado por 13 corredores (entre los que me encontraba yo) y 7 asistentes. Más adelante se incorporaron a lo largo del camino varios corredores más que hicieron una parte del recorrido. El planteamiento inicial fue dividir al equipo en tres grupos, para evitar aglomeraciones y facilitar la gestión de los avituallamientos y las paradas. Cada uno de los grupos realizaría el recorrido completo a ritmo global similar pero parando a dormir donde cada uno lo necesitase. Se trataba de un objetivo ambicioso teniendo en cuenta el tiempo, dado que salíamos de Sant Martí d'Empúries el lunes 24 de agosto a las 8 de la mañana y teníamos que llegar a Roquetes el sábado 29 por la tarde. Un servidor formaba parte del primer grupo, que compartía con otro Albert (Giné), Neus y Jordi. En un segundo grupo irían "dos Joses" (la cosa iba de Alberts, de Joses y de Elenas), Calaza y Escribano, Jacinto y Fernando y el tercero lo formarían las dos Elenas (Calvillo y Ferreres), Antonio, Jose Quirós y el propio Marc.

Llenos de ilusión partimos de Sant Martí d'Empúries el lunes 24, cruzando el bonito casco viejo al trote y sin saber muy bien qué ritmo llevar. Los primeros kilómetros son mayoritariamente planos y el calor todavía no castiga como previsiblemente hará más adelante. En mi grupo Jordi lleva el GPS, que pronto demuestra ser más que necesario dada la escasez de marcas en este primer tramo. Aprovechamos para charlar un poco y presentarnos, sobre todo yo que soy el más "outsider" y sólo conozco un poco a Neus del mundial de rogaine del año pasado. Albert, que está curtido en bastantes batallas, va marcando el ritmo y tirando de la correa para que en las subidas caminemos y guardemos fuerzas. Tras un primer avituallamiento nos encontramos con los primeros problemas de orientación. Lógicamente, para que un track de 600 kilómetros sea manejable la frecuencia de los puntos ha de ser algo más baja de lo normal y eso hace que en algún punto sea difícil de seguir. A la segunda pérdida decido coger el móvil y cambiar de táctica. Abro la web de senderos GR de Cataluña (https://senders.feec.cat/) y conecto el mapa donde puedes ver el recorrido del GR sobre la cartografía, prácticamente con todo el detalle que quieras. El punto complicado es que no aparece tu posición con lo cual tienes que ir orientando constantemente pero bueno, se supone que eso lo debería saber hacer... Con algo más de seguridad vamos cruzando el Empordà, entre campos y bosquecillos, por tramos de pista y algo de asfalto. Así llegamos a Banyoles (km47), más o menos a la hora de comer. Tras repostar gasolina y a la vista del buen ritmo que hemos llevado optamos por tumbarnos 20 minutos extra. Creo que podemos echar en falta este tiempo más adelante pero al fin y al cabo hay que adaptarse al ritmo conjunto del grupo y todos tenemos que sentirnos a gusto con el ritmo.

Después de comer hacemos un tramo andando a buen ritmo pero sin trotar, para hacer la digestión. Por el camino nos encontramos a Albert Roca, un crack de los raids (campeón del mundo nada menos) y a quien también conozco del mundo de los rogaines. Justo antes de llegar a Besalú aparece el primer problema serio de la ruta. Neus ha empezado a notar molestias en la rodilla que le impiden correr en plano o bajada. Aunque falte un montón si pensamos en la totalidad del recorrido, llevamos ya 65 kilómetros mayoritariamente al trote, así que es normal que pueda salir algún problema físico. En Besalú nos deja provisionalmente Mònica, que finalmente ha venido a acompañarme y acompañarnos y se ausentará un par de días para cumplir con el trabajo. Afrontamos el siguiente tramo hasta Oix caminando, aunque lo hacemos prácticamente a 7 por hora. El atardecer nos coge por unos bonitos caminos de la Garrotxa por los que llegamos con las últimas luces al pueblecito de Oix (km85). Ahí paramos a cenar. Desafortunadamente la última bajada no ha sido positiva y las malas sensaciones de Neus se confirman y va a tener que subir a la furgoneta algún tramo esperando que, quizá con la ayuda del fisio mañana, las molestias mejoren. Cenamos y decidimos descansar un par de horas más. Yo no tengo sueño así que me tumbo pero estoy simplemente relajado sin dormir.

A medianoche nuestro reducido grupo de tres sale a por el siguiente tramo, de otros 20 kilómetros hasta Sant Pau de Segúries. Por la noche la cosa se vuelve más exigente, sobre todo a nivel de orientación, y además el tramo presenta más desnivel que los anteriores, con lo cual nos lleva prácticamente 4 horas el llegar hasta el siguiente control. Comemos en un parque y afrontamos el siguiente tramo, más corto, hasta Sant Joan de les Abadesses. Aquí son ya casi las 6 de la mañana y se plantea un nuevo alto para dormir dos horas más. Esta vez si consigo dormir algo, aunque al paso del segundo grupo (que sigue adelante) me despierto y ya no vuelvo a pegar ojo. El siguiente tramo hasta Ripoll nos trae otra mala noticia, y es que a Jordi le aparecen también unos dolores en la rodilla que son especialmente molestas en los tramos de asfalto. Este es el caso de la entrada de Ripoll. Paramos un buen rato aquí y finalmente salimos los tres juntos para cubrir un nuevo tramo que se prevé duro, por los 21 kilómetros y por el calor del mediodía. La situación no mejora y Jordi no puede trotar en bajada. Nos comenta que vayamos tirando y finalmente Albert y yo tiramos para delante con vistas a reevaluar la situación en el avituallamiento siguiente. Afortunadamente por el camino encontramos un par de casas donde poder rellenar los bidones. También por suerte, el último tramo tiene algo más de sombras, entre el bosque, aunque el precio es cruzar senderos llenos de telarañas de las que cuelgan unos gusanos que se te meten por todos lados. Por fin llegamos a Alpens, donde encontramos al segundo grupo (nos habían pasado en Sant Joan de les Abadesses) en medio de una pequeña crisis.

Han hecho números y no vamos a tiempo de llegar a Roquetes el sábado. A mí me lo parecía, aunque lo cierto es que no había hecho números precisos. Era más una impresión fruto de la experiencia de carreras similares, en las que el ritmo en la segunda mitad se reduce mucho a consecuencia del sueño. Comentamos la situación con Dani, un auténtico crack que forma parte de nuestro grupo de apoyo y uno de los pilares de la organización del evento. Albert y yo vamos bastante bien, así que decidimos seguir con el plan previsto mientras el segundo grupo espera a que llegue el tercero y se estudia alguna posible alternativa. Empieza a coger forma la posibilidad de seguir adelante en formato relevos, opción que personalmente me parece muy buena idea. De momento se decide que Albert y yo sigamos adelante mientras estemos en tiempo, así que tras un breve pero bien aprovechado avituallamiento, salimos adelante. Se nos une Isabel, la otra componente de nuestro equipo de apoyo, que inicialmente venía a asistir a Neus y Jordi.

Salimos de Alpens escopeteados, demasiado, porque no me da tiempo de mirar el mapa y tenemos un par de patinazos. Ya más calmados cogemos un tramo de pista corredor bastante rápido y después un tramo algo más exigente hasta Lluçà. Nuevo avituallamiento donde nos encontramos con Dani, Neus y Jordi, que en vistas de cómo seguía la rodilla se ha subido a la furgoneta a la espera de cómo evolucione la ruta. El siguiente tramo nos lleva hasta la ermita de la Mare de Déu de Sagàs, mientras el calor va aflojando y el avance se hace más llevadero. Aquí cogemos los frontales y salimos en dirección a Gironella. A medio camino se acaba la luz del día, en un mal momento porque atravesamos un tramo en que el camino está poco definido. En un momento dado atravesamos una zona de afloramientos rocosos donde las marcas indican la dirección a seguir, pero no acertamos a encontrar la siguiente señal. Perdemos 5 minutos buscando el camino, hasta que hallamos la salida y nos dirigimos hacia unas casas. Decidimos asegurar el tiro y hasta llegar a Gironella evitar los senderos y coger pistas que sean claras, aunque vayan en paralelo al GR. Poco antes de llegar Albert me hace una propuesta. "He pensado que no tiene mucho sentido que unos hagamos una cosa y otros otra. Si te parece vamos todos en formato relevos". Me parece buena idea. Se trata de una iniciativa en equipo y mejor compartir todos lo mismo. No sé si estamos en condiciones de recuperar el tiempo y llegar a Roquetes en el formato original, pero en cualquier caso creo que vamos a disfrutar más de la experiencia de esta manera. Decidimos descansar en Gironella y volver a salir cuando llegue el tercer equipo, iniciando así la tanda de relevos. Visto a posteriori, creo que fue una buena decisión, que hizo que todo el grupo estuviera más cohesionado, pudiéramos interaccionar más entre todos y la experiencia fuese mucho más gratificante.

Con un punto más de relajación y tras dos horas de sueño, esta vez sí profundo y necesario, salimos a cubrir el siguiente tramo. Nos acompaña Marc, que ha decidido hacer este trozo con nosotros. Con la cabeza más despejada voy orientando mejor por un primer trecho algo confuso, hasta coger una serie de pistas que ya lo hacen todo más claro. Pasamos por zonas que recorrimos en el último rogaine pre-COVID, el de Avià en el mes de enero. Únicamente nos confundimos algo a la llegada a l'Espunyola, siguiente punto de control. Pasamos la baliza al segundo grupo y volvemos a descansar un rato.

Se hace raro coger el coche hasta Sant Llorenç de Morunys, punto donde nos toca volver a arrancar. Por el camino nos damos el lujo de un pequeño baño en el Embalse de Sant Ponç, y un buen desayuno de cuchillo y tenedor en un bar de Sant Llorenç. Sobre las 14h llega el grupo de Marc y salimos calle arriba cruzando el pueblo. Nos acompaña Antonio, de Bellvís, que nos va a acompañar un trecho. A pesar del calor, las fuerzas renovadas por el descanso se notan y subimos al trote por un bonito sendero que nos deja en la carretera que baja del Coll de Jou hasta Solsona. Ahí nos esperan Dani, Jordi y Neus, para reponer líquido. Por terreno corredor recorremos un sendero paralelo a la carretera hasta Hostal del Cap del Pla. De ahí nos vamos en coche hasta Solsona, donde entramos los tres grupos juntos y hacemos una foto de grupo junto a una delegación del Banc dels Aliments.

La noche siguiente nos depara un par de tramos, el primero bastante plácido y corredor, entre el Santuari del Miracle y el de Pinòs, y otro entre el Refugi del Mas del Tronc y Jorba. Entre medio, un par de horas de sueño en una caseta para niños junto al refugio, que sientan la mar de bien. En el trozo hasta Jorba nos acompaña Albert Vilardell, que no participó de inicio debido a una lesión. Nos acompaña un tramo con la bici y más adelante y en vistas de que el ritmo en general es llevadero, se incorporará al reto formando parte del segundo grupo. En Jorba, y a la vista de que hemos recuperado el tiempo perdido, nos espera una primera parada conjunta de todos los equipos, con un buen desayuno, duchas y hasta masajistas. Para comer nos traen una olla de macarrones de donde podrían comer 100 personas. Debemos hacer cara de hambrientos... La ducha es un auténtico placer...

El siguiente tramo que nos toca es entre Cabra del Camp y la Riba. Aquí se vuelven a unir Jordi y Neus, que parecen estar mejor de las molestias en la rodilla y Mònica también ha vuelto para incorporarse al equipo de asistencia. Después de un día de calor, nuestras tres horas de ruta ya caen en un horario más favorable. Hacemos el tramo mayoritariamente caminando, a buen ritmo, entre charlas y buen ambiente. Con Neus empezamos a repasar la geografía mundial y nuestras respectivas listas de potenciales destinos viajeros. El positivismo de los viajes mentales se acaba cuando a Neus le aparecen nuevas molestias, esta vez en el psoas. La cosa va en aumento y parece que le va a tocar volver a descansar. La verdad es que tuvo que ser muy frustrante. A medio camino pasamos por Lilla, donde nos espera un cálido recibimiento y la familia de Jordi. Momentos emotivos. Quizá pecando de optimismo, renunciamos a coger el frontal, cosa que hace que acabemos el tramo pidiendo la hora. Para más inri, yo me he olvidado de coger las gafas normales y voy con las de sol, así que todavía veo menos. Qué desastre... Por poco nos salvamos y llegamos a la carretera de acceso a La Riba. El control está arriba del todo del pueblo, y se llega por toda una ristra de escaleras. A medida que subimos Albert y yo nos vamos calentando y acabamos esprintando como si nos fuera la vida en ello. Vaya par de picados...

Cenamos un gazpacho y unos garbanzos con bacalao espectaculares, y nos desplazamos hasta Arbolí, donde podemos disfrutar de otro par de horillas de sueño. Sobre las cuatro de la mañana aparece el tercer grupo y nos toca ponernos en marcha, esta vez el Coll de la Teixeta, siguiendo primero un tramo de sendero que se intuye bonito si no fuera porque es de noche, y después una larga pista bajo el sonido de las aspas del parque eólico. Llegamos al control entre las brumas y las primeras luces de la mañana. Toca desplazamiento hasta la Ermita de Santa Marina, para hacer otro tramo conjunto de los tres grupos hasta Vandellós. Después de la parada de rigor nos toca hacer el siguiente tramo hasta Tivissa. Todo discurre con calor pero bien, hasta que poco antes de entrar en el pueblo Isa tiene un tropezón y se da de morros contra el suelo. Tiene una herida en el labio bastante fea, que seguro que va a necesitar puntos. Apañamos unos primeros auxilios como podemos y afortunadamente al cabo de pocos metros nos está esperando Conrad, del equipo de apoyo. Después del percance entramos algo alicaídos en Tivissa, donde nos espera el segundo grupo.

Mientras Jordi y Neus acompañan a Isa a urgencias, el resto del grupo nos vamos para Benifallet, donde haremos la última parada para descansar. Albert nos consigue pase para la piscina, donde podemos disfrutar de otra ducha reponedora. A partir de aquí la idea es que nosotros hagamos el tramo hasta Paüls y ahí ya nos unamos todos para hacer los últimos 45 kilómetros, que consisten en subir al Caro y bajar a Roquetes. Una tormenta bastante hardcore retrasa el avance del grupo anterior, así que nuestra salida acaba siendo ya sobre las 21h de la noche del viernes al sábado. Finalmente se une Isa, que tras su paso por urgencias sigue con el plan previsto y hará todo el tramo que queda. El primer tramo resulta ser bastante emboscada. Seguimos el recorrido oficial del GR que sale en la web, pero en la práctica hace tiempo que dejó de serlo (ahora recorta por al lado del río). El bucle nos lleva por una serie de pistas que se van degradando hasta degenerar en un camino entre juncos donde avanzamos en plan rogaine. Finalmente salimos a unos campos donde podemos ubicarnos e ir a buscar la comodidad de la Via Verda. El resto del camino discurre por una serie de pistas, una de las cuales atraviesa una granja de gallinas en la que nos salta una especie de alarma nuclear. Pobres gallinas... Tras una subida caminadora ponemos rumbo a Paüls por una pista asfaltada por la que avanzamos a muy buen ritmo, quizá demasiado para mis rodillas. Como hemos llegado al pueblo antes de los previsto, nos da tiempo de comer y descansar antes de salir a las 2 de la mañana, hora convenida con el resto de grupos.

La dinámica cambia en este último tramo y lo hacemos a un ritmo bastante más pausado. Hay tiempo de sobras para legar al refugio del Caro, donde desayunaremos por la mañana, subir al pico y bajar a Roquetes mañana por la tarde. La subida es larga pero cómoda, bastante más que el tramo sube-baja de después, donde el viento nos azota de mala manera. Después de estos días de calor, ha llegado una prometida bajada de temperaturas que avivada por el aire nos deja bastante pajaritos. En el lado positivo, nos quita el sueño durante un rato. A la que el camino nos deja a resguardo, el último tramo se convierte en un desfile de zombies en el que nadie habla y pequeños tropezones aquí y allá demuestran que cada uno está luchando contra su sueño. Hay que buscar recursos, y sobre las 6 de la mañana nos enzarzamos en una discusión de crudiveganismo con Albert Vilardell. Después de llegar a un compromiso y tragarnos un par de kilómetros de pista, afrontamos el último kilómetro de subida hasta el refugio. Podemos disfrutar de un par de horas de descanso hasta el desayuno de las 9 de la mañana.

Durante el desayuno arrasamos con todas las existencias que se nos ponen por delante y sobre las 12h nos disponemos a salir rumbo al Caro. Aquí se unen también muchos de los miembros del equipo de asistencia, incluida Neus que vuelve a darle una oportunidad a su psoas, con lo cual podemos seguir arreglando el mundo un rato durante la bajada. El descenso es realmente espectacular, casi tanto como el jamón con el que nos esperan los miembros del equipo Trail Roquetes. Un escándalo. El resto del camino se hace algo pesado bajo el sol de la tarde, pero finalmente llegamos al pueblo, donde disfrutamos de un gran recibimiento, con charanga y baile incluidos. La fiesta acaba con un nuevo banquete del que recuerdo con especial cariño la tortilla de patatas, y una serie de parlamentos en los que, tras momentos iniciales de duda, la gente se fue soltando y cuyo momento álgido fue sin duda una espectacular poesía de Mossen Cinto Verdaguer recitada por Albert Vilardell... IM-PRE-SIO-NAN-TE.

Este es el relato resumido de una semana muy intensa, en la que el reto deportivo quedó en segundo plano en comparación con el objetivo conseguido y la experiencia personal compartida con nuevos compañeros y compañeras de aventuras. 11000 kg de alimentos recogidos en las diferentes campañas. Quiero acabar felicitando a tod@s l@s que han empujado este proyecto para que saliera adelante, y espero que en próximas ocasiones las circunstancias hagan que mi colaboración pueda ser mayor. Dar las gracias a tod@s l@s compañer@s por hacer tan agradable esta semana, en especial a Neus, Jordi, Albert, Isa y Dani, que son con quienes he compartido más momentos. Y por supuesto agradecer a Mònica la compañía y la ayuda estos días, en un plan algo improvisado pero que ha acabado siendo una bonita experiencia.

Besos y abrazos









jueves, 27 de febrero de 2020

Barkley: un objetivo especial

El 10 de junio de 1977, James Earl Ray, culpable del asesinato de Martin Luther King, se escapó de la cárcel de Brushy Mountain State, en el estado de Tennessee (EEUU). Después de una exhaustiva búsqueda por las montañas de los alrededores, la policía encontró a James 54 horas más tarde. Había recorrido sólo 8 millas a través del bosque... Gary Cantrell, un jovenzuelo de Memphis, estaba tomándose unas cervezas con unos amigos viendo las noticias por televisión... "En ese tiempo podría haber hecho 100 millas". Este fue el origen de la Barkley 100.

En 1986 Gary, que a lo largo de los años adoptó el pseudónimo de Lazarus Lake, organizó la primera edición de la Barkleys. La carrera consistía en dar tres vueltas a un recorrido sin marcar por el interior del Parque Natural de Frozen Head, donde se encuentra la cárcel de Brushy Mountain State. Cada vuelta tenía una longitud de unas 20 millas, un desnivel acumulado inusualmente elevado, unos 3000 metros positivos por vuelta, y unos tiempos de corte exigentes para las características de la carrera. Las dos primeras ediciones no dieron lugar a ningún "finisher" de entre los 30-40 corredores que se enfrentaron a la aventura. En 1988, Ed Furtaw se convirtió en el primer vencedor de la carrera al ser capaz de acabar las tres vueltas. La reacción a esta cierta "derrota" de la prueba fue dar una vuelta de tuerca y proponer el reto de realizar un total de cinco vueltas, llegando a la mítica cifra de las 100 millas. A lo largo de los años, el espíritu excéntrico y original de los organizadores fue moldeando la carrera hasta convertirse en lo que es hoy. Estas son sus surrealistas características:

- 5 vueltas a un recorrido que en teoría tiene 20 millas pero que con los cambios que ha ido teniendo se estima que tiene unas 26 millas (42 km aprox., total 210 km).
- El desnivel total también es un misterio, aunque las estimaciones más verosímiles le asignan entre 20000 y 22000 metros de desnivel positivo para el total de las 5 vueltas.
- El tiempo límite para realizar todo el recorrido son 60 horas, y tienes una limitación también para cada vuelta (12h para empezar la 2ª vuelta, 24h para empezar la 3ª, 36h para la 4ª y 48h para empezar la 5ª)
- El recorrido no está marcado. Tienes que ir con el mapa y con la brújula e ir siguiendo las indicaciones de una descripción un tanto "alternativa" que te da el organizador.
- No hay avituallamientos más allá de la asistencia que puedas tener en el campamento al finalizar cada vuelta. Simplemente se instalan dos puntos de agua a lo largo del recorrido.
- Para verificar que los corredores realizan el recorrido correcto, deben encontrar una serie de libros que la organización ha dejado por el camino, y arrancar la página correspondiente al número de dorsal. Al acabar la vuelta Lazarus certifica que has recogido todas las páginas y te da un nuevo número de dorsal, para que arranques la página correspondiente en la vuelta siguiente.
- La hora de la salida no se sabe. Sabes que va a ser entre medianoche y mediodía de un día concreto, pero no la hora exacta. Una hora antes de la hora elegida, Lazarus hace sonar una caracola de mar (tal cual...) en el campamento y los corredores saben que han de prepararse para salir.
- Las vueltas se hacen en sentido alternativo, horario y antihorario, excepto la última. En la rara ocasión en que más de un corredor llega a la 5ª vuelta, el primero en llegar escoge sentido, el siguiente tiene que seguir el opuesto, el siguiente el mismo que el primero, etc.
- No hay arco de salida, ni pistoletazo ni nada que se le parezca. Se sale de una (ya mítica) valla amarilla que cierra el paso de vehículos a una pista forestal y la carrera empieza cuando Laz se enciende un cigarrillo.
- El proceso de inscripción es secreto. No hay web, no hay información, no hay nada. Debes investigar, preguntar, suplicar, indagar... hasta descubrir la manera de solicitar la admisión en la carrera. Una vez descubres la manera, tienes que enviar una carta-redacción con el título "Why I should be allowed to run Barkleys" ("Por qué debería ser admitido para correr la Barkleys"). De entre las 1000 y pico personas que consiguen enviar la carta cada año, sólo 40 son elegidos para participar.
- Si eres elegido, recibes una carta de condolencias con el pésame.
- El precio de la inscripción es... 1,60$. Eso sí, tienes que llevar una matrícula de coche de tu país. Bueno, eso si eres novato, o "virgin" como dicen ellos. Si eres "veteran" tienes que llevar, una camisa, o unos calcetines, o lo que se antoje a Laz cada año.
- Uno de los puntos singulares del recorrido es el paso por un túnel que atraviesa por debajo la carcel de Brushy Mountain State. Por lo demás, aproximadamente un tercio de la ruta es por camino bueno, un tercio por camino malo y un tercio campo a través.
- Si consigues acabar tres vueltas en 40 horas no eres finisher, pero se considera que has completado el llamado "Fun Run" (trote divertido).
- El tiempo en Frozen Head se caracteriza por ser especialmente malo y cambiante. Puedes tener calor y estar bajo cero en el mismo día, caer lluvia o nieve y un sol agobiante al cabo de un rato.

Con este panorama, la tasa de éxito en la carrera es excepcionalmente baja. En las 33 ediciones de la carrera, únicamente 15 corredores han conseguido terminarla. Los corredores más destacados son Jared Campbell, que la ha terminado 3 veces (2012, 2014 y 2016) y Brett Maune, que la ha acabado en dos ocasiones y una de ellas con el actual récord de la prueba (52h03', 2012). El problema añadido es que cada vez que ha acabado algún corredor, la carrera da una vuelta de tuerca y se añade dificultad para el año siguiente. El ultimo corredor en acabar fue John Kelly, que en 2017 completó el recorrido en unas 59h30. Ese año se dio uno de los episodios más dramáticos de la historia de la carrera, cuando Gary Robbins llegó a la meta en 60h... y 6 segundos. No fue finisher... El vídeo de su llegada es desolador:
https://www.youtube.com/watch?v=c9gtMCF5hJs

Si queréis una versión más extendida de la historia de Gary Robbins en la Barkleys, aquí va un buen documental, "Where Dreams go to Die:
https://www.youtube.com/watch?v=NDZdsqbcGTU

Más atrás en el tiempo, la carrera se hizo famosa a raíz de un documental sobre la edición de 2012. Esta película ha estado hasta hace poco en Netflix ("Barkley Marathons, the race that eats its Young"), pero recientemente la quitaron, no se si porque este año se hace algo similar por parte de HBO (desconozco los entresijos de estas batallas comerciales). En cualquier caso, en Youtube sigue estando el documental: 
https://www.youtube.com/watch?v=KotfoHDFO4E
(además subtitulada en turco, qué más queréis...)

Youtubeando podéis encontrar un porrón de vídeos, entrevistas, comentarios, youtubers que hablan de cualquier cosa... Yo me los he tragado casi todos, algunos de ellos varias veces. Creo que de todos los momentos visionados, me quedo con un comentario de Laz en uno de los momentos del documental de Netflix:
"If you want to face a real challenge, it has to be a real challenge, and you can't accomplish anything without the possibility of failure"
(básicamente, no hay reto real sin la posibilidad del fracaso)

Creo que esta frase resume el atractivo que despertó en mí esta carrera cuando empecé a oír hablar de ella hace unos años. La idea de empezar una carrera, no buscando un tiempo o una posición, sino enfrentándome a la incertidumbre de si voy a ser capaz de acabarla. Un poco como cuando hace ya casi 10 años me planté en la salida del Ultratrail de Andorra (la versión "Mític").
Persiguiendo esta idea he estado años indagando, preguntando a gente, lanzando mensajes por Facebook que eran ignorados por sistema... Hasta que el pasado mes de septiembre, después de la Swiss Peaks, Étienne, el chico francés con el que compartí tantos kilómetros me dijo... "Espera... tengo un amigo que igual sabe algo...". Y ahí apareció un hilo del que tirar, que junto con otros contactos que me permitieron contrastar la información, me desvelaron el secreto y pude enviar mi carta de motivación.
Ahí venía el segundo paso, quizá aún más difícil que el primero. 40 invitados entre … 1000?...1500?... Y además contando que muchos de los que ya han ido quieren repetir y lo tienen más fácil... Tenía que dar con la tecla, escribir algo diferente, llamar la atención... En una oda al frikismo como es esta carrera, tenía que mostrar mi lado freak... En una combinación de larga distancia y orientación, tenía que fliparme y mostrar virtudes en ese sentido que le hicieran pensar a Laz "mira este imbécil flipado, vamos a dejarle correr para que se la pegue". Y la frase del documental que era especial para mí... tenía que colarla de alguna manera. Una mañana, sentado en el tren regional, le di forma a las ideas:

"Dear Lazarus,
I'm Albert, from Spain, Physicist, civil engineer and a lover of mathematics, mountain running, salsa dancing and Mesopotamic history. There are three main reasons why I should be allowed to run Barkley.
First, I have very special combined abilities concerning long distance mountain running and orienteering. I was first in Ronda dels Cims (170km, 13500 mD+) in Andorre (well known by Jared Campbell) in 2018 and I recently finished third in Swiss Peaks (369km, 26000 mD+). On the orienteering side, I was first in Europe Rogaining Championships in 2017. With all that, I think I'm a very good candidate for being the first Spanish to succeed in Barkleys.
Also, I'm quite tired of facing races wjere I'm sure I will ne able to finish unless major accident. I desperately need to face a real challenge, and as you say, there's no challenge without the possibility of failure. I'm really determined and I'm sure that won't be my case but just having a slight feeling of uncertainty provides some wonderful adrenaline to the Project.
Last, mathematics definitely says it. BARKLEYS has three letters, "K", "Y" and "S" which are not included in my name, ALBERT. These letters are, respectively the 11th, 25th and 19th letters of the alphabet. If you add and multiply alternatively the digits of these numbers, you get 2, 10 and 10 as a result. It's evident now that if you add 10 plus 10 de result is "Two twenty" so two times twenty. Here is the first "twenty". Where is the other one? In letter "T", which is the 20th letter of the alphabet and the only letter in my name which is not included in BARKLEYS. Therefore, I'm definitely supposed to run Barkleys in 2020.

Cheers,

Albert" 

Cual fue mi sorpresa cuando unos días más tarde recibí la ansiada carta de condolencias.

Desde entonces todo mi preparación ha girado alrededor de esta carrera. No sólo desde el punto de vista físico, sino también intentando averiguar el máximo de detalles sobre la carrera, viendo vídeos, intuyendo los mapas que salen en ellos, analizando el tipo de vegetación, escuchando a los que acaban, a los que no acaban, preguntando a gente que ha estado...
Entrenos en modo hámster en la máquina de escaleras del gimnasio mientras me trago por enésima ves cualquiera de los vídeos que os he puesto arriba, sesiones de spinning formando charcos bajo la bici, series en montaña, series en llano, series en las escaleras... Creo que nunca había estado tan motivado para una carrera, nunca había entrenado tanto y a conciencia, y lo cierto es que me encuentro en forma, quizá con mejores sensaciones que nunca. Aún así, sé que hay muchas probabilidades de que no sea capaz de acabar, pero lo cierto es que el camino ya está valiendo la pena. A finales de marzo nos vamos para allá, una semana. Me acompaña Dani, un amigo que se ofreció a acompañarme y ayudarme con la asistencia. Consiga lo que consiga, habrá sido imposible sin su ayuda. El objetivo es el de siempre: acabar con la sensación de que he gestionado bien mis recursos. No espero un resultado concreto, vale más ser dueño de tu silencio que esclavo de tus palabras. Tengo ganas de estar en esa línea de salida, que Laz encienda el cigarrillo y lanzarme a la aventura. Como diría Aurelio, "Felices y con ilusión".

Besos y abrazos