lunes, 11 de abril de 2016

Trail de Nogueruelas

Nogueruelas es un pueblecito de la provincia de Teruel, de la parte este, no muy lejos del límite con Castellón. Se encuentra en la Sierra de Gúdar, zona de monte de bosques de pinos, con alturas entre los 1200 y 1800 metros en la zona de la carrera, y que llegan justillo a los 2000m un poco más allá. Os preguntaréis que narices se me había perdido allí para ir a hacer una carrera a un pueblo perdido de la España profunda, con la de carreras que hay al lado de casa... Pues resulta que es el pueblo de mis abuelos y que todavía no había estado nunca, así que cuando me enteré de casualidad de la existencia de esta carrera tuve claro que era la oportunidad ideal para irlo a conocer. Mis padres también hacía tiempo que no iban, así que ahí nos fuimos los tres...
La carrera en sí propone dos distancias: una prueba de 70km, con 3600m D+, y otra de 30km con 1650m D+. Siguiendo con la filosofía de esta temporada, dejo las distancias más largas para el verano y sigo intentando coger chispa con las carreras más cortas, así que opté por la segunda. El recorrido describe una especie de "ocho", con un pequeño tramo común que se repite en el km11 y en el 23, más o menos. No hay subidas continuadas muy largas pero sobre el mapa se observan repechos que tienen pinta de ser bastante duros. Veremos... Pensaba que no conocería a nadie pero es lo que tiene llevar ya un tiempo en estas movidas. Recogiendo el dorsal me encuentro a Mario, un amigo peruano con el que hemos coincidido ya un buen número de veces. Un auténtico clásico de las carreras de ultradistancia. La única persona que conozco capaz de plantearse 3 carreras de más de 300km en menos de un mes. Carne de psiquiatra... ;-)
Como me dijo él "un tractor siempre hace la larga", así que el optó evidentemente por levantarse a las 6 para hacer la grande. Yo, en cambio, me presento al horario más moderado de las 9 de la mañana en la plaza mayor del pueblo, con un altavoz que me inserta buena onda en el cuerpo disparando a todo trapo música de los Mojinos... Qué clásicos...
Y salimos! Una pequeña vuelta por las calles del pueblo,y yo a verlas venir porque no conozco a nadie. La primera buena noticia es que ningún corredor ha salido a mil por hora, así que me pongo entre los cuatro o cinco primeros y a observar al personal. Mientras salimos del pueblo nos quedamos delante otros tres corredores y yo. Un chico con un impermeable azul y sin ningún portabidón, ni mochila ni nada. Otro de naranja con una botella de plástico en la mano. Y un chico alto de zancada amplia con una camiseta que pone GAMTE (después me enteré de que es un equipo de Teruel) y la mochila Skin5 de Salomon. Así a ciegas apuesto por este último. Entre especulaciones nos plantamos en la primera subida y veo que el ritmo sigue siendo cómodo. Casi sin querer me coloco primero al llegar al sendero y sigo trotando. Veo que los otros tres se ponen a caminar... Pues nada, yo también, que ya he ido viendo este año que el principio de todas las carreras me cuesta. Si ellos no fuerzan yo tampoco. Llego a lo alto del repecho bastante optimista, pensando que si me siento cómodo de salida y se repite la tónica de ir a más como en mis carreras previas, tengo opciones de luchar por la victoria...
Pensamientos precipitados, ya que no llevamos más que dos kilómetros. Efectivamente, llegamos al llano y el chico del GAMTE alarga la zancada y cambia de ritmo. Y detrás el de naranja, y detrás el de azul... Madre mía, dónde va esta gente... Yo acelero un poco pero detecto rápidamente que si les sigo me salgo de mi ritmo, así que como siempre, a la mía. Me acabo quedando a unos 50-60 metros, hasta que llegamos a una primera bajadita técnica, donde se mantienen las distancias y otra subida donde se recorta algo la distancia. Tomo nota...
En lo alto está el primer avitullamiento (km5). Veo que el chico de azul se pone a caminar antes de llegar y se para a beber. Mala señal... Le alcanzo y salimos juntos por otro sendero pedregoso en descenso. Baja bien y en el llano va fácil, pero en la subida claramente baja el ritmo. Tengo la sensación de que ha salido un punto por encima. Bueno, yo a lo mío... Los dos de cabeza van a unos 100 metros, distancia que se mantiene en los kilómetros posteriores por terreno rompepiernas, con algunos repechos que van desgastando, hasta que llegamos a un sendero a la derecha que sube a saco, recto para arriba. Manos a las rodillas y cambio de tercio. Entre que no hay camino y que es la primera subida dura, me noto torpe y con las piernas agarrotadas. Estamos en kilómetro 10, pero la alegría parece que hoy viene con algo de retraso. No obstante parece que al compañero la subida le está sentando peor que a mí y me voy quedando tercero. Por delante todavía veo a los dos primeros entre el bosque. Me deben llevar un minutillo.
Salimos a lo alto de la loma (por aquí volveremos a pasar después) y los voluntarios me indican hacia la izquierda. Las marcas suben un poco más y giran prácticamente 180 grados para bajar por un tramo técnico, cruzar un bosquecillo y seguir por una ladera abierta con matorrales y piedras para aburrir que hacen peligrar los tobillos. Con la bajada la distancia con los de delante se ha ampliado y no les veo. Me pongo a pensar y la dirección que llevo me da mala espina. Estoy yendo en dirección a la meta... No me habré equivocado y estoy bajando por el camino del final? Me paro y le grito al chico de azul. "Sabes si es por aquí?"... Creo que no lo ve claro tampoco. "El avituallamiento está detrás de esta montaña", me dice señalando en dirección completamente opuesta a la que vamos. No sé, yo no he visto ningún desvío y todo está muy bien marcado... Sigo otro poco. "Yo me vuelvo para arriba!", me grita. Veo un cartel a unos 100 metros más abajo. "No, espera que allí hay algo!" Voy hasta allá y hay una flecha salvadora a la izquierda. Le indico que vamos bien y sigo por un sendero que llanea y va bordeando la montaña, siguiendo el sentido lógico. Me encuentro a mi madre en medio del bosque, señal de que el avituallamiento está cerca. Gel para dentro, guantes fuera, trago al bidón y paso volando por el avituallamiento. "Dos minutos", me indica mi padre. Bueno, con las dudas hemos perdido algo más pero todavía queda bastante.
Una bajadita me lleva a un sendero que sube y baja flanqueando más o menos un kilómetro hasta un desvío a la derecha donde empieza el repecho que lleva al pico de la Nevera, el punto más alto de la carrera. Empieza subiendo por una vaguada sin demasiado sendero e incluso con un par de escalones de roca con unas cuerdas instaladas. La pendiente se acentúa y veo por última vez a mi perseguidor. Subo claramente mejor que en la subida anterior, manos a las rodillas, pasos largos, buen ritmo... Llego a lo más alto casi con ganas de más y me pongo a trotar hasta un avituallamiento. "A cuánto están?"... "Medio minuto"... Mira qué bien, queda mitad de carrera y estoy en la pomada.
Me lanzo por una vaguada muy entretenida, bajando ágil pero con cabeza y controlando las marcas. Conecto con un tramo de pista que vuelve a subir, bajo por otro barranco y empalmo nuevamente con una subida tremenda por un cortafuegos. Más voluntarios... "A cuánto van?"... "Uno o dos minutos"... Vaya, se me han vuelto a ir?... Otro voluntario un poco más allá me confirma los dos minutos. Pues nada, sigo a la mía. Ahora en bajada, voy cruzando prados que obligan a estar concentrado para no perder las cintas. El marcaje es bueno pero el sendero es inexistente, así que hay que estar atento. Paso junto a una casa y empiezo la última subida seria. Hace un rato que voy echando vistazos hacia delante y no veo a nadie, así que voy perdiendo la esperanza de alcanzar a nadie. Subo un puntito y afronto esta última subida caminando con buenas piernas. El último tramo ya lo conozco porque lo he hecho hacia el km10. Reconozco la última rampa y la pareja de voluntarios que hay arriba. A la que la pendiente afloja me pongo a trotar y llego hasta ellos. "A la izquierda?"... "Sí, si, me señalan..."
Así que salgo subiendo un poco más para bajar justo después por la zona en la que al principio había tenido dudas de si iba bien... Y ahora las vuelvo a tener... En algún momento tiene que desviarse el sendero que baja a la meta. Llego a la flecha que antes me ha servido para aclarar que estaba yendo correctamente hacia el avituallamiento del km12. Ahora tiene el efecto contrario, no cuadra para nada con la dirección que debería llevar. Me voy mosqueando por momentos. Me encuentro un chico caminando. Lleva dorsal, es de la carrera. "Por dónde se baja al pueblo?"... "No sé, yo estoy empezando todavía"... Ayayay, me lo veo, nos hemos mezclado con los que van en la cola. Bueno, ahora tampoco puedo volver atrás, no he visto ningún desvío pero... sería donde estaban los voluntarios? Se habrán confundido y nos han enviado hacia donde no tocaba? El camino me va confirmando lo peor. "Mierdaaaaa!!"... pego un par de gritos desesperado. Acabo llegando al avituallamiento, donde veo al corredor de naranja parado. Me mira y me hace una seña con los brazos como que se ha acabado. "Qué, la hemos cagado, no?"... Efectivamente. Hablamos entre los dos y con un hombre de la organización, que llama a alguien por teléfono. "Por dónde era?" No está muy claro... "Bueno, yo me vuelvo, ya llegaré"... El chico de naranja ha desconectado ya y no tiene ganas. No sé qué hacer... Al final el voluntario de la organización me dice que igual la escoba está a punto de pasar recogiendo als marcas, que bajemos en coche... Al final renuncio y me subo...
Por otro lado, del chico de Teruel que yo pensaba que llevaba delante no hay ni rastro... Hablando con el compañero se me aclara un poco el panorama. Por un lado él es David Prades, un corredor joven de Castellón pero que estudia en Font Romeu y que va a disputar la Copa del Mundo con la Selección Catalana. Bueno, eso me tranquiliza, por lo menos el que me gana no es manco... Y la otra, la explicación de que el chico de Teruel no esté allí es que se ha despistado en uno de esos barrancos hacia el kilómetro 16 o 18  y lo he pasado sin darme cuenta. De ahí que la distancia con el que me precedía haya pasado de medio minuto a dos minutos sin que haya bajado mi ritmo. Es que no era respecto de la misma persona.
Así que al final acabamos perdidos los tres primeros y acabó ganando un chico de Cantabria que había empezado quinto y pasó al chico con el que había ido yo en la primera mitad. La verdad es que no gusta acabar descalificado pero bueno, físicamente estoy contento de cómo me he encontrado y la verdad es que moralmente me siento segundo clasificado. Seguir el marcaje de la carrera forma parte de este deporte y si pierdes las marcas pues mira, estás en las mismas condiciones que todo el mundo, pero si alguien se confunde y te envía por donde no toca, pues qué le vas a hacer... Tampoco es una crítica a la organización. La verdad es que el marcaje estaba muy bien, y en un recorrido que evitaba pistas y buscaba senderillos y terreno donde la orientación no era fácil, que es lo que nos gusta. Podrían los voluntarios que nos indicaron mal haberse dado cuenta de la situación? Pues quizá, pero bueno, de todo se aprende.
De momento ahora mismo, a ver si me recupero de un problemilla en el gemelo que me ha surgido esta semana. Este finde ha sido de descanso pero la próxima semana más!

Besos y abrazos








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