Antes de que se me vayan las sensaciones de la cabeza, voy a contaros la aventura (por triplicado) de este fin de semana.
La cita en cuestión, el Trail Carlac. Recuerdo que en algún rogaine del año pasado Jaume (mi compañero de rogaines de entonces) me habló de esta carrera de tres días que había ido a correr al Valle de Arán. La verdad es que es un formato poco común. Por aquí cerca sólo me vienen a la cabeza ésta y el UT Les Fonts, en Xerta. Precisamente del UT Les Fonts guardo un muy buen recuerdo, así que cuando supe de la existencia del Trail Carlac, me la apunté mentalmente para esta temporada y fue una de las primeras fechas que quedaron marcadas en el Excel de carreras para 2017.
El planning en cuestión consta de tres etapas con base de operaciones en el pueblo de Les, el último antes de la frontera cuando sales por el Valle de Arán en dirección a Francia. El tema empieza con una atípica y explosiva vertical de 1,4km y 300m de desnivel positivo el viernes por la noche, sigue con la Montlude Skyrace (26km y 2400mD+) el sábado por la mañana y acaba con la Maratón des Quatre Lócs (43km y 3400mD+) el domingo. Aquí van los perfiles y recorridos de cada una de las etapas:
1ª Etapa: Sprint Vertical
Después de una buena paliza de coche el viernes por la tarde me presento en Les a eso de las 20h, para recoger el dorsal y seguir un par de kilómetros más allá hasta Pontaut, un pueblecito de cuatro casas al lado del cual se da la salida del Sprint Vertical. Subo en coche a Canejan (meta) y bajo por el recorrido de la carrera para echarle un vistazo al tema. Se trata de un camino de hierba relativamente ancho, numerosas revueltas y pendiente constante (por tanto echando números un 20% aprox). Imagino que el antiguo camino de mulas que subía al pueblo. La salida se da por parejas que van saliendo cada minuto a partir de las 22h. Mientras me doy una vuelta calentando un poco Jaume, que repite este año, me dice que si tengo pareja para subir... Pues no, y no es mala idea porque Jaume es garantía de buen ritmo. Nos ponemos en la cola... Acostumbrado a las distancias largas, a ver cómo corremos esto...
En otra vida fui corredor de 800 metros. De hecho por aquel entonces le hacía más guiños al 400 que al 1500 y mi entrenador pronto renunció a intentarme convencer que hiciese carreras de cross con aquellas terribles distancias de 5km... De aquel entonces me queda el recuerdo de que puedes reventar en cualquier distancia. Siendo cadete corrí un 300 en el que por salir al 105% llegué a la recta de meta con el ácido láctico por las orejas y trastabillándome hasta cruzar la meta, justo antes de pegarme un trompazo contra el suelo, al más puro estilo Vídeos de Primera. Por eso cuando veo salir a la primera pareja, dos chavales jovencillos, esprintando como si no hubiera mañana, tengo la sensación de que no la están clavando. Los tiempos de referencia del año pasado: 11 minutos de Miguel Caballero (favorito indiscutible de este año, por no decir vencedor virtual antes de empezar, ya que viene de quedar 7º del mundo hace una semana). Para mí todo lo que sea estar sobre 12 minutos lo doy por más que bueno. 12 minutos, 1,4km... son 8km/h más o menos.
Llega el momento y con esa idea salgo, intentando adptar un buen bailoteo con los bastones desde el primer momento. Me pongo justo delante de Jaume y enseguida empezamos a adelantar corredores de los que han salido antes, cosa que me va animando. Al cabo de un poco veo que Jaume cede unos metros, cosa que indica que mi ritmo no debe ser malo. Me concentro en ir optimizando los pasos, no tropezar con nada e ir pasando revueltas sin pensar... No se cuántas hay... Un montón... El esfuerzo se empieza a notar. Miro el reloj de reojo... 7:42, 1.01km... Bien, ya es eso. La pendiente se acentúa un poco y "subo un piñón". Pero las casas del pueblo ya se ven, se acercan las voces de ánimo y llego a una calle hormigonada que sube de lo lindo. La meta está allí arriba, apreto un punto aunque sin esprintar a lo loco. Los 5 segundos que pueda ganar no me sirven de gran cosa en la clasificación general de todo el fin de semana y en cambio a las piernas les pueden pasar factura. Cruzo la meta en 12:12. Muy satisfecho, con este tiempo el año pasado hubiese estado segundo (aunque este año fui sexto de la etapa) y objetivo cumplido, que era hacer la etapa al 95-98%, es decir a tope pero sin echar los macarrones al llegar arriba. Buenas sensaciones y confianza para el fin de semana.
La cita el sábado es a las 9 de la mañana, en la plaza del pueblo de Les. El panorama se plantea con un inicio sin cuartel, 2000 metros de subida casi ininterrumpida para llegar a la cima del Montlude. De ahí la bajada pertinente y un final que se intuye con bastantes trampas. Llegan las 9 y salimos por las calles del pueblo, tranquilos pero buscando las primeras plazas para cuando llegue el sendero estrecho. Tras unos 500 metros de callejeo llega el estrechamiento y afrontamos una dura pendiente, Miguel Caballero liderando el grupo como toca, detrás Álex Izquierdo y detrás un servidor. Me ayudo de los palos desde el primer momento, porque la gente está con ganas y trotamos prácticamente todo a pesar de que el sendero pica de lo lindo. Al poco de subir las marcas indican un flanqueo a la izquierda por un cortafuegos llano pero bastante técnico. Miguel y Álex se mueven rápido y me cuesta seguirles. Noto que el personal me empieza a poner las largas pidiendo paso desde atrás. Primero Carles (Bartrina), después Lluís Ruiz y después otro chico que no conozco y que me adelanta dando un brinco por la derecha. Pues nada, que vayan pasando y yo a lo mío. Echo un vistazo a las pulsaciones y veo que no me conviene ir más rápido de lo que voy.
Vuelve la subida estable y las distancias también se estabilizan. Voy 6º y manteniendo la distancia con los de delante, sobre todo con Carles y el otro chico, hasta que poco a poco empiezo a recuperar. Primero adelanto al chico del brinco, que me da la sensación de que se ha pasado de rosca, y después voy recuperando metro a metro la distancia que me separa de Carles. Vamos subiendo por un bosque que nos protege de un sol que promete esperarnos con ganas más tarde. He salido con las gafas de sol pero con la humedad de la vegetación se me empañan y no veo, así que las hecho a la mochila y me olvido de ellas (después se acordarán mis ojos...). Con Carles a poca distancia vamos alternando tramos de sendero y de pista y nos acercamos a Álex Izquierdo. Camina en zonas que en principio se "deberían" trotar, así que puede que esté pagando el esfuerzo inicial. Le adelantamos y seguimos con nuestro tándem de ritmo bastante compatible. El bosque se va abriendo más y en un prado veo al fondo a Lluís, lo cual me anima bastante. "Va, que no el tenim lluny" le digo... "Si, si, pero esta fort el tio..."... Ya te digo... Calculo que nos lleva un par de minutos y pienso, probablemente de forma equivocada, que le estamos recortando. Voy echando vistazos al reloj y veo que me muevo de forma estable entre las 160 y 165 pulsaciones, que ya es lo que toca. Me noto bien y con la sensación de que aún queda suficiente subida para darle alcance. En este plan llegamos al primer avituallamiento (km 5,5).
Yo llevo comida y bebida suficiente así que canto mi dorsal y tiro directo para arriba. El terreno se hace algo más incómodo. Vaya, con lo bien que voy yo cuando no hay que pensar dónde poner el pie. Superamos algunos escalones que me dejan ver de vez en cuando a Lluís, pero la distancia no se recorta y si lo hace, a la que el terreno se aplana un poco vuelve a aumentar. Llegamos a un lomo que lleva a una primera antecima, sobre los 2200m. Lluís ya está arriba. Yo aprieto un poco y aumento el ritmo, dejando a Carles un poco atrás, pero al llegar a la antecima veo que viene un tramo más técnico. Ni rastro de Lluís. Ya me acuerdo del año pasado en la Buff Epic cuando apareció con Gerard Morales en el Coll de Ratera y se fueron para abajo como dos cabras montesas. O sea que si no le he recuperado en la subida, en la bajada menos. De hecho el que me alcanza mientras pongo los palos en la mochila es Carles, que sigue adelante. Un pelín desmoralizado negocio el tramo rocoso, hasta llegar a la subida definitiva. Paso de nuevo a Carles y vuelvo a ver a Lluís que nos debe llevar entre 3 y 4 minutos. Pues nada... Por lo menos voy a ver si cojo un poco de margen con Carles, que también baja mejor que yo, y así al menos tengo un poco de respiro. Así llego a la cima del Montlude (2517m) en medio de un panorama espectacular, con todo el macizo del Aneto a mis espaldas.
Sin mirar atrás cambio a "modo bajada" y afronto una pala herbosa. De repente no veo marcas y empiezo a otear el horizonte... No la liemos ahora... Vale, allí a la izquierda. Corrijo y me meto hacia una vaguada herbosa donde ya se ve el segundo avituallamiento (km 11). Aquí sí que te toca cargar agua, que te estás descuidando... Cargo una de las bolsas de hidratación, en el otro todavía me quedan sales, y sin mirar si viene nadie salgo al trote hacia delante. Me extraña que no me haya pillado ya Carles, pero quiero centrarme en lo mío. Aprovecho un repecho hacia un collado para trotar y aprovechar lo que creo que es mi terreno. Se acaba pronto y las marcas se lanzan por una vaguada preciosa en un rincón que debe ser de lo más perdido del Valle de Arán. El terreno está plagado de agujeros y se ha de estar super concentrado. Me encuentro con Mireia, compañera de Jaume, que sube en sentido opuesto. "Com va, Albert?"... "Bueno... Pujo millor que baixo"... Pero bueno, aún me estoy defendiendo. Paso junto a una cabaña y un nuevo repecho que me viene la mar de bien para desestresarme de tanta trampa antitobillos. Una bajada al otro lado me deja en el siguiente avituallamiento (km15,5).
Lleno las dos bolsas de hidratación mientras devoro trozos de sandía, naranja y plátano. Me comería la bandeja de sandía entera. Siempre mirando delante salgo disparado por un prado más cómodo. El terreno es más fácil y se puede ampliar la zancada, más aún a la que las marcas me llevan a un sendero que se mete en el bosque. Avanzo a buen ritmo, con la sensación de que si no me han pillado antes, ahora debo estar ampliando distancia. En una de estas tropiezo con un río y paso sin ningún cuidado, metiendo el pie hasta la rodilla. Mmmm... me acordaré de esto. El pie se va secando pero noto que la planta del talón derecho ha formado un pliegue en el calcetín. La ampolla está en proceso... La bajada se alarga y empiezo a estar ya aturdido de tanto bajar. Por fin llego a un cruce de la carretera y un poco más allá a un puente sobre el río, que da paso al último repecho (o a lo que pensaba que era el último repecho). Cambio de tercio y saco los palos. El sol aprieta y esta subida me gusta menos que las de antes. Se me hace larga, de hecho en algún momento llego a plantearme si no estaré siguiendo las marcas del itinerario de mañana. No, finalmente encuentro una flecha a la izquierda que me indica un camino que llanea en dirección a Canejan.
Bufff, la subida y el calor me han dejado tocado. El camino se ve bastante cómodo pero no soy capaz de llevar más que un trote bastante cansino. Finalmente se van acercando las casas del pueblo, al que llego en ligero descenso (de algo a servido subir tanto antes...). Me encuentro con mis padres en el avituallamiento (km21). Sólo quedan 5kms y en principio favorables, así que pillo un trago de Aquarius, un trozo de sandía y para delante, bajando por el camino por el que subimos en la vertical de ayer. Voy ya con ganas de llegar... Llego abajo... Ok, sólo son 3,5kms y según el perfil llanos... Pues no... Las marcas me van sorprendiendo con pequeños repechos de 20-30 metros de desnivel que me van tocando las narices. Voy echando vistazos al reloj pero los kilómetros pasan desesperantemente lentos. Fuerzo a aguantar un rato sin mirar, hasta que no puedo más... Sólo han pasado 500 metros... Joder... Al final van apareciendo casas que son el preámbulo del pueblo y un voluntario en bici que viene a indicarme el final. "Venga! 500 metros... Sólo queda un repecho!"... Osti, y 500 metros dan para otro repecho todavía?... Con el piloto automático voy tirando, supero el repecho anunciado como puedo y me dejo caer por las calles hasta que por fín aparece la meta. Llego en tercera posición y 3h42, a 9 minutos de Lluís y a 19 de Miguel. Por detrás llega Sergi Furió a unos 7 minutos. Carles finalmente ha abandonado con problemas en los pies.
Bueno, buen balance. Tercero en la general. Me hubiese gustado estar un poco más cerca de la segunda posición pero es lo que hay. Los últimos kilómetros se me han hecho largos así que a ver cómo recuperamos para mañana...
3ª etapa: Marató dels Quatro Lòcs
Pues después de una tarde de recuperación, con una siesta que no llegó a ser tal, un paseo por el valle para disfrutar del día con mis padres y una cena para cargar hidratos de carbono, la noche fue menos reparadora de lo esperado. No sé si por el estrés de la carrera, pero pasada media noche aún estoy dando vueltas física y mentalmente. A las 4h30 suena el despertador para desayunar y después ya no me vuelvo a dormir. Pues nada, a por ello...
Esta vez salimos justo después de las 7 de la mañana. Además de los que hacemos las tres etapas, hay bastante gente que hace sólo la maratón de hoy, y ya de salida se pone de manifiesto la mezcla en el grupo cabecero. Salimos callejeando nuevamente y me pongo a cola de dicho grupo, en el que están lógicamente Miguel y Lluís. también Jaume, que después de tomarse el día de ayer con más tranquilidad hoy sale con el cuchillo afilado, y después tres corredores de "sólo maratón". Los 4 primeros kilómetros de carrera son más o menos el final de ayer pero en sentido contrario. Al igual que ayer, sigo bien el ritmo en los repechos pero en las bajadas me cuesta más. Además tengo un talón delicado a consecuencia del cruce del río aquél que os comentaba (vamos, una ampolla de dimensiones considerables...), y enseguida me empieza a recordar que como no vaya con cuidado voy a acabar viendo las estrellas. Total, que enseguida me doy cuenta de que el ritmo es demasiado animado para mí y vuelvo a la filosofía de encontrar el mío. Me quedo séptimo en tierra de nadie, con la esperanza de que la gente después madure y pueda recuperar posiciones. Lo bueno es que tal como estoy, lo de mantener la tercera plaza de la general lo llevo bien, porque Jaume está a bastante distancia y el resto los tengo detrás.
Con estas cábalas llego al inicio de la primera subida, que tras 300 metros de desnivel me deja en Canejan, por un sendero algo más incómodo que el de la vertical del viernes. No me noto muy fino y uno de los síntomas es que las pulsaciones son sensiblemente más bajas que ayer (me cuesta llegar a 150) y en cambio las sensaciones son peores, con menos alegría en el cuerpo. Pues nada, es lo que hay. Hoy parece que vuelvo a ser el "Albert de las 150 pulsaciones" (Eli, no sé si llegiràs això però me'n vaig enrecordar de tu, jejeje...) y las tendremos que poner en orden para avanzar lo más rápido posible, que al final de eso se trata. Primer avituallamiento en Canejan (km6), para un trago de Aquarius y poco más. Me tomo uno de los geles que llevo y salgo por la calle hormigonada de pendiente infinita por la que acababa la vertical (en la foto parezco un abuelete...). Las marcas salen del pueblo por un camino de hierba y cojo mi clásico ritmo de paso-bastón-respiración que descubrí en aquel Tor des Geants de 2014. Lo cierto es que aún con mis 150 pulsaciones tengo la sensación de que no subo del todo lento, y enseguida veo que alcanzo a uno de los corredores de delante. Recupero poco a poco durante la subida y acabo de darle alcance en la bajada posterior. Es Aleix Cunillera, con quien ya hemos coincidido en alguna otra carrera. El hombre va con dos maderos que ha recogido por el monte (unos Black Diamond en versión clásica...). La bajada nos permite charlar un poco hasta volver a Canejan, donde reponemos líquido en el avituallamiento y seguimos bajando, ahora por el recorrido de la vertical del viernes. Noto que estoy entrando en carrera y bajo con mejores sensaciones. Perfecto, porque ahora viene un tramo clave de la carrera, 1600 metros de desnivel positivo hasta alcanzar los 2192m del Tuc des Canaus.
Cruzamos la carretera nacional y empieza la fiesta. Aleix me dice que un placer pero que va a aflojar un poco el ritmo. Yo en cambio me siento más torero y animado con la referencia que me da el voluntario "van a 2 minutos!". Perfecto, dos minutos no es mucho y "van" significa que mínimo hay 2x1. Así de optimista afronto un sendero que empieza a subir sin cuartel por en medio del bosque. Los apoyos son incómodos a causa de las hojas caídas así que toca empujar bien con los bastones. Tras la emoción inicial, modulo un poco el ritmo, alternado tramos de caminar con trote en las secciones más favorables. De momento no aparece nadie, quizá he sido un poco optimista antes cuando me sentía Superman... Bueno, a lo mío, intentando mantenerme cerca de las 150 pulsaciones que son la referncia de hoy. Me cruzo con un francés que baja y que me dice que "il en a deux à deux minutes".., Vamos, que no he recuperado nada. Pequeña decepción, pero bueno, pensamiento positivo y adelante. Yo la verdad es que me veo bien ahora. Trotando en bastantes tramos, quizá no a una velocidad mucho más alta de lo que caminaría, pero es una muestra de que las fuerzas no están mal. Me curzo con Olga, de Ultra Lleida, que está haciendo fotos (muy buenas, por cierto) y que me dice que el delante me lleva "un minut encara no". Voy buscando pero no aparece... Lo que si que llega es el avituallamiento de media subida (km17,5). Cargo líquido que en cuanto salga del bosque lo voy a necesitar...
Efectivamente, la vegetación se abre y cae el sol a plomo. Lo bueno es que por fin veo a mi "víctima". Es uno de los corredores de "sólo maratón", y va solo. Parece que lleva menos ritmo que yo en este tramo de subida y lo alcanzo relativamente fácil mientras salimos a un pequeño rellano con una cabaña. Eso me permite ver al siguiente corredor, que como me imaginaba es Jaume. Me lleva los dos minutos de todo el rato. Ya me lo conozco, si quiero alcanzarle voy a tener que sudar de lo lindo. Vuelvo la vista al suelo y sigo con mi bastoneo. El hecho de salir al sol ha aumentado la temperatura unos cuantos grados y parece que me quita un punto de alegría. Empiezo a olisquear la presencia del Tío del Mazo por los alrededores. Pego un trago de sales y me como uno de los quesitos de membrillo que llevo... Parece que consigo ahuyentarle... Las marcas flanquean a la derecha y se encaraman hacia un lomo que nos tiene que llevar ya hacia la parte alta de la montaña. Jaume sigue a la misma distancia, no hay manera... Un pequeño descansillo me permite trotar, mientras el camino se mete hacia una vaguada. Miro más arriba y sorpresa positiva, una camiseta amarilla. Bueno, así que no me acerco a Jaume pero parece que los dos nos estamos acercando a Lluis (diría que era él, porque los otros que iban delante eran Miguel Caballero y un francés que iba de oscuro), porque en el prado de abajo no se le veía. Señal de que no llevamos mal ritmo.
Mientras me acerco al fondo de la vaguada me empieza a llegar la música celestial de un riachuelo. No se ha visto agua mas cristalina... No resisto... Me acerco y me tiro al suelo poniendo boca, nariz y cara debajo del chorro. Joder, qué rica... Me vuelvo a levantar ante la mirada de dos excursionistas que me animan. Vuelta para arriba, y Jaume a los dos minutos de rigor. La subida va tocando a su fin. Salgo a un prado llano y veo al fondo a Jaume y más allá a Lluís que está llegando a una antecima. Llega bajada así que ya no lo veré más. En el repecho recupero algo de distancia pero en otro tramo llano que viene a continuación Jaume ha echado a correr y vuelve a estar lejos. Finalmente llego a la cima del Tuc des Canaus.
Creo que no exagero si digo que esta es una de las mejores vistas de los Pirineos. El Valle de Arán y los valles que dan al Parc d'Aigüestortes a un lado, las crestas que van del Perdiguero hasta el Monte Perdido al otro y en medio, espectacular, el Macizo de las Maladetas y el Aneto en todo su esplendor. Un sinfín de picos y valles, y lo que queda de las masas glaciares de la cordillera. Muchos picos, pero al que no veo es a Jaume, que ya a tomado las de Villadiego... En este marco incomparable cambio de tercio y empiezo el descenso, con vistas al próximo avituallamiento, que llega en el primer collado (km 24,5). Después de hacer el primo el otro día en el Cainejo, hoy me he aprendido bien el perfil, sobre todo de esta parte de la carrera. Son 10 kilómetros de recorrido por el lomo fronterizo, con una sucesión de repechos y bajadas. Concretamente seis, que los he contado bien. El primero se yergue tras el avituallamiento y Jaume ya está en ello. Yo lleno las dos bolsas de hidratación con isotónico y una tercera que llevo en la mochila con alimento líquido. Me lo voy bebiendo mientras empiezo a subir el repecho. En la siguiente bajada veo que hace su efecto. Tengo ganas y fuerzas para trotar, y así voy superando los sucesivos toboganes. Parece que poco a poco tiendo a acercarme a Jaume, pero os juro que cada metro lo recupero a precio de sangre. Troto en muchas zonas en las que él camina, pero es que ya sé cómo se las gasta él cuando camina con esos zancos que tiene por piernas. Lo he sufrido en muchos rogaines... Paso un avituallamiento líquido a escasos 30-40 segundos y tras el siguiente repecho me fuerzo a trotar un tramo que pica para arriba para acabar de contactar con él. Joder, por fin... "Què et sembla?"... "Suerte que era corrible la etapa..."... Comentamos un poco la jugada aprovechando que el camino empieza ya el descenso definitivo hacia Bossost. De todas formas recuerdo la situación parecida del año pasado en Valls d'Àneu, donde tras pegarme un calentón para alcanzarle después acabé pasando las de Caín en la última bajada. Así que me callo y me centro en coger el aliento. La bajada es incómoda de narices. Un sendero... bueno no, una traza desbrozada muy empinada que pone los cuádriceps a punto de caramelo. "Hay tres delante, no?"... "No, no, dos"... "Sí?"... "Si, si, Miguel y Lluís, no has visto al francés ahí en el avituallamiento?".. me dice... Así que se ve que el francés que iba delante ha explotado por los aires. Pues mira estamos en posición de podium de la etapa, quién me lo iba a decir al principio. Con estas buenas noticias voy afrontando el descenso, que al cabo de un poco pasa a discurrir por una pista que da acceso a un nuevo avituallamiento (km35). Lleno una de las bolsas de hidratación y pillo el enésimo trozo de sandía. "No se baja por la pista?", le pregunta Jaume al del avituallamiento... "No, no, por ahí, señalando otra traza herbosa empinada"... "Mejor"... Qué quieres que te diga, yo estoy para pocos romanticismos ya. Si nos ponen una pistilla cómoda donde poner el piloto automático no le voy a hacer ascos. Pero es lo que hay, y este último tramo de descenso resulta ser un contínuo de trampas en forma de palas de hierba empinadas y tramos de camino de mulas antiguo formado de piedras totalmente irregulares. Pobres mulas...
Pero bueno, dentro de lo que cabe noto que no bajo del todo mal y mantengo cierta agilidad, casi mejor que cuando vamos en llano y Jaume pone la marcheta de zancada larga. Así llegamos a Bossost, último avituallamiento (km38). "6 kilómetros a meta y 300 positivos", nos dice Miguel, de la organización. Bufff, yo contaba con 5 y 250 positivos, y por poco que me añadan ahora no me sienta nada bien... Venga va, a por ellos. Salimos calle abajo mientras mi madre me da otro trozo de sandía y un pañuelo para que me limpie los mocos, como si fuese el peor de mis problemas ahora mismo... Estos 500 metros de calle me entran mal en el cuerpo. De repente el sol parece que me cae a plomo en el cogote y noto la presencia el Tío del Mazo merodeando nuevamente por los alrededores. Salimos del pueblo y empieza el último repecho. A ver qué tal... Me pongo detrás de Jaume y bastoneo intentando adaptarme a su ritmo. No me sobra gran cosa pero voy aguantando. Hace un rato que me ronda una pregunta por la cabeza y al final me lanzo... "Què vols fer?... Vols apretar o arribem junts?"... "Si t'aguanto per mi arribem junts"... Así que tampoco va muy católico. "Venga pues pacte de no agressió"... "Sí, sí, como en los viejos tiempos"... me responde. Así que seguimos sendero arriba en modo equipo, como cuando buscábamos balizas. A todo esto la subida se me da mejor de lo que esperaba y antes de lo que pensaba llegamos a un rellano. "Ya está?", pregunto... "Osti, no se..."... Miro de reojo el perfil que está dibujado en el dorsal y no veo ningún descanso en esta última subida. Cuando llevamos unos 200 metros llanos empiezo a aceptar que se acabó la subida. La tendencia descendente confirma esta conclusión y animado me lanzo a por estos últimos tres kilómetros bajando con bastante alegría. Pero Jaume no está tan alegre. Parece que muscularmente la cosa está madura. Escucho algún amago de tropezón detrás de mí, hasta que los amagos se transforman en un trompazo definitivo. Sus gritos me confirman lo que era esperable, el trompazo trae de regalo que los gemelos se le han subido hasta las orejas. Subo hasta él y tiro de las puntas de los pies hacia arriba hasta que las rampas quedan más o menos controladas, pero entonces aparece un álien en el cuádriceps. Jugando con los tobillos de alguna manera el ataque sideral acaba siendo rechazado y le ayudo a incorporarse. "Tira, tira, ves trotant una mica" le digo, mientras recupero un palo que le ha salido despedido pendiente abajo. "Tira! Tira, que ja queda poc" me dice... "No home, no, tranquil, arribem junts"... Si además no creo que venga nadie porque diría que íbamos a buen ritmo. "Intenta no fer cap moviment extrany" le digo... En ese estado es cuestión de no mover ni un dedo extra. Parece que la situación se recompone y vamos bajando a un ritmo bastante bueno, suficiente para llegar al pueblo sin problemas. Aparecen las casas y unos voluntarios que nos cantan que la meta está a 600 metros. Una recta en bajada directo para cruzar la carretera y al otro lado se ven ya las vallas de meta. Me giro para comprobar que no aparece ningún perseguidor y compartimos estos últimos metros para entrar como tantas otras veces. Tengo que decir que me hizo especial ilusión poder acabar esta carrera así. Es curioso la de veces que he compartido llegadas con amigos y compañeros de batallas. Será una muestra de que el compartir momentos difíciles y especiales al mismo tiempo, crea una unión que supera con creces el espíritu competitivo. Es una de las cosas bonitas de este deporte.
Besos y abrazos
P.D: Como ilusión me hizo encontrarme a Tere justo después de cruzar la meta, después de muchos años. Una compañera de cuando hacía 800 metros en esa otra vida...
P.P.D: Balance de la carrera, tercera posición, tanto en la segunda, como en la tercera etapas (compartida en este caso) como en la general. Contento con el resultado, sobre todo porque creo que gestioné correctamente los recursos y fuerzas que tenía y corrí con la misma actitud positiva que en Cainejo. El primer día hice el esfuerzo que tenía que hacer, y el segundo y tercero supe adoptar el ritmo que me tocaba e ir de menos a más. Que me gustaría haber tenido más fuerzas y estar más cerca de los de delante? Pues sí, pero qué se le va a hacer... Si son mejores, pues son mejores. Quizá intentar gestionar mejor el tiempo del día a día, y conseguir entrenar y descansar mejor y de forma más óptima. Fácil de decir...
P.P.P.D: Rincón del freak, y por triplicado!
Tema sprint vertical: lo corrí con las Mazama de Brooks, con bastones (claramente positivos si estás acostumbrado a usarlos porque el camino era muy regular) y sin más equipaje que las llaves del coche
2ª etapa: zapatillas las S-Wings de Salomon (las softground). Una garantía en el agarre, cómodas y una vez les has puesto plantillas como dios manda, un neumático prácticamente perfecto. La ampolla del talón no fue culpa suya. Si metes el pie en el río puede pasar. Mochila: la Skin-5 con un paravientos que finalmente no hacía falta, dos bolsas de hidratación para ir alternando sales y agua,
cuatro geles de los líquidos de Power Gel. Bastones, los que tengo, los Black Diamond, que siguen siendo uno de cada talla hasta que en mi preferencia de gastos pase a la primera posición el comprar unos nuevos. Tengo que decir que ni lo noto.
3ª etapa: zapatillas las Sense Ultra de Salomon. Primera carrera que hago con ellas. Bien, son cómodas. Tienen un punto menos de agarre que las S-Wings Softground pero son algo más blandas, y por tanto mejores para más kilómetros. La idea era ir probándolas para ver si me animo a hacer con ellas todo un Ultratrail del Mont Blanc. En algún momento tuve molestias en la planta del pie, en la base de los dedos, pero es algo que me ha pasado con otras zapatillas y que va y viene. Mochila, como siempre la Skin 5, con 6 geles, 3 quesitos de membrillo y una bolsa de hidratación con alimento líquido. Me sobraron dos geles. En los avituallamientos, mucha sandía, algo de naranja y plátano.
P.P.P.D: y por último, pero no menos importante, felicitar a la organización por proponer este formato tan atractivo y hacer descubrir una zona del Valle de Arán que seguramente no es la más conocida. Sinceramente una carrera que os recomiendo mucho. Buen recorrido, buena organización y buen trato.
Vuelve la subida estable y las distancias también se estabilizan. Voy 6º y manteniendo la distancia con los de delante, sobre todo con Carles y el otro chico, hasta que poco a poco empiezo a recuperar. Primero adelanto al chico del brinco, que me da la sensación de que se ha pasado de rosca, y después voy recuperando metro a metro la distancia que me separa de Carles. Vamos subiendo por un bosque que nos protege de un sol que promete esperarnos con ganas más tarde. He salido con las gafas de sol pero con la humedad de la vegetación se me empañan y no veo, así que las hecho a la mochila y me olvido de ellas (después se acordarán mis ojos...). Con Carles a poca distancia vamos alternando tramos de sendero y de pista y nos acercamos a Álex Izquierdo. Camina en zonas que en principio se "deberían" trotar, así que puede que esté pagando el esfuerzo inicial. Le adelantamos y seguimos con nuestro tándem de ritmo bastante compatible. El bosque se va abriendo más y en un prado veo al fondo a Lluís, lo cual me anima bastante. "Va, que no el tenim lluny" le digo... "Si, si, pero esta fort el tio..."... Ya te digo... Calculo que nos lleva un par de minutos y pienso, probablemente de forma equivocada, que le estamos recortando. Voy echando vistazos al reloj y veo que me muevo de forma estable entre las 160 y 165 pulsaciones, que ya es lo que toca. Me noto bien y con la sensación de que aún queda suficiente subida para darle alcance. En este plan llegamos al primer avituallamiento (km 5,5).
Yo llevo comida y bebida suficiente así que canto mi dorsal y tiro directo para arriba. El terreno se hace algo más incómodo. Vaya, con lo bien que voy yo cuando no hay que pensar dónde poner el pie. Superamos algunos escalones que me dejan ver de vez en cuando a Lluís, pero la distancia no se recorta y si lo hace, a la que el terreno se aplana un poco vuelve a aumentar. Llegamos a un lomo que lleva a una primera antecima, sobre los 2200m. Lluís ya está arriba. Yo aprieto un poco y aumento el ritmo, dejando a Carles un poco atrás, pero al llegar a la antecima veo que viene un tramo más técnico. Ni rastro de Lluís. Ya me acuerdo del año pasado en la Buff Epic cuando apareció con Gerard Morales en el Coll de Ratera y se fueron para abajo como dos cabras montesas. O sea que si no le he recuperado en la subida, en la bajada menos. De hecho el que me alcanza mientras pongo los palos en la mochila es Carles, que sigue adelante. Un pelín desmoralizado negocio el tramo rocoso, hasta llegar a la subida definitiva. Paso de nuevo a Carles y vuelvo a ver a Lluís que nos debe llevar entre 3 y 4 minutos. Pues nada... Por lo menos voy a ver si cojo un poco de margen con Carles, que también baja mejor que yo, y así al menos tengo un poco de respiro. Así llego a la cima del Montlude (2517m) en medio de un panorama espectacular, con todo el macizo del Aneto a mis espaldas.
Sin mirar atrás cambio a "modo bajada" y afronto una pala herbosa. De repente no veo marcas y empiezo a otear el horizonte... No la liemos ahora... Vale, allí a la izquierda. Corrijo y me meto hacia una vaguada herbosa donde ya se ve el segundo avituallamiento (km 11). Aquí sí que te toca cargar agua, que te estás descuidando... Cargo una de las bolsas de hidratación, en el otro todavía me quedan sales, y sin mirar si viene nadie salgo al trote hacia delante. Me extraña que no me haya pillado ya Carles, pero quiero centrarme en lo mío. Aprovecho un repecho hacia un collado para trotar y aprovechar lo que creo que es mi terreno. Se acaba pronto y las marcas se lanzan por una vaguada preciosa en un rincón que debe ser de lo más perdido del Valle de Arán. El terreno está plagado de agujeros y se ha de estar super concentrado. Me encuentro con Mireia, compañera de Jaume, que sube en sentido opuesto. "Com va, Albert?"... "Bueno... Pujo millor que baixo"... Pero bueno, aún me estoy defendiendo. Paso junto a una cabaña y un nuevo repecho que me viene la mar de bien para desestresarme de tanta trampa antitobillos. Una bajada al otro lado me deja en el siguiente avituallamiento (km15,5).
Lleno las dos bolsas de hidratación mientras devoro trozos de sandía, naranja y plátano. Me comería la bandeja de sandía entera. Siempre mirando delante salgo disparado por un prado más cómodo. El terreno es más fácil y se puede ampliar la zancada, más aún a la que las marcas me llevan a un sendero que se mete en el bosque. Avanzo a buen ritmo, con la sensación de que si no me han pillado antes, ahora debo estar ampliando distancia. En una de estas tropiezo con un río y paso sin ningún cuidado, metiendo el pie hasta la rodilla. Mmmm... me acordaré de esto. El pie se va secando pero noto que la planta del talón derecho ha formado un pliegue en el calcetín. La ampolla está en proceso... La bajada se alarga y empiezo a estar ya aturdido de tanto bajar. Por fin llego a un cruce de la carretera y un poco más allá a un puente sobre el río, que da paso al último repecho (o a lo que pensaba que era el último repecho). Cambio de tercio y saco los palos. El sol aprieta y esta subida me gusta menos que las de antes. Se me hace larga, de hecho en algún momento llego a plantearme si no estaré siguiendo las marcas del itinerario de mañana. No, finalmente encuentro una flecha a la izquierda que me indica un camino que llanea en dirección a Canejan.
Bufff, la subida y el calor me han dejado tocado. El camino se ve bastante cómodo pero no soy capaz de llevar más que un trote bastante cansino. Finalmente se van acercando las casas del pueblo, al que llego en ligero descenso (de algo a servido subir tanto antes...). Me encuentro con mis padres en el avituallamiento (km21). Sólo quedan 5kms y en principio favorables, así que pillo un trago de Aquarius, un trozo de sandía y para delante, bajando por el camino por el que subimos en la vertical de ayer. Voy ya con ganas de llegar... Llego abajo... Ok, sólo son 3,5kms y según el perfil llanos... Pues no... Las marcas me van sorprendiendo con pequeños repechos de 20-30 metros de desnivel que me van tocando las narices. Voy echando vistazos al reloj pero los kilómetros pasan desesperantemente lentos. Fuerzo a aguantar un rato sin mirar, hasta que no puedo más... Sólo han pasado 500 metros... Joder... Al final van apareciendo casas que son el preámbulo del pueblo y un voluntario en bici que viene a indicarme el final. "Venga! 500 metros... Sólo queda un repecho!"... Osti, y 500 metros dan para otro repecho todavía?... Con el piloto automático voy tirando, supero el repecho anunciado como puedo y me dejo caer por las calles hasta que por fín aparece la meta. Llego en tercera posición y 3h42, a 9 minutos de Lluís y a 19 de Miguel. Por detrás llega Sergi Furió a unos 7 minutos. Carles finalmente ha abandonado con problemas en los pies.
Bueno, buen balance. Tercero en la general. Me hubiese gustado estar un poco más cerca de la segunda posición pero es lo que hay. Los últimos kilómetros se me han hecho largos así que a ver cómo recuperamos para mañana...
3ª etapa: Marató dels Quatro Lòcs
Pues después de una tarde de recuperación, con una siesta que no llegó a ser tal, un paseo por el valle para disfrutar del día con mis padres y una cena para cargar hidratos de carbono, la noche fue menos reparadora de lo esperado. No sé si por el estrés de la carrera, pero pasada media noche aún estoy dando vueltas física y mentalmente. A las 4h30 suena el despertador para desayunar y después ya no me vuelvo a dormir. Pues nada, a por ello...
Esta vez salimos justo después de las 7 de la mañana. Además de los que hacemos las tres etapas, hay bastante gente que hace sólo la maratón de hoy, y ya de salida se pone de manifiesto la mezcla en el grupo cabecero. Salimos callejeando nuevamente y me pongo a cola de dicho grupo, en el que están lógicamente Miguel y Lluís. también Jaume, que después de tomarse el día de ayer con más tranquilidad hoy sale con el cuchillo afilado, y después tres corredores de "sólo maratón". Los 4 primeros kilómetros de carrera son más o menos el final de ayer pero en sentido contrario. Al igual que ayer, sigo bien el ritmo en los repechos pero en las bajadas me cuesta más. Además tengo un talón delicado a consecuencia del cruce del río aquél que os comentaba (vamos, una ampolla de dimensiones considerables...), y enseguida me empieza a recordar que como no vaya con cuidado voy a acabar viendo las estrellas. Total, que enseguida me doy cuenta de que el ritmo es demasiado animado para mí y vuelvo a la filosofía de encontrar el mío. Me quedo séptimo en tierra de nadie, con la esperanza de que la gente después madure y pueda recuperar posiciones. Lo bueno es que tal como estoy, lo de mantener la tercera plaza de la general lo llevo bien, porque Jaume está a bastante distancia y el resto los tengo detrás.
Con estas cábalas llego al inicio de la primera subida, que tras 300 metros de desnivel me deja en Canejan, por un sendero algo más incómodo que el de la vertical del viernes. No me noto muy fino y uno de los síntomas es que las pulsaciones son sensiblemente más bajas que ayer (me cuesta llegar a 150) y en cambio las sensaciones son peores, con menos alegría en el cuerpo. Pues nada, es lo que hay. Hoy parece que vuelvo a ser el "Albert de las 150 pulsaciones" (Eli, no sé si llegiràs això però me'n vaig enrecordar de tu, jejeje...) y las tendremos que poner en orden para avanzar lo más rápido posible, que al final de eso se trata. Primer avituallamiento en Canejan (km6), para un trago de Aquarius y poco más. Me tomo uno de los geles que llevo y salgo por la calle hormigonada de pendiente infinita por la que acababa la vertical (en la foto parezco un abuelete...). Las marcas salen del pueblo por un camino de hierba y cojo mi clásico ritmo de paso-bastón-respiración que descubrí en aquel Tor des Geants de 2014. Lo cierto es que aún con mis 150 pulsaciones tengo la sensación de que no subo del todo lento, y enseguida veo que alcanzo a uno de los corredores de delante. Recupero poco a poco durante la subida y acabo de darle alcance en la bajada posterior. Es Aleix Cunillera, con quien ya hemos coincidido en alguna otra carrera. El hombre va con dos maderos que ha recogido por el monte (unos Black Diamond en versión clásica...). La bajada nos permite charlar un poco hasta volver a Canejan, donde reponemos líquido en el avituallamiento y seguimos bajando, ahora por el recorrido de la vertical del viernes. Noto que estoy entrando en carrera y bajo con mejores sensaciones. Perfecto, porque ahora viene un tramo clave de la carrera, 1600 metros de desnivel positivo hasta alcanzar los 2192m del Tuc des Canaus.
Cruzamos la carretera nacional y empieza la fiesta. Aleix me dice que un placer pero que va a aflojar un poco el ritmo. Yo en cambio me siento más torero y animado con la referencia que me da el voluntario "van a 2 minutos!". Perfecto, dos minutos no es mucho y "van" significa que mínimo hay 2x1. Así de optimista afronto un sendero que empieza a subir sin cuartel por en medio del bosque. Los apoyos son incómodos a causa de las hojas caídas así que toca empujar bien con los bastones. Tras la emoción inicial, modulo un poco el ritmo, alternado tramos de caminar con trote en las secciones más favorables. De momento no aparece nadie, quizá he sido un poco optimista antes cuando me sentía Superman... Bueno, a lo mío, intentando mantenerme cerca de las 150 pulsaciones que son la referncia de hoy. Me cruzo con un francés que baja y que me dice que "il en a deux à deux minutes".., Vamos, que no he recuperado nada. Pequeña decepción, pero bueno, pensamiento positivo y adelante. Yo la verdad es que me veo bien ahora. Trotando en bastantes tramos, quizá no a una velocidad mucho más alta de lo que caminaría, pero es una muestra de que las fuerzas no están mal. Me curzo con Olga, de Ultra Lleida, que está haciendo fotos (muy buenas, por cierto) y que me dice que el delante me lleva "un minut encara no". Voy buscando pero no aparece... Lo que si que llega es el avituallamiento de media subida (km17,5). Cargo líquido que en cuanto salga del bosque lo voy a necesitar...
Efectivamente, la vegetación se abre y cae el sol a plomo. Lo bueno es que por fin veo a mi "víctima". Es uno de los corredores de "sólo maratón", y va solo. Parece que lleva menos ritmo que yo en este tramo de subida y lo alcanzo relativamente fácil mientras salimos a un pequeño rellano con una cabaña. Eso me permite ver al siguiente corredor, que como me imaginaba es Jaume. Me lleva los dos minutos de todo el rato. Ya me lo conozco, si quiero alcanzarle voy a tener que sudar de lo lindo. Vuelvo la vista al suelo y sigo con mi bastoneo. El hecho de salir al sol ha aumentado la temperatura unos cuantos grados y parece que me quita un punto de alegría. Empiezo a olisquear la presencia del Tío del Mazo por los alrededores. Pego un trago de sales y me como uno de los quesitos de membrillo que llevo... Parece que consigo ahuyentarle... Las marcas flanquean a la derecha y se encaraman hacia un lomo que nos tiene que llevar ya hacia la parte alta de la montaña. Jaume sigue a la misma distancia, no hay manera... Un pequeño descansillo me permite trotar, mientras el camino se mete hacia una vaguada. Miro más arriba y sorpresa positiva, una camiseta amarilla. Bueno, así que no me acerco a Jaume pero parece que los dos nos estamos acercando a Lluis (diría que era él, porque los otros que iban delante eran Miguel Caballero y un francés que iba de oscuro), porque en el prado de abajo no se le veía. Señal de que no llevamos mal ritmo.
Mientras me acerco al fondo de la vaguada me empieza a llegar la música celestial de un riachuelo. No se ha visto agua mas cristalina... No resisto... Me acerco y me tiro al suelo poniendo boca, nariz y cara debajo del chorro. Joder, qué rica... Me vuelvo a levantar ante la mirada de dos excursionistas que me animan. Vuelta para arriba, y Jaume a los dos minutos de rigor. La subida va tocando a su fin. Salgo a un prado llano y veo al fondo a Jaume y más allá a Lluís que está llegando a una antecima. Llega bajada así que ya no lo veré más. En el repecho recupero algo de distancia pero en otro tramo llano que viene a continuación Jaume ha echado a correr y vuelve a estar lejos. Finalmente llego a la cima del Tuc des Canaus.
Creo que no exagero si digo que esta es una de las mejores vistas de los Pirineos. El Valle de Arán y los valles que dan al Parc d'Aigüestortes a un lado, las crestas que van del Perdiguero hasta el Monte Perdido al otro y en medio, espectacular, el Macizo de las Maladetas y el Aneto en todo su esplendor. Un sinfín de picos y valles, y lo que queda de las masas glaciares de la cordillera. Muchos picos, pero al que no veo es a Jaume, que ya a tomado las de Villadiego... En este marco incomparable cambio de tercio y empiezo el descenso, con vistas al próximo avituallamiento, que llega en el primer collado (km 24,5). Después de hacer el primo el otro día en el Cainejo, hoy me he aprendido bien el perfil, sobre todo de esta parte de la carrera. Son 10 kilómetros de recorrido por el lomo fronterizo, con una sucesión de repechos y bajadas. Concretamente seis, que los he contado bien. El primero se yergue tras el avituallamiento y Jaume ya está en ello. Yo lleno las dos bolsas de hidratación con isotónico y una tercera que llevo en la mochila con alimento líquido. Me lo voy bebiendo mientras empiezo a subir el repecho. En la siguiente bajada veo que hace su efecto. Tengo ganas y fuerzas para trotar, y así voy superando los sucesivos toboganes. Parece que poco a poco tiendo a acercarme a Jaume, pero os juro que cada metro lo recupero a precio de sangre. Troto en muchas zonas en las que él camina, pero es que ya sé cómo se las gasta él cuando camina con esos zancos que tiene por piernas. Lo he sufrido en muchos rogaines... Paso un avituallamiento líquido a escasos 30-40 segundos y tras el siguiente repecho me fuerzo a trotar un tramo que pica para arriba para acabar de contactar con él. Joder, por fin... "Què et sembla?"... "Suerte que era corrible la etapa..."... Comentamos un poco la jugada aprovechando que el camino empieza ya el descenso definitivo hacia Bossost. De todas formas recuerdo la situación parecida del año pasado en Valls d'Àneu, donde tras pegarme un calentón para alcanzarle después acabé pasando las de Caín en la última bajada. Así que me callo y me centro en coger el aliento. La bajada es incómoda de narices. Un sendero... bueno no, una traza desbrozada muy empinada que pone los cuádriceps a punto de caramelo. "Hay tres delante, no?"... "No, no, dos"... "Sí?"... "Si, si, Miguel y Lluís, no has visto al francés ahí en el avituallamiento?".. me dice... Así que se ve que el francés que iba delante ha explotado por los aires. Pues mira estamos en posición de podium de la etapa, quién me lo iba a decir al principio. Con estas buenas noticias voy afrontando el descenso, que al cabo de un poco pasa a discurrir por una pista que da acceso a un nuevo avituallamiento (km35). Lleno una de las bolsas de hidratación y pillo el enésimo trozo de sandía. "No se baja por la pista?", le pregunta Jaume al del avituallamiento... "No, no, por ahí, señalando otra traza herbosa empinada"... "Mejor"... Qué quieres que te diga, yo estoy para pocos romanticismos ya. Si nos ponen una pistilla cómoda donde poner el piloto automático no le voy a hacer ascos. Pero es lo que hay, y este último tramo de descenso resulta ser un contínuo de trampas en forma de palas de hierba empinadas y tramos de camino de mulas antiguo formado de piedras totalmente irregulares. Pobres mulas...
Pero bueno, dentro de lo que cabe noto que no bajo del todo mal y mantengo cierta agilidad, casi mejor que cuando vamos en llano y Jaume pone la marcheta de zancada larga. Así llegamos a Bossost, último avituallamiento (km38). "6 kilómetros a meta y 300 positivos", nos dice Miguel, de la organización. Bufff, yo contaba con 5 y 250 positivos, y por poco que me añadan ahora no me sienta nada bien... Venga va, a por ellos. Salimos calle abajo mientras mi madre me da otro trozo de sandía y un pañuelo para que me limpie los mocos, como si fuese el peor de mis problemas ahora mismo... Estos 500 metros de calle me entran mal en el cuerpo. De repente el sol parece que me cae a plomo en el cogote y noto la presencia el Tío del Mazo merodeando nuevamente por los alrededores. Salimos del pueblo y empieza el último repecho. A ver qué tal... Me pongo detrás de Jaume y bastoneo intentando adaptarme a su ritmo. No me sobra gran cosa pero voy aguantando. Hace un rato que me ronda una pregunta por la cabeza y al final me lanzo... "Què vols fer?... Vols apretar o arribem junts?"... "Si t'aguanto per mi arribem junts"... Así que tampoco va muy católico. "Venga pues pacte de no agressió"... "Sí, sí, como en los viejos tiempos"... me responde. Así que seguimos sendero arriba en modo equipo, como cuando buscábamos balizas. A todo esto la subida se me da mejor de lo que esperaba y antes de lo que pensaba llegamos a un rellano. "Ya está?", pregunto... "Osti, no se..."... Miro de reojo el perfil que está dibujado en el dorsal y no veo ningún descanso en esta última subida. Cuando llevamos unos 200 metros llanos empiezo a aceptar que se acabó la subida. La tendencia descendente confirma esta conclusión y animado me lanzo a por estos últimos tres kilómetros bajando con bastante alegría. Pero Jaume no está tan alegre. Parece que muscularmente la cosa está madura. Escucho algún amago de tropezón detrás de mí, hasta que los amagos se transforman en un trompazo definitivo. Sus gritos me confirman lo que era esperable, el trompazo trae de regalo que los gemelos se le han subido hasta las orejas. Subo hasta él y tiro de las puntas de los pies hacia arriba hasta que las rampas quedan más o menos controladas, pero entonces aparece un álien en el cuádriceps. Jugando con los tobillos de alguna manera el ataque sideral acaba siendo rechazado y le ayudo a incorporarse. "Tira, tira, ves trotant una mica" le digo, mientras recupero un palo que le ha salido despedido pendiente abajo. "Tira! Tira, que ja queda poc" me dice... "No home, no, tranquil, arribem junts"... Si además no creo que venga nadie porque diría que íbamos a buen ritmo. "Intenta no fer cap moviment extrany" le digo... En ese estado es cuestión de no mover ni un dedo extra. Parece que la situación se recompone y vamos bajando a un ritmo bastante bueno, suficiente para llegar al pueblo sin problemas. Aparecen las casas y unos voluntarios que nos cantan que la meta está a 600 metros. Una recta en bajada directo para cruzar la carretera y al otro lado se ven ya las vallas de meta. Me giro para comprobar que no aparece ningún perseguidor y compartimos estos últimos metros para entrar como tantas otras veces. Tengo que decir que me hizo especial ilusión poder acabar esta carrera así. Es curioso la de veces que he compartido llegadas con amigos y compañeros de batallas. Será una muestra de que el compartir momentos difíciles y especiales al mismo tiempo, crea una unión que supera con creces el espíritu competitivo. Es una de las cosas bonitas de este deporte.
Besos y abrazos
P.D: Como ilusión me hizo encontrarme a Tere justo después de cruzar la meta, después de muchos años. Una compañera de cuando hacía 800 metros en esa otra vida...
P.P.D: Balance de la carrera, tercera posición, tanto en la segunda, como en la tercera etapas (compartida en este caso) como en la general. Contento con el resultado, sobre todo porque creo que gestioné correctamente los recursos y fuerzas que tenía y corrí con la misma actitud positiva que en Cainejo. El primer día hice el esfuerzo que tenía que hacer, y el segundo y tercero supe adoptar el ritmo que me tocaba e ir de menos a más. Que me gustaría haber tenido más fuerzas y estar más cerca de los de delante? Pues sí, pero qué se le va a hacer... Si son mejores, pues son mejores. Quizá intentar gestionar mejor el tiempo del día a día, y conseguir entrenar y descansar mejor y de forma más óptima. Fácil de decir...
P.P.P.D: Rincón del freak, y por triplicado!
Tema sprint vertical: lo corrí con las Mazama de Brooks, con bastones (claramente positivos si estás acostumbrado a usarlos porque el camino era muy regular) y sin más equipaje que las llaves del coche
2ª etapa: zapatillas las S-Wings de Salomon (las softground). Una garantía en el agarre, cómodas y una vez les has puesto plantillas como dios manda, un neumático prácticamente perfecto. La ampolla del talón no fue culpa suya. Si metes el pie en el río puede pasar. Mochila: la Skin-5 con un paravientos que finalmente no hacía falta, dos bolsas de hidratación para ir alternando sales y agua,
cuatro geles de los líquidos de Power Gel. Bastones, los que tengo, los Black Diamond, que siguen siendo uno de cada talla hasta que en mi preferencia de gastos pase a la primera posición el comprar unos nuevos. Tengo que decir que ni lo noto.
3ª etapa: zapatillas las Sense Ultra de Salomon. Primera carrera que hago con ellas. Bien, son cómodas. Tienen un punto menos de agarre que las S-Wings Softground pero son algo más blandas, y por tanto mejores para más kilómetros. La idea era ir probándolas para ver si me animo a hacer con ellas todo un Ultratrail del Mont Blanc. En algún momento tuve molestias en la planta del pie, en la base de los dedos, pero es algo que me ha pasado con otras zapatillas y que va y viene. Mochila, como siempre la Skin 5, con 6 geles, 3 quesitos de membrillo y una bolsa de hidratación con alimento líquido. Me sobraron dos geles. En los avituallamientos, mucha sandía, algo de naranja y plátano.
P.P.P.D: y por último, pero no menos importante, felicitar a la organización por proponer este formato tan atractivo y hacer descubrir una zona del Valle de Arán que seguramente no es la más conocida. Sinceramente una carrera que os recomiendo mucho. Buen recorrido, buena organización y buen trato.
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