viernes, 23 de septiembre de 2016

Rialp Matxicots 2016


La Rialp Matxicots fue elegida en 2015 como la mejor carrera del año, lo cual viniendo de votos emitidos por los participantes en las diferentes pruebas es una garantía de buena organización, recorrido atractivo, trato exquisito y, en pocas palabras, trabajo bien hecho. El año pasado ya tuve el placer de recorrer estos caminos, en ese caso en la versión larga, de 82 kilómetros. El calendario de este año me hizo decantarme por la versión de media distancia, que consiste en recorrer los primeros 52km de la hermana mayor, probablemente la parte más bonita del recorrido completo. 52km con 4100m de desnivel positivo (reales), terreno bastante técnico, subidas fuertes y poco terreno de "piloto automático". Aquí tenéis el perfil y el recorrido de la carrera:

En pocas palabras, el tema consiste en una primera subida de más de 2000m de desnivel (con sus pequeños toboganes por el camino que añaden aún más metros al asunto), un tramo intermedio con subidas más cortas pero duras y un larga bajada final, sólo interrumpida por un repecho a 5km de meta. Por mi parte llegaba con sensaciones un tanto inciertas. Hace tres semanas del Campeonato de Europa de Rogaine en Aralar y la semana siguiente hice una carrera más corta (19km) de las Trail Series de Lleida, en Almatret, y metí un petardazo de los que hacen época. Cierto que hacía mucho calor y que salí sin agua, pero no puedo evitar preguntarme si el mejor momento de mi temporada ya ha pasado y las piernas ya van de capacaída (creo que es la primera vez que escribo esta palabra, seguro que está mal...). El miedo a las malas sensaciones está ahí, con la pequeña presión añadida de que si en esta carrera tengo malas sensaciones, va a ser un golpe duro para afrontar el último objetivo de la temporada, la Diagonale des Fous, dentro de un mes. En fin, salgamos y a ver cómo estamos realmente...
Y la salida en cuestión es a las 5:30 de la mañana, en la plaza mayor de Rialp, con un ruído presumo que no demasiado corriente en este pueblecito de montaña, que por otro lado durante este fin de semana vive volcado en la carrera. Justo antes de la cuenta atrás, momento para saludos y reencuentros, Jaume, Javi, Alberto, Txomin,... En pocos minutos nos volveremos a encontrar pero ya sobre los senderos. El speaker pone fin a la tensión con una cuenta atrás que lanza al pelotón por los callejones del centro del pueblo. Vamos cogiendo posiciones y afrontamos las primeras rampas tras las últimas casas. Veo que se pone delante un corredor que no conocía pero que Jaume me ha dicho que se llama Dani Parés y que está fuerte. Buena referencia, me pongo detrás suyo. Al poco rato pasan Carles y un chico con zapatillas y mochila INOV (Guillem, creo) y ganan unos metros. Por los alrededores aparece también Javi (Puit), Juanjo Oliva y un tipo de rosa con tatuajes que me pasa realmente fuerte. Yo sigo a lo mío, buscando mi ritmo y captando sensaciones con la curiosidad de ver si mis fuerzas están por ahí o se han ido ya de vacaciones. Esta primera parte es una sucesión de tramos de sendero que obligan a andar y tramos de pista prácticamente llanos o incluso con algún tobogán de bajada que permite alargar la zancada. De vez en cuando atravesamos algún pueblecito que a esas horas está dormido, exceptuando los acompañantes que han subido a animar al pelotón de motivados. En una de esas aparecen por ahí Jaume y Alberto, que participan ambos en la carrera larga de 82km (no lo había dicho pero salimos juntos los de 52km y 82km). Alberto lo trota todo, como si al ponerse a caminar se fuera a quemar los pies. Pues nada, si ellos que tienen 30km más corren, tendremos que hacer lo propio. Diría que los otros cuatro o cinco corredores que llevo por delante son de la corta. La verdad es que pasados 7 u 8 km y una horilla de carrera, puedo decir que al menos he entrado bien en la carrera. Me noto bien de piernas, bien de cardio y bien de respiración. Llegamos a Llessuí, donde está el primer avituallamiento (km10), pego un trago de Aquarius y me tomo un gel y un membrillo de los que llevo. "Vinga Albert, no et despengis del grup aquest" me grita Jaume "Tranqui, tranqui", ya que voy bien, empecemos a comer que si no después pasa lo que pasa.
Una vez ingeridos mis dos bocados de la mañana, aprieto un poco y recupero la distancia perdida en un tramo de asfalto más o menos cómodo que nos lleva a una pista que marca el inicio de la subida definitiva al Coll de Triador. Nos agrupamos un servidor, Carles, Dani Parés, Guillem, Juanjo Oliva y Jaume (estos dos últimos de la larga). Por delante va el tío de rosa y al que no veo es a Alberto, que como me dijo después ha decidido levantar un poco el pie. Sigo con buenas sensaciones y casi sin querer me pongo en cabeza del grupo.

Inciso: No lo había comentado pero voy sin bastones. No porque prefiera ir sin bastones, yo soy "bastonófilo" incondicional, pero si recordáis reventé uno en la Buff Epic Trail. Todavía no los he repuesto y como en la Diagonale des Fous no está permitido llevarlos, estoy aprovechando para acostumbrarme a ir sin ellos.

Así que manos en las rodillas voy siguiendo las banderolas que ahora nos guían por una serie de senderos de vacas que atraviesan unos prados en los que se empiezan a intuir las primeras luces del día. El chico de rosa sigue a unos 100 metros. En algún momento alguien dice que es de la larga. Joder, no sé quien es pero parece tenerlo muy claro... Las últimas rampas nos acercan al grupo de jeeps y espectadores que han subido hasta el Coll de Triador (2200m, km 16). Llegamos al avituallamiento Carles, Jaume y yo, con Dani un pelín más atrás. Jaume ni para. Yo relleno el flasco de agua, pillo un trozo de plátano y salgo junto con Carles. El resto de corredores se quedan un pelín más atrás. Tanto da. Yo ya me he declarado en estado oficialmente "contento" porque me estoy encontrando bien. No sé si estaremos yendo lentos o qué (no llevo reloj), pero ni rastro del miedo que tenía a no encontrarme bien de salida.

Las banderolas nos llevan por unos prados con pequeñas rampas de subida que nos acercan a la temida pirámide final del Montsent de Pallars. Aprovechando que Jaume se para un momento a cambiarle el agua al canario, Carles y yo le damos alcance y afrontamos las primeras rampas de subida juntos. Por delante sigue el de rosa a unos 100 metros, que se confirma que hace la carrera de 82km y por detrás parece que abrimos algo de hueco. La pendiente se acentúa y echo de menos los palos, pero dentro de la dureza subo relativamente bien e incluso recortando distancia con el corredor de cabeza. También aprieta el frío (después nos dijeron que en la cima estábamos a -4ºC) pero he aprendido del año pasado y hace un rato que me he puesto los guantes y los manguitos. Con eso y el calentón del desnivel, tiro relativamente bien. El recorrido pasa por una chimenea y sube varios escalones rocosos antes de llegar a la cima de la montaña, donde encontramos 15 o 20 personas entre organización y espectadores. Así da gusto correr...

Operaciones logísticas: guardar el frontal y comer algo. Carles se pone en cabeza y empieza a bajar a buen ritmo. Damos alcance al corredor de cabeza que parece que ha perdido algo del fuelle inicial o quizá simplemente ha decidido regular más en vistas de lo que queda. Atravesamos una zona de aspecto lunar que me gusta especialmente, antes de afrontar el repecho que nos lleva a la cima del Montorroio. Carles va en cabeza, se me va un poco en las bajadas y recupero en los repechos, siempre con sensación de controlar bien las energías. Jaume viene cerca detrás nuestro. Pasado el Montorroio nos lanzamos por una tarterilla a un collado y de ahí por prados en dirección al circo de Mainera, un entorno de alta montaña que ya atravesamos en sentido contrario durante la Buff Epic Trail, en julio. Comer y beber, comer y beber (como dice Perico) y vamos bajando algo relajados, de forma que cuando me doy cuenta han llegado unos cuantos corredores por detrás. Jaume, Emili (el de rosa) y también el chico de Inov (Guillem) y Dani Parés. Así llegamos al avituallamiento del Pas de Mainera (km25, 2200m).
Cojo algo de jamón salado, porque en al subida anterior he tenido algún amago de rampa lo cual puede indicar un déficit de sales. También algo de fruta y relleno uno de los flascos con Aquarius. Tengo mucha comida en la mochila así que poco más que hacer aquí. Sigamos. Salgo primero del avituallamiento, con Carles detrás y Mayayo (de carrerasdemontana.com) pegándose un sprint para echarnos unas fotillos. Un poco más atrás van viniendo el resto de corredores que se nos habían unido en el descenso anterior. Subimos ahora al coll de Picardes, un ascenso que alterna tramos realmente empinados con falsos llanos donde se puede trotar. Intento no cebarme en las subidas, no obsesionarme con distanciarme de mis perseguidores. Si me siguen, pues que me sigan. Eso me permite afrontar los tramos llanos con ganas y energías de trotar, de forma que mantengo una actitud activa y positiva en carrera. Bordeamos un bonito lago y nos aproximamos al repecho final, que es una rampa de las que quita el hipo. El año pasado las banderolas subían recto, pero este año el itinerario hace algo de curva hacia la izquierda. No hay camino, así que tanto da. Sigo con la misma dinámica, a mi ritmo, sin salirme de punto. Los demás parece que van siguiendo, sobre todo los Carles, Guillem y Dani. No se si van fácil o no, de hecho no sé si estamos yendo rápidos o lentos (es lo que tiene correr sin reloj ni referencias). Jaume y Emili sí que parece que aflojan un pelín.
Llego a lo alto del collado con vientecillo que arrastra pequeños cristales de agua-nieve. Las últimas rampas si que me han hecho subir un poco los colores así que me llevo a la boca un trozo de membrillo. Hay que seguir aportando gasolina al cuerpo. Empiezo la bajada por el sendero empinado que tan duro se nos hizo en la Buff Epic Trail, subiendo por aquí con Alberto y un corredor vasco. Enseguida noto que mis acompañantes se me han pegado detrás. Intento bajar lo mejor que puedo pero veo que no estoy en mi día más ágil. No sé si será el miedo a torcerme el tobillo derecho, que tengo bastante castigado desde hace un mes, con varios amagos de esguince. La cuestión es que a la que el terreno se abre un poco me empiezan a pasar, primero Guillem, luego Dani y finalmente Carles. Intento aumentar el ritmo pero se va abriendo algo de hueco. Aprovecho algún repecho para recuperar algo pero llegamos a la bajada definitiva hacia Super Espot y los tíos bajan a zancada limpia. Bueno... concéntrate y haz lo que puedas. El último tramo es menos técnico, simplemente bajada a saco por una pista de esquí, y parece que la distancia se estabiliza en unos 100m (30 segundos). Así llegamos al avituallamiento, donde volvemos a agruparnos los cuatro.
Lleno un flasco de repuesto que llevaba con polvos de hidratos de carbono (los que llevo usando desde Valls d'Aneu y que me van bastante bien), cojo un par de trozos de melón y salgo del avituallamiento junto con ellos, así que volvemos a formar un grupo de cuatro. Viene ahora una subida de unos 200 metros de desnivel, por un sendero cómodo que describe un par de eses. Vuelvo a estar en mi terreno y subo en cabeza, aunque mis compañeros me siguen sin problemas, sobretodo Carles y Dani. Sigo sin cebarme, sobretodo después de ver que necesitaré todas mis energías para intentar mantenerme con ellos en la bajada siguiente. Una vez coronemos sólo nos quedarán 17kms: 12 de bajada, 2 de subida y 3 más de bajada. El pequeño correctivo del descenso anterior me ha quitado el optimismo que tenía antes.
Llegamos a la cima y se nota que el final se acerca y los lobos empiezan a levantar las orejas y afilar las uñas. Antes íbamos charlando de vez en cuando pero ahora ya veo que Carles se pone en cabeza y empieza a poner un ritmo ágil. Hacemos un tramo por pista y nos metemos por un sendero a la derecha que flanquea y acaba girando hacia abajo para meterse de lleno en la Vall d'Assua. Dani coge la cabeza en un tramo de revueltas por un sendero relativamente llevadero. Yo voy tercero y de momento mejor que en la bajada anterior, supongo que por ir por camino y terreno menos técnico. A ver si llego al avituallamiento siguiente con ellos y me la juego en la última subida. Me concentro, dejo unos metros entre Carles y yo para ver bien el camino y voy bajando algo más cómodo. Contradictoriamente, aprovecho los tramos de breves subidas para recuperar aire y sensaciones. Empiezo a tener la esperanza de aguantar esta larga bajada. Además empiezo a intuir que Guillem, que va a cola de grupo, no va tan bien como me parecía. A ver si almenos aseguro el podium...
Pero en una de estas Dani se despista un momento... "Es por abajo!" dice Carles, y coge el camino correcto, con Dani inmediatamente detrás y yo igual. Cambio de liebre... No me gusta... El ritmo de Dani lo estaba siguiendo bien, ahora el cambio puede ser a mejor... o a peor. Y es a peor. Enseguida noto que Carles ha subido una marcha. El sendero es estrecho y baja sin mucha pendiente. Si estás bien y ágil se puede correr mucho. No es mi caso. Tengo que ir super concentrado para ver dónde pongo el pie y me voy notando cada vez más al límite y con la sensación de que en cualquier momento o me meto una ostia o me tuerzo el tobillo. De vez en cuando algún repecho salvador viene en mi auxilio, pero vuelve la bajada y Carles pone un ritmo despiadado. Cómo va el tío. Mira que es un tipo de camino que otras veces me va bien. Sendero rápido y poco difícil, pero hoy me parece mucho más técnico. Empiezo a hacer un poco la goma con Dani, primero cinco metros, después 10 y después 15, y finalmente llega el momento que tenía que llegar. En un tramo de hierba cruzando un prado (y probablemente ayudado por alguna moñiga de vaca) pego un resbalón y me voy al suelo. El tobillo bien, el golpe poco grave, pero pierdo 5 segundos y la poca dinámica que llevaba, con lo cual Dani y Carles aumentan la distancia. Mientras recupero el ritmo llega Guillem, me pregunta si estoy bien y seguimos hacia abajo sin tiempo que perder. Al no tenerles a la vista todavía me cuesta más mantener un ritmo rápido y pierdo algo más de terreno, hasta que salimos a una pista y veo que me llevan 100 metros. Al menos aquí se mantiene la distancia e incluso recorto algo antes de llegar al avituallamiento de Caregue (km46,5).
Bajo la rampa hacia el avituallamiento y veo a Carles que sale por la calle de abajo. A Dani me lo encuentro que sale del avituallamiento justo cuando llego yo. Debe haber unos 30 segundos entre cada uno de nosotros y yo le llevo otros tantos a Guillem. Qué estrés... Dani me ve y sale disparado, mientras yo me paro a echar un trago de Aquarius mientras mi madre (mis padres vinieron a verme a este punto) me rellena uno de los flascos con Powerade. Una completa estupidez por mi parte. Llevo el otro flasco lleno de Aquarius y nos quedan solo 5km, y voy yo y me quedo ahí bebiendo de una botella y perdiendo el tiempo en lugar de engancharme a Dani. En fin... Salgo calle abajo y después por un camino que baja al fondo de valle. A Carles no le veo pero Dani va mirando hacia detrás debatiendose entre los roles de cazador y presa. Cruzo el puente y corro hasta el pie del repecho. Aquí empieza de nuevo lo que debería ser mi terreno. Veo a Dani a unos 60 metros y eso me anima a trotar, aunque me digo a mi mismo que mejor no cebarme. Otra estupidez, te quedan sólo dos kilómetros de subida, aquí ya tienes que vaciarte completamente... El caminillo me lleva hasta el pueblecito de Escás, donde entre los recovecos de las calles no alcanzo a verle. Salgo por la parte arriba y de repente... sorpresa. Carles baja de frente por una carretera. Hay un coche parado. Le pregunto a una chica que por donde es y me señala en una dirección por la que sale un sendero bien marcado con cintas, justo a la derecha de la carretera (la mala pata fue que por la carretera, al fondo, había una cinta blanca vieja que se podía confundir y supongo que eso es lo que le pasó a Carles). Llego al camino junto con Carles, que llega en pleno estrés. "M'he perdut! Merda!"... "Bueno va, tranquil que hi ha temps i és aquí mateix". Veo que entra por el camino corriendo. "No et cebis, cap, que el tenim aquí mateix"... y me deja pasar para que marque yo el ritmo. Y eso hago. En otra recta vuelvo a ver a Dani. No está lejos, pero no está más cerca que al principio de la subida. Veo que Carles se queda algo... "Venga Carles! Oblida't del tema i no et rallis"... "Estaves baixant molt bé, les cames hi són, no deixis que el cap t'ho espatlli"... Pero esa es la teoría y sé muy bien que en la práctica estos despistes son una cortada de rollo. Poco a poco Carles va perdiendo algunos metros y yo me voy a por Dani. Pero sigo en la misma tónica, le voy viendo, tengo la sensación de que ya le recortaré, ya le recortaré... Pero no le recorto y a la que me doy cuenta se me ha acabado la subida. Un caminante me dice que ha pasado hace 30 segundos... Bueno vamos a intentarlo... Pero vuelve el descenso, territorio comanche. Acelero pero no suficiente. Algún escalón rocoso me hace prácticamente parar y por lo general, el sendero llanea flanqueando con la ladera que cae a mi derecha, perfecto para que en cualquier momento mi tobillo derecho se doble hacia ese lado... No alcanzo a ver más a Dani. En cambio el que sí llega es Carles, que se ha serenado un poco y vuelve a bajar como un avión. Le dejo pasar, le animo y sigo a mi ritmo, ya centrado en conservar la tercera posición. Me ha parecido que Guillem no iba fino, pero en las bajadas anteriores estaba bajando muy bien por terreno técnico y si se recupera me puede birlar el pódium fácilmente. Un amago de torcedura al salir a una pista me vuelve a reclamar concentración y precaución. La ruta va alternando tramos de pista y caminos con piedras para aburrir. Afortunadamente salgo a la carretera que lleva a la Barraca dels Caçadors, desde donde quedará solo un kilómetro hasta meta. Me giro y no veo a Guillem en 100 metros. Bueno, parece que la tercera plaza no la pierdo. Salgo a una pista y Carles va unos 80 metros delante de mí, ya más tranquilo ante la imposibilidad de alcanzar la primera plaza. Yo voy también tranquilo porque no voy a luchar por la segunda posición. Si no fuese por el despiste que ha tenido no hubiera dado alcance a Carles, así que mi plaza es esta y tan contento. Pero al entrar al pueblo veo que Carles se frena y me espera. "Entra, entra, tranquil!" le grito, pero me espera y entramos juntos a la última recta en un gran gesto por su parte. Nos damos la mano y la levantamos en esos últimos metros. Me paro un momento antes de la línea de meta. Me parece justo que cruce él primero y las posiciones queden así. Ha hecho una gran carrera y la bajada decisiva la ha hecho de una forma admirable. Al final Dani nos ha sacado dos minutos, en un final de carrera que ha sido verdaderamente entretenido. El tiempo, 6h47 para Dani y 6h49 para nosotros (Guillem llegó 4º con 6h55'). Un buen tiempo, teniendo en cuenta que Jordi Gamito, que no es un cualquiera, el año pasado hizo 6h58, bien es cierto que sin mucha oposición.
 
Por mi parte, un balance con un poco de todo, aunque seguramente más positivo que negativo. Me he encontrado mejor de como temía encontrarme. En las subidas me he notado con fuerzas y a pesar de ir sin palos (y de lo que me gustan...) he sido capaz de hacer la carrera a buen ritmo, con buena gestión del esfuerzo y sin momentos de crisis. En lo negativo, la sensación de que no mantengo el tipo en las bajadas, algo que ya me pasó en al Buff Epic. Respecto a los corredores que tengo a mi alrededor, tengo al sensación de ir mejor que ellos en las subidas pero bastante peor en las bajadas. No sé si es un problema de fuerza de piernas o si voy con miedo al tobillo o qué, pero la cuestión es que para ser competitivo en estas carreras hay que subir y bajar. Pero bueno, las conclusiones de la carrera son buenas, tengo chispa para entrenar este último mes que queda hasta la Diagonale des Fous, y no más carreras hasta ese día. Sólo un rogaine el 9 de octubre y por lo demás, a guardar el chip competitivo para el día D.
Un gran fin de semana rodeado de familia y amigos, disfrutando de la montaña y de la compañía, y volviendo a casa con la sonrisa en la cara. Y como no, agradecer a Carles el detalle de compartir esa llegada. Uno de esos momentos en los que te alegras de practicar este deporte.

Besos y abrazos

P.D: mención especial para los participantes en la prueba de 82km, que acabó ganando Alberto con un tiempazo de 10h57', pulverizando el record anterior; segundo Emili Rafecas, tercero Erlantz, un chico del país vasco y cuarto Jaume, un resultado espectacular después de los 100km de la Canfranc-Canfranc la semana pasada.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Campeonato de Europa de Rogaine - Sierra de Aralar

Buenas!

Aquí va la crónica del que probablemente era el segundo gran objetivo de la temporada, después del Buff Epic Trail del pasado mes de julio. Después de la experiencia del campeonato del mundo del año pasado en el norte de Finlandia, el objetivo era intentar mejorar el 9º puesto conseguido allí. Dado que todos los que quedaron por delante aquel día eran europeos, el resultado de aquel día era un buen punto de referencia para este campeonato. ¿Sensaciones a priori? Pues un tanto inciertas. Me hubiese gustado preparar mejor la orientación nocturna, pero entre carreras, trabajo y que un día que salí aquí cerca de Girona por poco soy atacado por un jabalí, al final el entreno nocturno se quedó en poca cosa. Tal como pasó en el Rogaine de Tinensa de Benifassá, Aurelio se unió a nosotros y acabamos formando un equipo de tres. Un gran fichaje dada su trayectoria y experiencia en estas lides. Os cuento cómo fue la cosa...
Llegué el viernes al mediodía en autobús a Lekumberri, un Sant Joan de les Abadesses versión Navarra profunda. Allí me encontré con Aurelio y varios amigos suyos, Isaac, Lidia, Esther, Carlos, Rubén... Con ellos pasamos la tarde, tumbados en una de las pocas sombras e intentando guardar las energías que necesitaríamos al día siguiente. Al atardecer fuimos con Aurelio a echar un vistazo a uno de los mapas de entrenamiento ofrecidos por la organización. Primeras impresiones, un mapa muy trabajado y con mucho detalle, los niveles de vegetación bien representados y los dos elementos clave que nos acompañarán durante toda la carrera: las ollas y el lapiaz. La zona está repleta de depresiones de distintos tamaños, desde rellanos con un par de metros de desnivel, hasta cráteres enormes de 40 o 50 metros de profundidad. En cuanto al lapiaz, se trata de esas zonas de roca calcárea donde se forman grietas de formas surrealistas, que dan lugar a un relieve de pasillos y agujeros enormes. Según oí hay agujeros de hasta 500 metros de profundidad. Prohibido caerse dentro... Tras el reconocimiento y la enésima cena a base de pasta de la semana, cedo a la tentación de ver de nuevo el último capítulo de Juego de Tronos antes de irme a dormir con un ojo puesto en las evoluciones de los amigos que están en el Ultratrail del Mont Blanc.

Y así llega la mañana del sábado, la recogida de dorsales y a las 9 la ansiada entrega de mapas. Tenemos tres horas para definir la estrategia. Aquí está lo que nos encontramos (en el link seguramente se ve mejor):
http://www.erc2016.com/wordpress/wp-content/uploads/2016/08/13th-ERC-Aralar-Spain_web_150.jpg
La salida y meta está donde sale la "HH", en la parte inferior derecha del mapa. Se ven claramente dos zonas. La blanca y verde del sur es zona predominantemente de bosque y la zona naranja al norte es terreno de prados y montaña más alta. Durante el rato de diseño de la estrategia corre el rumor, confirmado por la organización, de que está previsto un cambio de tiempo para la noche, con llegada de nubes y niebla y caída de las temperaturas para el día siguiente. La carrera empieza a las 12 del mediodía del sábado y acaba 24 horas más tarde, así que se deberán tener en cuenta todos esos cambios. En un principio partimos de la idea de hacer la zona abierta de noche y la zona de bosque de día, pero si llega la niebla pensamos que probablemente cubra seguro las zonas altas, así que cambiamos radicalmente de idea y decidimos intentar cubrir la mayor parte posible de la zona de prados antes de la noche. Por otro lado, a nivel de distribución de puntos la zona más cargada es el este del mapa, precisamente cerca de la salida. En vista de todo ello, la estrategia que definimos es la siguiente: saldremos hacia 41-87-95-96, que están relativamente cerca y así empezamos con balizas de alta puntuación, más cuando previsiblemente la gente esté bastante apelotonada y así será más fácil encontrarlas. De ahí vuelta hacia el este para cubrir toda esa zona: 47-35-78-61-97-153-154-143-172-105-155-104-171-142-88-152.

A partir de ahí entramos en la zona de prados, esperemos que todavía con varias horas de día por delante, para ir recorriendo las balizas hasta el extremo norte en la baliza 112. De ahí bajar al valle para hacer 68 y volver a subir para cubrir toda la parte noroeste. De ahí la idea es bajar hacia el sur, cubrir o no, según el tiempo, el bucle del extremo oeste del mapa e ir volviendo por la parte inferior, dejando, entre otras, las balizas que hay en el extremo sur, todo lo que queda por debajo de la zona prohibida (franjas rosas). Ese es el plan y obviamente a partir de ahí habrá que ir recortando cosas según vayamos viendo. Una aclaración sobre la puntuación. Los puntos de cada baliza son 3 para las 30 y pico, 4 para las 40 y pico... y así hasta las 120 y pico que valen 12, pero entoncen las 140 vuelven a valer 4, las 150 valen 5, 160 valen 6 y 170 valen 7. Es decir, si miráis el mapa, los puntos que marcan los números que salen en grande en cada baliza.
Vamos a ver qué tal se nos da la cosa...

Inciso: si queréis seguir nuestro recorrido y ver cómo nos perdemos durante la carrera se hizo un seguimiento a través de este link: https://tracktherace.com/en/erc-aralar-2016-erc-24h/race
Se puede ver cómo vamos evolucionando todos los equipos. Nosotros somos el 122, Fuby Sport. Francamente la aplicación está muy bien.

Tocan las 12 y salimos del recinto cerrado donde nos habían agrupado para la salida. Nosotros nos vamos por la esquina noroeste junto con tropocientos equipos más, que van en busca de la baliza 41. Las salidas de los rogaines suelen ser a un ritmo absurdamente elevado, aún más en el caso de carreras de 24 horas. Lo que suele pasar es que todo el mundo acaba siguiendo al de delante, que suele no tener ni idea de dónde está la baliza, con lo cual perdemos uno o dos minutos hasta que llega la marabunta y la baliza acaba siendo encontrada por arrollamiento. Así fue esta vez también. Tras fichar la 41 en la primera olla de la jornada, salimos a un camino al noroeste que conecta con otro más pequeño. Desde una curva hacemos rumbo oeste y basándonos en el relieve nos aproximamos a la 87, que fichamos en un pequeño montículo tras alguna duda poco importante. Seguimos a una pista al noroeste y bordeamos por el norte una zona de vegetación espesa para después aproximarnos a la baliza 95 a nivel. Al llegar a esta nos encontramos con lo que será un panorama típico de la jornada. Una zona abierta de lapiaz con surcos y agujeros enormes. Varios equipos están ya encallados aquí buscando el control, del cual la leyenda del mapa dice que está "en una cueva, debajo" (los símbolos de la parte superior izquierda del mapa). La progresión es lenta y hay mil agujeros que podrían ser la dichosa cueva. Afortunadamente somos muchos y es probable que caiga por K.O. En un momento dado me doy cuenta que dos tipos salen de un agujero más grande que los demás. Los veo que disimulan pero tienen cara de baliza. Hacen ver que miran el mapa y siguen buscando, pero a los pocos segundos salen decididamente en dirección norte. Me meto en el surco y efectivamente al fondo hay una cueva y allá al fondo de la cueva, está la baliza (lo de las tácticas estas de disimulo para despistar a los demás es como el poker, todo un mundo...).
Nosotros hacemos también un poco el papelón, pero la gente ya se va dando cuenta que ahí hay tomate. En fin, nosotros a lo nuestro y salimos lapiaz arriba en busca de la 96. Terreno lento hasta salir del lapiaz y bajar por bosque agradable hasta una pista. Alguna duda más sobre el punto de ataque, y vuelta al lapiaz, pero acabamos acertando la olla de la baliza. La siguiente (47) está en campo abierto, lo que facilita mucho las cosas. Espero que todas las de esta zona sean así, aunque esta solo valía 4 puntos así que normal que sea fácil. Nuestra estrategia pone ahora rumbo al este pasando por los tres puntos fáciles de la 35, dentro de una construcción antigua en la que se está la mar de fresquito, y apoyándonos en un camino que se aproxima desde el sur hacia la 78, que nuevamente está en una olla. Esta baliza es un ejemplo de lo que fueron muchas. Baliza dentro de una olla que se encuentra en medio de mil ollas, que tienes que esforzarte en identificar en el mapa, donde se superponen ollas grandes indicadas por curvas de nivel cerradas, depresiones más pequeñas que no llegan a cubrir una curva de nivel y están indicadas con una especie de U, y agujeros más pronunciados (simas) indicados con una especie de V. Un cristo de narices...
La 61 nos lleva a una situación similar y la 97, nos trae los primeros arañazos del día al toparnos desde el sur con una zona de vegetación espesa. El calor aprieta así que decidimos pasar por el punto de agua WP2 antes de ir a buscar los 5 puntos de la baliza 153. Con los depósitos llenos la baliza 153 cae fácilmente, así como la 154, que está dentro de una curiosa cueva donde hay una chica haciendo fotos. De ahí volvemos a apoyarnos en la carretera y subimos en diagonal por una ladera boscosa hasta la 143. De camino a la 172 nos ponemos a charlar y eso hace que nos despistemos en una revuelta, con lo que acabamos atravesando terreno más complicado de la cuenta. Saliendo de la baliza nos cruzamos con otro equipo (estonios creo que eran) que tienen pinta de llevar buen ritmo (son los Team Salomon que acabaron en el podium). La idea es bajar hacia la 105 siguiendo una serie de ollas que recorre la dirección suroeste-noroeste, pero entre el bosque no es evidente y damos algún rodeo antes de encontrar la baliza. De ahí ya por rumbo acabamos en el punto de agua, donde encontramos a la pareja del Team Salomon, que nos han adelantado.

Salimos antes que ellos y cubrimos fácilmente los 5 puntos de la 155, para salir después por una zona abierta a un camino que nos aproxima a la 104. Decidimos atacarla desde el este. De camino hacia allá me pregunto que son esos puntos rosas que indica el mapa... Eso pasa por no fijarse en la leyenda, resultó ser "lapiaz peligroso". Acabamos metidos en un laberinto de grietas y además con vegetación. No hay manera de encontrar la baliza, que parece estar en un pasillo al norte de una olla rodeada por cortados. Damos un montón de vueltas y nada. Cuando ya casi estamos a punto de irnos sin ficharla, nos encontramos al equipo de Francesc, Marc y Guillem, que vienen de la baliza. Estaba un poco más al oeste... Bueno, hemos perdido 10 minutos pero al menos la marcamos.
Después de la tormenta llega la calma y las balizas 171 y 42 aparecen en sendas ollas sin mayores contratiempos. A mí lo que hace un rato que me preocupa es el agua. Dada la cantidad de comida que tenía que llevar he optado por salir sólo con los dos botellines y dejar el camel en la tienda. Vamos los tres así pero veo que a mí por lo menos se me va a hacer justo. Planteo a mis compañeros la opción de pasar por el punto de agua WP2 entre las balizas 88 y 152, aunque implique dar vuelta. Vamos debatiendo el tema cuando de repente aparece una cabaña delante nuestro. Vamos a mirar si hay un grifo... No lo hay, pero sobre un banco junto a la puerta aparecen... ¡Tres coca-colas! No hay dilema. Han caído del cielo para nosotros, cuales lobos huargos para los jóvenes Stark, así que sin un atisbo de duda nos las bebemos. Hay que decir que Aurelio le dejó cinco euros a nuestro ángel de la guarda.
Esto despeja el dilema sobre si ir al punto de agua. Seguiremos con lo que llevamos hasta el próximo punto de agua, para el que nos quedan entre 3 y 4 horas. Una pequeña ida y vuelta nos lleva a la 88 que está, no lo adivinaríais, en una olla y tras retroceder avanzamos por una vaguada agradable hasta una serie de ruinas donde se encuentra la 152. Ello nos deja al borde de la zona de prados más abierta, que va a ser la tónica en lo que queda de horas de luz. Atravesando collados y lomas, bordeando ollas, van cayendo las siguientes balizas, 162, 49, 34,... A mi el efecto coca-cola ya se me
ha pasado y vuelvo a estar con el estrés de ir racionando el agua. Me voy concediendo un trago para celebrar cada vez que hacemos una baliza, pero ha hecho mucho calor y no es suficiente. Me noto en estado de pre-crisis. Voy optimizando el recorrido para no hacer ni un metro extra de desnivel. La 77 aparece en el fondo de una olla infinitamente profunda, con el añadido de que después hay que volver a remontar. Sorprendentemente, justo después de eso noto que recupero algo de chispa mental y sentido del humor, señal de que el peor momento puede haber pasado. Nunca entenderé cómo funciona esa montaña rusa. La neurona se recupera y soy capaz de aportar en la búsqueda de la 160 y la 103, donde nos encontramos a unos franceses que a la postre serían cuartos. Salimos hacia la 45 con los franceses detrás y nos cruzamos con Isaac, Lidia, Ester y compañía, que vienen en sentido opuesto. Los 4 puntos caen fácilmente. Se acercan las últimas luces de un día caluroso, que no hacía presagiar el cambio de tiempo que nos anunciaban por la mañana, pero aquí aparece entre nosotros la invitada que estaba anunciada para la fiesta. Un mar de nubes cubre el fondo del valle ante el que nos encontramos. La parte alta de la montaña se mantiene despejada, así que fichamos la 75 y la 112 ante una puesta de sol espectacular sobre un mar de algodón.
Pero el algodón no engaña y viene a nuestro encuentro mientras bajamos hacia el fondo del valle. Seguimos el fondo de una vaguada y aún hay algo de luz, así que no es grave y si había alguna preocupación, se esfuma cuando llegamos a la ansiada fuente. Qué placer! Recuperamos bebida y comida, que la teníamos, yo al menos, algo descuidada desde hace un rato. Ya a la luz del frontal subimos por un camino que pasa junto a otro punto de agua y ponemos rumbo a la baliza 68. Cuando llegamos a ella ya no hay luz y la niebla reduce la visibilidad a escasos 10 metros. Esto va a ser divertido. Hay un camino principal más marcado, por el que veníamos y después otro sendero que vuelve en dirección norte y que pasa a unos 100 metros y 40 de desnivel de la baliza. Nos pasamos la entrada del sendero y llegamos hasta una curva más arriba. Volvemos un poco y empezamos a atravesar, pero sin ninguna referencia. Atravesamos, vamos arriba, abajo, algo separados para tener más opciones de chocar con la baliza... Nada. acabamos saliendo al sendero y avanzamos más hacia el norte, buscando indicios de una pequeña vaguada donde debería estar la baliza. Nada. Volvemos. Llegamos al cruce del sendero con el camino principal. Venga, aquí sabemos dónde estamos. Segundo intento. Volvemos por el sendero y en un cierto punto, me parece que algo más lejos que antes, volvemos a subir. Vemos algo que parecen cortados, pero ni rastro de la baliza. Todo lo que encuentro es una cometa. Surrealista. Desmoralizados decidimos renunciar y recuperar el sendero o el camino principal. En estas que llegan más luces desde arriba. "La habéis encontrado?"... "No, estáis en el camino?"... "Sí, sí". Dos equipos bajan desde lo alto de la montaña. Nos juntamos ocho personas. Consejo de guerra. Decidimos hacer un último intento. El tercero, ocho personas barriendo la montaña. Nada, no hay manera. Tercer nulo. Para casa... Hemos estado una hora pululando por aquí, en un círculo de 150-200 metros alrededor de la baliza (os recomiendo que miréis el track, entorno a las 9h20, y veáis lo cerca que estuvimos en el primero de los intentos... desesperante).
Ya en el punto de agua WP10, decidimos cambiar totalmente de estrategia e ir en busca de una zona donde no haya niebla. Nos vamos por el camino rumbo al sur, con la idea de ir después al oeste hacia la zona del "Half" en la baliza 33, que es zona baja, otro valle y quizá no se haya metido la niebla igual. Lo cierto es que siguiendo el sendero estamos a punto de perderlo varias veces, pero finalmente llegamos al cruce y cogemos la pista hacia el oeste. El resto se han ido hacia el sur, a dormir en la Hash House (en la salida y meta). Estamos bastante desconectados. Una lástima porque toda la primera parte se nos había dado bastante bien. Nos ponemos a trotar, más por pasar el frío que por otra cosa. Nos encontramos a unos rusos, pero no hay manera de comunicarse para saber si de donde vienen hay niebla. Y de repente... Estrellas. Hombre! Hay vida! Toca volver a enchufarse. A ver qué tenemos por aquí...
Hacia el norte hay un 12 y un 8 pero eso implica subir hacia la niebla. Aunque sean menos puntos y la aproximación no parezca evidente, parece mejor bajar al sur, al fondo del valle, e ir a buscar las balizas 85 y 65. La aproximación a la primera es algo complicada porque hay que atravesar vegetación espesa, pero una vez cruzado el río Aurelio la acierta rápidamente junto a una roca. De ahí vamos yendo a nivel en dirección a la 65, buscándonos la vida a veces por el río, a veces más arriba... Salimos a una pista que nos permite atacar la 81, lentos pero relativamente seguros. Bien, ya hemos vuelto a entrar en la carrera, rehagamos la estrategia. Una opción atractiva sería ir al Half, donde hay un avituallamiento y caldo caliente pero en cambio puntos pocos. No, mejor vamos directamente al bucle del extremo oeste, que tiene bastantes puntos, pasando antes por la 53 y así aprovechamos para coger agua en el WP16. Después del bucle oeste a ir volviendo, que ya tendremos faena.
Y a ello nos ponemos, yendo a buscar primero los caros 5 puntos de la 53, que implican cascarse una subida de narices entre el bosque. La neurona nos empieza a fallar, uno pelándose con las ramas, otro con los bidones y Aurelio gritando "Sois seres humanos?" cada vez que intuimos una luz de frontal. Tras reponer agua nos dirigimos a la 100. Nos ofrece dudas. Bosque, pocas referencias, posible niebla arriba... Atacamos por un senderillo y a partir de una marcada revuelta a la izquierda nos ponemos a contar los pasos. Tenemos que hacer unos 200 metros y poner rumbo norte, así que cuando llevo 280 (soy el contador oficial) doy el alto. Mirada a la brújula y norte, norte y más norte, de cara a la pendiente. Hay una pequeña vaguada a la derecha, puede ser que sea lo que se ve en el mapa. Subimos y subimos y en un momento dado veo que ante mis ojos aparece el revoloteo de gotitas de agua reflejando la luz del frontal. Efectivamente, nos metemos en la niebla. Más difícil todavía. Seguimos subiendo, ahora sin mucha referencia, pero llega un momento que empieza a soplar algo de viento. Bien, nos acercamos arriba. Salimos a lo alto de una cresta, el terreno baja con fuerte pendiente al otro lado. Será lo alto de la montaña o una olla? No se ve nada... Pero un momento! Sí que se oye! Se oyen vacas allá abajo, delante nuestro. Tenemos que estar arriba de todo. Perfecto, nos hemos pasado la olla donde está la baliza, pero por poco. Derecha? Izquierda? Yo juraría que hemos tendido más a la derecha que a la izquierda, así que tocaría volver un poco al suroeste. Probamos... Bingo! Estos 10 puntos dan mucha moral. La necesitábamos después de la debacle de hace un rato.
Subidos en la buena ola vamos a la 90 con un recorrido a nivel bastante óptimo, aprovechando los caminillos que hacen las vacas, que son muy listas y les gusta ir a los sitios sin subir ni bajar. De ahí hacemos un freestyle en diagonal pero vamos a parar de lleno a una zona de vegetación espesa, cosa que nos lía un poco pero acabamos dando con la pista que buscábamos y atacando bien la 50. Poco secreto hasta la 60, casi todo camino, y hacia la 91, que fichamos apoyándonos en una zona de bosque blanco y una franja de terreno por lapiaz. La 40 (Oh sorpresa!) es prácticamente de regalo, más allá de que hay que correr un buen trecho por pistas y carreteras y tras ella viene un bonito sendero por un desfiladero que de día tiene pinta de ser impresionante. En un desvío ponemos rumbo a la 110. Son 11 puntos, y como tales no son ningún regalo. Están en una olla (cómo no...) pero la zona es como la cocina del Celler de Can Roca, no hay dónde escoger... Al final tras varias iteraciones acabamos dando con la buena, justo cuando se empiezan a intuir las primeras luces del día. Próxima parada, baliza 70: una subida de narices, un tramo a nivel y a intentar encontrar el árbol correcto. De ahí podríamos ir a nivel a través de zona de bosque blanco, pero al final optamos por subir a la cima de al montaña y bajar al otro lado, que probablemente sea más rápido y con más referencias. De esa forma hacemos la 54.
Las fuerzas van bajando y el tiempo pasa sorprendentemente rápido, así que toca ir pensando en la táctica de vuelta. Frente a nosotros tenemos un camino que lleva recto hacia el este, en la buena dirección. Hay otras balizas con más puntos alrededor (73 y 102) pero nos da miedo perder mucho tiempo en ellas, así que acabamos optando por hacer sólo la 67, que se tacha por camino. De ahí subimos hacia la 44, en un agujero, que acertamos a la segunda. Ultima parada a por agua en el WP4 y nos vamos a por los 11 puntos de la 113. Atacamos un pelín antes de la cuenta y acabamos bastante encallados en una zona de lapiaz, nuevamente sobre rocas que abren sus fauces dispuestas a dar buena cuenta de nosotros. El lapiaz lo que tiene es que no hay forma de mantener el rumbo fijo, así que acabamos bastante despistados y pasando a la táctica de tumbar la baliza por K.O. Eso quiere decir empezar a pulular por la zona y cruzar los dedos. Cuando empezaba a pensar que nos íbamos de vacío de repente tenemos un espasmo de lucidez y damos con la olla correcta. Nos quedan dos horas, así que toca cerrar el tema. Abrimos el mapa y trazamos el recorrido: 76-59-161-48 y si nos da tiempo los dos treses del final (31 y 32). Afortunadamente vamos haciendo sin problema y llegamos con 40 minutos de margen a la carretera que nos permite atacar estas dos últimas. Además la gente vuelve a concentrarse por aquí, cosa que facilita las cosas. Fichados estos últimos puntos, ponemos rumbo noroeste y salimos a la última bajada que nos conduce a la meta, a la que llegamos tras 23h49' de deambular por prados, ollas y lapiaces.

El hecho de que se haya podido seguir la carrera por Internet hace que inmediatamente sepamos la clasificación: quintos (sextos contando un equipo mixto veterano, y primeros del Campeonato de España).
Balance de la carrera, hombre, la verdad es que a mí todo el percance de la niebla me dejó un poco desmoralizado. Entre la baliza 112 y hasta que volvimos a hacer algún punto con la 85 pasaron nada menos que 3h y 7 minutos. Así no vamos a ningún lado. Es una lástima porque hasta entonces lo estábamos haciendo bastante bien. Sólo en los alrededores de la baliza 68 estuvimos una hora de reloj. Evidentemente la niebla es para todos pero claro, según la estrategia te pilla más o menos rato y en uno u otro sitio (en el bosque te queda algo más de visibilidad que en los prados).
Dentro de la sección "a toro pasado todos somos Manolete", podemos plantearnos qué hubiera pasado si...
- En cuanto a la estrategia, yo creo que globalmente estaba bien, creo que volvería a hacer algo parecido.
- Pequeños cambios: quizá dejar el último 7 y el 11 del atardecer y bajar directo a 74 y 68 para hacerla aún con algo de luz.
- En cuanto a la 68 propiamente dicha, quizá lo mejor hubiese sido hacer un único intento pero tomando como referencia el cruce del sendero con el camino principal. Ahí sabemos dónde estamos. Contar los pasos por el sendero y hacer rumbo. De esa forma puedes acotar un círculo de unos 100 metros de diámetro. De otra forma llega un momento que no sabes si estás más al norte, más al sur, más arriba o más abajo. Por K.O. en la niebla es imposible, ni con ocho personas, porque solo vas a ver la baliza si estás a menos de 10 metros.
- En cuanto a la niebla, creo que nos comió totalmente y no supimos adaptarnos a ella. Igual que la manera de funcionar cambia de la noche con respecto al día, con la niebla es igual. Creo que la brújula pasa a ser el elemento principal y que entra en juego el estimar la velocidad y el número de pasos para discernir dónde estas sobre el mapa. También buscar zonas donde el relieve sea marcado, ya que la dirección de máxima pendiente siempre la puedes identificar. En cambio, yendo por una zona plana o un valle no muy definido es mucho más complicado (de hecho nos costaba seguir el GR). He estado mirando las evoluciones de los equipos de delante y a los que le pilla la niebla (como los franceses) me da la impresión de que lo gestionan así.
- Después de todo eso, quizá a la hora de recuperar el ritmo y rediseñar la estrategia podríamos habernos lo tomado con más calma y renunciar a 85 y/o 65, pero en fin, creo que aún recuperamos el ritmo razonablemente bien.

Viendo los resultados, creo que mejorando algunos de estos puntos podíamos aspirar a estar cerca de la lucha por la tercera plaza (hubo también 50 puntos que no subieron a nuestro marcador porque por algún motivo no quedó registrado el paso de Aurelio por la baliza 153). En fin, globalmente creo que podemos estar satisfechos con el resultado. El terreno no era seguramente el que mejor se adapta a nuestras condiciones y ni el avance ni la orientación eran fáciles, más bien al contrario. Aún así creo que niebla aparte, al resto de las situaciones creo que nos adaptamos razonablemente bien y salgo de la carrera con la sensación de haber aprendido y de orientar mejor que antes.
En cuanto a la carrera en sí, quiero destacar el gran trabajo de la organización en todos los aspectos, pero sobre todo en la realización del mapa, que tenía un detalle espectacular. Correr 24 horas con un "mantel" de casi un metro de ancho en el que están representadas todas las puñeteras ollas, todos los cambios de vegetación, todas las vaguaditas,... es una auténtica gozada. No era nada fácil, y había balizas realmente escondidas, pero bueno, eso es igual para todos. En cuanto a los compañeros, un placer haber compartido esta aventura con Jaume y Aurelio. Creo que formamos un buen equipo, con buena compenetración y en el que cada uno aporta su granito de arena en diferentes momentos, cosa que en una prueba de 24 horas es muy importante.

Telita con el rollo que os he pegado, felicidades a l@s que hayáis llegado hasta aquí!

Besos y abrazos