miércoles, 14 de septiembre de 2022

Campeonato del mundo de Rogaine - Paprsek (República Checa)

Van saliendo con cuentagotas pero cuando salen son intensas...

La última cita de la temporada era el campeonato del mundo de rogaine. Después del fiasco de 2019, con la pérdida del sportident a las 8 horas de carrera (y consecuente descalificación), tenía una espina clavada y la pandemia había postpuesto por dos años la posibilidad de quitármela. Por el camino, desde entonces unos problemas físicos han hecho que Aurelio me dijera que 24 horas a tope eran demasiado para un cuerpo que ha pasado por mil batallas de diversa índole. A pesar de que yo sé que no está tan lejos de ese nivel como dice, respeto y valoro su decisión y estoy encantado de haber compartido otras carreras más cortas como el Campeonato de España del mes de junio, en Tragacete, un bonito día en que volvimos a compartir balizas y con un fantástico resultado que por fin borró el mal sabor de boca de hace tres años.

Pero la historia de hoy va del Campeonato del Mundo de Rogaine, que corrimos la semana pasada (26-27 de agosto) en la estación de esquí de Paprsek, al norte de la República Checa y tocando a la frontera con Polonia. En primer lugar, es muy de agradecer el esfuerzo realizado por la FCOC y en particular por Santi (el presi) por organizar el viaje y encargarse de una logística en la que seguramente yo debiera haber colaborado más. También por haber conseguido la colaboración de ICEBUG, que contribuyó con una equipación que cumplió con creces.

Después de experiencias con diversos compañeros, al final el proyecto de este mundial tomó forma en compañía de Andris. Letón de origen y tarraconense de adopción (vive en Torredembarra), hacía tiempo que veníamos coincidiendo en carreras por aquí, mayoritariamente rogaines pero también en la edición de The Bandit de 2021. Fue en el transcurso de esta carrera (que él finalizó con una espléndida actuación) cuando hablamos por primera vez de la posibilidad de correr juntos este campeonato. Pasó el tiempo y un día de esta última primavera recibí un whatsapp... "I think we should go to rogaining in Gavarres next weekend, and start preparing world championships"...

Y así, con una carrera y sólo algunos entrenos juntos nos presentamos en República Checa. Aunque pueda parecer poco, lo cierto es que hemos aprovechado bien esos días y discutido bastante sobre la carrera, estrategias, alimentación, filosofía... Así que aunque siempre es bueno haber compartido más experiencias creo que íbamos bien preparados y concienciados. Más dudas me ofrecía mi estado físico, que a lo largo del verano he sentido menguar, con unas sensaciones (y datos objetivos de entrenos) que me infundían una incertidumbre un tanto desagradable. Sea como sea llegó el día y la mañana, y esa sensación de dejarse de especulaciones y enfrentarse de una vez al reto.

Como en todos los campeonatos internacionales, la carrera empezaba a las 12h (del viernes en este caso). Las 9h30 fue la hora seleccionada para repartir los mapas. Esto es lo que nos encontramos (adjunto el link del seguimiento, que creo que es la mejor manera de ver el mapa y seguir la crónica): 

Live centrum – WRC 2022 (rogaining.cz)

PlayMap (play-map.com) (este por si lo queréis sin el seguimiento GPS)

LA ESTRATEGIA

Lo primero que hacemos es subdividir el mapa en partes y sumar puntos (para mí siempre el punto de partida). En este caso hacemos 6 partes, 3 arriba y tres abajo. Por este orden, los puntos en cada zona són: 134 - 78 - 69 - 134 - 31 - 74... Wow... Primer aspecto importante, hay un desequilibrio exagerado en la distribución de puntos, en favor de la zona oeste. De hecho, solo en las dos partes del oeste hay más puntos (268) que en las cuatro restantes (252). Además, la zona centro sur está prácticamente "vacía", con sólo 31 puntos a base de unos cuantos controles de poca puntuación (4 puntos como mucho). A parte de la distribución de puntos, más cosas interesantes que identificamos de cara a preparar la estrategia:

·       El mapa es grande... La escala 1:30.000 es superior al 1:25.000 más habitual en este tipo de rogaines. Eso me tiene con la mosca detrás de la oreja y la sensación de que el terreno de juego es más grande de lo que nos pensamos…

·       La salida (y llegada) está en la zona este del mapa, ligeramente decantada hacia el norte, pero con margen hacia este lado como para dejar lugar para algunos controles bastante jugosos (destacan los 15 puntos de las balizas 101 y 52, muy juntas entre sí).

·       Además, la salida está en una zona bastante alta, sobre todo en relación a la zona que le queda al sur, aspecto a tener en cuenta si acabamos llegando desde esta dirección (las llegadas en subida siempre son traicioneras).

·       En la zona suroeste hay una enorme zona prohibida en la que no hay balizas, lo cual hace que los 134 puntos de este sector todavía estén más apretados y la densidad de puntos sea muy alta.

·       Esta zona prohibida sólo se puede cruzar por los caminos. Mirándolo en detalle, vemos que realmente hay pocas opciones y que las únicas formas de acceder o salir son: 65 – 39 (extremo oeste), 96 – 45 (al norte de esta zona) y 98 – 108 (al este de esta zona). También estaría el enlace 77-96, pero la verdad es que ni lo consideramos porque a nivel de estrategia global nos parece poco práctico.

·       Destacan dos zonas de concentración de balizas: la encerrada por la zona prohibida (48 puntos: 97-39-67-58-78-96-98) y la que queda justo al este de ésta (49 puntos: 108-29-69-79-28-68-88-59-38). Tampoco están mal los 47 puntos de 54-45-104-63-43-62-72. Todo esto está hacia el oeste…

·       A nivel de orografía se podría decir que de manera global hay una zona alta que va del noreste hacia el centro oeste, donde se bifurca en dos  brazos que van uno hacia el norte y el otro hacia el sur. A partir de ahí, una serie de brazos secundarios conforman un relieve bastante irregular que únicamente se suaviza en la zona del centro-sur, que por otro lado es la menos atractiva a nivel de puntos

·       Los puntos de agua están bastante separados, pero con lo que ha llovido y con lo que hemos visto en el paseo que nos hemos dado, creo que el agua no va a ser un problema

·       Aunque la zona oeste salga claramente favorecida a nivel de puntos, el otro extremo del mapa presenta balizas bastante atractivas que no se pueden dejar pasar, y además algunas líneas de conexión bastante lógica que las hacen aún más jugosas: 87-105-26-85 y 107-106-86

A la vista de todo esto nos disponemos a trazar la estrategia. La primera idea de la que partimos es… llegar a la zona oeste tan pronto como sea posible.

A la hora de trazar la salida uno siempre tiene la tentación de empezar recogiendo algunos de esos puntos “fáciles” que suele haber en las proximidades del inicio y meta. Personalmente siempre he sido partidario de dejar esas balizas para el final, porque es lo que te permite adaptar la estrategia en la última parte de la carrera y aprovechar todo el tiempo haciendo puntos, con la certeza de tener la meta controlada y que no se hace tarde.

Partiendo de la idea de salir hacia el oeste, la opción que nos parece más interesante es salir por 61-90 y de ahí girar hacia 51. El relieve es más o menos favorable (dentro de que en esta carrera tocará afrontar bastante desnivel), empezamos con un 6 y un 9 que nunca vienen mal. Salir por otra línea más al sur tipo 23-55-75-95 no encaja tanto a nivel de estrategia global, ya que esa zona nos parece más interesante para la vuelta, teniendo en cuenta que el centro-sur del mapa lo vamos a dejar.

Una vez en 51 tenemos la duda de si hacer el 40 antes de seguir hacia 70 y 80. Lo decidiremos en función del inicio. Más allá, incluimos el 30, también con dudas, para hacer entre 80 y 91. Está bien conectado con 80 pero son grandes distancias para sólo 3 puntos.

Una vez en 91 entramos en la zona “sabrosa”, que hay que empezar a barrer. Lo primero que planteamos es un bucle hacia el sur, aprovechando la forma del valle: 91-60-43-63-54-45-104.

A partir de aquí se nos plantean dudas… La 81 parece bastante colgada, pero son 8 puntos… Si la dejamos, una opción que no parece mala sería hacer 62-72, pasar al oeste de la zona prohibida pequeña (cuadrícula rosa) y cubrir 73-74-103 antes de bajar al norte hacia 92 y 89. El desnivel no pinta mal (aunque ojo la subida 62-72) pero renunciamos a los 8 puntos. En cambio, la opción 104-72-62-81-92-89 tampoco pinta mal, y bien mirado la conexión 62-81 no es mala por el sendero que sigue la carena. Dejamos abiertas las dos opciones.

En caso de optar por la primera opción lo que viene después es evidente: 89-71-102-84-94-77 (o intercambiando 84 y 94). En caso de elegir la segunda, nos quedarían aún 74, 103 y 73 por hacer. Nos debatimos entre dos opciones: 71-103-73-74-102-84-94-77 o bien 71-102-84-94-74-103-73-77. Luego lo vemos…

Una vez llegados a 77 vuelve a ser bastante evidente. Si somos ambiciosos y queremos cubrir toda la esquina suroeste (que se plantea seguramente como la zonas más rentable por la densidad de puntos), la idea sería hacer 77-65-39-97-67-58-78-96-98. En caso de ir justos de tiempo, seguramente debamos renunciar a 96.

Una vez en 98 viene el principal talón de Aquiles de la estrategia que estamos construyendo: saltar la zona prohibida hasta 108. Hay subidote de narices y bastante distancia, pero creemos que es el precio a pagar si queremos recorrer el mapa en antihorario. Además al otro lado nos esperan cuatro balizas muy juntas: 108-79-29-69… Nos pasa por la cabeza hacer una modificación importante, y salir de la región suroeste saltando de 96 a 104-45-54 (y acortando el bucle que hemos trazado en la primera parte), pero eso nos genera un bucle hacia el sur que nos parece poco natural, tipo 54-66-59-88-79-108-29-69-68-38-34-… teniendo en cuenta que no vamos a atravesar el centro sur (que es un solar…). Así que de momento pagamos el precio del salto 98-108

Una vez al otro lado dibujamos 108-79-29-69-68-88-59-66, con la puerta abierta a incluir 28 y/o 38 si vamos bien de tiempo. Más allá el objectivo es conectar con la zona central, donde hay 5 balizas concentradas (76-53-75-95-24). Planteamos el camino por 66-34-32-76-53-75-95-24.

Aquí ya nos vamos dirigiendo a la zona este del mapa, donde vuelve a haber una zona de bastantes puntos (aunque no tantos como en el oeste). De 24 vamos a buscar la línea interesante de 37-87-105-26-85. En la versión más ambiciosa, seguiríamos por 35-57-107, para encadenar la otra línea interesante de 107-106-86. Y de aquí cubriríamos la franja más oriental por 86-56-33-64-82-93 (con dudas de si ahora o después) – 83-51-101. Y acabar yendo de 101 hacia la meta por 93 si no la hemos hecho antes, y barrer lo que podamos de 21-22-42-20-23-44.

Con las dudas que siempre ofrece la complejidad de un mapa de 24h, pero creo que no hemos hecho un mal planteamiento. Vamos a ver en qué se traduce a la hora de la verdad…

LA CARRERA

La cuenta a tras resuena por todo el prado desde el que salimos. En nuestra esquina de salida coincidimos con Aurelio y Juan, y también con Marta, Raquel y Guille. Se levanta la cinta y salimos por un camino a ritmo muy pausado. Normalmente en la salida siempre hay gente que sale despendolada pero me sorprende que esta vez no es así. De hecho, me doy cuenta de que somos relativamente pocos yendo en esta dirección. El ataque a la 61 es sencillo, aunque la adaptación a la escala 1:30.000 hace que los detalles no sean evidentes. Aún así Andris lo ve claro y cogemos fácilmente nuestros primeros 6 puntos.

Después de este primer control aún nos quedamos más solos porque otros equipos se van hacia el este. Sólo tres equipos vamos hacia la 90, cosa que me sorprende. “Está bien porque casi nadie ha cogido la táctica buena” le digo en broma a Andris. Otro de los equipos son Roger y Pol. Llegamos a la 90 atacando por unas roderas (vamos viendo que muchos de los “senderos” del mapa son en realidad roderas de tractores que sacan madera) y siguiendo a nivel hasta unos cortados.

90-51: muy sencillo yendo a buscar la pista asfaltada y a partir de ahí trote constante para llegar en bajada a la baliza

51-40: como el inicio se ha dado sin incidentes nos animamos a ir a buscar estos 4 puntos, principalmente por pista, un pequeño tramo medio campo a través hasta el collado previo y de ahí bajada apoyándonos en la pista del oeste y yendo a buscar la confluencia de vaguadas

40-70: subida por rumbo N-NO hasta la carena, para seguir un sendero (frontera R. Checa – Polonia) hasta un desvío por otra carena y ayudándonos por la brújula bajamos por la vaguada hasta la 70

70 – 80: salimos por un camino desde la misma baliza, rumbo norte por pistas más o menos marcadas hacia la zona alta donde está el control, decantándonos a la izquierda y una vez arriba seguimos por lo alto hasta la cima de más al oeste

80 – 91: nos hemos ido dando cuenta de que las distancias son grandes, así que decidimos dejar los 3 puntos de la 30. Los bosques en esta zona son bastante penetrables, así que bajamos directo rumbo oeste tomando como referencia un espolón. Una vez en el fondo del valle tenemos la duda de si rodear por la derecha (terreno abierto, más largo y menos pendiente) o subir recto hacia la baliza. Al final optamos por la segunda opción, afrontando una pendiente de narices. Creo que es el primer momento en que noto que mis fuerzas no son las mejores (aparte de echar de menos los palos). Más allá del calentón de la subida, encontramos los cortados fácilmente y la baliza en el extremo sur.

91 – 60: bajamos al otro lado en diagonal hacia la izquierda, hasta llegar a la carretera del fondo del valle. Cogemos agua en una fuente de la casa de un vecino. Hace calor y mucha humedad y siento una necesidad de beber tremenda. Afortunadamente baja agua por todos lados. Al otro lado subimos por un prado en otro repecho duro que nos lleva hasta una pista, por la que subimos al trote. Los dos repechos nos han quitado las ganas de hablar. Tomando como referencia el punto más alto del repecho atacamos la baliza subiendo ligeramente en dirección sur.

60 – 43: nuevo control sin problemas apoyándonos en la pista que va hacia el sur y bajando ligeramente a por el control

43 - 63: volvemos a la pista y seguimos rumbo sur, sin demasiados problemas más allá de que nos desviamos un pelín hacia abajo al llegar al control

63 – 54: seguimos la pista en dirección sur hasta llegar a una doble curva y a partir de ahí seguimos la vaguada que toca hasta dar con la baliza, nuevamente sin problemas

54 – 45: cogemos rumbo noroeste campo a través, hasta llegar a un espolón poco definido por el que subimos a la pista que nos lleva a la 45

45 – 104: los truenos que oíamos desde hace rato materializan su amenaza y empieza a llover mientras salimos campo a través. Cruzamos un espolón y vamos siguiendo a nivel aprovechando alguna trocha que ya se ha formado. Pasamos una primera vaguada y en la segunda llegamos a estos 10 puntos, sin mucho más problema que la lluvia.

104 – 72: Respecto al dilema que teníamos en este punto, finalmente decidimos no dejar la 81, así que ahora toca 72. La lluvia cae cada vez con más fuerza y por si fuera poco empieza a granizar, afortunadamente las piedras no son muy grandes y es soportable. Andris ni se inmuta y avanza por un sendero horizontal a buen ritmo. Yo voy haciendo lo que puedo, con las gafas medio empañadas, cosa que me impide mirar el mapa (me las tengo que ir quitando, lo cual es un rollo…). Tras varios desvíos identificamos (o identifica Andris, porque yo no veo un carajo) el camino que sube a la 72, que se ha convertido en un auténtico torrente. Subimos hasta la cima y encontramos el control hacia la izquierda, mientras deja de llover.

72 – 62: bajada relativamente plácida, desvío a la derecha y otro a la izquierda por un espolón desdibujado que conduce a la 62

62 – 81: Parcial sencillo a nivel de orientación, largo a nivel de recorrido pero 8 puntos que creemos que valen la pena.

81 – 92: cogemos rumbo oeste campo a través, aprovechando algunos caminos que no salen en el mapa (hay bastantes…) pero que nos llevan en la buena dirección. Una vez abajo subimos campo a través hasta una pista asfaltada que usamos para ir a buscar un sendero que nos deja junto a la baliza, sin demasiados problemas.

92 – 89: volvemos al sendero y a la pista asfaltada. Tramo fácil en todos los sentidos, que usamos para ir discutiendo lo que viene a continuación

89 – 71: en un principio habíamos visto la línea directa a través de la pista de esquí, pero decidimos coger el sendero de más al este, más largo pero más progresivo en cuanto a pendiente. Aquí teníamos el dilema de si después de 71 hacíamos 103-73 o las dejábamos para después de hacer 102-84-94-74. Cambiamos de opinión unas 20 veces mientras subimos, añadiendo una tercera alternativa que es ir ahora mismo hacia 73 y hacer 73-103-71-102-84-94-74. Al final tiramos todas las reflexiones a la basura y volvemos a la opción inicial: 71-102-84-94-74-103-73. Atacamos la 71 por el sur, dando algo de vuelta pero asegurando el tiro.

71 – 102: parcial predominantemente de bajada, sin grandes dificultades para lo que son 10 puntos

102 – 84: acabamos de bajar y trotamos ligeramente hacia arriba hasta un cruce desde donde hay que ir y volver hasta el control. Intentamos pasar algo de largo para ahorrar tramo de pendiente fuerte. Se trata de subir hasta la cima así que no hay demasiada duda.

84 – 94: Volvemos al cruce e iniciamos la subida por el otro lado. Hace rato que mis piernas me plantean dudas, que ahora se concretan en este nuevo repecho. Un cambio de pendiente nos anuncia el control a la derecha, sobre unas rocas, en un balcón la mar de estético.

94 – 74: Seguimos subiendo mientras se hace de noche en el cielo y más aún en mi interior. Me sabe mal pedirlo porque es fallo mío de planificación pero… “Sorry Andris, but for the balance of the team, I think it will be better if you lend me a pole…”. Seguimos con un palo cada uno. Me alivia algo, pero la pájara va más allá y cuando salimos a la pista me empiezo a rezagar. Andris me deja el otro palo y yo me olvido del mapa y me centro en mantener un ritmo. Llegamos a un punto donde toca atacar por pendiente a saco. Volvemos a tener un palo cada uno. Andris es el que lleva el timón y yo en este momento me dedico a sobrevivir. Llegamos bien al control, donde nos encontramos con Marta, Guille y Raquel.

74 – 103: salimos a un sendero y de ahí a una pista, por la que vamos hasta un cruce. Ya con frontal y rumbo noroeste, nos metemos en el bosque, aunque tendemos demasiado a la izquierda y nos desorientamos algo. Vamos corrigiendo hacia la derecha y encontramos la zona semiabierta de rocas que nos ayuda a identificar la ubicación del control. Resolvemos los 10 puntos salvando la papeleta bastante bien.

103 – 73: regresamos al cruce y de ahí por camino al noreste y dejándonos caer sobre la vaguada de la derecha

73 – 77: volvemos hacia arriba, donde veo con satisfacción que la pájara de antes va controlándose y la alimentación da sus frutos. El parcial es por pistas y no tiene mayor dificultad. Por el camino paramos en un refugio que es punto de recarga de agua.

77 – 65: seguimos rumbo sur, hasta una pista que seguimos a la izquierda (este) para conectar con otro camino que nos lleva por lo alto de la montaña hasta el control

65 – 39: seguimos el descenso por camino y en el collado cogemos la pista, por el oeste, que bordea la montaña a nivel hasta la baliza

39 – 97: los 9 puntos están cerca pero pueden ser traicioneros. Cogemos la pista que va por lo alto y al poco de empezar a subir bajamos en diagonal a la izquierda. Tomando como referencia los claros y con bastante inspiración por parte de Andris, encontramos el control

97 – 67: vamos a buscar la pista y la seguimos hasta el riachuelo del control. Justo cuando llegamos salen Magí y Laura, lo cual nos ayuda a seguir el senderillo que accede a la baliza

67 – 58: seguimos otro tramo de pista y cuando gira al noroeste nos dejamos caer entre una zona más clara y el bosque, hasta llegar a una pista asfaltada. De ahí cogemos un senderillo que va directo a la baliza

58 – 78: tramo sencillo, por pista hasta un espolón por el que hay que bajar hasta el control

78 – 96: dudamos algo pero decidimos que mejor por la carretera de debajo. Tramo de trote tranquilo, hasta un camino que ataja a una pista, ya muy cerca de la baliza. También sin problemas

96 – 98: volvemos a la pista asfaltada y cruzamos de frente hasta una pista que va recorriendo a nivel hasta las proximidades de la baliza. Una vez cerca, perdemos algo de tiempo buscándola más arriba de la cuenta. Nada grave, por suerte.

98 – 108: justo pasada la medianoche viene ahora el parcial temido. Subimos derecho hacia arriba hasta una pista y giramos a la derecha hasta el punto donde empieza la pista de esquí. Varias luces están haciendo lo mismo que nosotros. A ritmo constante, afrontamos la vertical, yo por mi parte con bastantes más fuerzas que hace un rato, afortunadamente. En lo alto de la rampa encontramos un grupo de gente junto a una hoguera. Muy a nuestro pesar seguimos adelante por un tramo más cómodo de pista que permite trotar. Otro trozo de sendero nos deja en lo alto de la subida. De ahí sólo queda una bajada por senderos y un último tramos algo más confuso que nos deja algo a la izquierda (norte) de la baliza. 1h10 de parcial me dejan con la duda de si realmente valía la pena… Lo veremos al final…

108 – 79: después de un parcial de 1h10, uno de menos de 7 minutos. Poco que decir

79 – 69: decidimos dejar la 29, que implicaría 100 metros extra de desnivel, y vamos hacia una pista asfaltada, al este. Nos cuesta identificar la entrada de un senderillo que nos ha de aproximar a la baliza. Una vez lo cogemos, en algún punto se desvía a la izquierda y nosotros nos vamos demasiado abajo, haciéndonos perder una altura que prácticamente nos hubiese llevado a la 29. Sea como sea, llegamos al sendero que sube, tieso para arriba hasta la 69.

69 – 88: seguimos el camino en dirección noroeste, por el espolón, hasta la cima y de ahí a la derecha intentando identificar caminos hasta una construcción donde está el control

88 – 68: bajamos hacia la derecha, apoyándonos en algunos senderos (algunos que no están en el mapa) hasta una vaguada por la que vamos bajando hasta que interseca con una pista

68 – 38: a Andris le ofrece dudas, pero yo creo que vale la pena ir a por ella porque viene bastante de paso. Bajamos por una pista en diagonal y cuando se junta con otra bajamos de frente a la vaguada

38 – 59: de la propia baliza sale un senderillo que vamos siguiendo hasta una pista asfaltada. En una curva cerrada a derecha toca subir por un camino que deja en el control.

59 – 66: salimos en diagonal hacia arriba para ir a buscar un sendero, algo confuso al principio, que va siguiendo a nivel, conecta con una pista y poco más allá nos deja en otro sendero que ya lleva hasta la baliza

66 – 34: por la vaguada se baja más o menos bien, así que vamos bajando hasta una pista asfaltada, y de ahí por un sendero que lleva hasta el fondo del valle. Vamos subiendo en diagonal por unos claros hasta dar con el camino que accede al control. Aquí cometemos el error de navegación más importante de la carrera. Hay un punto en que se mezclan varios desvíos y nos liamos buscando la baliza más al oeste de la cuenta. No era complicado, pero uno de esos momentos en que te ciegas viéndolo de una manera y no sales de ahí… Creo que perdimos unos buenos 10 minutos.

34 – 32: tirada larga pero por caminos y sin complicación

32 – 76: vamos por pistas hasta una carretera, giramos a la derecha y atacamos la baliza por una pendiente importante pero sin problemas

76 – 53: de vuelta a la carretera, la seguimos en dirección norte. Algunos caminos a la derecha que nos están en el mapa nos despistan un poco, pero acabamos dando con el bueno y siguiendo la vaguada. Yo me despisto un poco con algunos detalles que no están en el mapa, pero Andris lo tiene claro y encontramos la baliza

53 – 75: seguimos rumbo este hasta una pista que sube en diagonal, conecta con otra y va hasta un collado. De ahí avanzamos a nivel por un sendero hasta la roca del control

75 – 95: con las primeras luces del día, seguimos a nivel hasta ver los cortados y corregimos algo hacia arriba

95 – 24: camino en dirección este-sureste, hasta una carretera, y de ahí a la derecha hasta un camino que sube un poco hasta uno de los pocos controles de 2 puntos que estamos haciendo.

24 – 87: con la facilidad de la luz del día e identificando los diferentes prados, nos acercamos a una pista que nos deja en una carretera importante. Decidimos dejar la 37 porque vamos viendo que toca asegurar los puntos gordos del este. Decidimos ir hacia la 87 por la carretera, donde nos encontramos con Pablo y Carol. Nos hace pasar algo de largo pero se corre más rápido. El ataque a la baliza es por un sendero, sin demasiados problemas.

87 – 105: volvemos a la carretera y antes de llegar a una zona privada (gris) salimos por la derecha. Está algo chafado, pero los 10 puntos no dejan de ser algo complicados. Vamos tendiendo a la izquierda y tomando como referencia el espolón subimos a encontrar el cortado

105 – 26: bajamos a un camino y seguimos por terreno llano. Los 2 puntos no tienen más dificultad que tener que subir a una pequeña cima

26 – 85: nos quedan menos de 5 horas, hay que ir controlando… Salimos de nuevo a la carretera, hasta un desvío, y de ahí cogemos un camino hacia el este, ligeramente por encima de una pista asfaltada. A medida que nos acercamos a la baliza subimos al noreste por terreno algo abierto hasta dar con el control

85 – 57: decidimos renunciar a la 35 e ir directamente a 57. Contando los controles previstos veo que nos quedan 15, y 4h30. 3 controles por hora es más de la media que estamos haciendo, aunque es cierto que al final están más juntos. Sea como sea, estará apretada la cosa… De momento subimos por una pista que nos deja en un collado entre prados. Tenemos la duda de si atacar desde el oeste o desde el este. Al final optamos por esta opción, aunque el terreno sucio junto a la baliza nos impide acortar y no sale a cuenta. Perdemos un minutillo extra pero nos metemos los 5 puntos en el bolsillo.

57 – 107: parcial de 10 puntos relativamente plácido avanzando por carretera, camino que ataja y más carretera, hasta meternos en un curioso cortado en medio del bosque

107 – 106: volvemos a la carretera, sugiero ir por el camino que va por los prados, hasta una curva, desde donde avanzamos a nivel hasta los cortados de la baliza. Está demasiado abajo, por lo que hubiese sido mejor venir por la carretera, más teniendo en cuenta que mis piernas ya no me dejan trotar cuando la pendiente pica bastante para arriba.

106 – 86: más carretera y trote cochinero diésel dejando la mente en blanco. Aparte del cansancio, pocos problemas.

86 – 56: nos metemos en las últimas 3 horas y 11 balizas hasta meta. Demasiadas… Creo que va a tocar escoger entre 83 y 93. De momento la 56 es sencilla, por pista, con sensaciones no demasiado malas después de pegar un buen trago en el río de abajo. Parcial de 17 minutos, no està mal.

56 – 33: Parcial en subida, por prados y pista, que resolvemos en 20 minutos.

33 – 64: estos parciales serán clave para ver a dónde llegamos. Salimos por pista atravesando un collado y a la derecha por un camino que nos deja junto al montículo de la baliza: 8 minutos, quedan 2h24 y 8 controles (contando 83 y 93).

64 – 82: bajada fuerte en dirección norte para ir a conectar con un camino que sube en diagonal. 100 metros de desnivel que cubrimos tirando de lo que queda. Parcial de 14 minutos, quedan 2h10 y 7 controles máximo. Es mejor dejar 83, asegurar que podemos hacer 93, y en cualquier caso compensar con balizas de la meta. Es posible que 20+23+44 cuesten lo mismo que la 83 ella sola. Vamos a 93…

82 – 93: en lugar de subir recto por la carena bordeamos a la derecha porque se ve algo de camino. Acaba saliendo mal porque la vegetación es bastante sucia, lo cual nos va empujando hacia arriba y acabamos casi en el collado al que hubiéramos llegado con la primera opción. De ahí seguimos pendiente arriba y al otro lado del espolón nos tiramos a la 93, donde nos encontramos con Joan y Ricard, aparte de bastantes otros equipos que están rematando la faena. Parcial de 26 minutos, 5 balizas (ya hemos quitado la 83) y 1h44 por delante.

93 – 52: ya se va viendo que como mucho podremos hacer estas 5 y gracias. Bajamos al fondo del valle, seguimos al norte y cogemos un camino ascendente que va girando al este, hasta un collado. De aquí vamos a nivel y algo en bajada, combinando una serie de caminos que Andris va identificando muy bien. La travesía sale bastante bien y nos deja en la 52 bastante bien parados. Parcial de 26 minutos, 4 balizas por delante y 1h18.

52 – 101: este parcial es clave, la baliza está muy cerca pero esos 10 puntos pueden esconder alguna trampa. Bordeamos un espolón y bajamos en diagonal por terreno bastante empinado. Cruzamos una pequeña vaguada poco definida y algo más allá salimos al cortado bajo el que están estos 10 puntos. No ha salido mal… 9 minutos, 3 balizas por delante y 1h09. Creo que la meta está controlada.

101 – 21: toca una última tirada larga que empieza por una subida tremenda, por la pendiente y por el barro. Cruzamos una pista y el terreno  se suaviza, cruzando una zona elevada donde salimos a un camino con bastantes excursionistas que nos va llevando por la zona alta. Vuelve el piloto automático y guardando cada vez menos nos aproximamos a la 21, que no ofrece complicaciones. Parcial de 34 minutos, 2 balizas por delante y 35 minutos. No podemos dormirnos

21 – 22: está muy cerca, por una pista, pero nos tiramos antes de la cuenta a la vaguada y acabamos con más complicaciones de las previstas, porque el terreno está bastante sucio. Para ser 2 puntos, bastante peleados. Parcial de 9 minutos, sólo queda la 42, y 26 minutos por delante.

22 – 42: tramo bastante guarro para acabar, porque al poco de seguir la pista atajamos directo hacia arriba a través del espolón. Basándonos en la referencia de un terreno claro atacamos la baliza a nivel hasta una vaguada. Terreno técnico y con bastante vegetación, por donde Andris se mueve muy bien y yo hago lo que puedo. Parcial de 10 minutos, rumbo a meta y 16 minutos por delante.

42 – meta: deshacemos el camino dándolo todo para asegurar el tiro y deseando llegar a la pista para estar seguros de que no hay más problemas. Salimos a ella y empezamos a correr cada vez más rápido. Después de 24 horas sólo queda el push-push-push de Andris, para darlo todo hasta el final. Tenemos tiempo, pero quien sabe, imagina que empatamos y hay desempate por tiempo. Sea por esto, por acabar con esto cuanto antes o por filosofía de vida, la cuestión es que corremos como posesos por la pista ayudados, eso sí, por una pendiente descendente que colabora en el empuje. Tras un par de cruces pasamos junto a la salida (triángulo) y seguimos por la pista asfaltada que lleva hasta la meta. Entramos a galope tendido (o eso siento yo), justo 5 minutos antes del tiempo límite.

POST CARRERA:

Tras el apretón final y después de cruzar la meta las energías caen por los suelos, y nuestros cuerpos hacen lo propio. Mis primeras sensaciones son bastante depresivas… Me sabe mal no haberme encontrado bien físicamente, no haber llegado en las condiciones óptimas que he sentido en otros momentos del año. Está claro que he dado lo que tenía, de eso no tengo ninguna duda, pero el ir justo me ha quitado lucidez y siento que no he aportado lo que debía en cuanto a orientación. Por otro lado, la estrategia, donde quizá sí que he tenido más responsabilidad, después del largo cruce que hemos hecho en la zona suroeste me genera algunas dudas. Y en cualquier caso me parece que a pesar de haberlo dado todo, el ritmo puede que no haya sido suficiente. Afortunadamente hemos cometido muy pocos errores de orientación, principalmente gracias a Andris, pero aquí la gente orienta bien, así que tampoco sé si será suficiente. Andris me ve bajo e intenta animarme, pero la verdad es que estoy en estado de descompresión un tanto triste.

Las cosas se recomponen cuando se acerca una chica por detrás y me dice “sois el equipo Icebug, verdad?... creo que ibais primeros”… “Si?”… “Sí, salíais primeros hace un rato en el seguimiento GPS”… Intento no hacerme demasiadas ilusiones porque otras veces ha habido fallos con eso, pero mis sensaciones empiezan a cambiar. Eso es que lo hemos hecho mejor de lo que pensaba… Poco a poco vamos teniendo más inputs que van en la buena dirección y al final se confirma la buena noticia… No os negaré que el momento en el que me doy cuenta que hemos quedado “primeros del mundo de algo” me sube una sensación por el cuerpo, a medio camino entre la satisfacción, el orgullo y la alegría. No dejamos de ser un deporte amateur, no seremos tantos como en otras disciplinas, pero qué queréis que os diga… Estamos contentos 😊


ANÁLISIS POST-CARRERA:

No sé cuant@s seguís aquí, pero ya puestos, vamos a batir un poco más la mayonesa con un análisis de los resultados. En cuanto a los nuestros en particular, hicimos 4420 puntos (recordad que en los mundiales y europeos los puntos están multiplicados por 10, no me preguntéis por qué). La distribución por horas fue la siguiente:

0h – 2h: 39 puntos (6 balizas)

2h – 4h: 34 puntos (6 balizas)

4h – 6h: 40 puntos (5 balizas)

6h – 8h: 42 puntos (5 balizas)

8h – 10h: 37 puntos (5 balizas)

10h – 12h: 48 puntos (7 balizas)

12h – 14h: 23 puntos (3 balizas, aquí fue la tirada larga de salida de la zona suroeste)

14h – 16h: 28 puntos (5 balizas)

16h – 18h: 34 puntos (6 balizas)

18h – 20h: 35 puntos (6 balizas)

20h – 22h: 50 puntos (7 balizas)

22h – 24h: 32 puntos (6 balizas)

Si comparamos la primera mitad con la segunda mitad, tenemos 240 puntos frente a 202, es decir que en la primera mitad hemos hecho del orden de un 20% más de puntos que en la segunda. Una vez hice un análisis de este incremento (1ª parte vs 2ª parte cogiendo resultados de rogaines y salía que la mayoría de veces está entre el 20% y el 60%). Por tanto podemos decir que nuestra carrera fue bastante constante. También en esta línea, decir que en la primera mitad hicimos 34 balizas y en la segunda mitad 33, es decir que un ritmo muy constante.

En este sentido tengo que decir que Andris es en buena parte el responsable, porque es un tema que tiene muy claro. Normalmente todos tendemos a salir más rápido de la cuenta y después vamos cayendo, intentando que la caída sea lo menos posible. La primera vez que corrí con él me sorprendió que salíamos muy lento… En cambio, durante la carrera (en aquel caso de 6h) el ritmo fue obsesivamente constante, a veces incluso con la sensación de que acelerábamos. En este caso, con 24 horas, este aspecto fue especialmente importante. Como dice él “keep constant, keep a good modo, and keep pushing”

En cuanto a la estrategia, creo que fue otra de las claves. Si bien me fustigué un tanto sobre mi estado físico y me hubiera gustado sentirme más útil en cuanto a orientación (cierto que la lluvia, la humedad y las gafas empañadas no ayudaron), creo que la estrategia fue bastante acertada.

Mirando los 5 primeros equipos las estrategias fueron:

1º ICEBUG Catalunya MO: antihorario (ya comentada)

2º Jednoznacne Neomylni (Estonia): prácticamente opuesta a la nuestra

-        Tuvieron que renunciar a controles de la zona noroeste y norte

-        Se les hizo tarde y volvieron relativamente directo las últimas 2 horas recogiendo pocos puntos

3º Inov-8 klacky (Rep Checa):

-        Hacen un bucle horario hacia el este, pasan por la meta y después hacen un bucle horario (más o menos contrario al nuestro) hacia el oeste

-        Tienen que renunciar a algunos controles de la zona noroeste y norte.

-        Creo que el paso por la meta quita bastante tiempo, aunque puede que el llevar menos peso lo compense

4º Team Columbia – Kilpi (Rep Checa)

-        Muy parecida a la nuestra, pero yendo aún más directo a la zona oeste (renunciando a 61-90-51)

-        Entran a la zona suroeste por 96, renunciando a 65

-        Dejan algunos controles más por el camino, pero globalmente parecida

5º Lupus Extrem (Finlandia)

-        Sentido global horario

-        Empiezan recogiendo casi todo lo del este

-        Dejan la zona central para el final, renunciando a la zona norte

-        Dejan también el extremo noroeste

Visto todo ello, creo que el hecho de priorizar la zona oeste y de hacer la mayor parte con luz (sector noroeste) fue un acierto. Algunas de esas balizas se nos podrían haber complicado bastante por la noche. Creo que también estuvimos acertados en el control del tiempo y gestionar la renuncia de balizas como para tener tiempo de hacer todo el este. Tal vez nos sobró el 40 de la parte inicial, creo que eso nos costó 20 minutos. Sólo con eso creo que no nos daba para ir a la 83, pero quizá si para cubrir los 8 puntos de meta (20-23-44), aunque muy justo, quizá hubiésemos necesitado no equivocarnos tanto en la 34. Otra posibilidad era renunciar a la 32 y hacer directamente 34-76. En nuestro caso los parciales fueron de 27’ para 34-32 y 18’ para 32-76. Creo que 34-76 directo serían unos 22-24 minutos, con lo cual ganas algo más de 20 minutos que con los otros 20 minutos de la 40, creo que daban para hacer la 83 del final y alguna de las bajas de al lado de la meta (por lo menos 44). Con esa modificación creo que ganamos entre 50 puntos (caso de hacer 83 y 44) y 90 puntos, caso de hacer también 20 y 23.

Estoy encendido lo sé, así que sigo con más frikadas…

Me he entretenido haciendo un Excel con nuestros parciales pasados a minutos, y he dividido los puntos de la baliza a que corresponde cada parcial por los minutos del parcial. De esa forma tenemos los puntos por minuto de ese parcial o dicho de otra forma lo rentable que es cada baliza. Me ha salido el siguiente gráfico…

 


Lógicamente es variable, y para cada grupo de balizas de una puntuación el rango del resultado es amplio, pero se ve bastante claro que hay una tendencia a que las balizas de más puntos en este caso eran más rentables.

Bueno pues, yo creo que no os aburro más y que lo podemos dejar aquí, al menos por mi parte. Se admiten críticas y discusiones, serán bienvenidas.

ÚLTIMA REFLEXIÓN

Por no acabar con matemáticas y a modo de conclusión, me quedo con lo positivo de esta carrera, que por mi parte ha sido una buena estrategia y una lucha constante para contrarrestar la falta de fuerzas. También el haber vivido esta experiencia con Andris, de quien en el poco tiempo que llevo corriendo carreras y entrenos con él, he aprendido muchas cosas y a quien agradezco la oportunidad de haber afrontado este objetivo común con tantas ganas. En los últimos tiempos he tenido la sensación de que había dos objetivos deportivos que tenía ganas de conseguir. Este era uno (los que me conocéis os podéis imaginar cual es el otro…).

Y en este momento me acuerdo de todas las experiencias vividas en este mundo del rogaine, tanto con los que he compartido experiencias puntuales, como Javi (Puit) y Marc (Serrallonga), como aquellos con los que he compartido etapas. Desde aquella primera vez (2010 si no recuerdo mal) en que nos apuntamos con Lluis y Roma a The Wild Boar, en aquellos tiempos en que el mítico equipo Clinker acudía anualmente a esta cita en l’Espluga Calba.

Después con Jaume, con quien empecé a vivir el rogaine de un punto de vista más competitivo, llegando a ganar por primera vez un campeonato de España, y con las primeras experiencias en campeonatos del mundo (2015) y Europa (2016).

También con Tommi, de quien siempre recordaré la clase magistral del campeonato de España de 2015, en que nos sobró (le sobró) media hora para acabar todas las balizas del mapa.

Y por supuesto con Aurelio, con quien he compartido tantas aventuras y momentos, no solo en carrera. Desde el campeonato de Europa en Aralar, también con Jaume, hasta el último campeonato de España del mes de junio en Tragacete, pasando por la fantástica carrera de la Toscana en 2017, en el campeonato de Europa de aquel año. Y también por aquel mal día de la Molina en 2019. Cómo me hubiera gustado que el resultado de esta vez se diese también aquel día… Pero me quedo también con lo positivo y lo más positivo son los momentos compartidos y las personas con quien los vives, y en ese sentido no hay sportident perdido que estropee lo que hemos compartido con Aurelio.

Besos y abrazos

lunes, 4 de julio de 2022

Chartreuse Terminorum 2022

 























La Chartreuse Terminorum es una carrera inspirada en la Barkley y que sigue unas normas muy parecidas. Cinco vueltas, libros que encontrar, salida a una hora indeterminada entre medianoche y mediodía, aviso a toque de corneta una hora antes… Las principales diferencias son que las vueltas son de 60 km (un total de 300 km) con unos 4500 m de desnivel positivo cada una de ellas, y el tiempo límite es de 16 horas por vuelta, para un total de 80 horas. No os negaré que es te objetivo vino a remolque del principal, que era la Barkley, y estaba a expensas de cómo acabase la aventura en Estados Unidos. Una vez las cosas fueron como fueron, tomó fuerza este nuevo objetivo, en parte como manera de hacer números para volver a ser admitido el año que viene para volver a Tennessee.

Con este planteamiento me presenté en Saint Pierre de Chartreuse, lugar de salida de la prueba, muy bien acompañado por mis padres y Anna, que se encargarán de proporcionar una ayuda fundamental durante la carrera. El jueves 16 de junio, por la tarde, es la entrega de dorsales y la publicación del mapa. También he tenido que traer una matrícula, y tengo que decir que gracias a Aurelio, no hay matrícula con más carisma que la mía: un mini del 1972. Me sorprende que el recorrido está relativamente concentrado, con una serie de bucles que van describiendo subidas y bajadas. El recorrido parece seguir mayoritariamente senderos, o al menos eso es lo que indica el mapa. Algo más tarde de lo previsto, me pongo a trabajar la descripción y marcar el recorrido sobre el mapa. Ceno sobre las 19h30 y me voy con Anna a la zona de acampada, para dormir en la furgo a la espera de la señal. Me tumbo finalmente sobre las 21h15, algo estresado por lo tardío de la hora y con la esperanza de que, tal y como pasó en la Barkley, nos dejen toda la noche para dormir… Nada más lejos de la realidad… A las 23h05, y justo cuando empezaba a quedarme dormido, suena la maldita trompeta. Vaya… por si fuera poco empezamos la carrera sin dormir…

Me levanto y sigo con los preparativos. Como algo y pongo las cosas en la mochila. Los minutos pasan desesperantemente rápido y se van acercando las 0h05’, hora de la salida oficial. Nos acumulamos todos junto a la insignificante roca que juega el papel de la mítica “yellow gate”. Tras un discurso y un toque de corneta, los organizadores encienden una vela, que sustituye al cigarrillo de Laz. Es momento de salir…

VUELTA 1

El inicio de carrera es surrealistamente rápido. Salimos corriendo a menos de 4 minutos el kilómetro por una bajada y un corto repecho, que da pie a otro tobogán que nos deja junto a la carretera y el río. El motivo de la estampida es que el primer libro está junto al río, a unos 5 minutos de la salida. Llego al embudo en 5ª o 6ª posición y después de pasar por un pequeño túnel espero mi turno para coger la primera página (Libro 1). Aquí el que no corre vuela, y los primeros corredores ya han tomado las de Villadiego. Me aproximo al puente de la carretera, punto de paso para cruzar el río ayudado por unas cuerdas. Acabar con los pies empapados es inevitable. Subo por un talud al otro lado y cruzo una pista para tomar un sendero. Troto a ritmo vivo con el objetivo de alcanzar a los de cabeza. Mi objetivo es poder seguir la rueda de alguien que conozca la carrera, para ir familiarizándome con el recorrido y evitar pérdidas de tiempo innecesarias. Un par de rampas algo más duras me permiten acercarme al cuarteto de cabeza y ponerme a rueda mientras recupero la respiración.

Una vez integrado en el grupo, cojo el ritmo de los compañeros, que encuentro bastante llevadero. Aprovecho para ir recuperando el oído para el francés. Veo que uno de los corredores es David Barranger, cara que conozco de los videos de ediciones precedentes, y un corredor que ha conseguido acabar 3 vueltas, que es lo máximo que se ha hecho hasta ahora en esta carrera (bueno, Imanol Aleson hizo el primer libro de la cuarta, que está cerca de la salida). Buena referencia, a ver si puedo seguir con él. La primera subida transcurre en medio de la noche, combinando tramos de sendero bastante empinado con alguna breve sección de pista.

En un momento dado llegamos a un cartel que es el punto de referencia para dirigirse al segundo libro. El ritmo se acelera y llegamos a las rocas donde se encuentra (Libro 2). Error por mi parte, llego el último y espero a que arranquen la página los demás. Segundo error, no mirar de reojo… Cuando tengo mi página guardada y me giro ya no veo sus luces… Salgo corriendo por el sendero por el que he venido, mientras me cruzo a otros dos corredores. Voy rápido, qué raro no verles… Espera… Saco el mapa… Mierda, desde el libro hay un sendero que baja directo. Con rabia doy media vuelta y bajo aún más rápido. Veo la curva correcta y bajo en dirección norte. Tras unas cuantas revueltas alcanzo un grupo de 3 corredores, pero es el segundo grupo. La cabeza está mas adelante. Me resigno a seguir en este segundo grupo. Llegamos al final de una primera bajada y me quedo delante con otro corredor que parece con ganas de ir rápido porque trota incluso en las subidas. Le pregunto y ya ha corrido en una edición anterior, así que doy por buena la rueda. Es de Turquía, y su nombre es algo así como “Seitán”. Tras un tramo picando para arriba bajamos por un sendero a la izquierda que nos deja cerca de la ermita donde se encuentra el Libro 3. Un poco antes hay una fuente pero no baja más que un chorrillo. Me agobio ante la posibilidad de que el otro corredor coja su página y yo no vea dónde está el libro y casi no cojo agua. Subo unas escaleras y me pongo a buscar el libro junto a él. Perdemos un par de minutos pero al final lo encontramos. A la izquierda se veían las luces de cabeza pero ahora ya se han perdido.

Seguimos adelante por una antigua pista muy poco marcada que nos deja en un camino más marcado. Subimos a la derecha y tiro adelante con la esperanza de saltar al grupo de cabeza. Un camino empedrado me deja en lo alto de un collado, que no al final de la subida. El recorrido sigue a la derecha y pasa junto a unas casas de montaña sorprendentemente enromes. La subida sigue y al cabo de un poco veo un par de luces en un bosquecillo. Paso al primer corredor y me junto con el siguiente (3ª posición). Se llama Patrick, y es de Grenoble, y es con quien he llegado al segundo libro. Es su primera vez en la carrera pero parece conocer el recorrido, al menos en parte. Llegamos a lo alto de un collado y, esta vez sí, bajamos al otro lado por un sendero y cruzamos un prado. En el extremo opuesto salimos por un sendero balizado que va bordeando la montaña hacia la izquierda. Al cabo de un rato vemos unas luces delante, a las que alcanzamos justo cuando empieza una bajada con revueltas. Desilusión, son el último corredor que había adelantado y el turco con el que he llegado al Libro 3. Les adelantamos y seguimos hacia abajo a buen ritmo por una serie de interminables revueltas. Nos han de dejar en una cascada, o eso ponía la descripción. Espero que lleve agua, porque empiezo a acordarme de la fuente que he pasado hace un rato…

El camino se va metiendo en el fondo de una canal y las revueltas dan pie a un tramo por un mar de rocas acumuladas. Algunas marcas amarillas indican que vamos bien, pero en medio de la noche todo me despierta dudas. Voy preguntando al compañero si lo tiene claro.. Dice que sí… El terreno se va complicando y llega un momento que veo que realmente no lo tiene claro… Oigo voces arriba, hacia la derecha… Nos hemos pasado el camino. Veo unas cuantas luces que bajan hacia la derecha. Van rápido, tienen que estar yendo por el sendero. Remontamos por una pendiente estilo Barkley y acabamos dando con el sendero. No se cuánto tiempo hemos perdido ni cuánta gente nos ha pasado… Pero esto no ha acabado… Bajamos por el sendero, que se convierte en una antigua pista forestal. Pronto llegamos a una curva que parece ser el punto donde está el siguiente libro. Bajamos y buscamos.. Nada… Volvemos a tomar referencia, bajamos y subimos por la pista… No hay nada claro…

En medio de una desesperación creciente aparecen más luces por la pista. Una pareja de corredores y otro que llega algo más atrás. Tiran recto, no parecen tener muchas dudas. Llegan a la curva inferior, que yo había tomado como referencia, y siguen recto. A mí no me cuadra el mapa, pero empiezo a ver que la jerarquía de los caminos está representada de aquella manera… Le pregunto si lo tiene claro y no me contesta… Otra cosa que empiezo a ver es que hay bastante recelo a ayudar a desconocidos. Sea como sea, la pareja baja con seguridad y tras dos curvas que no aparecen en el mapa el primero se lanza a la derecha. Ahí esta el Libro 4.

Con bastante sensación de derrota, vuelvo al camino persiguiendo a la pareja de franceses. Tras una breve bajada salimos a una pista de gravilla que da acceso a una cantera. El ritmo se calma. Somos un grupo de 5, la pareja que nos ha “guiado” al libro 4, Patrick (con el que nos hemos liado bajando por la canal) y otro corredor que ahora no recuerdo muy bien. Ahora vamos lentos, así que casi sin querer me adelanto… “Les gars, c’est par là”. Nos hemos pasado una entrada inapreciable y la pareja de “guías” nos avisa.

Inciso: a diferencia de la Barkley, el recorrido de la Chartreuse Terminorum pasa por caminos, mejores o peores, que pueden ser recorridos sin problema cualquier día fuera de la carrera. Eso permite entrenar el recorrido, reconocer puntos clave, tomar referencias, etc., con lo cual los corredores que son de la zona, y hay unos cuantos, tienen un control del recorrido muy bueno y se mueven con mucha seguridad. Francamente, la descripción que proporcionan, tanto del recorrido como de la ubicación de los libros, es muy justa, así que la experiencia y el conocer el recorrido acaba siendo la clave.

Ya veo que lo mejor va a ser quedarme detrás y resignarme a seguir su ritmo, por mucho que me parezca lento. Subimos por dentro del bosque hasta una pista, donde nos encontramos de frente a dos corredores que no tenía controlados y que andan un poco perdidos. A saber cuánta gente ha quedado por delante… Se unen a nuestro grupo. Me quedo delante nuevamente y doy, esta vez sí, con una entrada a la izquierda. Una senda desdibujada baja en diagonal y gira a la izquierda para ir en dirección al libro 5. Me acordaré de este punto más adelante. Tras un tramo más tranquilo, en comparación con lo anterior, llegamos al Libro 5, bajo un montón de piedras.

Con la nueva página seguimos bajando hasta la carretera. “Il y a un robinet ici, non ? “… “Oui, oui, il faut remplir“. Menos mal, hay agua aquí. En un edificio medio en ruinas, medio en obras hay un grifo que acojo con alegría. Voy seco… Todo el grupo repone líquido y seguimos hacia arriba a través de un prado. Tras un tramo por bosque salimos a una pista e inmediatamente a un sendero que empieza a subir describiendo suaves revueltas. Voy segundo detrás de uno de los “guías”, pero a media subida decido que esto pinta algo más sencillo y además pronto será de día y puedo tener más confianza en encontrar las cosas por mí mismo. Adelanto y tiro millas, pasando un par de desvíos antes de la última subida. Aquí adelanto a tres corredores, que parecen no verlo muy claro. A mí ahora me cuadra bastante, y salgo a una pista que sigo a la derecha. Para llegar al siguiente libro hay que hacer unos 500 metros de ida y vuelta por el mismo camino. Justo al empezar el tramo me encuentro con un grupo de 5 o 6 corredores, y un poco más allá al turco Seitan. Realmente con el lío de antes nos ha pasado todo quisqui. Un bloque de piedra de tiempos medievales marca la referencia para encontrar el tocón de árbol donde se esconde el libro. Felizmente lo encuentro sin problemas (Libro 6).

Vuelvo a bajar y deshago el camino, cruzándome con el grupo en el que iba antes. Giro a la izquierda y sigo un sendero cómodo que va bordeando la montaña. El siguiente libro no está lejos. Cruzo un par de tramos de tartera y un breve trozo por bosque antes de llegar a un prado con un cartel. Esta es la referencia, creo que decía “un abeto 30 metros al noroeste”… Me pongo a mirar abetos… Nada… Pierdo 5 minutos hasta que decido revisar la descripción… Mierda… Dice al Noreste… Por qué no lo miras antes? Cuento 30 metros al noreste y también hay unos cuantos abetos… Tampoco lo encuentro… Voy probando hasta que llega otro corredor y se une a la búsqueda… Al final lo encuentra él. En esta tontería de libro creo que he perdido 10 o 15 minutos (Libro 7).

Salimos dirección noreste por una pendiente de hierba. A estas horas de la mañana se está bien, pero más adelante se va a hacer duro si pasamos con todo el solazo. Voy algo más rápido que el compañero, así que llego a lo alto del collado con algo de ventaja. Guardo los palos y voy bajando al otro lado, primero por sendero y después por pista. Si no hay sorpresas este tramo no debe ser difícil de orientar. Un conjunto de pistas, siempre en bajada, me dejan prácticamente en el fondo del valle. Por el camino me encuentro a Seitan, que baja algo más lento. Al llegar a las inmediaciones del libro lo empiezo a buscar, “en las raíces de un abeto que crece contra una roca”. En mi mapa tengo marcado el punto exacto que estaba indicado en el mapa maestro. Voy trepando hacia varios abetos candidatos… Nada. Joder… Veo uno que está apoyado contra una roca enorme… Tiene que ser ese… Tampoco… Vuelvo al camino desesperado. Veo a Seitan que también está buscando. Discutimos la jugada… Yo busco por abajo y el se va para arriba. Al cabo de un rato viene “I found it! It’s up there, the description is wrong”. Le pregunto y me señala allí arriba a la derecha. Ahí hay una curva, pero no cuadra con el mapa… Voy para allá y veo algunas huellas que bajan. Al final acabo encontrando el libro, pero francamente… En fin… (Libro 8)

Vuelvo al camino y salgo por otro sendero hacia una nueva subida. Repongo agua en un riachuelo y voy describiendo revueltas, intentando no perder el camino desdibujado. Al cabo de un rato, tras superar un escalón rocoso, salgo a una pista y me encuentro nuevamente a Seitan. Recorremos juntos el camino hasta el Libro 9, que la verdad es que aparece más lejos de lo que yo esperaba. Afortunadamente es de día y puedo ir tomando referencias.

El tramo hasta el siguiente libro me da algo de miedo porque es a través de un camino que ni sale en el mapa. Salgo por la senda detrás de Seitan pero el pobre va muy lento porque se ha quedado sin agua. No me extraña, porque el tío no lleva más que una botellita de plástico de medio litro (¡!¿?). Decido pasarle y tirar adelante. Saco la descripción y voy identificando puntos. Un rellano, un hito de piedras, un desvío… Todo va cuadrando bastante bien, así que me animo. Unas marcas de pintura van marcando el camino correcto. Sigo, sigo… y salgo a un desvío. Dice que el libro está justo cuando se sale a un camino más amplio. Ha de ser aquí… Empiezo a buscar por abetos… Nada… Ya estamos otra vez… Tras 5 o 10 minutos de búsqueda infructuosa miro el mapa y llego a la conclusión de que estoy en otro camino más adelante. Me he pasado… Pero no he visto que saliera a otro camino antes… Vuelvo atrás y me cruzo con Seitan, que ya lo ha encontrado. “You have to pay more attention”… Ñeñeñeñe… no me ralles (por mucho que tenga razón). Acabo dando con el abeto, junto al camino, justo cuando aparecen los dos guías franceses. He pasado junto al libro sin darme cuenta (Libro 10).

Nuevamente desesperado por la contínuas pérdidas de tiempo deshago el camino y giro a la derecha en el cruce de antes. Cruzo un collado y me dirijo hacia la izquierda. Adelanto a Seitan al cruzar unos prados, donde en un momento dado aparece una milagrosa fuente. A mi me sienta divinamente y a Seitan aún mejor. Aprovecho para comer algo, rellenar y mojarme la cara. Con la parada nos alcanzan los guías franceses y salimos juntos los cuatro. Cruzamos un collado y siguiendo su estela llegamos al Libro 11, junto a unas rocas.

Parece que ahora ya hay más camaradería y vamos charlando un poco en el siguiente tramo. El libro 12 es nuevo de este año, así que ellos no lo tienen ubicado. Enfilamos una pista embarrada que no conocen, así que me siento con licencia de coger el timón. Tomo como referencia unas curvas e identifico unas rocas a la izquierda. La más grande… Ahí está. Por fin me siento un poco útil (Libro 12).

Seguimos pista abajo, por algunos tramos algo perdidos, hasta que salimos a otra más importante. Inmediatamente cogemos otra a la derecha. Cojo nuevamente la cabeza del grupo, pista arriba, pero me como un tramo lleno de troncos y madera de desbroce, hasta que uno de los compañeros me corrige. Lógicamente había un camino que evitaba esto… Me quedo detrás suyo hasta lo alto del collado. En la bajada me vuelvo a animar, por perseverar que no quede, y tiro adelante por un tramo bastante corredor. El siguiente está debajo de un puente de esta pista, tiene que ser fácil. Efectivamente, llego sin problemas hasta el Libro 13, donde me encuentro a una chica que formaba parte del grupo grande que he visto hace un rato.

Me cuenta que le duele la rodilla y que va sufriendo en las bajadas. Me quedo cogiendo agua del río, reponiendo líquido porque el calor aprieta. Salgo por la pista y tomo un desvío a la derecha para afrontar la última subida. El ascenso es por una pista forestal. Voy bastante animado y bien de fuerzas. El hecho acabar la primera vuelta me da moral, porque tengo la sensación de que después todo debería ser más fácil. Alcanzo a la chica, que sube bastante bien, así que vamos subiendo juntos. Identifico el sendero a la izquierda, donde empieza la segunda parte de la subida. Comentamos un poco la jugada, y me cuenta que iba con 4 corredores más. Pronto alcanzamos a dos de ellos, que van bastante cocidos. Seguimos adelante, a buen ritmo, y alcanzamos a los otros dos justo antes de llegar al collado, que coronamos juntos. Empezamos la bajada y la chica se queda atrás, así que seguimos los tres. Me relajo, craso error, y dejo de tomar algunas referencias clave que después echaré en falta. En un momento dado Mickaël, que de los otros dos es quien conoce el recorrido, se para en seco y nos dice “os íbais a pasar eh?”. Pues sí, la verdad… Una piedra contra un abeto… Puede ser aquella? Me lo confirma… Recogemos la última página de la vuelta (Libro 14).

El resto de la vuelta es una bajada plácida hacia las inmediaciones de la salida. Me sorprende que no nos hayamos cruzado con los primeros. Eso quiere decir que, a pesar de los sucesivos desastres y problemas, tampoco he perdido tanto tiempo. El primero que aparece es David Barranger, que va corriendo bastante rápido en un tramo incómodo. Un poco después aparece caminando Aurelien, y más allá, casi en la llegada, Maxime. Bueno, tampoco es que importen mucho los demás, porque aquí el tema está en el reloj, pero estar relativamente cerca me reconforta. Finalmente acabo la vuelta en unas 12h30. Tras tocar la roca y el recuento de páginas, allí me esperan mis padres y Anna que tienen preparado un avituallamiento espectacular.

VUELTA 2

Con optimismo y fuerzas renovadas salgo a por la segunda vuelta unos 20 minutos más tarde. Tengo la sensación de que debería poder hacer esta vuelta casi al mismo ritmo que la primera, contando con que iré algo más cansado pero que no debería equivocarme tanto con los libros. Pronto descubriré que los libros los tengo ubicados, pero no todo es eso… Voy subiendo por el camino y encuentro el Libro 14 (vamos en sentido opuesto) con facilidad. Sigo adelante y el camino se encuentra con una pista. Hemos hecho un trozo de pista antes, ok… Sigo subiendo… No veo marcas… creo que había pintura roja y amarilla en la bajada, no? Sigo subiendo por una pista que creo que me suena… Se transforma en un sendero… Y el sendero se cruza con mucha madera acumulada… No me suena… Hemos pasado por aquí? Intento cruzar por varios sitios… No veo camino… Debo tener que cruzar hacia arriba… Finalmente tomo la línea de máxima pendiente, con la esperanza de encontrar el sendero que vuelva del otro lado de la madera tras hacer una revuelta. No tiene sentido, porque debería recordar este punto de la subida… Pero me obceco con ello y voy subiendo más y más, con la esperanza de cruzar el camino en algún momento. Sin ser peligroso, el terreno es incómodo y tengo que subir cogiéndome a los árboles y a lo que puedo. Poco a poco pierdo la esperanza de encontrar el camino. Desanimado, me pasa por la cabeza la idea de coger el teléfono y llamar para que me localicen por el GPS, pero eso sería el fin de la carrera. Mejor seguir subiendo y tarde o temprano llegaré a lo alto de la montaña y con un poco de suerte estaré cerca del collado. Bastante tiempo más tarde aparece el cielo azul detrás de los árboles de más arriba, lo que me indica la ansiada cresta. Y cresta es a donde llego… Aparezco en una cima de rocas, y cuando se abre el paisaje hacia el sur descubro que me he ido bastante a la derecha respecto de la dirección correcta. Por lo menos se dónde estoy… El resto del problema consiste en ir bordeando la cresta por la izquierda, hasta que al cabo de otro buen rato aparece el cartel del collado y el deseado sendero.

Miro el reloj… Tengo la sensación de haber perdido más moral que tiempo, y eso que tiempo he perdido un rato… No puede ser que a plena luz del día haga estos errores. Tengo que concentrarme y evitar estos problemas, asegurar más el tiro… Bajo trotando por el sendero, pasando después a la pista y llego al Libro 13 sin mayores problemas.

Repongo agua en el río y cojo la pista asfaltada. Al pasar al tramo de tierra me encuentro a un corredor literalmente tirado en la cuneta. Es Maxime, que parece estar durmiendo. Paso de largo sin molestarle pero me entra la duda de si pueda tener algún problema… “Ça va?”… “Oui, oui, t’inquietes pas, je me repose…” Parece hasta algo molesto de que le haya despertado… No pinta bien su carrera… Con este adelantamiento paso a ir tercero de la carrera, que no está nada mal para como se ha dado la primera vuelta y los errores cometidos. Supero el collado y bajo al otro lado por unas bonitas revueltas. Con el plus de atención y recordando bien las referencias, no tengo problemas para encontrar el Libro 12. A ver si se va arreglando la cosa…

Recorro el tramo de pista embarrada y giro a la derecha por una fuerte subida por pista. El recorrido ataja por un sendero y sale a una nueva pista mucho más desdibujada. En un momento dado debo girar a la derecha… Me suena que había un tronco junto al cambio de dirección, me he fijado en la primera vuelta… Voy avanzando y no reconozco el punto… Avanzo más y poco a poco voy teniendo al sensación de que me he pasado… Vuelvo atrás?... No sé, no estoy seguro… Sigo un poco más… No tiene sentido, seguro que me he pasado… A ver, una ventaja es que si ubico el collado tengo una buena referencia para ver la zona donde está la baliza. Giro a la derecha y empiezo a atravesar zona de bosque semiabierto. También me cruzo con varias zonas de lapiaz agrietado que dificultan el avance… Joder, otra vez problemas… Sigo cruzando campo a través, bajo la mirada de un ciervo de cornamenta enorme que me observa con curiosidad y poca preocupación. Finalmente alcanzo un promontorio desde donde puedo ubicar dónde está el collado. Efectivamente, me he pasado tres pueblos. Ya con la referencia, por lo menos se trata simplemente de seguir atravesando hasta la zona de prado bajo el collado. Una vez alcanzada, llego al sendero que baja y que me debe llevar al libro. Identifico las rocas y encuentro el libro, pero la sensación es nuevamente de derrota (Libro 11).

Va, por favor, no más errores, por lo menos de día… Subo al collado y cruzo al otro lado. Paro en la fuente, repongo agua, como algo y sigo adelante hacia otro collado que me tiene que devolver hacia la vertiente por donde bajaré hacia los siguientes tres libros. Pongo atención en el camino siguiente para identificar el desvío a la izquierda. En la primera vuelta he estado un rato pululando aquí y eso me facilita las cosas. Identifico el punto y cojo la buena dirección. Voy mirando bajo todos los árboles junto al camino y esta vez no me lo paso (Libro 10).

El siguiente tramo es complicado porque la senda es difusa, pero sorprendentemente voy ubicando bien las referencias y no pierdo la ruta. En menos de 30 minutos estoy en el claro del bosque junto al que se encuentra el Libro 9. Eso me anima… Tras un corto tramo de pista desdibujada cojo otra huella a la izquierda. Cruzo varios campos de ortigas que me dejan fino y salgo a una pista asfaltada. Poco trozo, ya que enseguida cojo el sendero que me tiene que conducir hasta el final de la bajada. Me pongo alerta porque el sendero es perdedor, pero sin demasiados problemas llego al río que está casi abajo y donde puedo recargar agua. Tras un breve descanso me dirijo a la curva junto a la que está el Libro 8, que una vez lo conoces ya no es tan putada.

Vuelta para arriba… De fuerzas voy bastante bien, y a pesar de los dos problemas que he tenido el tiempo no se me ha ido demasiado (calculo que habré perdido menos de 1 hora en total). El siguiente tramo no tiene complicación a efectos de orientación, pero la subida es larga (casi 1000 metros de desnivel). Cruzo el collado y bajo al otro lado, cada vez con menos luz y afortunadamente menos calor. Llego al prado del cartel, y esta vez sí busco el libro en la dirección que toca. Aún así me cuesta un par de minutos dar con él, pero nada comparado con la primera vuelta (Libro 7).

Aprovecho las últimas luces del día y el fácil camino para trotar un poco en dirección al siguiente libro. Sin problemas llego a la pista y recorro los 500 metros de ida y vuelta hasta el Libro 6. Vuelvo hacia abajo, con la intención de apurar al máximo las últimas luces. Por desgracia el bosque se va haciendo cada vez más denso y sobre las 21h30 me toca encender la luz. Llego al final de la bajada y al grifo que allí hay, donde me encuentro a un acompañante de un corredor, quizá de Seitan porque sólo habla inglés. Me pego unos buenos tragos y como algo de boniato. Me despido del chico y salgo hacia la noche, cruzando la carretera y empezando una nueva subida. El camino no tiene mayor complicación y el giro a la derecha es en unas mesas, así que no presenta problema. Me voy fijando a la derecha y enseguida identifico las piedras del Libro 5. El primer libro de la noche ha salido bien…

Si no tengo problemas en este, debería ser rápido. Vamos a ver… Salgo por un sendero en el que en la primera vuelta iba en cabeza del grupo, así que más o menos lo tengo en mente. El sendero va recorriendo una especie de espolón y en un momento dado debería girar a la derecha. Me suena que en el giro había como unos troncos que bloqueaban el camino. Voy subiendo y llega un punto en que me parece que el sendero se pierde. Tiene que ser aquí… Miro a la derecha y veo una ligera traza… La sigo pero se pierde… Pruebo otra… No parece mucho mejor… Empiezo a pulular… Pasados unos minutos decido volver al punto que creo tener identificado, para no caer en los mismos errores de antes. Vamos a ver, al senda tiene que subir en diagonal a la derecha… Voy probando y al final me voy alejando del punto, sin haber encontrado realmente el camino. Vuelvo a la dinámica de la incertidumbre… Primero tengo la impresión de que el camino debe estar más abajo, pero explorando en esa dirección no veo nada. Más abajo la pendiente se acentúa… No puede ser ahí…

Venga pues para arriba. Voy subiendo por terreno muy incómodo, ganando altura y desplazándome hacia la derecha. No aparece ningún rastro de camino, aunque a decir verdad tampoco era una autopista… Lo habré cruzado sin darme cuenta? Avanzo en diagonal, en la dirección que me parece lógica. Aparecen algunas rocas y cortados que no me cuadran. Sigo subiendo… Tendría que toparme con la pista… En lugar de toparme con la pista me encuentro con una pared de roca que recorre la montaña de lado a lado. Debo estar demasiado a la izquierda… Vayamos hacia la derecha… La pista debe estar justo encima y en algún momento me encontraré la senda y podré subir. Voy recorriendo la base de los cortados, por unos huecos bastante pintorescos pero que ahora mismo me dan completamente igual. Avanzo y avanzo pero no aparece ningún paso. Contra lo que debería ser, llega un momento que los cortados empiezan a bajar. No me cuadra nada… Miro el mapa… Mierda… Veo un símbolo de cortados marcado en mapa, que se va alejando hacia el sur… Me he ido a tomar por saco. He pensado que estaba demasiado a la izquierda y estaba demasiado a la derecha, con lo cual ahora me he ido a Cuenca… Me pasa por la cabeza sacar el móvil, no sé si para preguntar dónde estoy o simplemente para escuchar alguna voz acogedora y reconfortante. Vamos a ver… Cabeza… Si llamo, igualmente voy a tener que salir de aquí por mis propios medios, así que tampoco gano nada… Empiezo a deshacer el camino por la base de los cortados. He avanzado un rato en el sentido equivocado, así que ahora me va a costar otro rato… Finalmente, llego a un punto donde la pared presenta algunos puntos accesibles y una pendiente de hierba permite superarla. Subo por ella y al cabo de un poco veo un rellano que se transforma en la ansiada pista. Por fin sé dónde estoy…

Avanzo caminando por la pista hasta una curva donde tengo que girar a la derecha. No se ha acabado la fiesta, ahora viene un tramo que recuerdo como muy perdedor de la primera vuelta. No defrauda… La desdibujada pista se va perdiendo y acabo optando por tirarme a la vaguada de la izquierda. Al menos aquí el relieve me tiene que ayudar, y bajando por la vaguada tengo que ir a chocar con la pista de la cantera. El terreno es incómodo y con la que ha caído dudo hasta de mis sombra, pero finalmente aparecen unas reconfortantes marcas azules y tras arrastrarme un poco entre arbustos acabo saliendo a la pista por un punto diferente a donde subimos en la primera vuelta. Afortunadamente, se han acabado las dificultades. Soy capaz de seguir la pista y encontrar la entrada del sendero que me lleva hasta el Libro 4.

En un libro que se puede hacer en menos de una hora he tardado dos… Con la moral por los suelos afronto el nuevo tramo, que se plantea como el más difícil, tanto por el desnivel como porque hay varios tramos que visto lo visto sospecho que me van a resultar confusos. De momento salgo por el sendero hacia arriba, que pronto se transforma en pista (cuando digo pista no os imaginéis una pista de tierra arregladita… es una plataforma ligeramente más ancha, llena de piedras y hierbajos por donde alguna vez debe haber pasado un vehículo con tracción a las doce ruedas). Siguiendo el rumbo adecuado paso a un sendero y voy describiendo una diagonal. Si no recuerdo mal los franceses con los que he compartido buena parte de la primera vuelta han hablado de un cartel que servía como referencia, en el margen derecho de la canal. Sigo por el sendero y llego a un mar de piedras que tiene que ser la canal… Ahí está el cartel, todo encaja… Pues nada, para arriba…

Empiezo a esquivar piedras y voy trepando y siguiendo algunas marcas amarillas. Descubro que por la izquierda van apareciendo algunas trazas de sendero que de vez en cuando facilitan un poco las cosas. Noto que mis energías van un poco a la baja… Tras un tramo de canal desemboco en el sendero de más arriba. Ahora empieza el tramo de revueltas… Voy subiendo de un lado para otro. Las ganas de llegar arriba son fruto de un cansancio cada vez mayor. Se me va bajando la persiana y cada vez levanto la mirada más desesperado esperando ver indicios que muestren el final de la subida. No hay manera… Revueltas y más revueltas… Sueño y más sueño… Mil años más tarde una de las curvas me lleva a sacar la cabeza por encima de un espolón, tras el que se ven las luces de la llanura. Algo es algo, un cambio, eso debe querer decir que estoy arriba… Pues no, aparecen más y más revueltas, por lo menos 10 o 12, que ahora sí, me dejan en un prado que identifico. Camino por terreno más llano, aliviado pero con poca alegría. Un par de montículos me dejan en un punto donde creo que empieza el sendero en balcón hacia la izquierda. Los recuerdos son un poco borrosos por el sueño del momento, pero diría que intenté mantener un rumbo más o menos a nivel. En un momento dado, dejo una rampa a la derecha a cambio de un camino algo descendente a la izquierda. Sigo bordeando y veo que la traza se difumina… No recuerdo que fuese así de confuso… Me empieza a invadir la sensación de que vuelvo a no saber dónde estoy… Vuelvo a pulular, a un lado y a otro… No sé muy bien cómo, al final decido seguir rodeando la montaña, aunque no sé si estoy demasiado abajo o demasiado arriba. De alguna forma salgo a una pista, pero el sueño me da un hachazo… Tengo que parar… Por primera vez en mi vida, me paro a dormir en medio de una carrera y en medio de ninguna parte. Me tumbo en el suelo y escucho mi respiración… Miro el reloj pero me da pereza hasta poner la alarma, da igual, no creo que me duerma mucho… Me relajo entre los sonidos de la noche… Tras una especie de clic cerebral vuelvo a mirar el reloj. Han pasado 5 minutos y parece que tengo ánimo como para levantarme y seguir avanzando. Vuelvo a afrontar el problema de no saber dónde estoy… Sigo adelante por el camino y aparece un cartel. Miro las indicaciones esperanzado… No me cuadra… El sitio hacia donde voy está en una dirección que no me cuadra… A no ser que esté bastante más debajo de lo que creo… El golpe moral se traduce en un golpe de sueño… Vuelvo a tumbarme… Otro microsueño de 5 minutos…

Me levanto con la cabeza algo más fresca y miro el mapa de nuevo. Se da el problema de que estoy en el extremo del mapa, y podría ser que incluso hubiera salido del mismo… Casi en el borde hay un cruce de caminos que podría cuadrar con el cartel… Venga, voy a seguir la dirección que parece más prometedora. Con algo menos de sueño y un poco más lúcido acabo saliendo a un sendero que me suena, y siguiéndolo a la izquierda llego a un prado conocido. Algo es algo… En medio del prado me encuentro unos tipos haciendo vivac con unas bicis. Me dan ganas de pedirles que me dejen un saco y quedarme a dormir. Les pregunto si hay agua por ahí, para ver si captan la indirecta y se hacen amigos míos, pero me dicen que “No” y que “voy tercero”. Gracias, eso ahora mismo me importa más bien poco. Cruzar el prado tampoco es evidente, pero tirando de la brújula acabo dando con la esquina correcta y encuentro el camino que me conduce a un collado. Bajo al otro lado, por terreno por fin fácil, y me voy aproximando a la zona de la ermita donde está el siguiente libro. Después de tanto rato ya ni me acordaba que esto iba de buscar libros…

Cojo la traza desdibujada junto al río que he recorrido con Seitan en la primera vuelta. Voy avanzando, esperando ver la enorme ermita a mi derecha, que me sirva como referencia. Aunque parezca increíble no aparece… En cambio, el terreno se endereza y por algún motivo, que ahora desde el sofá no entiendo, eso me lleva a tender hacia la derecha. Me suenan esas rocas… Yo creo que si atravieso hacia allí veré la ermita y una vez la tenga, sé donde está el libro… Pero la ermita no aparece, y voy cruzando el fondo de un valle con sucesivas vaguadas secundarias. En lugar de la ermita me encuentro con una pista de piedras. Subo a la izquierda, yo creo que ha de ser hacia allí, debo estar demasiado abajo… Subo y subo hasta que vuelve a invadirme la ya familiar sensación de no saber dónde estoy. En cualquier caso estoy subiendo un huevo, me tengo que haber pasado. Vuelvo hacia abajo y cuando me parece que he bajado suficiente vuelvo a atravesar a la derecha, hacia donde creo que debería estar la ermita… Cómo puede ser… Si era enorme!... Tras varios intentos vuelvo a salir a la pista y decido bajar hasta que encuentre unos carteles que recuerdo que indicaban la dirección de la capilla. Bajo y en algún momento llegaré a algún cartel… Al poco de adoptar este plan desesperado levanto al mirada a la derecha y la veo, la enorme pared blanca… Tiene huevos la cosa… Sin perder la referencia de dónde está sigo bajando por el camino, hasta que me encuentro otro que sale a la derecha, en la buena dirección. Pero cómo puede ser que no lo haya cruzado??... El camino me deja en la fuente, desde donde subo unas escaleras hasta la ermita, y de ahí ubico las rocas donde está el Libro 3. He perdido media hora buscando esta maldita ermita, y he tardado 3h 30 desde el libro anterior. Sin comentarios…

De nuevo en la fuente, bebo tranquilamente y como lo que me queda de patata, que es lo que ahora mismo me apetece. Hace tiempo que he descartado mermeladas, dátiles y demás cosas semejantes, aunque con la patata, el boniato y los smoothies y compotas me estoy apañando bastante bien. Hago balance de la situación. Al empezar la vuelta pensaba que podría acabarla en unas 13 o 14 horas, llegando al final de la vuelta entre las 2 y las 3 de la mañana. La idea era hacer una pausa de 1h30 o 2h y dormir la última parte de la noche para arrancar con fuerzas renovadas y aprovechando la luz del día. Visto el percal, voy a llegar prácticamente a las 6h, y haciendo ese descanso que necesito, voy a salir prácticamente al límite de poder empezar la 3ª vuelta. Eso si tengo fuerza mental para empezarla después de todos estos desastres.

Sea como sea, toca seguir adelante y agarrándome al mapa como si no hubiera un mañana, voy asegurando los diferentes desvíos que me encaran hacia la subida del Libro 2. Lo encuentro sin más problemas que el de subir relativamente cansino. Salgo por el sendero que acaba de subir y empieza a bajar en dirección a La Diaz. Al poco escucho un “Bonjour”, que no se si es David Barranger o algún fantasma. Ya a la luz del día recorro los tramos de sendero y más abajo pista que me dejan en el fondo del valle. Un lugareño me anima y me pregunta si voy a seguir… No sé, ahora me lo pienso. Salgo a la carretera, ya junto al puente, y veo a mi padre. “Ahí esta el coche, ya te llevamos”… Le miro con cara de incredulidad… “Cómo me vais a llevar?”… “Ah no, no, que pensábamos que te habías lesionado”… Realmente seguirme por el GPS debe haber sido divertido… Bajo por la cuerda al río y pongo los pies en remojo para acercarme al Libro 1. Arranco la última página y subo por el otro lado. Recorro el corto tramo hasta el final de la vuelta, reuniendo fuerza de voluntad para volver a salir.

VUELTA 3

Voy hacia la carpa donde mis padres y Anna tienen el avituallamiento preparado desde hace horas. Hago balance y replanteo objetivos. Queda 1h45 hasta el límite que tengo para salir a la 3ª vuelta. Está claro que visto lo visto tengo que dormir, para empezar porque hace 48 horas que no lo hago… así que voy a comer y me tumbo, calculo que una hora, y me despierto a las 7h45 (20 minutos de margen), para salir de nuevo. Con todo esto, a lo que aspiro es a hacer la 3ª vuelta. Las 5 vueltas las veo muy lejos, ya se han escapado. Se ha de tener en cuenta que el ritmo va a ir tendiendo a menos, y que la siguiente noche sería complicada a nivel de sueño, así que habiendo perdido todo el tiempo que he perdido y sin margen, lo veo imposible. Pero esta tercera vuelta, que será mayoritariamente de día, la veo factible siempre que no tenga los problemas que he tenido hasta ahora. Con esos pensamientos acabo de comer y me tumbo un rato en el colchón que atendiendo a mis caprichos me han traído desde la furgo…


Me despierto algo antes de la hora convenida y siento que mi cabeza se activa. No tiene sentido seguir tumbado, vamos allá. Me levanto, cojo las cosas y me dirijo a la roca a por el nuevo dorsal. Salgo adelante entre ánimos y aplausos. Creo que ya quedamos pocos… David y Aurelien, que me los he cruzado antes y Mickael que ha llegado hace un poco y acaba de salir sin parar a dormir (después de llegar yo aún saldrá a la 3ª vuelta uno de los “guías” de la 1ª vuelta. Troto un poco por aquello de activarme y camino el repecho que me separa del primer libro. Me marco un objetivo claro, tengo que conseguir no equivocarme en el recorrido. Si no cometo fallos y voy avanzando, creo que tengo la 3ª vuelta a tiro. Así llego al Libro 1.

Salgo adelante por el ya familiar cruce de río que me deja los pies calados de nuevo. Subo al otro lado y cojo el sendero que encara la primera subida. Enseguida alcanzo a Mickael, con quien había compartido el final de la primera vuelta. Charlamos un poco pero llevo algo más de ritmo y me dice que se queda atrás. Atento a todos los detalles, enlazo los tramos de sendero y pista manteniendo un ritmo bastante aceptable. El cartel de referencia me sorprende relativamente pronto, así que encaro la bajadita corriendo bastante animado hasta el Libro 2.

Cojo el maldito sendero que me ha jugado la mala pasada en la primera vuelta y voy describiendo revueltas manteniendo un buen trote hasta el cruce con el camino principal. Giro a la derecha y cambio a modo caminante por un terreno que pica para arriba. Me fijo en las curvas del camino y las vaguadas, de manera que cuando llega el desvío a la izquierda lo estoy esperando. Camino en diagonal, cruce de pista, más pista descendente y unas casas con un cartel que indica la dichosa capilla que tanto me ha jodido antes… Llego a la fuente y repongo agua. Voy por debajo del ritmo de 1h por libro, que se corresponde con un tiempo total de vuelta de entre 14h y 15h. Está claro que hay que relativizar el dato porque los parciales son muy variables, pero de momento el panorama es prometedor. Después de reponer agua y comida subo hasta las rocas donde está el Libro 3.

Viene ahora un parcial clave. Esta noche ha sido una auténtica pesadilla. Espero que a la luz del día las cosas cambien. Salgo por unas trazas difusas de pista que me llevan hacia un camino principal. Miro a los lados para coger alguna referencia, por si se llegase a dar una 4ª vuelta. Una vez en el camino principal empiezo una nueva subida que a la luz del día es muy fácil de seguir. Paso junto a las casas gigantes, sigo hasta un collado y bajo hasta el prado donde estaban los ciclistas vivaqueando. Pongo atención en el sendero siguiente, que esta noche ha sido tan crítico. Intento mantener la cota y esta vez acierto el camino. Llego a un cruce que identifico como el sitio donde la he cagado esta noche. Tomo una nueva referencia visual, no se si para la 4ª vuelta, para el año que viene o para cuando sea. Al poco llego a un prado sobre la loma de la montaña y enlazo con el tramo de infinitas revueltas. Para entretenerme decido contarlas, nunca irá mal si hay una próxima vez. Me salen 40 hasta la entrada de la canal… Intento guardar los palos pero uno de ellos se ha atascado así que voy destrepando rocas algo más torpe de lo que me gustaría. Llego al cartel de referencia y giro a la izquierda para dar con el sendero que baja en diagonal. Salgo a una pista y mantengo el rumbo hasta una curva donde salgo de frente, recordando lo que hicieron los “guías” en la 1ª vuelta. En un momento dado el sendero se pierde y tengo un atisbo de duda. A ver, no nos precipitemos… Inspecciono los alrededores sin perder el último punto controlado y miro el mapa… El libro no está lejos y está sobre este espolón… Bajo recto… Bien, es correcto, ahí está el sendero y más abajo, la curva y las piedras… Recojo la hoja del Libro 4.

He salvado este parcial, el más largo y complicado, en 1h30 aproximadamente, tiempo que me deja satisfecho. Con esto sigo sobre la referencia de 1h por libro. Este próximo parcial debería ser más sencillo si no me lío en la senda que ha representado el primer drama de la noche anterior. De momento salgo a la pista de gravilla de la cantera y subo hasta la curva de donde tiene que salir la traza a seguir. No encuentro la que han seguido los franceses de la primera vuelta, así que sigo hasta la curva para ir por donde he salido en la segunda. Me lío un poco desviándome a la derecha, pero corrijo relativamente bien y salgo al espolón que debo seguir. Por fuerte pendiente pero avanzando más o menos bien, llego a la pista horizontal que he de seguir a la izquierda. Saco el mapa y miro las curvas con detalle. De la primera vuelta recuerdo que la senda sale en un árbol con una cruz. Ahí está, perfecto. Bajo en diagonal e intento identificar qué narices he hecho en la segunda vuelta. Esta vez puedo seguir bien la traza y llego al punto donde cambia de dirección. Ahora veo lo que ha pasado antes… El camino sigue un poco hace una revuelta y vuelve hacia atrás, de nuevo hacia el espolón. Por eso no lo he visto antes… Sin más dificultades sigo el camino, algo incómodo por las ramas, hasta un cruce que me deja en el Libro 5.

De momento estoy cumpliendo con los objetivos de ir cubriendo la vuelta sin errores y el tiempo se corresponde. Empiezo incluso a no descartar el hacer sobre 14 horas en esta vuelta y tener tiempo de dormir para empezar la cuarta. El problema que empieza a asomar ahora es el del calor. Está cayendo un solazo de espanto, y aún suerte que el recorrido va mucho trozo por bosque. Bajo por el sendero que lleva a la carretera y veo un tronco que tiene una corona puesta. Qué cosa tan rara… Será una de esas alucinaciones?... No parece… Realmente hay un árbol con una corona con bolas de colores tallada alrededor… En fin…

Salgo a la carretera y me dirijo con ganas hacia el ansiado grifo. Llego al punto y… No veo la manguera… Cómo??... Si no hay manguera aquí se acaba mi carrera (sin haberlo preparado me ha salido un pareado…). Veo a unos tipos que salen del edificio… “Est-ce qu’il y a de l’eau?”… Vaya, resulta que han movido la manguera… Voy hacia la nueva ubicación del grifo… El hombre me lo enciende… y el agua sale hirviendo… “Il faut attendre”… Cierto, hay que esperar… Poco a poco la temperatura se va haciendo tolerable y puedo rellenar los flasks. Me meto en la casa, donde se está fresquito, y me siento en una silla a comer algo de patata. Cuando salgo de nuevo llegan dos chicos, que identifico como unos de los corredores con los que he coincidido en la primera vuelta y que han abandonado. Me dicen que ha abandonado también Aurelien, con lo cual solo queda por delante David Barranger. Con paciencia y perseverancia voy avanzando posiciones… Con los cuatro flask llenos de agua (uno con Tailwind) sigo adelante a por la nueva subida. Cojo el ritmo de subida arrimándome al máximo a la izquierda para tener sombra. Pasado el prado, cojo la traza de sendero que me deja en una pista, para después pasar a la larga subida por diversos caminos que me acerca al siguiente libro. El parcial discurre sin más problemas que los de salvar el desnivel. Curiosamente esta vez me lío un poco identificando el tronco donde está el libro, pero poca cosa viniendo de donde vengo (Libro 6).

Troto de vuelta los 500 metros que me llevan al camino que sale a la izquierda. Recorro el tramo llano hasta salir a unas pedreras que me dejan desnudo frente al sol. Me cae a plomo encima y empiezo a ver que puede ser un problema. He ido tomando pastillas de sales pero es momento de insistir de nuevo con ello. Cruzo la tartera y respiro cuando llego a una nueva sombra. Afortunadamente el tramo no es muy largo y enseguida me acerco al siguiente libro. Ahí está el cartel, me desvío a la izquierda… Aquí está el Libro 7.

Salgo al prado y giro a la izquierda. Este trozo me da miedo… Es una subida por prado descubierto, con bastante pendiente y en el peor momento del día. Cojo el ritmo, bajo la cabeza y voy aguantando el chaparrón… El repecho se hace duro pero afortunadamente no es muy largo y llego al collado no demasiado mal, al menos aparentemente… Pero sólo es aparentemente… A la que empiezo a bajar al otro lado empiezo a ver que algo no va bien… Empiezo a trotar pero enseguida me debo poner a caminar… Noto algo que no sé si es sueño o mareo… Busco una piedra y me siento… Espero un rato y me levanto, pero sigo en las mismas y me vuelvo a sentar… De repente, la dinámica bastante positiva que llevaba se desmorona y empiezo a no ver claro el tiempo… De hecho empiezo a no ver claro llegar al siguiente libro y me pasa por la cabeza, nuevamente, coger el teléfono y llamar. A ver, no nos precipitemos… Camino otro poco pero vuelvo a lo mismo, así que busco algo de hierba y me tumbo. Me relajo y escucho mi respiración, un poco jadeante. El cuerpo se equilibra… Venga, voy a intentarlo otra vez… Camino de nuevo, aguanto un poco más, pero me vuelvo a sentir mal… Me vuelvo a tumbar y me tomo la pastilla de cafeína que tenía guardada para esta vuelta, en principio para más adelante. Tras otro momento de pausa y respiración vuelvo a animarme a seguir… Me levanto, camino y parece que esta vez aguanto. Poco a poco las sensaciones van mejorando y voy caminando cada vez más rápido… Incluso me pongo a trotar… Y parece que también aguanto… Ha pasado la crisis… Debe haber sido la pastilla de cafeína con lo cual debía ser un problema de sueño mezclado con el calor. El resto de la bajada discurre mucho mejor, casi como si la crisis no hubiera existido. Poco a poco me acerco al final de la bajada… “Allez Albert!”… Unos gritos me animan desde abajo. Es uno de los chicos que va filmando y tomando fotos de la carrera. Comentamos un poco la jugada mientras me acerco a recoger la hoja del Libro 8.

Me comenta que David está a 15 o 20 minutos… Joder, pues es que debe ir tieso, porque ha salido 2 o 3 horas antes que yo. Con los ánimos de haber superado un mal momento y de acercarme a la primera posición, salgo por el sendero hasta el riachuelo. El chico (me sabe mal no saber su nombre porque me lo encontré varias veces y era muy majo) me graba mientras como algo de boniato sentado junto al agua. Tras un par de minutos de descanso, nos despedimos y sigo adelante por el sendero, concentrado para no perder ninguna de las revueltas. El tramo discurre sin sobresaltos y salgo a la pista asfaltada, para coger después la traza desdibujada que cruza mil campos de ortigas y me deja junto al Libro 9.

Aparte de la crisis de antes, no sé si de calor o de sueño, la vuelta se está dando bien en cuanto a la navegación. Momento de no cagarla en este tramo hasta el libro 10, que ya he hecho bien antes en sentido opuesto. Algo más protegido por la vegetación y por la hora de la tarde, sufro menos la temperatura y voy siguiendo los diferentes puntos de referencia. La subida se hace dura pero llego sin sobresaltos y con un buen parcial hasta el Libro 10.

Arranco la página y sigo adelante por el senderillo. Llego al cruce y giro a la derecha para dirigirme al primer collado del tramo. Bajo al otro lado con ganas de llegar a la fuente. Cuando llego al caño me encuentro a David Barranger sentado tranquilamente. Nos saludamos mientras saco los flask para reponer. “A ti te debe gustar el calor, no?” me dice… No me has visto hace un rato… “Non, non, pas du tout…”… Como más boniato y sigo bebiendo agua. Dentro de lo que cabe creo que estoy hidratando bastante bien (calculo que 10 litros por vuelta los debí beber). Hombre de pocas palabras, David se levanta y se marcha en silencio. Yo salgo un minuto después, pero va tranquilo y lo alcanzo al llegar al collado, con una bonita vista de los Alpes, medio tapados por nubes de tormenta. Bajamos juntos hasta el Libro 11.

Arranco la página y le tiendo la suya. Me da las gracias y va tirando mientras me entretengo a cerrar la bolsa y dejarla en su sitio. Cuando salgo al sendero lo veo trotar allí delante. Vamos que esperarme no me va a esperar… Cuando le alcanzo, el ritmo se tranquiliza e incluso charlamos un poco… “Piensas que vamos bien de tiempo? Le digo… “Para acabar? Si, si, claro, vamos llegar a las 22h o 22h30”… Yo no tengo tan claros esos tiempos… Al ritmo que vamos ahora mismo, caminando en bajada, se puede hacer eterno. Cojo la delantera e intento avivar un poco el ritmo. Al principio me da un poco de corte marcharme hacia delante, pero tampoco veo mucha conexión entre ambos y francamente, tengo ganas de avanzar al máximo antes de la noche y de acabar con esto lo antes posible. Ahora mismo doy por sentado que ninguno de los dos va a ir más allá de la tercera vuelta. Por su parte, el chico de la cámara me ha dicho que David llevaba intención de acabar la vuelta y ya está, porque tenía alucinaciones e iba bastante crujido, cosa que tiene pinta. Por mi parte, con el retraso de antes creo que voy a acabar la vuelta con una hora de margen, más o menos. Para seguir necesitaría dormir, y como además tengo que comer, a duras penas tendría 30 o 40 minutos de descanso. Otro factor es que creo que en la crisis de antes mi mente ha desconectado de las 5 vueltas y acabar las 3 lo he pasado a ver como un logro suficiente. Sé que ahora, desde el sofá, puede parecer falta de ambición, pero volviendo a ese momento creo que mis sensaciones eran esas. Por otro lado, hace un rato que está tomando peso otro factor importante. Tengo los pies destrozados. Seguramente por la humedad de cruzar el río y el sudor en general, tengo los metatarsos hipersensibles, con una ampolla en cada pie de las que se pone en la peor posición, y me están saliendo otras ampollas o heridas en los laterales del talón. A medida que avanzo caminar cada vez es más un suplicio. Mientras me hago estas reflexiones veo que casi sin querer me separo de David. Oye, pues yo me piro… Empiezo a trotar de manera estable y me acerco al Libro 12, que encuentro sin mayores problemas.

Vuelvo al camino y veo que David no aparece. Sigo trotando por las trazas de pista, que me llevan a la pista principal, para después subir al collado que me separa del libro 13. El ritmo es aceptable, aunque las bajadas me cuestan por el dolor de pies. Mantengo un trote algo cansino en el tramo de pista asfaltada que me deja en el Libro 13, donde me vuelve a esperar el chico de la cámara y la bici.

Cojo la hoja y repongo agua por última vez, apurando el último sobre de patata que me queda. Troto un trocito hasta que empieza la subida de verdad. El primer tramo es por pista, donde la pendiente se me hace un poco más cuesta arriba que en la primera vuelta. Tarda algo en llegar pero identifico el sendero y empiezo a describir revueltas en dirección al último collado. Aguanto con las últimas luces del día sin encender el frontal. En el bosque empieza a costar un poco, pero el tramo final sale a un prado que vuelve a estar algo más iluminado, así que consigo llegar al collado con la luz natural. Aquí paro un momento y saco el frontal. Empiezo a bajar al trote, con el dolor de pies que se va haciendo cada vez peor. Saco el mapa y miro el trazado del camino al detalle, para tener la referencia de las curvas. Cuento 9 revueltas a partir de una que se va bastante en dirección sur. El mapa me va cuadrando con al realidad a medida que bajo, de manera que al llegar al punto no tengo problemas en identificar la roca y el árbol que recuerdo de las vueltas anteriores. Arranco mi última hoja (Libro 14).

Ya solo queda no liarme en el último tramo de bajada. Sigo con el mapa en la mano, identificando curvas. Sólo en un cruce dudo un poco, pero enseguida recuerdo una ligera rampa ascendente de cuando hemos pasado en la primera vuelta. El resto de la bajada no tiene más historia que la de mis pies cada vez más doloridos. En particular, tengo la sensación de que en el talón me debo estar haciendo un buen destrozo, como si tuviera la piel levantada en el lateral. Salgo a las casas de abajo y cojo el sendero, ya por llano, que me acerca a la llegada. De repente aparece una luz, nuevamente el cámara, que me acompaña los últimos metros. Me pregunta si voy a salir y le digo que no, que no creo que me de tiempo de dar otra vuelta teniendo que dormir y que además tengo los pies destruidos. Corriendo a buen ritmo y con cada vez más gente animando, aparece la carpa y la gente que se amontona junto a la meta. Con una sensación rara de estar satisfecho pese a no estar cumpliendo con el objetivo inicial toco la roca por tercera y última vez.

Cuentan las hojas, todo correcto. “Hasta aquí he llegado”, les digo… Medio en broma hacen como quien no oye… “Nonono…”… “Tu vas, te reposes, manges…”… No, no, si ya me lo he pensado… “El record está a dos libros”… Me da igual el récord, francamente. Claro que puedo hacer dos libros en 16 horas, pero el objetivo no es hacer 3 vueltas y dos libros, es hacer 5 vueltas, o 3 vueltas como objetivo intermedio. Si me apuras, tendría sentido salir si viese que puedo completar la 4ª vuelta en tiempo, pero eso ahora mismo lo veo muy difícil, sin dormir y tal como llevo los pies. Me voy a comer, me apetece más hablar con mis padres y con Anna. Al poco vuelve a surgir la discusión de si continuar o no. “David va a salir” me dicen, imagino que para picarme… “Tant mieux pour lui” (mejor para él), respondo. Hace 3 años él acabó las 3 vueltas, se echó a dormir y ya no volvió a salir. Dos horas más tarde llegó Imanol Aleson, salió a la 4ª vuelta e hizo un libro, convirtiéndose en el ganador de la prueba. Francamente, no me motiva eso. Si él quiere llegar, salir y hacer dos libros en el tiempo que sea, y tener el récord, pues adelante. A mí me gustaría, ahora que veo cómo es y he aprendido cosas que me parecen importantes, tener la oportunidad de volver y hacer 4 vueltas o las 5. A la vista de los tiempos que he hecho (12h30 en una primera vuelta con fallos, 17h largas en una segunda vuelta desastrosa de navegación, y 15h en la 3ª una vez ya estoy en condiciones de seguir el recorrido), sinceramente creo que en condiciones óptimas se puede llegar bastante más lejos. Para mí ese objetivo tiene sentido, lo demás, pues qué quieres que te diga… Le explico esto al chico de la cámara, que me ha intentado convencer para que saliera. Lo respeta y creo que me entiende y lo agradezco. Mis padres y Anna creo que también lo entienden, cosa que agradezco más. De esta forma me acerco a la roca para comunicar mi decisión, y suena la canción de los caídos, la misma que en la Barkley pero esta vez desde un aparato electrónico en lugar de venir de una desafinada trompeta, como en Tennessee (algo menos de encanto).

Efectivamente, David Barranger salió a la 4ª vuelta y en 3 horas recogió los dos primeros libros y volvió al campamento, pasando a tener el récord de la prueba. En cierto modo, hace justicia a su buena actuación de hace 3 años y a la perseverancia de haber repetido esta prueba con buenos resultados hasta 3 veces, si no estoy equivocado. Por mi parte, reconozco que haber “perdido” me picó un poco, aunque enseguida me tranquilizo pensando en que hice lo que sentía que tenía que hacer. Por otro lado, y ya olvidándome de los demás y centrándome en mí mismo, a ratos me viene la intranquilidad de no haber sido expulsado por el reloj. De no haber tenido que abandonar porque no había llegado a tiempo, sino por haberlo decidido yo. En algún momento de la tercera vuelta me había pasado por la cabeza salir fuese la hora que fuese, y llevarme el saco de dormir ligero que había traído. También tengo que decir que cuando pienso en mis pies la intranquilidad se me pasa bastante. Tampoco me como mucho la cabeza, hace tiempo que aprendí que replantear las decisiones cuando han pasado unos días, cuando ya no tienes ni sueño, ni hambre, ni dolor en ningún lado, no tiene mucho sentido. No aporta nada ni es real, arrepentirse desde el sofá de decisiones que has tenido que tomar con los pies en el barro. Y eso vale para las carreras y para la vida.

Besos y abrazos,

P.D: en todo este rollo no le he dado suficiente importancia a un factor determinante. No me avergüenza decir, sino todo lo contrario, que si algún día llego a acabar la Barkley o la Chartreuse Terminorum, probablemente sea gracias a que no soy yo solo sino que somos un equipo que compartimos un objetivo, o mejor dicho, un equipo que acepta mi objetivo y accede a ayudarme a conseguirlo. La ayuda de mis padres y de Anna, con la comida, con el descanso y con la compañía fue determinante para poder acabar las 3 vueltas a pesar de los problemas y lo será si algún día consigo llegar más lejos.