En esta película aguantad hasta
el final, que al final se casan y tienen hijos…
El Tour Monte Perdido Extrem es
una ruta circular de 45 kilómetros y unos 3800 metros de desnivel positivo que
discurre entre los parques nacionales de Ordesa en la parte española y Hautes
Pyrenees en la francesa. Como su nombre indica, la ruta rodea el Monte Perdido
en un itinerario que se apoya en los refugios de Pineta, Espuguettes, Serradets
y Góriz. Dependiendo de las ganas, fuerzas y tiempo de cada uno, se puede hacer
en cuatro, tres, dos días o en modalidad non-stop, para lo cual se da un máximo
de 17 horas. No es ningún paseo, ya que el recorrido es bastante técnico, tiene
algunas zonas de trepada donde la mochila de travesía dificulta bastante el
avance, y según la época tramos de nieve que pueden obligar a llevar crampones,
pero la ruta es sencillamente espectacular y pasa por lugares que para mí son
de lo más bonito del Pirineo. Total, que lo recomiendo totalmente, ya tenéis
otro plan (www.monteperdidoextrem.com).
Y en vista de la buena pinta que
tenía, les propuse la idea a Jordi y Àngela. El plan era hacer la ruta en dos
etapas con noche intermedia en Serradets, un día de descanso y relax e intentar
la travesía del tirón el cuarto día. La verdad es que me encantan este tipo de
combinaciones, en las que disfrutas de una ruta de dos maneras distintas, una
apreciando tranquilamente el paisaje y la compañía de amigos y otra con dosis
de esfuerzo y superación en un marco incomparable.
El recorrido en dos días estuvo
muy bien (las fotos son de entonces). Salimos el jueves a las 8 y pico de la
mañana en dirección al Balcón de Pineta y aunque con algunos momentos de niebla,
el día aguanta bastante bien y podemos disfrutar bastante del paisaje del Circo
de Gavarnie, que incluye la romería de gente que se dirige a la gran cascada,
el highlight del lugar. Plantamos la tienda junto al Refugio de Serradets, que
estaba lleno, pero cenamos y desayunamos dentro huyendo del ambiente fresquito
que hay a esos casi 2600 metros de altura. Al día siguiente cruzamos la Brecha
de Rolando y recorremos el camino hasta el Refugio del Góriz. Hacia el mediodía
el tiempo se empieza a complicar y cruzamos la Faja de las Olas en medio de una
niebla amenazadora y hostil. Finalmente la cosa no pasa a mayores y llegamos
sin mojarnos al Refugio de Pineta.
El día de descanso es realmente
de descanso. Paseíto matinal hasta el Parador de Pineta y poco más que reseñar.
Por cierto, ¿alguien sabe cuánto cobra un guarda de refugio? (tuvimos un
encarnizado debate, cuyo tema no viene al caso, y nos falta ese dato para
resolverlo. Por favor, si alguien nos puede iluminar al respecto, se ruega lo
haga en la sección de comentarios. Dinero, honor y orgullo están en juego).
Siguiendo con la dinámica relajante, comemos en un restaurante muy acogedor en
la carretera de Bielsa a Pineta (y de nombre curioso, el Kanguro Truchero).
Finalmente Jordi y Àngela no se animan a repetir la travesía al día siguiente
así que nos despedimos después de comer mientras en el valle se prepara una
tormenta que durará hasta la noche. Ceno en el refugio de Pineta y me echo a
dormir en la “furgo” con el sonido de la lluvia de fondo.
A las 4:30 suena el despertador.
Ha parado de llover (menos mal…). Desayuno medio adormecido y me concedo otros
50 minutos de sueño (por llamarlo de alguna manera). A las 5:45 vuelve a sonar,
me preparo las cosas y voy para el refugio, donde está Tomás, el organizador de
la carrera, que va sellando el forfait de todos los corredores que vamos
saliendo. Hago algo de tiempo y finalmente salgo a las 6:32, ya con algo de luz
para no tener que llevar el frontal. Adoptando una actitud optimista, he
estimado una serie de parciales para los diferentes tramos, que llevarían a un
tiempo total de 8 horas. Los mejores tiempos de la prueba son 8h2’ de Imanol
Alesón y 8h4’ de Pablo Criado. Sinceramente a priori no creo que pueda hacer
ese tiempo, pero he decidido tomarlo como referencia para quedarme entre 8 y 9
horas que es el objetivo que veo factible.
El primer tramo es 1,5kms de carretera, lo
único fácil de toda la ruta, para después desviarse a izquierda por una serie
de senderos entre el bosque. Aquí me doy cuenta de que quizá debería haber
esperado un poco más, porque entre la vegetación todavía está muy oscuro.
Efectivamente, a los 5 minutos llego a un callejón sin salida. Vuelvo atrás un
par de veces y al final descubro el sendero a un lado. Me obligo a concentrarme
bien pero un poco más adelante me pasa lo mismo. Vuelvo atrás, adelante, atrás…
no hay manera. El sendero que seguía acaba en unas rocas que dan a un torrente
donde no se ven más huellas. Aun temiendo que sea una mala decisión que me haga
perder más tiempo, estoy tan desquiciado que decido tirar arriba por el
torrente y campo a través. Afortunadamente puedo ir progresando y no demasiado
lejos me encuentro con una pista. La reconozco, la cruzamos el otro día antes
de empezar la subida definitiva al Balcón. Problema, no sé si he de ir a
derecha o a izquierda. Medio por intuición, medio por moneda al aire, decido ir
a izquierda y por suerte acierto, 100 metros más allá encuentro el camino que toca.
De todas formas llevo 30 minutos de carrera haciendo el primo de mala manera.
Decido olvidarme de récords e historias.
Ya en terreno conocido, y
cabreado conmigo mismo por el mal comienzo, empiezo la subida fuerte totalmente
encendido. De vez en cuando una vocecita interior me dice que me calme, que si
no me voy a quemar, pero voy tirando de riñones, cuádriceps y palos y cojo un
ritmo bastante bueno. El camino va superando sucesivos escalones rocosos por un
terreno que cuando lo ves de lejos parece imposible que se pueda subir. Empiezo
a encontrarme algunos corredores que han salido antes que yo, entre ellos tres
chicos de Irún que se han dejado el forfait abajo y que parecen contentos de
que se lo haya traído. La subida se me pasa sorprendentemente rápido y llego al
Balcón con 1h32’. No sé si está bien el mapa pero he subido 1100m en 1h2’, bastante
mejor que en mi más bien mediocre última actuación en un kilómetro vertical.
Recupero el optimismo, ayudado por las impresionantes vistas de la cara norte
del Monte Perdido.
El camino llanea ahora por un
caos de bloques en el que troto mientras me tomo un primer gel y bordea el Lago
Helado de Marboré, que este año parece que va a hacer honor a su nombre toda la
temporada. El camino se va acercando a la canal que da acceso a la Brecha de
Tucarroya y el refugio del mismo nombre. Este último repecho se me hace duro y
me recuerda que más me conviene adoptar un ritmo equilibrado, ni optimista ni
pesimista, que todavía queda mucha ruta por delante. Cruzo la brecha a la 1h59.
Había contado 2h hasta aquí así que satisfecho después de los problemas
iniciales.
El camino baja ahora por una
canal bastante inclinada. La parte derecha todavía tiene nieve, que sospecho
que tapa el sendero habitual. Eso obliga a meterse por la pared de la izquierda
con algunos pasos de destrepe que se hacen algo incómodos. De todas formas noto
mucha diferencia respecto del otro día, cuando con la mochila me quedé aquí
medio encallado. Después del pasito complicado bajo por terreno de tartera a un
ritmo bastante animado y me meto a la izquierda por un pequeño collado. Sigue
el descenso por zona de bloques hasta encontrar un camino más amplio por el que
troto mientras me insisto sobre la importancia de comer y beber, comer y beber,
comer y beber… Me zampo un kit kat, mientras resoplo en el repecho que lleva
hasta la Hourquette d’Alans (2h32’).
Mucho mejor vista que el otro día,
en medio de la niebla, aunque centro más mi atención en seguir llevándome cosas
al estómago ahora que voy bien y no esperar a que me coja el globo como el otro
día en la Porta del Cel. El camino flanquea en descenso a la derecha y sigue
bajando por prados en los que se puede correr rápido, hasta el Refugio de
Espuguettes. 2h45’, justo el tiempo previsto para el plan de 8h, aunque le
tengo bastante miedo a la siguiente subida.
Repongo agua, sello y para abajo
sin perder más tiempo. Otros 5 o 10 minutos de bajada y cojo el sendero,
precioso, que va bordeando a la izquierda por debajo de la pared, hasta llegar
al hotel-bar del Circo de Gavarnie (3h15, seguimos con el tiempo clavado). El
ambiente hoy, sin tanta gente como el otro día, es espectacular. Al bajar hacia
el río (donde el puente que había se rompió con las lluvias de junio), me
encuentro con que baja bastante más crecido que hace dos días. No veo por donde
saltar, y al meter la pierna para intentar cruzar a saco, llego a la conclusión
de que no es la mejor idea si no quiero aparecer en Burdeos. Total que adopto
la táctica de “Divide y vencerás” y voy subiendo río arriba esperando que a
medida que vaya cruzando los riachuelos que bajan de las diferentes cascadas,
encuentre algún punto suficientemente estrecho para cruzar. Total, voy más o menos
paralelo al camino que va por el otro lado. Finalmente consigo cruzar y subo
por el prado hasta recuperar el camino.
Visto de lejos no se ve por dónde
se puede salvar el murallón que cierra el circo, pero milagrosamente aparece
una terraza inclinada por donde el sendero trepa hacia el nivel superior. La
trepada sirve para ganar altura rápidamente, pero me deja bastante extenuado.
Una vez superado el tramo más complicado, se llega a una ladera herbosa donde
la pendiente no afloja. Estoy empezando a verle las orejas al lobo. Tengo la
sensación de que mi ritmo no tiene nada que ver con el de la subida anterior al
Balcón de Pineta. Intento no mirar hacia arriba y me centro en adoptar un ritmo
automático y poner en stand-by mi cerebro, rescatándolo únicamente para
recordarme que hay que seguir bebiendo. Se acaba el tramo más duro y a través del
vaho que le ha entrado a mi reloj (parece que tampoco le ha sentado bien la
subida), intuyo que he mantenido un ritmo bastante bueno. El Refugio de
Serradets ya se ve allí delante y recupero algo de velocidad en este tramo más
favorable. Me encuentro a Josep Maria, de Vic, con quien coincidimos hace dos
años en el Ultra de Coll de Nargó y ayer en la cena, y que también está
haciendo la ruta. Comentamos un poco cómo es el siguiente descenso mientras
subimos la última rampa hasta el refugio. Llego a las 4h25’ (5 minutos de
adelanto).
Me animo, sello rápido, agua en
un botellín, sales en el otro, gel al bolsillo y para arriba. Quedan 200 metros
de subida hasta el impresionante tajo de la Brecha de Rolando.
Con eso creo que
lo más duro habrá pasado. Aprieto los dientes y afronto el tramo, primero por
tartera, después por nieve y finalmente por una trepada fácil que me deja en la
brecha. Cruzo el paso sin parar y me meto a la derecha para bordear un nevero
que bloquea la bajada directa hacia la vertiente aragonesa. En este punto se
puede también ir a la izquierda hacia el Paso de los Sarrios, pero este año hay
un par de neveros que lo hacen bastante peligroso para ir sin crampones. Total
que tiro 100 metros en dirección al Pico del Tallón y me lanzo hacia abajo por
una tartera bastante cómoda. Justo abajo la huella conecta con un camino que por el que más o menos se puede correr. De todas formas
me convence más el nevero del fondo del valle así que me meto a la izquierda y
avanzo por él, con un estilo de carrera más bien precario, hasta el resalte que
da acceso al inmenso rellano que hay en la parte media de este valle.
Me paro un momento porque me he
llevado media tartera dentro de mis zapatillas, y vale más perder un minuto
ahora que ir todo el día atravesado. Sigue ahora un tramo de roca caliza sin
camino concreto, sino hitos por todas partes. Se me plantean dos opciones,
flanquear a izquierda a media ladera como hicimos el otro día o bajar hasta el
replano inferior y subir al Collado de los Carabineros, donde confluirían las
dos opciones. Al final gana la opción de “sube lo menos posible”, aunque no
tengo claro que sea la mejor, porque el terreno es algo incómodo. De todas
maneras yendo ligero de peso se hace bastante bien y llego a la zona alta del
collado, donde me encuentro con el camino que viene del Paso de los Sarrios y
la Gruta de Casteret. La bajada me ha devuelto un poco de alegría, así que
troto bastante bien por el sendero que flanquea en un descenso que se agradece
hasta el Collado de Millaris. Sigue la misma tónica por zona de prados, que el
otro día se me hicieron bastante largos pero que hoy pasan bastante rápido con
el trotecillo. Un par de destrepes me acercan al refugio de Góriz. Miro el
reloj, 5h40’. Yo contaba que para hacer 8h se tenía que estar aquí en 6h. No
negaré que me sentí emocionado ante el sorprendente resultado positivo, aunque
provisional. Llego a Góriz con un cierto nudo en la garganta.
En vista del adelanto, me lo tomo
con algo más de calma, repongo agua, un Aquarius, un par de geles al bolsillo y
adelante. Aunque haya ido bien hasta el momento, el Tío del Mazo está siempre
al acecho y te lo puedes encontrar detrás de cualquier roca. Troto por el tramo
horizontal que lleva hasta los pies del Collado de Góriz con el impresionante
Cañón de Ordesa a la derecha y afronto la subida, de unos 100 metros, echando
el resto. Llego al collado resoplando de lo lindo y sigo subiendo hacia la
izquierda por la variante del GR que sigue la Faja de las Olas. Una nueva
preocupación me invade. El tiempo, que hasta ahora era bastante bueno, se está
liando por momentos. La zona superior de la montaña está con niebla y a la
derecha, en el Valle de Añisclo, se ve una nube gris bastante fea. Como se
ponga a llover, el tramo que queda puede ser un infierno y el crono se puede
disparar. Así que intento acelerar para avanzar lo máximo posible antes de que
llegue ese momento.
Este tramo de subida, el último
de la ruta, es relativamente bueno para encontrártelo a esas alturas del
esfuerzo. Es una sucesión de repechos y rellanos para cruzar vaguadas, donde si
no vas desfondado puedes mantener un ritmo bastante digno. Yo quizá no voy
desfondado pero tampoco me sobra mucho. Alcanzo un mojón que había contado como
“final de la subida” a las 6h32’ y en medio de la niebla. Viene ahora un tramo
pseudo-horizontal, lo que quiere decir que te sigues encontrando repechillos
que duelen y los ligeros descensos los aprovechas a regañadientes con el
cortado amenazador que hay a la derecha. De todas formas el terreno es amplio y
no hay peligro. Llego de esta forma una pequeña canal con una cadena que
sinceramente no hace falta, que acaba en un paso equipado con otra cadena donde
sí que me agarro con todas las de la ley. Aquí sí que se acabó la subida pero
no las complicaciones.
Después de una pequeña bajada por terreno descompuesto,
el camino llega a una laja de roca blanquinosa donde bajan reguerillos de agua
en actitud amenazadora. Afortunadamente una tercera cadena ayuda a superar esta
dificultad. Noto que la suela de mis zapatillas está al borde del deslizamiento
así que me agarro al metal como si lo fueran a prohibir. Vale más perder 2
minutos que el pellejo, así que me tomo con calma este trozo y el siguiente, en
el que avanzas por unas rocas oscuras y empapadas mientras una cascadilla te va
duchando desde arriba. Finalmente llego a terreno más amistoso y bajo hacia el
doble Collado de Añisclo, con miedo de haber perdido mucho tiempo en este
tramo. Flanqueo el montículo que hay en medio del collado y llego al inicio de
la bajada final. Miro el reloj, 7h3’.
Tomás me dijo que en el récord
anterior se había hecho la bajada final en 40 minutos. Hay gente que baja muy
rápido, pero después de mantener todo el día ritmo de récord, debería ser capaz
de bajar en algo menos de 1 hora lo que otros bajan en 40 minutos. Echo un
traguillo y me lanzo a la bajada. Voy hablando en voz alta, en una actitud no
demasiado cuerda, para intentar mantener la concentración. Es importante hacer
rápido el primer tramo, primero para evitar la desconexión (como me pasó en
Apuko) y segundo para tener un margen que evite el estrés del otro día en la
Porta del Cel. Tomo como referencia un pequeño resalte, a unos 1900 metros,
donde el otro día paramos a comer. Llego en unos 14 minutos, lo cual me alivia
porque veo que estoy siendo capaz de bajar rápido. Quizá hasta me alivia
demasiado, porque durante el resto de la bajada voy teniendo momentos de
relajación que me esfuerzo por abortar. A unos 1750 metros empieza una eterna
travesía hacia la derecha donde vas cruzando sucesivas vaguadas, alternando
tramos llanos con destrepes en los que agradezco que el tiempo haya aguantado y
no me encuentre el terreno mojado. Me voy parando de vez en cuando para mirar
el reloj (sigue medio entelado) casi sin creerme que el objetivo se acerca. La
bajada sigue sin más sobresaltos que un tropezón en medio del bosque que me
recuerda que cualquier descuido puede acabar con la carrera. De todas formas
ahora ya llego aunque sea a rastras. Finalmente aparece frente a mí la
deliciosa visión de una señal de GR que indica curva a la izquierda. Estoy casi
abajo. Paso junto al cartel de “Refugio de Pineta” y cruzo el fondo del valle
por un camino lleno de cantos rodados. Cruzo el río a saco, con el agua hasta
el tobillo, sin pensármelo ni un momento, paso junto a la “furgo” y llego a la
puerta del refugio, donde encuentro a Tomás. Tiempo final: 7h45’.
Bufff, estoy super contento, y
además he podido acabar un poco más “relajado” que otros días, así que he
disfrutado bastante de la última bajada. Creo que nunca había batido ningún
récord de nada así que me siento como un
niño con zapatos nuevos. Obviamente hay mucha gente que puede mejorar este
tiempo, solo es cuestión de que lo intenten, pero no os negaré que haber
superado las marcas de gente a la que considero superior en este mundillo, me
pone en modo “Pavo real”, jejeje.
Así que nada, una buena inyección
de moral para el próximo gran objetivo de la temporada, dentro de dos semanas,
el Ultratrail del Mont Blanc. Se me está haciendo algo largo el tema, así que
tengo ganas de correrla y hacer vacaciones deportivas. Quiero agradecer a Tomás
por el buen trato recibido y por las fotos, y sobre todo a Jordi y Àngela por
haber compartido travesía, risas, debates, paisajes y fotos para la peluquera
de la esquina ;-).
Besos y abrazos
te mereces todas las felicitaciones del mundo. cosas asi no pasan todos los dias. un abrazo enorme socio. estoy no tan emocionado modo pavol real pero también lo estoy bastabte. jejeje a petar el utmb.
ResponderEliminarGracias Alberto! A ver que tal el UTMB y a ver si me puedo acercar a ver la salida del Tor. Me dais mucha envidia! ;-)
ResponderEliminarAlbert eres un crack!!! Ya llevo siguiendo tus aventuras unos meses y animo!!!!!!
ResponderEliminarOsti Conrad, merci!! por dónde andas? Has sufrido el éxodo del ingeniero?
ResponderEliminarJajajajaja...éxodo y de los buenos!!! LLevo año y medio en medio del Sahara en una mina de hierro en Mauritania!!! Espero volver pronto!!! :P
EliminarEnhorabuena, Albert! Vaya crack estás hecho, en los años venideros espero poder compartir contigo no solo kilómetros en bici, si no también de montaña, este mes de julio me dio por correr por los montes de Soria, y he descubierto algo increíble, que creo irá a más en el futuro. Aunque no a tu velocidad! Un abrazo!
ResponderEliminarEso está hecho Juan! Pero tú vas descalzo, no? ;-)
ResponderEliminarMi más enhorabuena por tu reto conseguido. Respecto a tu pregunta de qué cobran los guardas... son autónomos. Si entra gente cobran y si no, pues eso, nada.
ResponderEliminarUn saludo y sigue así.
Jajaja, qué mamón! ;) No, tío, no estoy tan loco, pero sí que corro ya 100% minimalista, entre unas merrell, las del decathlon de 4 duros y unas sandalias, voy tirando. Empecé muy poco a poco, progresivamente, y actualmente corro mucho mejor que antes, y sin molestias.
ResponderEliminarTú dime cuando quieras hacer rodajes tranquilos y me avisas!
Pues yo a partir de la semana que viene cuando quieras, pero me temo que tendrás que venir a Lyon :-p. Traete la bici y vamos a subir algun "Hors Categorie" de estos que tienen por aquí...
EliminarOstia! Bueno, pues en las fechas venideras lo veo complicado, porque estoy en pleno proceso de cambio con un nuevo curro muy ilusionante, relacionado con el ciclismo de carretera (ya te contaré) y voy a tener una agenda complicada. Pero uno de ésos Hors Categorie cae seguro!
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