No podía ser, un mes sin nada que explicar...
Bueno, hubo un intento de rogaine hace dos semanas, pero fallaron los compañeros y acabé yendo sólo y fuera de competición... Y más fuera de competición me quedé tras un golpe en la cabeza con una rama, así que mejor corremos un tupido velo hasta la aventura de este último fin de semana.
El Ultra de Valls d'Aneu. Hacía tiempo que le tenía echado el ojo a esta carrera, que se ha forjado una imagen de prueba dura y técnica, no en vano le llaman La Indómita. Los números indican 92kms y 7344m de desnivel positivo. Me pareció curioso lo de los 7344m. Imagino que si alguien se entretiene a dar el dato con tanta exactitud debe ser porque es verdad y no ha hinchado los datos deliberadamente para añadir dureza ficticia y atractivo a la prueba, como pasa muchas veces. El recorrido parte de Esterri d'Aneu, en el Pallars Sobirà (Pirineo de Lleida) y describe un bucle en sentido horario pasando por Espot, planes de Son, los valles de Cabanes, Gerber y Saboredo, va al Port de la Bonaigua para cruzar todo el macizo de Bonabé, bajar a Isil y afrontar una última subida hacia la zona del Montroig, ya a caballo de la Vall de Cardós, justo al este. Si queréis más detalle aquí tenéis el link:
http://www.ultravallsdaneu.com/UTVAindex16.htm
Tengo que decir que si tuviese que escoger un objetivo del verano ese sería la Buff Epic Trail de dentro de tres semanas, más que nada porque no todos los días se tiene la oportunidad de correr un campeonato del mundo, y que no estaba muy tranquilo haciendo este otro ultra solo tres semanas antes. Pero en fin, me apetecía correr esta carrera, cuyo recorrido me parece atractivo como pocos, así que pensé que ya recuperaría lo que pudiese en las tres semanas intermedias (en ello estamos ya...) y como diría aquel, no comer por haber comido no es bocado perdido.
Y ahí que me fui, el viernes por la tarde camino de Esterri d'Aneu, a recoger el dorsal, cenar y dormir prontito. O intentarlo, mientras por el whatsapp van llegando informes de cómo Portugal pasa a semifinales (ganarán la Eurocopa y a Cipriano le darán el balón de oro sin hacer nada, resignaros...). Despertador a las 3 de la mañana, breve desayuno a base de pan con queso y mermelada, zumo y un plátano, y otro ratito de desconexión hasta las 4h15. Me visto, cojo la mochila y me voy para la salida. Ya está todo el mundo preparado, pero me escurro hacia la parte delantera y acabo junto Albert Vinagre, a quien conozco de la Rialp Matxicots del año pasado y que tras su segundo puesto en Emmona es uno de los candidatos a estar delante. Viendo la lista de inscritos mis perspectivas son que hay dos corredores que creo que están por encima, Sebas Sanchez, ganador el año pasado, que tiene un currículum destacado y que este año parece estar muy en forma; y Ion Azpiroz, corredor vasco del equipo Hoka, ganador de Emmona y segundo en el Ultra Mític de Andorra en 2015, con un tiempo de 19h que se me antoja lejos de mi alcance. Y detrás unos cuantos que podemos luchar por el tercer puesto. Vamos a ver qué dicen las piernas, que al final las elucubraciones no sirven de nada...
Salimos a las 5 de la mañana, como de costumbre con una primera recta a un ritmo incoherentemente rápido para lo que nos espera. Se forma un grupillo delante, con Sebas Sanchez, Albert Vinagre, un chico de amarillo, un corredor alto con un pañuelo de la ikurriña en la cabeza (deber ser Ion...) y un servidor. Salimos del pueblo y nos encontramos con una pequeña trampa en forma de río que nos deja con los pies mojados para empezar. Cogemos un senderillo al ritmo que marca Albert, que es quien se ha puesto primero. La temperatura es buena (mala cosa, eso quiere decir que a mediodía nos vamos a torrar), el senderillo agradable y el ritmo me parece asequible, así que me centro en entrar bien en carrera. Nos vamos elevando por el flanco oeste del valle, para salir a una carreterilla por la que atravesamos el pueblo de Jou, que a estas horas duerme. Al salir del pueblo y sin buscarlo especialmente me pongo primero en un tramo de subida algo más dura. No me gusta ir delante, tengo la sensación como si tuviera una responsabilidad y me veo como obligado a tirar más (pues vete para atrás podríais decirme...). Sea como sea, voy abriendo camino, intentando fijarme en mis sensaciones y no pasarme de rosca, ya que el recorrido nos empieza a obsequiar con algunos tramos de subida sin cuartel (y sin camino) que parece que van a ser la tónica general de la prueba. Salimos a lo alto de la montaña, ya con las primeras luces del día, y se abre delante nuestro todo el valle de Espot y Sant Maurici, con un paisaje espectacular. Las marcas giran a la izquierda y siguen por lo alto de la loma. Nadie me pasa, así que sigo tirando del grupo, en el que bajo mi ritmo "frenético" se han acumulado unos ocho o diez corredores. Tras un tramo por la parte alta el camino se mete bruscamente a la izquierda por una canaleta de tartera desecha y algo incómoda. Yo todavía estoy en modo prudente y me lo tomo con algo de calma, así que ahora sí que me pasa un chico de rojo (le llamaban Alex, así que debe ser Alex Izquierdo) que parece que desciende bastante mejor que yo. Salimos a un prado que queda en balcón justo encima de Espot y bajamos rápidamente hacia el pueblo, pasando antes por un tramo de cadenas y roca algo mojadita donde voy bastante torpe y me doy un golpe en la rodilla. Afortunadamente sólo es un susto. Hay algo de herida pero superficial. Llegamos todo el grupo de ocho o diez al avituallamiento de Espot, donde encuentro a mis padres por primera vez (todo un detalle levantarse a estas horas!).
Repongo agua, cojo un trozo de torta, frutos secos al bolsillo, un trozo de melón... Y pa'lante! Salgo calle arriba en segunda posición, detrás de Sebas Sánchez que ha salido como un tiro. Será que se ha acabdo el calentamiento para él... Pero parece que no, a pesar de que intento no cebarme le alacanzo otra vez en un repechillo y detrás vienen los demás hasta que se vuelve a formar un grupo de 7 u 8 corredores. Medio de rebote me vuelvo a quedar en primera posición y pongo mi ritmo por el sendero que recorre el GR11 y que sube en diagonal por la ladera norte del valle, para después describir otra diagonal a la izquierda. Un sendero entre bosque la mar de bonito, con subida constante pero asequible. Voy primero, con Álex Izquierdo a unos metros por detrás y los demás a unos 50-60 metros. Ya podrían quedarse más, no? Por pedir que no quede... En fin, a centrarse en las sensaciones propias, que esto es muy largo. Llego a un punto en que el camino gira hacia arriba y empieza a describir revueltas decididamente. Lo recuerdo del mapa, parece que es el tramo final. Efectivamente, una pala herbosa nos deja en lo alto de un colladito con varios madrugadores haciendo fotos. Control de paso arriba y bajadita corta hasta el Refugi del Pla de la Font, que se ve ahí mismo. Segundo avituallamiento (Km16).
Repito el ritual de reposición y vuelta a empezar. Se nota que estamos al principio de la carrera y la gente no se entretiene. Salgo hacia abajo y enseguida me pasan cuatro corredores. Ion, Álex, uno de rosa y el de amarillo del principio. Bajamos entre pista y camino hacia Planes de Son. Mis compañeros han subido una marcha. Prefiero dejarles ir y acabar de comer bien, así que se me van unos 100 metros. Llego rápidamente a Planes, donde vuelven a estar mis padres. Justo antes de llegar cruzo un río a saco, ignorando el puente que había dos metros a la derecha ante la desesperación de mi madre. Vaya! Hay avituallamiento... Pensaba que sólo era control de paso. Pues mejor, más agua, más melón y más sandía. "Albert!!"... Hombre, es Ada, una compañera del trabajo que está unos días aquí en Planes de Son y que ha madrugado para venir a dar un empujón. Tengo un equipo de apoyo "high level"! Veo a los demás corredores que va saliendo ya disparados del avituallamiento. Toca seguir!
Ahora viene un tramo de unos 22-24kms hasta la Bonaigua. Alta montaña de la buena, empezando por un kilómetro vertical hasta el pico del Tesso. Salgo detrás del de rosa y el de amarillo. Les adelanto y me dicen que aún va Sebas por delante. Es verdad, ahí lo veo, a unos 80 metros. Marco mi ritmo de bastoneo y voy subiendo por un prado mientras recorto algo la distancia con él. Vamos girando a la derecha hacia un colladito. Qué raro, el pico se nos está quedando a la izquierda... Yo pensaba que saliendo de Planes íbamos a subir a saco... Llegamos al colladito y las marcas se meten al otro lado, en bajada. Sebas se ha metido por aquí, no? Yo detrás... Al cabo de poco me empiezo a mosquear... "A tu et quadra que baixem?"...le pregunto al de detrás. "Hi han marques, no?"... No me parece una explicación muy convincente, pero seguimos bajando. Me vuelvo a parar y llegan tamibén Ion, Albert, Álex, el de amarillo (lo siento pero no lo tengo identificado...). "Os cuadra esto?"..."Hay marcas, yo sigo" dice Albert... "Sí, pero no serán de la maratón? Yo creo que después de Planes se subía"... "Me da igual, yo ya no vuelvo"... Álex es el único que la ha hecho antes (o eso me pareció en medio de la confusión) pero tampoco está seguro. "Bajemos un poco más a ver si gira a la izquierda"... propongo. Pero llegamos a un prado que yo me había marcado como límite y las marcas se siguen alejando. Nuevo consejo de guerra. Álex ya está convencido de que aquí no es, Ion dice que volvamos y los demás ya no sé qué dicen porque yo saco el teléfono para llamar a la organización y que alguien nos aclare algo. Mientras tanto llega Sebas que se ha dado la vuelta jurando en arameo. Me contesta alguien y le explico que no nos cuadra el recorrido, mientras él me habla al mismo tiempo diciendo que después de Planes hay un kilómetro vertical. Eso ya lo sé, pero directamente, o hay una bajadita entre medio? Al final llego a la conclusión de que realmente vamos mal y de que hay que volver y punto.
A todo esto los únicos que quedamos allí somos Albert y yo. Los demás ya se han vuelto deshaciendo el camino. Subimos por la pista hasta el collado anterior y propongo a Albert que atravesemos flanqueando hacia la derecha y deberíamos encontrar las marcas. Además un cartel señala un sendero que lleva al Refugi del Pla de la Font. Tirando un poco de sentido de orientación, nos deberíamos cruzar con la subida correcta y si no, a una mala campo a través. Total el pico al que hemos de ir está bastante claro. Eso hacemos y sale bien la jugada (de algo han de servir las carreras de orientación). Encontramos unas cintas que suben a saco montaña arriba, y unos cuantos corredores que están metidos en el ajo. Pues nada, no sé en qué posición andaremos pero en fin... Una vez de nuevo en materia, la subida es de las que quitan el hipo. No hay camino. Solo una pala de hierba por la que ir subiendo tirando de bastones, riñones y de todo lo que se puede. Vamos superando corredores hasta que no se ve ninguno más delante. Iremos primeros? No, al llegar arriba nos dicen que han pasado tres. Bufff, y no se ven en todo el tramo de cresta que tenemos por delante. Me entra algo de bajón. Saco un minibocadillo y me peleo con él mientras avanzo por un tramo algo técnico, junto con Albert, Tito Parra (ganador de alguna edición anterior y al que hemos atrapado en el último tramo) y otro corredor. Noto que voy a menos, sobre todo de cabeza. Voy bastante torpe por un tramo técnico. Tampoco me ayuda en absoluto el hecho de que llegue Sebas Sánchez como un avión, bajando pendiente abajo como si no hubiera mañana. Cómo puede bajar así? Me siento un principiante. Me pasa por la cabeza la posibilidad de dejarlo en la Bonaigua. Así no me desgasto de cara a la Buff Epic de dentro de tres semanas. Pero en la Bonaigua estarán Kike, Elena y mi prima Patri, que han subido expresamente a verme. No voy a llegar ahí para decirles que me paro... Y además, que igual no desgasto tanto las piernas pero ya me dirás con qué moral me quedo después de pararme. En fin, que nada, que esto es muy largo, vamos tirando y ya vendrán tiempos mejores.
De todas formas de momento no aparecen. Bajo hacia la Vall de Cabanes, calculo que en 8ª posición porque todos los demás bajan mejor que yo y al llegar abajo también se mueven por los bloques mejor que yo. Empiezo a mosquearme con las zapatillas (unas Tecnica nuevas), a las que culpo de falta de adherencia (injustamente, más bien eramos yo y mi cabeza los que no adheríamos bien). Entre bloques, lagos y neveros acabo llegando a un pequeño avituallamiento en Coma Negra (km28). Repongo líquido y cómo. Por añadir otro problema a la fiesta empieza a apretar el calor. Vuelta a subir, más bloques, más neveros y más laguitos. Lástima que mi mal momento no me deja apreciar lo bonito de la zona. Afortunadamente en la subida la técnica cuenta menos y me acerco a mis tres predecesores, Albert, Tito y el de rojo. Llegamos arriba casi juntos y en la bajada siguiente noto que me sacan menos, de forma que les aguanto casi hasta el avituallamiento de Gerber (km32). Cuando estamos a punto de salir llega por detrás Ion. Otro más que me pasa, pienso. Salimos Tito, Albert y yo pero al poco se nos une Ion. Hacemos la subida juntos hasta el Coll d'Estany Glaçat, que nos separa del Valle de Saboredo. Noto una ligera mejoría y hago la subida en primera posición del grupo. Empieza la bajada hacia el otro lado y Albert y Tito ya no me pasan, quizá porque el terreno es menos técnico. El que si lo hace es Ion, pero noto que no se me va. Troto en el llano, camino ágil en alguna rampa que hay y en las bajadas veo que ha mejorado mi danza, señal de que la cabeza vuelve. De esta forma acabamos constituyendo un dúo y vamos bajando por el valle, pasando por el refugio de Saboredo y llegando, ya por mejor camino, a la pista que viene de Salardú. La pista al principio la verdad es que es para valientes. Cantos rodados, rocas y miles de trampas anti-tobillos en las que no te puedes descuidar ni un momento, pero la verdad es que mi estado va en franca mejoría y declaro finalizada mi crisis. A ver lo que dura... A media bajada damos alcance a un corredor, lo cual nos deja en las posiciones 4ª y 5ª y contribuye a mejorar mi optimismo.
La pista mejora y nos permite charlar un poco, de forma que los kilómetros pasan algo más rápido. Nos metemos en la niebla en el momento más inoportuno, ya que un poco más allá las marcas indican a la derecha que hay que cruzar un prado. La visibilidad casi no permite ver de una cinta a la otra, pero afortunadamente en el suelo se intuye algo de traza y acabamos acertando el sendero. Ya metidos en él, vamos subiendo a buen ritmo en diagonal hacia el Port de la Bonaigua, mientra nos vamos explicando un poco la vida. En el límite de la niebla llegamos al edificio que las pistas de esquí de Baqueira Beret tienen en el collado, donde se ha montado el primer avituallamiento fuerte de la carrera. Nueva sorpresa positiva, aquí alcanzamos al tercer clasificado. Lo menos positivo: Mayayo, de la web carrerasdemontana.com, nos dice que "16 minutos a líderes". Y 16 minutos desde que se han ido hasta que hemos llegado nosotros. Son Sebas y Jaume, mi compañero de los rogaines, un clásico de este blog. Seamos positivos, parece que tenemos el podium a tiro. A Sebas no lo pillamos ni con lazo y puestos a tener otro corredor delante, lo mejor es que sea Jaume, que es compañero de batallas y me alegro mucho por él. Repongo de todo y me tomo un batido de carbohidratos. No lo he probado antes en carrera, así que veremos qué tal sienta. Aparte de eso, fruta, caldo, algo de frutos secos. Otra sorpresa, en el avituallamiento me encuentro con dos compañeros del instituto, el mundo es un pañuelo...
Salgo con las pilas cargadas algo después que el tercer clasificado y algo antes que Ion. Parece que la comida va poniéndose en su sitio. Subo a buen ritmo y alcanzo a Javi (por el dorsal), el tercer clasificado. Le paso y tiro adelante en dirección a la cima de casi 2500m que supone el final de esta subida. Cruzo con una chica que baja. "El segundo ha pasado por arriba a la una y cuarto y tengo... la 1:28". Joder, pues aún me queda un trozo... Total, que llego arriba sin recortarle nada, a pesar de haber subido bastante bien. Eso es que Jaume (imagino que él es el que va segundo) también está fino. Me llevo un trozo de membrillo a la boca y bajo corriendo al otro lado sin mirar atrás. Viene ahora una zona muy bonita, en la que varias subidas y bajadas nos llevan a pasar junto a los Estanys de Pudo, Garrabea y el Rosari. Terreno salvaje, poco camino y alta montaña, como nos gusta. En una de estas bajadas me alcanza Ion y seguimos juntos hasta el refugio de Airoto, donde hay un nuevo avituallamiento (km51).
Devoro unos trozos de sandía riquísimos y seguimos adelante. Nos queda una última subida de 200 metros antes de bajar hacia Isil, desde donde nos quedará el último bloque. Me encuentro bien dentro de lo que cabe, pero ahora mismo tengo la sensación de que no le aguantaré a Ion lo que queda de carrera. Si alcanzáramos a Jaume igual podría "cambiar de vagón", pero la diferencia disminuye muy lentamente a pesar de que llevamos un buen ritmo. Entre estos pensamientos llegamos a lo alto del collado y empezamos la bajada. Guardo los palos en la mochila según el "Francesc Style" y empiezo a bajar por el sendero. La bajada transcurre de forma bastante plácida, primero por camino y después por pista, con un único susto cuando meto un pie en un agujero enorme justo antes de llegar a Isil. Entramos en el pueblo por el camino por el que la semana pasada vi bajar a la gente de les Falles d'Isil (una fiesta popular en la que la gente del pueblo baja con troncos ardiendo por la montaña, los tiran montaña abajo y por alguna ley física extraña ni se quema la montaña ni a nadie le cae una antorcha encendida en la cabeza). Cruzamos el puente y en la plaza del otro lado está montado el avituallamiento (km62).
Muy buen ambiente y todo el equipo de apoyo. Me tomo otra bebida de carbohidratos, que parece que me ha sentado bien. La verdad es que el musculitos que me la vendió el otro día tenía razón en que iba bien para esfuerzos largos y continuados. "Llevais a Jaume a 8 minutos"... "Pero ha llegado o se ha ido hace ocho minutos?"... "Se ha ido". Ah, eso es otra cosa. Total que con los 4 o 5 minutos que debemos pasar ahí la diferencia está en unos 13. Va bajando pero poco a poco. Nos miramos con Ion, en plan "vamos?" y nos ponemos manos a la obra. Viene ahora un trozo llano que tiene pinta de tramposo, hasta Alos d'Isil. Efectivamente, subidas y bajadas y tramos en los que atravesamos campos de vegetación alta. Nos metemos en un caminillo muy majo junto al río y en una de estas Ion se para de repente y empieza a vomitar. Joder, esto sí que no me lo esperaba. Pensaba que iba muy cómodo. Lo cierto es que con tanto líquido ingerido de repente en el avituallamiento, son cosas que pueden pasar, pero es una putada porque pierdes lo que has comido y entras en la reserva. Una vez estabilizada la crisis, seguimos adelante algo más tranquilos y llegamos a Alos d'Isil, donde vuelve a estar mi familia tirando fotos. Desde aquí toca seguir por carretera, quizá el único tramo desgradable de la carrera, pero en fin, no se pueden sacar caminos de todas partes. De esta forma llegamos a las Bordas de Pina, nuevo avituallamiento (km67). Nueva referencia, Jaume a 15 minutos. Aquí no hemos recortado nada. Ion se toma un bocadillo de nocilla que compense lo que ha dejado por el camino, mientras yo sigo básicamente a base de sandía y melón.
Muy buen ambiente y todo el equipo de apoyo. Me tomo otra bebida de carbohidratos, que parece que me ha sentado bien. La verdad es que el musculitos que me la vendió el otro día tenía razón en que iba bien para esfuerzos largos y continuados. "Llevais a Jaume a 8 minutos"... "Pero ha llegado o se ha ido hace ocho minutos?"... "Se ha ido". Ah, eso es otra cosa. Total que con los 4 o 5 minutos que debemos pasar ahí la diferencia está en unos 13. Va bajando pero poco a poco. Nos miramos con Ion, en plan "vamos?" y nos ponemos manos a la obra. Viene ahora un trozo llano que tiene pinta de tramposo, hasta Alos d'Isil. Efectivamente, subidas y bajadas y tramos en los que atravesamos campos de vegetación alta. Nos metemos en un caminillo muy majo junto al río y en una de estas Ion se para de repente y empieza a vomitar. Joder, esto sí que no me lo esperaba. Pensaba que iba muy cómodo. Lo cierto es que con tanto líquido ingerido de repente en el avituallamiento, son cosas que pueden pasar, pero es una putada porque pierdes lo que has comido y entras en la reserva. Una vez estabilizada la crisis, seguimos adelante algo más tranquilos y llegamos a Alos d'Isil, donde vuelve a estar mi familia tirando fotos. Desde aquí toca seguir por carretera, quizá el único tramo desgradable de la carrera, pero en fin, no se pueden sacar caminos de todas partes. De esta forma llegamos a las Bordas de Pina, nuevo avituallamiento (km67). Nueva referencia, Jaume a 15 minutos. Aquí no hemos recortado nada. Ion se toma un bocadillo de nocilla que compense lo que ha dejado por el camino, mientras yo sigo básicamente a base de sandía y melón.
Tenemos por delante 1000 metros de subida, que afortunadamente hice el otro día (de hecho todo el tramo hasta la meta). Salgo delante y pongo un ritmo constante. A los pocos minutos en una revuelta veo que Ion ha perdido unos metros. "Venga, venga, aupa Ion!"... "Creo que tengo que coger mi ritmo"... Me entra un dilema. Ahora mismo me encuentro bien y el cuerpo me pide intentar ir hacia delante. Me viene a la cabeza alguna otra carrera en la que he pecado de conservador y después me he quedado con la sensación de no haberlo dado todo. Pero me sabe mal haber compartido tantos kilómetros, seguramente con algún momento en el que él tenia más fuerzas que yo, y tirar ahora yo para delante. "Oye, te sabe mal si tiro?..." le acabo diciendo. "No hombre, aprovecha que vas bien". Así que con algo de sentimiento de culpabilidad pero me voy para delante.
La subida tiene un primer tramo durillo para dar paso después a una zona plana y más abierta. Cuando llego a ella miro al fondo del valle buscando a Jaume en la ladera de enfrente. Ahí lo veo. Un puntito blanco. Le echo un vistazo al reloj y al pasar por donde le había visto veo que me saca 10 minutos. Ya estoy metido nuevamente en un tramo duro en el que las marcas suben junto a una bonita cascada. Al llegar a otro replano me noto un poco fuera de punto, así que me calmo y saco algo de comer. Las marcas suben ahora a la izquierda, pero no veo a Jaume. Reemprendo la subida con algo menos de alegría y salgo a un nuevo descansillo donde vuelvo a buscar con la mirada. Nada. Las marcas suben ahora a la derecha brsucamente. Tiro hacia arriba, ya sin ningún ritmo de caza. Mi buen momento ha pasado. Me vengo un poco abajo moralmente, en estado pre-pajarón. Ha sido una estupidez. Tendría que haber seguido con Ion. Quedaba mucha carrera como para ir recuperando poco a poco. Podríamos haber alcanzado a Jaume y haber llegado los tres tranquilamente a meta. A cambio de eso, he hecho un alarde que me está dejando KO, no voy a llegar a Jaume, me va a alcanzar de nuevo Ion, no le voy a poder seguir...
Con el estado de ánimo bastante bajo acabo superando este nuevo repecho y entro en una zona de bloques. La semana pasada subí al collado que marcaba el track de la carrera, pero había un nevero complicado de pasar yendo rápido. Veo que ahora las cintas nos hacen subir por una pala herbosa en la que pega el sol y está libre de nieve. Jaume está peleándose de lleno con ella. Tiene un aspecto terrible. Llego al pie y empiezo a subirla tirando de bastones y de lo que puedo, pero clavar los palos me obliga a curvarme de forma que casi me caigo para atrás. Es super incómodo... Al final decido dejar colgando los bastones de las muñecas y avanzo agarrándome a las hierbas. A cuatro patas parece que la cadencia de pasos es algo mejor, así que doy por bueno el invento y progreso sin mirar hacia arriba, con la cara a un palmo del suelo inclinado. Finalmente la pendiente cede un poco y llego a un control de paso en lo alto de la cresta. Al otro lado bajan las cintas hacia unas cuerdas fijas que ayudan a salvar un tramo complicado. Ni rastro de Jaume. Bajo con una agilidad limitada y giro a la izquierda hacia el Estany de Tartera, donde hay un nuevo avituallamiento (km74). Llego con la esperanza de que Jaume esté allí descansando tranquilamente. Por ilusión que no quede... Qué va, ha pasado hace 5 minutos. Repongo agua y visto que no hay melón ni sandía, tiro para delante.
Viene un tramo de sube y baja pasando por el Collet Curios, el Estany de la Gallina y els Tres Estanys, antes de subir la última dificultad orográifca, el Pic de la Coma del Forn. Le voy recortando muuuuy lentamente, hasta alcanzarlo finalmente durante la última subida. "Què! Qué et sembla la cursa?" Te lo digo o te lo cuento... La verdad es que siento que la caza me ha dejado listo de papeles. La subida hasta el pico la hago a un ritmo bastante pobre pero al ir dos parece que se pasa algo mejor. Bajamos al otro lado, por una pala herbosa bajo la cual, en un rincón perdido a donde no llega ningún camino, nos encontramos a un tipo con un dron. En pleno rodaje describo una pirueta y estoy a punto de acabar por los suelos. Tras el curioso encuentro seguimos bajando. Vamos charlando, pero yo de vez en cuando tengo que cortar la cháchara porque siento que necesito guardar aliento y concentración para no acabar en el suelo. La bajada es incómoda, con barro, hierbas y sendero muy desdibujado, hasta llegar a una pista que da un pequeño respiro. Corto, eso sí, porque las cintas enseguida nos guían por un senderillo que flanquea por terreno bastante técnico y con algunas cadenas hasta la Ermita de Sant Beado. El inicio de la bajada me había devuelto algo el aliento pero a la que tengo que empujar noto que voy sin guardarme gran cosa. Bajamos al fondo de un valle lateral y seguimos por buen sendero en dirección a Cerbi. A medio camino veo que hay alguien que nos saluda. Es Joan, un amigo de Jaume que se pone a correr junto a nosotros.
Inciso: hace un par de años con motivo de participar en el Tor des Geants di bastante la chapa con el tema de los acompañantes. Cierto es que allí se trata de acompañamientos de una noche en momentos en los que el sueño aprieta. El reglamento de la carrera (del Tor y de esta) dice al respecto que está prohibida la asistencia fuera de las zonas de avituallamiento. Para mí el acompañamiento del Tor es claramente asistencia. En este caso creo sinceramente que no me ayudó el hecho de que viniera Joan con nosotros ese kilómetro y medio hasta Cerbi. De hecho yo iba delante pensando en poner un pie delante de otro y poco más, mientras oía voces detrás de mí que hablaban de que si Contador se había caído, que si Jaume iba a hacer la Cavalls del Vent... Yo iba más tieso que la mojama y en ningún momento me planteé si Joan podía o no venir con nosotros (por otra parte le agradezco su buena intención). Pero vamos, conclusión, que para no discutir sobre donde está el límite de la asistencia o no assitencia, lo mejor es no permitir el acompañamiento explícitamente en el reglamento de la carrera, ni una noche, ni un kilómetro y que si me vuelve a pesar, por tieso que vaya me acordaré y lo tendré en mente. Queda hecha la confesión y pido disculpas.
Dicho todo esto, el tramo llano justo antes de Cerbi me deja definitivamente fuera de punto y llego al avituallamiento (km84) con bastante mala cara. Me siento en un banco (creo que no lo había hecho hasta ahora) y me como un par de trozos de sandía. Me quedaría un rato. "Què? Anem o no?" Jaume con buen criterio me mete algo de prisa. Salimos calle abajo... "Acaba d'arribar el quart!" oigo... Asi que Ion está aquí mismo. Por un lado me alegro y por otro me vuelve el sentimiento de culpabilidad de antes. Ves? Podrías haber seguido con él sin pegarte el calentón y ahora no estarías cocido. Ahora nos alcanzará y evidentemente no pidas que te espere... Te vas a quedar cuarto por capullo... Así que entre el estrés, la culpa y la vergüenza me pongo en modo "haz lo que puedas y lo que sea será". Afortunadamante el otro día hice este tramo hasta Esterri y me lo conozco. No hay repechos importantes hasta un kilómetro antes de meta. Las marcas van por un sederillo entre el bosque, que va cruzando varias veces la carretera. Tres kilómetros más tarde pasamos por Unarre. Me sorprende que Ion no nos haya atrapado todavía. Voy haciendo lo que puedo, pero el ritmo que llevamos no es como para aguantar a alguien que viene recuperando. Nos encontramos a Mireia (compañera de Jaume). "El porteu a dos minuts!". Jaume hace rato que me ha dicho que llegamos juntos, pero le digo que haga la suya y tire, que ya me quedo yo con mis cansancios, mis dilemas y mis cosas. Tras un par de intentos de tirar de mí, se va separando en un tramo de carretera en el que a mí me cuesta más aguantar el ritmo. Las marcas se meten por un sendero a la izquierda que me tiene que llevar a Escalarre. Recibo los últimos ánimos de la familia y me lanzo por un tobogán que me da algo de ritmo. Entre la gravedad y la proximidad de la meta, me ayudan a subir un puntito.
Hay alguna rampa de subida pero sé que no son largas así que las troto todas y en las bajadas me voy encendiendo cada vez más. No sé para qué lucho, si para volver a atrapar a Jaume, si para que no me coja Ion o simplemente para soltar la rabia y justificar mi maniobra pero lo cierto es que cada vez voy más rápido. Quedan dos kilómetros y ya no guardo nada. Llego a Escalarre relativamente rápido y bajo por las calles como un poseso. Ahí están Kike y Elena con nuevos ánimos impagables. Miro de reojo y no veo a nadie. Tampoco delante. Cruzo el puente y me indican que a la derecha. Suerte que conozco este repecho. Unos 50-60 metros de desnivel para acabar de joder al personal. En pleno estado de efervescencia subo al trote pero a media subida pongo un punto de cordura para evitar el colapso total y sigo caminando y agarrándome a los bastones. Veo un sendero que llega desde la derecha. Vale, este era el final del repecho. No hay más metros que subir. Así que arranco de nuevo y acelero todo lo que puedo por este sendero de ligera pendiente descendente por el que te puedes poner a mil por hora. Bajo como un loco. De vez en cuando me viene algún espasmo de control, no vaya a ser que una ostia me corte el rollo de repente, pero son pasajeros. Empujo y empujo como si no hubiera mañana. Ya llego a la carretera, de ahí serán unos 500 metros. Alcanzo a ver a Jaume a lo lejos, pero al salir al asfalto la bajada se acaba y con ello baja también mi velocidad. Después de la primera recta miro hacia atrás y no veo a Ion. Echo un cálculo rápido. Me deben quedar 400 metros, no le veo 100 metros por detrás... Si voy a 12 por hora... En fin, parece que sí... Me acerco a un puente y veo la camiseta naranja de mi madre, que echa a correr hacia la meta. Menos mal, ya estoy cerca. Cruzo el puente y salgo a la calle principal del pueblo. Miro a la derecha. Bien, ahí está. La meta y un montón de gente animando. Que emoción! Se me pone la piel de gallina al recordarlo. Cruzo el arco de meta entre gritos de ánimo y aplausos y no doy ni un paso más. Qué momento!!
Me abrazo con Jaume. Hubiese estado bien llegar juntos como en los rogaines, pero no he podido. Una vez recupero el aliento hablo con el speaker, que de hecho es el mismo que estaba en el Trail de Nogueruelas de principios de abril. Me sorprende ver que Ion no llega todavía. Al final resultó que se había perdido y llegó 20 minutos después. La verdad es que mala suerte. Espero que nos volvamos a encontrar en alguna otra carrera próximamente, quizá en la Buff Epic de dentro de tres semanas. Un placer haber compartido kilómetros!
Por mi parte, contento con la carrera. Lástima de no haber gestionado mejor el esfuerzo al final y sobretodo lástima del percance de la mañana y de haber perdido el recorrido. No me gustaría que eso dejase una mala imagen de la carrera. Son cosas que pueden pasar, los medios son limitados y no puedes tener gente en todas partes, pero de todo se aprende. Igual que yo aprendo que mientras no tenga dinero para comprarme un buen reloj donde poder descargarme el track, tengo que preparar más la carrera y memorizar mejor el recorrido. Pero lo dicho, este ultra es un carrerón. El recorrido es globalmente de los más bonitos que he hecho. Los avituallamientos están muy bien a pesar del difícil acceso a muchos de ellos y el marcaje en sí también está muy bien, ya que a pesar de que la mayor parte de la prueba discurre fuera de camino, aparte de la confusión que ya he comentado en ningún momento perdí las marcas ni tuve ninguna duda. Ahora a recuperar lo mejor posible y afrontar con la moral alta la Buff Epic Trail de dentro de tres semanas. Hasta entonces!
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