Este fin de semana pasado era la segunda cita de las Trail Running Series de Lleida, la versión local en Lleida de los miles de circuitos de carreras de trail que ahora hay por el mundo. Era cita por partida doble, con un kilómetro vertical el sábado por la tarde y el Trail Vall d'Àger (30km con 1750mD+) el domingo por la mañana. Ya puestos me apunté a las dos, y así acumulo un par de carreras más de la liguilla y compenso por otras a las que no pueda venir (creo que puntúan 7 si no me equivoco)... En fin, y porque mola correr y competir, para que os voy a engañar... Hasta ahora había competido en estas carreras en individual, pero Marc del equipo PodoLleida, me propuso correr con ellos así que me uní para participar también en la competición por equipos.
Kilómetro vertical: sábado por la tarde
Normalmente las competiciones de kilómetro vertical son en recorridos en los que sales y empiezas a subir sin cuartel. Hay una especie de competición mundial por ver quién hace el kilómetro vertical más vertical, más radical, en menos distancia, para que tengas que subir con los gemelos, los cuádriceps, las manos y los dientes. Creo que el más corto del mundo es la Vertical de Grande Serre, en Francia, con 1811m de longitud. En este sentido el kilómetro vertical del sábado era un tanto atípico. Tres kilómetros y medio por pista para empezar donde no se gana mucho desnivel y algo más de 2km donde se sube a cañón, para acabar con unas cadenas ("quitamiedos" según Kike, el organizador... después os enseño fotos...:-p) que te dejan en lo alto del Montsec. En cuanto al tipo de terreno normalmente se buscan recorridos óptimos para conseguir buenas marcas, y eso significa laderas herbosas y con algo de traza, a veces con esos pequeños escalones que forman los matojos de hierba. Como curiosidad, el récord del mundo lo tiene Urban Zemmer (especialista de esta disciplina) con 29'42'' en el KV de la Fully. La segunda es de Kilian (especialista de cualquier cosa) con 30'25'' en la Grande Serre. En Ager, nada de eso. Terreno incómodo, poca traza, tarterillas, matorrales, pinaza por el suelo... Que no se diga que es fácil!
Creo que os suelto este rollo para hablar menos de la carrera en sí, que me dejó con la sensación de haber corrido bastante mal, muy poco inteligente y sobre todo gestionando muy mal el esfuerzo. Salimos a las 16h30 desde el camping de Àger por una pista que pica un poco para arriba. Enseguida me pongo primero y pongo un ritmo vivo aprovechando que últimamente me encuentro bien rodando a ritmos altos (para mí) en plano. Poco a poco voy oyendo menos respiraciones detrás y al final sólo queda una que se oye cada vez más lejos. Pasa en el primer kilómetro y salgo a una pista con una recta larga que sube de forma constante. Ahí se me acaba la alegría. Me queman las piernas, voy agarrotado, pero bueno, voy trotando intentando no aflojar demasiado. Una pequeña bajadita frente a una casa me relanza y salimos a una pista más estrecha donde parece que me recupero un poco y un poco más allá las marcas se meten por un cañoncito rocoso donde tienes que ir trepando pequeños escalones rocosos. Ya llevo casi 4km, quedan 2 a meta y queda por subir casi todo, tiene pinta de que van a ser "bonicos". Me encuentro a Kike que me anima... "Venga que ahora empieza lo bueno!"
Lo bueno es una traza de terreno deshecho que se hace dura porque los pies se van atrás. Echo las manos a las rodillas y empujo con todo mientras levanto la vista buscando cintas. No veo nada, así que me echo la gorra para atrás. Aún así llega un momento que me despisto y me meto demasiado a la izquierda por terreno descompuesto. Busco a mi alrededor e intento corregir la ruta. Mierda, un corredor llega por detrás. Pequeño golpe moral, pero recupero el camino y sigo subiendo. Al cabo de un poco me pasa, lo cual ya me parece bien, que así me centro en seguirle a él en lugar de buscar cintas. Salimos a 100m de pista donde trotamos, yo con las piernas como una piedra, y una pequeña bajadita donde noto que los gemelos están al borde de la rampa oscilando como un flan de huevo.
Salimos a otra subida sin cuartel, esta vez por un bosque lleno de hojas de pino secas en el suelo, que ponen las cosas francamente difíciles. Aquí el compañero se me va... Me voy quedando unos metros atrás, primero 5, luego 10, 20, 30... Y así salimos a otra pista y al avituallamiento intermedio, donde están mi hermano y Elena. "Va más que yo..." murmuro, mientras cruzo la pista y me meto en otra subida que quita el hipo. Un poco más arriba me encuentro a Dani. "Demasiada salsa..." sigo quejándome, pero bueno, no es momento de arrepentirse de no haberse portado bien ayer... El compañero se me va irremediablemente y me quedo atrás intentando mantener un ritmo lo más digno posible. Llego a la zona de una primera cadena de tres metros con una trepada que pone a prueba mis maltrechos gemelos. Me lo tomo con calma, que las piernas no estan para muchas alegrías, y salgo a una rampa entre paredes de roca por donde sigo trepando entre rocas y matorrales. Más arriba una segunda cadena ayuda a superar un tramo liso y me deja en una especia de tunel entre la vegetación y la pared de roca. Salgo a una terraza donde más voces me animan. Son Ruben y Jaume que han venido a entrenar y a verme correr. No si por supporters no será!
(ahí van unas fotillos del ultimo tramo, telita...)
(ahí van unas fotillos del ultimo tramo, telita...)
Llego al último repecho, con una tercera cadena aún más a saco que las dos primeras, por donde subo a pulso agarrándome con las dos manos, y tras atravesar a la derecha sigo trepando hacia una bandera instalada en el filo y que marca la meta. La carrera acaba literalmente asomándose a lo alto como uno de esos ladrones que trepan la pared de un edificio para asomarse por la ventana (nada de sprint final...). Encontrándome de repente en terreno llano y sin más metros que subir, me puedo parar a mirar tranquilamente alrededor. El día es espectacular y las vistas del Pirineo, para mear y no echar gota. Se ve desde Panticosa hasta el Puigmal. Al cabo de un poco llegan Ruben y Jaume, y un poco más tarde Ángel, que va a bajar en coche con nosotros. El frío aprieta, así que seguimos al pista en dirección al Coll d'Ares, con muchos tramos nevados, nos encontramos con Kike (mi hermano, no el organizador) y Elena y nos bajamos en coche y por terreno más amistoso (pero menos espectacular) hasta Àger. Segunda posición que no está mal pero me deja con la sensación de que en una disciplina a la que no estoy acostumbrado lo que tendría que haber hecho es salir con los demás en lugar de arrancar como si no hubiera mañana, quemarme al cabo de un kilómetro e ir toda la carrera a contrapie y con malas sensaciones. En fin, otro día lo haremos mejor. Mañana hay otra oportunidad!
En cambio por equipos hemos quedado primeros, así que contentos por lo colectivo y además con una cena gratis que está la mar de bien!
Trail Vall d'Àger:
Y de buena mañana, el domingo a por el segundo round. El Trail Vall d'Àger es una carrera de 30km (31, me marcó el GPS al final) con dos partes bien diferenciadas. Un primer bloque hacia el Port d'Àger, en el sur y un segundo hacia el Montsec, en el norte, ambos conectados por una zona "llana" con toboganes arriba y abajo por el fondo del valle. Visto lo de ayer, salgo concienciado a ser bastante más conservador, correr con más cabeza... La prueba forma parte del circuito de carreras de montaña de la FEEC, con lo cual es de prever que haya venido algún galgo. Está también Diego Cardozo, un joven corredor de Girona y afincado en Lleida que hace un par de años ganó la maratón del Montsec en la que también participé. En fin, yo decidido a salir a la mía...
Salimos a las 9:30 del camping de Àger, exactamente del mismo punto que ayer pero en sentido contrario, hacia el pueblo. Callejeamos por un par de repechos y salimos del pueblo por una pista en subida. Voy cuarto detrás de Diego, un chico con una camiseta del Montseny y otro que va de blanco y naranja y que me recuerda a Gech, un amigo etíope. Enseguida veo que si les sigo me quemo, así que cojo mi trote. No me alivia demasiado, noto las piernas agarrotadas. Al cabo de un poco llega otro corredor por detrás, del equipo Pedala.cat. Me pasa y se va a por Gech. Le pasa también. Yo me quedo a unos 50 metros de Gech. A veces le veo que camina en trozos donde yo troto, lo cual me anima un poco, pero en algún tramo más corredor lleva más ritmo que yo, así que me quedo en esta quinta posición buscando buenas sensaciones por alguna parte.
En estas llegamos al Port d'Àger (km 4,5) y primer avituallamiento. Echo un trago de agua y sigo sin pararme, por una pista ancha donde se puede alargar la zancada e incrementar el ritmo. No voy mal, pero Gech va mejor y se me separa algo. De los de más adelante ni rastro. Tomamos un sendero a la izquierda y empieza una bajada pedregosa, entretenida pero no muy difícil, rápida, de las que me gustan a mí. Noto que bajo algo mejor que mi predecesor (me lo apunto para luego por si acaso...). Casi le estoy alcanzando cuando se acaba la bajada y volvemos a terreno llano y vuelve a separarse poco a poco. Bueno, no pasa nada, yo sigo a mi ritmo. Parece que voy entrando en carrera y las sensaciones son mejores que al principio. Al cabo de un poco llegamos a un repecho y veo que un poco por delante de Gech está Diego, una compañía que sinceramente no esperaba. Eso me anima. Además veo que llego al km10 en menos de 47 minutos, buen ritmo teniendo en cuenta el desnivel que ya he salvado. No iba tan mal...
Llego al avituallamiento de la Regola (km10), justo cuando están saliendo Diego y Gech por el fondo de la calle. Cojo una naranja y sigo adelante. Me tomo uno de los dos geles que llevo (unos power gel, de la marca Power Bar, que son líquidos y saben sorprendentemente bien, como si fueran zumo, ya los probé en Rocacorba y me causaron buena impresión). Entre tomarme el gel y quitarme los guantes se me vuelven a ir, pero no me preocupa demasiado, sigo con la misma actitud de hacer mi carrera. Viene ahora un tramo de toboganes arriba y abajo que se hace durillo. En alguno de ellos me toca echar a andar por primera vez en la carrera. Veo que ahora el que se ha quedado cuarto es Diego, aunque un poco más allá me doy cuenta de que va con otro corredor. No parece que sea Gech, al que me parece ver un poco más allá. Será algún amigo suyo que no es de la carrera y le acompaña un rato? Ni idea. Yo a lo mío.
Enfilo la subida hacia la Ametlla del Montsec, la primera larga y seria desde hace un rato. Noto el cambio de tercio. Las piernas pesan y tengo la sensación de ir muy lento. Lo último que he visto de los de delante es que Diego pasaba a los otros dos, Gech y el otro que no sé quien es. Ahora en cambio no los veo. Justo antes del pueblo me encuentro a mi madre con un botellín de zumo que va la mar de bien para cambiar de gusto. En el avituallamiento (km15) me tomo un vaso de agua y sigo adelante por una carreterita y un senderillo muy desdibujado entre campos. Entre la subida y los matorrales toca echar manos a las rodillas y caminar. En esta segunda mitad tocará caminar bastante más, ahora viene lo bueno. Vamos a ver si he gestionado bien y guardado suficiente gasolina...
Una vez las piernas y el cuerpo se enteran de que hay que ponerse en modo subida, parece que me encuentro mejor y entro en una dinámica interesante de caminar-correr por un sendero pedregoso que se va adentrando en el Montsec propiamente dicho. Llego al fondo de una vaguada, punto donde la pendiente se incrementa y veo delante de mí al cuarto clasificado. Se trata del chico de Pedala.cat, que no tiene muy buena pinta. Le alcanzo, aprovecho para echar un trago y le paso. Me separo rápidamente y al poco rato veo al tercero, que es Gech. Aprovecho un trozo donde se puede trotar para pasarle a él también. Estas dos posiciones ganadas en cinco minutillos me suben la moral y me hacen sentir fuerte. Afronto un tramo de fuerte subida con buenas vibraciones y hasta al mirar hacia arriba me parece que hasta el final de la subida está ahí mismo, aunque sé que aún me deben quedar unos buenos 600 metros por subir. Casi sin darme cuenta llego a la pista donde está el cuarto avituallamiento (km20). Echo un trago de mi bidón y para arriba, último repecho.
Se trata de una subida empinada por un sendero deshecho que sigue la Canal d'Osca. Fuerte pendiente donde te agarras a las piedras, a las ramas y a lo que puedes. Subo concentrado, intentando estar ágil y moverme rápido por este terreno complicado. Entre la vegetación cuesta ver el final del repecho, pero al final salgo a un colladito que marca la llegada al filo de la Sierra del Montsec. Esto no ha acabado aquí, toca seguir subiendo hacia la izquierda. Lo recuerdo de hace tres años y lo recuerdo duro. Además la nieve acumulada lo va a hacer peor, así que es un buen momento para tomarse el segundo gel. Trepo por unas rocas siguiendo las banderolas y una cuerda, mejor dicho una cinta de hacerle lazos a los regalos, que marca el recorrido. Suerte, por que si no no hay sendero que seguir. Camino por este terreno incómodo hasta que la pendiente afloja y puedo volver a trotar. Las banderolas y la cinta de regalo se apiadan de los corredores y se meten algo a la derecha en la cara norte, de forma que no hay que subir hasta la parte más alta de la sierra. Como contrapartida empieza a aparecer nieve en esta zona más resguardada, lo cual hace más duro el avance. La verdad es que lo encajo relativamente bien. Me siento con fuerzas y corro prácticamente todo el rato excepto cuando me hundo en la nieve y me tropiezo. Echo vistazos hacia delante con la esperanza de ver a Diego, pero nada. Iba de verde, así que igual es que está por ahí delante pero se camufla (lo pienso en plan optimista...). Al cabo de un rato de bordear montaña me empiezo a preguntar por dónde bajamos... El reloj me marca más de 23km así que no puede quedar mucho. Por fin, las banderolas giran a la izquierda y se dirigen a un collado en el filo. Ahí es...
Asomo al borde y me lanzo al otro lado por la Canal de Xurulla. Me encuentro a dos chicos de la organización que suben. "A cuanto está Diego?" "Están a dos o tres minutos" "Van juntos los dos primeros?" "Si, si"... Vaya, así que estamos en la pomada. Me lanzo en modo depredador, aunque con cuidado porque hay algunos pasos complicados donde se han de echar las manos a la roca para destrepar. El recorrido presenta algunos cambios de dirección poco evidentes de seguir, sobretodo al principio. Bajados unos 200 metros de desnivel la cosa mejora, el camino pasa a estar bien marcado y se puede alargar la zancada como a mí me gusta. En ese plan llego al quinto y último avituallamiento, con sensación de competición y disfrutando de la bajada. "Quieres algo?" "A cuanto van?" "Hay cocacola, agua,..." "A cuánto van?" mientras ya estoy saliendo por la pista hacia la izquierda sin ni mirarme las cocacolas... "Mmmmm... cuatro minutos.... están ahí..." En fin, estimo una incertidumbre considerable en su respuesta así que ya que medio por aquello de ser optimistas, me quedo con la referencia de antes.
Al cabo de 200 metros las marcas indican un giro a la izquierda por un sendero que se mete en una canal tarterosa. Una gozada, bajada esquiando por las piedras, esquivando alguna roca grande, saltando alguna otra, frenando de golpe para no comerme algún arbol tumbado que bloquea completamente la bajada... Y así voy pasando el rato. Intento mantener la concentración y el ritmo de persecución, pero la verdad es que el hecho de no ver a nadie por delante me va quitando poco a poco la tensión. Llego a un camino más amplio y un par de pequeños repechos que recuerdo de hace tres años y donde ahora me noto con más alegría. Tras el segundo de ellos salgo a una pista amplia que ya me ha de llevar hasta el pueblo. En una recta de unos 300 metros miro delante y no veo a nadie, miro detrás y tampoco. No hay más tela que cortar... Me intento forzar a mantener un ritmo fuerte y a seguir compitiendo hasta el final pero bueno, no es lo mismo. Ya sintiendo que no lucho por nada, me entran ganas ya simplemente de que se acabe la carrera. Eso no quita que me siento bastante contento por estar acabando con sensación de fuerza. El camping se va acercando. Como en cada punto de asistencia me encuentro a mi madre 200 metros antes. Giro un par de curvas y oigo ya el speaker que anuncia mi nombre como tercer clasificado y tras un giro brusco a la izquierda entro en el arco de meta. El reloj marca 3h12 para 31km. Contento y con la espina de ayer fuera y bastante olvidada.
Qué ha pasado por delante? Primero Diego, 3h9'36'' y segundo Martí, el chico de la camiseta del Montseny, con 3h11'10'', es decir, me han sacado 2'26'' y 52'' respectivamente. Lo típico... Tendría que haber apretado más en la bajada, tendría que haber corrido más en la nieve, tendría... Lo de siempre, a toro pasado, todos somos Manolete. Bastante satisfecho y a por la próxima, el domingo que viene (20 de marzo) en la Marató de la Vall del Congost. Tocará cambiar el chip y mentalizarse de que ahí me voy a mover en posiciones muuuucho más atrás. De todas formas espero disfrutar como hoy.
Besos y abrazos
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