Marchando la segunda de rogaines
del mes de mayo!
Tras el varapalo de la semana
anterior, aprovechando el fin de semana largo en Francia (entre conmemoración
del fin de la 2ª guerra mundial, fiestas religiosas y fiestas que no entiendo,
el mes de mayo en Francia no trabaja ni el tato…) bajé de jueves a domingo, con
entre otros objetivos, el de disputar el Campeonato de España de rogaine en
Peguerinos (Ávila), el sábado 16 de mayo. Venía a la carrera con la curiosidad
de que íbamos a contar con la compañía de Tommi Tölko. ¿Quién es Tommi? Con ese
nombre habréis deducido que no viene de Badajoz, efectivamente. Se trata de un
finlandés que vive en Begues, cerca de Barcelona y que en el mundo de la
orientación puede decir que ha ganado la Jukkola (una de las carreras de
referencia a nivel mundial, por no decir la más importante) varias veces (no sé
si eran cuatro o cinco, cosa que no ha hecho nadie si no me equivoco… estoy en
un aeropuerto sin WiFi y no puedo documentarme…). En fin, en pocas palabras, un
pepino. ¿Y qué hacía con nosotros? Pues resulta que su compañero habitual
(Aurelio Olivar) formaba parte de la organización así que no podía competir y
Tommi, que ya ha hecho algunos rogaines con Jaume, se vino con nosotros. Yo
encantado, con los ojos y oídos bien abiertos y la libreta a punto para tomar
apuntes.
Media hora antes de la salida nos
juntamos los tres. A pesar de habernos saludado algunas veces, nunca había
hablado con Tommi antes. Un tío sencillo y agradable, con ese toque nórdico
algo reservado que hace que con él no corras el riesgo de marearte por un
ataque de verborrea. A mí me parece bien, yo tampoco soy de hablar mucho,
aunque reconozco que a su lado soy Belén Esteban… Jaume y yo estamos un poco a
la expectativa, más aún después de la actuación de la semana anterior, así que
esperamos que el maestro lleve la voz cantante. “Empezamos poco a poco, las
primeras son para calentar”. OK, perfecto, que a mí siempre me cuesta algo
coger el ritmo.
Y llega el momento de abrir el
mapa… Jaume y yo siempre abrimos y miramos cada uno el suyo y empezamos a discutir
“la 45! Y de ahí por el camino de arriba a la 63!... y de ahí por lo naranja…
la 78… la 43…” y pasamos más rato interpretando lo que dice el otro que otra
cosa. Hoy estamos los tres mirando el mismo mapa y Jaume y yo cohibidos
esperando a ver qué dice Tommi. “Buff, complicado… complicado” dice mientras
desliza su dedo por el mapa. “Buff… difícil”… El mapa tiene las zonas altas en
la parte norte, con tres marcados valles que surcan de norte a sur. Toda la
parte inferior del mapa es de relieve menos acusado, excepto una sierra que
cierra el mapa por el sur. A mí me parece buena opción la de empezar hacia la
esquina noreste, pero sigo observando a Tommi, que sigue pensativo. De repente,
tras tres o cuatro minutos de dudas, cambia la expresión. “Vale, salimos 44” y
a partir de ahí va deslizando el dedo por el mapa mientras Jaume, que tiene un
convenio con Staedler, va dibujando el recorrido con el rotulador. “Coges esto…
Esta… Aquí…Mmmmm…. No, esta primero… Coge esto”. Con tres o cuatro aportaciones
testimoniales por nuestra parte cuando me doy cuenta la línea rosa del
rotulador ya conecta todas las balizas del mapa. Y quedan todavía 8 minutos. La
verdad es que el recorrido parece tener toda lógica, aprovechando bien los desniveles y empezando primero con la zona más complicada a nivel de relieve.
Finalmente salimos a las 11:15 en medio de un
pelotón que va hacia la 44. Tommi ha dicho que “la primera tranquilos, que nos
la levanten”. Pues eso, cruzamos una pista, un prado y siguiendo la dirección
alguien la encuentra en medio de la marabunta y vamos todos detrás. A partir de
aquí se acaba el juego, salimos del barullo y veo a Tommi que ya ha cogido
dirección norte en ligero ascenso, hacia la 63. Cruzamos una vaguada, unas
rocas de referencia y seguimos a nivel entre vegetación bastante penetrable.
Tommi ha subido un par de marchas y va tragándose arbustos y saltando ramas sin
pestañear. Solo queda un equipo alrededor cuando llegamos a las inmediaciones
de la baliza. De repente la veo arriba a la derecha al tiempo que Tommi se para
y me indica que no diga nada. Los otros se pasan de largo, así es la vida… Fichamos
la 63 y sin perder un segundo Jaume y Tommi ya están subiendo pendiente arriba,
caminando pero pasos grandes, mientras mis pulsaciones van subiendo también a
pasos grandes. Vamos subiendo a saco, cruzamos una valla y seguimos hasta lo
alto de la montaña. Hecho un vistazo
al mapa para hacerme una idea de donde está la siguiente baliza (53) pero
básicamente voy siguiendo a Tommi y a Jaume. Las primeras no eran de
calentamiento? Si este es el ritmo “tranquilo” voy apañado. A la que la
pendiente afloja Tommi y Jaume se ponen a trotar sin cuartel. Atravesamos a la
izquierda hacia unas rocas. “Aquí a la izquierda, no?” digo para sentir que
aporto algo pero vamos, que Tommi ya lo tenía claro y la ha encontrado. Y venga
, que el ritmo no pare…
Bajamos por lo alto de la loma hacia el norte, con lo cual recupero
algo de pulsaciones, pero bajamos rápido así que no tengo tiempo de mirar el
mapa más que cuando llegamos al siguiente collado y de reojo. Empezamos a subir
sin dejar de trotar. No sé si es por las ganas de dejar de subir pero me da la
impresión de que tenemos que girar a la izquierda y llanear, tomando como
referencia una valla. Me da como cosa llevar la contraria pero al final planteo
mis dudas y parece que tenía razón. Bueno, en medio del cansancio físico un
pequeño golpe positivo para la moral. Tommi corrige el rumbo y sigue moviéndose
entre ramas y arbustos a un ritmo sorprendente. Jaume detrás y yo más atrás
haciendo lo que puedo. En la siguiente loma bajamos por unos prados y siguiendo
a Tommi aparecemos directos en la baliza 83. Ficho mientras mis dos compañeros
ya dan media vuelta. Venga, más subida hacia la 92… Por lo menos la pendiente
se incrementa y caminamos, parece que voy algo más cómodo… Unas trazas de
sendero en la buena dirección nos llevan a la 92 y más allá hacia la 47. Tommi
y Jaume vuelven a trotar a buen ritmo y yo empiezo a estar realmente
preocupado. Del mapa me he olvidado ya, pero es que aun así voy sacando el
hígado y me empiezo a comer la cabeza… Que si estoy peor que hace un mes, que
si no recupero de las carreras, que si el otro día hice una prueba de esfuerzo
y el nivel de lactato me salió peor que el año pasado… batidora mental. Y hoy
vamos por equipos… De momento me guardo mis problemas pero si esto sigue así
tendré que pedir a mis compañeros que bajen un punto porque si no explotaré. En
fin, en breve acabaremos la primera subida, a ver si después recupero…
En medio de esas cábalas fichamos con pocas dudas tanto la 47 como la
61. A ver la bajada… Juas… y aquí pensaba recuperar yo? A la que me doy cuenta
Tommi y Jaume están a 60 u 80 metros bajando a todo trapo. Es bosque abierto
pero sin nada de sendero y con mil ramas por metro cuadrado. Y yo torpe, torpe,
que no me tuerzo el tobillo o la rodilla porque los astros estaban alineados…
Cruzamos dos vallas donde estoy a punto de quedarme colgado de un alambre y
cruzamos una carretera. La gente normal cuando llega a la carretera se para y
toma referencias para ver el punto exacto en el que está. Tommi no mira a los
lados ni de reojo y cruza a piñón para seguir de frente con una seguridad
pasmosa hacia la 66. Y venga, media vuelta y a buscar ir a nivel hacia la 87.
Está al pie de un cortado en una ladera sin demasiadas referencias y en donde
sería muy fácil desviarse arriba o abajo… Nada, la vuelve a clavar. “Quieres
decir que no tiene el track?” me dice Jaume en broma. Realmente es un
escándalo... Pero no hay tiempo para despistarse, ya estamos bajando al
suroeste por la loma, para cruzar una valla y una pista y encontrar la 35 en un
agujerillo y de ahí recto a la 56 y a la 34, que está en medio de mil rocas de
las que nadie sabría cuál es la buena… excepto Tommi. Físicamente llueve menos
para mí. Parece que la bajada me ha hecho recuperar el aliento y el pulso, así
que me da para ir mirando el mapa y siguiendo. Pero con moderación, a la que
bajo la mirada baja el ritmo y pierdo metros. Tommi en cambio funciona
diferente. Dicen que Messi corre más rápido con la pelota que sin ella. Este
hombre es igual, le pones un mapa en las manos y es como el DRS de los Fórmula
1. Y cuantas más ramas y agujeros en el suelo mejor que mejor… Impresionante.
Cambio de tercio y de dirección, hacia el oeste en busca de la 77, en
una zona de relieve muy complicado. Novedad, creo que hubo unos 30 segundos de
duda. Siguiendo en la misma dirección resolvemos la 36, también en terreno
rocoso bastante traidor. Ahora empieza de nuevo la subida, segunda importante
del recorrido planificado. Cruzamos un par de riachuelos y una pista y vamos
atravesando subiendo la ladera en diagonal. De repente veo que Tommi afloja
algo el ritmo y dice “estoy un poco perdido”. Dios! Es humano! “Creo que son
las rocas después de la siguiente vaguada” digo en un alarde mitad de
inspiración mitad de farol que flipas. Afortunadamente ahí está la baliza.
Tommi me felicita y yo salgo de ahí como un pavo real, buena inyección de moral
para la subida a la 93. Vamos siguiendo lo alto de la loma decantándonos a la
derecha, por donde tiene que llegar un camino. Al final lo encontramos, pasamos
junto a unos escaladores y acabamos dando con la baliza (bueno, Tommi, que ya
ha gastado el comodín de “estar un poco perdido” y vuelve a estar “on fire”).
La siguiente es más fácil, siguiendo camino y lo alto de la loma hasta la 71, y
no presenta muchos más problemas la 82, por terreno abierto y fácil de
identificar. Además tengo la sensación de que ya no estoy físicamente a años
luz de mis compañeros. Parece que he cogido algo el ritmo, o que ellos han
aflojado un poco, pero voy comiendo sin confiarme, no vaya a ser que el tío del
mazo todavía aceche detrás de cualquier roca.
El plan ahora es bajar e ir hacia la esquina noroeste del mapa:
54-85-76-51-72-95-86. Empezamos este bucle bajando por la loma hacia el
suroeste hasta que poco antes de llegar a un collado encontramos un sendero que
nos tiene que llevar a la baliza 54. Dudamos un momento buscándola antes de la
cuenta (yo estaba convencido de que estaba allí) hasta que Jaume y Tommi
corrigen y seguimos más abajo hasta un collado donde la encontramos en un
hueco. “Como siga así, exploto” me dice Jaume. Vaya, yo pensaba que era el
único que iba sacando el hígado. Siempre es un consuelo compartir penas.
Salimos en bajada siguiendo a nuestro despiadado colega finlandés, por un
sendero que va girando al suroeste y se va desdibujando hasta que se pierde.
Ningún problema, Tommi sigue bajando entre el bosque por terreno sin grandes
referencias aparentemente y se mete entre unos arbustos sin dudar. Ahí está la
85. Quizá fue esta la baliza en que quedé más impresionado de la habilidad del
compañero.
Salimos más o menos a nivel hasta cruzar un sendero y un riachuelo y
subimos al noroeste buscando a la 76. Vamos pasando rocas y llega un punto en
que creo que nos hemos pasado. Así lo manifiesto y corregimos algo hacia abajo,
con buen resultado (perdonad que exponga todas mis aportaciones pero ya que
fueron pocas…). De ahí cae la 51 tras bordear un mar de rocas y la 72 después
de otra muestra de identificar referencias donde no las hay por parte de Tommi.
Recorremos a nivel hacia el oeste hasta una vaguada importante y después de
dudar un poco demasiado al norte, corregimos al sur hacia una pequeña vaguada
contigua donde está la 95. De aquí nos dirigimos a la fuente marcada en el
mapa. Qué bien! Un minuto de paréntesis para llenar el camelbak (aunque creo
que perdí más agua de la que metí…). Tommi toca la trompeta y seguimos nuestro
camino por una pista al sur, hasta la curva para atravesar hasta un sendero
ascendente, de ahí por terreno abierto hasta unas rocas y travesía a nivel
hasta la 86. Qué fácil parece todo…
Acabamos de pasar las 3 horas y hemos hecho la zona de relieve más
complicado. “Las hacemos todas y nos sobra media hora” dice Tommi. Un simple
comentario neutro, sin un ápice de arrogancia, como quien lanza un dato más. No
se cómo lo ha calculado, pero lo tiene claro. Pues nada, no seré yo quien lleve
la contraria… Hacemos acrobacias para pasar una valla y bajamos hacia una
vaguada donde está la 32. De ahí a nivel y subiendo un poco al final hacia unas
rocas donde está la 46. El siguiente tramo tengo que confesar que no sé cómo lo
hicimos porque siguiendo con mi rutina de alimentación me saqué un
minibocadillo de la mochila y estuve peleándome con él, yendo a remolque y
olvidándome del mapa por completo. Cosas que se pueden hacer cuando uno tiene
un guía de lujo. Acabamos saliendo a una valla, y algo más allá a la baliza 75.
Vamos al sureste y apoyándonos en una valla salimos a terreno abierto, una
pista y al llegar junto a un merendero nos metemos a la derecha para fichar la
45 en un hueco de un bosquecillo.
Vamos a por la esquina suroeste del mapa. El plan es
31-41-65-52-94-84-42. Salimos al este y basándonos en varias carreterillas nos
acercamos a la 31. La buena noticia para mí es que después de haberlas pasado
canutas al principio de la carrera cada vez me encuentro mejor. Animado, me
avanzo unos metros y ataco la 31 por una vaguada hasta un collado. Unos metros
más allá está la baliza metida en una curiosa cabaña. Vamos al suroeste y
salimos a la carretera. Después de hacer unos metros nos metemos a la derecha
junto a unas rocas y llegamos junto al río. Es fácil identificar la curva que
describe éste y un poco más allá una isleta junto a la que está la baliza 41.
Volvemos otra vez al este para buscar la 65, cruzando nuevamente la carretera
y, tras un puente, metiéndonos al este justo por debajo de unas rocas que hay
en lo alto de la loma. Resuelta la 65 nos vamos, ahora sí, a por las balizas
del extremo suroeste. Cruzamos otra vez más la carretera y subimos por un
sendero importante y desviándonos hacia lo alto de la loma. Tomando como
referencia un grupo de rocas significativo cruzamos una vaguada y fichamos la
52. Desde aquí Tommi encuentra un senderillo que viene perfecto para bajar en
diagonal hacia el valle, cruzamos el río y vamos a nivel bordeando hasta el
siguiente valle hacia el oeste. Sigue mi recuperación, a la vez que parece que
Jaume y Tommi están algo más cansados, así que tengo más tiempo de mirar el
mapa. Me pongo en modo alumno de primera fila y le voy preguntando a Tommi,
sobre táctica, detalles del mapa… No sé si es por el calor o el cansancio pero
creo que él tiene menos ganas de hablar que yo. Cruzamos el río y subimos en
diagonal hacia una valla y unas rocas donde está la 94.
De camino a la 84 se cumplen las cuatro horas. Se va aclarando el
panorama y salvo problema grave parece que sí que las haremos todas. Bajamos a
cruzar el río de nuevo y subimos al otro lado. Dudamos algo sobre nuestra
ubicación… Yo creo que estamos más al este, en unas zonas abiertas que aparecen
en el mapa. Tommi tiene cinco segundos de duda pero parece estar de acuerdo. Se
reubica y subimos pendiente arriba. “Clariana y roca” dice Tommi mientras
señala a un lado. Yo ni la había visto en el mapa, y la verdad es que esa roca
me parece igual que otras diez que tenemos alrededor, pero si él lo dice…
Evidentemente tenía razón y vamos en buena dirección hacia la 84. La travesía
hacia la 42 la hacemos por una serie de caminos que quedan algo al sur, pero
hay margen y mejor asegurar el tiro. Tommi parece algo más cansado pero la
cabeza le sigue funcionando perfectamente y atacamos bien la baliza a pesar de
que el terreno no es nada fácil. Jaume empieza a tener algunos problemas de
rampas. Afortunadamente seguimos sin atascarnos en ninguna baliza y estamos
manteniendo bien el ritmo.
Queda por delante la esquina sureste. El plan establecido es:
74-64-91-73-81-96-62-43-33. La primera parece un poco complicada porque hay
muchas rocas, pero fijándonos en una vaguada y en un cortado en forma de
semicírculo la encontramos sin muchos problemas. Con rumbo sureste cruzamos un
sendero y una pista importante y subimos hacia la 64. Nos ponemos a andar. “Mucho
calor, mucho calor, ya no puedo correr en subida” dice Tommi. Como si se excusase…
Pero si nos has llevado con el gancho todo el día… Vamos subiendo en diagonal
hacia lo alto de la montaña en busca de la 91. De repente se me acaba el agua…
Uups, y queda aún una horilla de carrera. Miro el mapa y la única esperanza
para reponer agua es junto a la 81. Afortunadamente voy bien de fuerzas así que
tengo algo de margen. Con estas preocupaciones aparecemos en lo alto de la
sierra y después de algo de dudas entre dos vaguadas acabamos dando con la baliza
91 junto a un árbol. “Nos quedan seis kilómetros y medio” dice Tommi. Cómo c…
lo sabe? Ni idea… Deshacemos algo de camino y vamos recorriendo a nivel bajo
una barrera de rocas hasta la 73. Podríamos atravesar directo a la 81, pero al
final decidimos rodear por el norte siguiendo un camino que ahorra algo de
desnivel. Bajamos al sur hasta un prado, donde descubro que el riachuelo en el
que tenía depositadas mis esperanzas no lleva agua. Pues nada, seco hasta el
final. Fichamos la 81 y subimos por un sendero hasta un collado con una casa y
nos metemos al otro lado para marcar la 96. Está bastante abajo, entre unas
ramas junto a un árbol. Me agacho y me meto mirando al suelo con la cabeza por
delante. Craso error… Me como una rama con todo el cráneo. Una buena cornada.
Algo de sangre pero parece superficial. Bueno, ya por lo que queda…
Volvemos al collado y bajamos por un sendero, para coger un sendero
desdibujado a la izquierda. El sendero se pierde y nos pasamos la 62 yendo
demasiado arriba, pero entre todos conseguimos corregir y reubicarnos. Fichada
la antepenúlitma cogemos dirección oeste para encontrar una pista. Yo hubiese
atacado la baliza 43 desde una curva de la pista. “No se ve nada por ahí”…
Tommi dice que mejor meterse antes a la derecha y va identificando rocas y
pequeños bosquecillos. Dudamos algo pero acaba apareciendo y nos vamos ya para
el norte en busca de la última, la 33. Tomamos como referencia las curvas del
río y a partir de ahí, basándonos en una pequeña vaguada y sobre todo en la
inspiración de Tommi, acabamos saliendo a una roca tras la cual está la baliza.
Ya solo queda atravesar al este para salir a los prados donde está la meta.
Llegamos en 5h35.
La verdad es que estoy impresionado. Nada de arrogancia, porque sinceramente
mi responsabilidad en este resultado es insignificante. Vaya clase magistral… Por mi parte, bastante contento, porque después de un inicio con muchas dudas, físicamente me he encontrado bastante bien, con buena dinámica de comer y beber si exceptuamos la última hora por el fallo del Camelbak, cosa que no debería pasarme cuando lleve bidones. El hecho de quedar campeones de España siempre hace gracia pero tampoco os voy a engañar, mi papel se ha limitado bastante a cuatro aportaciones mal contadas. Si no le hacíamos la zancadilla a Tommi o le metíamos piedras en la mochila, era un resultado bastante posible. En fin, a ver si hoy hemos aprendido y se nota en la próxima carrera… La semana
siguiente teníamos oportunidad de sacar los apuntes y poner en práctica lo
aprendido.
Besos y abrazos
P.D: aquí están los resultados totales:
http://www.lanovafita.com/wp-content/uploads/2015/05/index.html
Y con los parciales de cada baliza:
http://www.lanovafita.com/wp-content/uploads/2015/05/index1.html
Balance de puntos:
Hora 1: 48 puntos (8 balizas)
Hora 2: 43 puntos (8 balizas)
Hora 3: 56 puntos (8 balizas)
Hora 4: 53 puntos (10 balizas)
Hora 5: 41 puntos (6 balizas)
Hora 6 (35min): 30 puntos (5 balizas)
Felicitats crack!!!
ResponderEliminarTot i que no acabo d'entendre que una cursa d'orientació (i més sent Campeonat d'Espanya) permeti fer totes les balises dins del temps. Em dona la impressió que lo guapo seria que hi hagués més balisses de les que es pot aconseguir, i part de l'estratègia fos saber quines balises és millor descartar.
Merci Pere! De hecho tienes razón que para el organizador es una cierta "derrota" que alguien haga todas las balizas, pero la verdad es que si corre un tio como Tommi, te puede pasar...
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