Este fin de semana he venido otra
vez desde tierras francesas para pasar el fin de semana, ver a familia y
amigos, seguir trabajando en el Proyecto Le Treg (muy gratificante ver cómo se
van llenando las cajas de ropa y poder contar con dos nuevos puntos de recogida
como Bikila y J’Arribu, toda la información en https://www.facebook.com/proyectoletreg)
y aprovechando la ocasión, correr el Rogaine de Cap de Creus para cerrar esta
temporada.
El rogaine es una modalidad de carreras de orientación en la que dispones de un mapa que cubre un cierto territorio y en el que están marcados una serie de puntos correspondientes a balizas que hay sobre el terreno. Cada baliza tiene una puntuación en base a dificultad técnica, distancia que hay que recorrer, etc. La competición se realiza por equipos de entre 2 y 5 corredores, que pueden seguir la estrategia que crean conveniente para hacer la máxima puntuación a base de fichar en un tiempo máximo del que no te puedes pasar.
La idea surgió cuando Jaume
(Folguera) me propuso formar equipo para correr esta carrera. Jaume es uno de
los corredores más destacados a nivel catalán en carreras de larga distancia en
montaña, así que me hizo mucha ilusión la propuesta y no dudé en alargar un
poco el calendario para llegar hasta la carrera del sábado. No negaré que
también estaba un poquillo acojonado por la duda de si podría aguantar bien el
ritmo y no suponer un lastre.
Como pasa en estas pruebas, se
reparten los mapas 15 minutos antes de la salida y cada equipo tiene ese tiempo
para diseñar la estrategia para cubrir el máximo número de puntos posible.
Desde mi modesta experiencia en este tipo de carreras, algunos criterios útiles
pueden ser el de dejar algún pequeño grupo de balizas cercano a la meta para el
final, de forma que uno pueda aprovechar los últimos minutos sin arriesgarse a
no llegar a la meta; o el de hacer prevalecer las balizas próximas a caminos,
sobre todo si el punto fuerte del equipo es el físico más que el orientador.
Cuando abrimos el mapa (os lo pongo grandote y solo la parte que recorrimos, para que se vea algo...) la primera
cosa que salta a la vista es que la salida y meta (en Port de la Selva) se
encuentra en el extremo noroeste del mapa. Eso elimina algunos dilemas, ya que
sólo hay dos alternativas globales: salir hacia el este y hacer una vuelta en
sentido horario, o salir hacia el sur y hacerla en antihorario, todo eso a
grandes rasgos. Justo al sur del pueblo hay un bucle formado por las balizas
33, 48, 51 y 69 que se presta bastante para dejarlo al final, así que decidimos
salir hacia el este. Con más estrés que criterio vamos enlazando balizas con el
rotulador. Como siempre, el plan es ultraoptimista y sobre el papel, recorres
el plano en un periquete. Otro punto que salta a la vista es la falta de
caminos importantes en la zona norte del mapa, y la necesidad de recorrer campo
a través muchos tramos, lo cual probablemente no nos vaya a favorecer. En el
último momento decidimos dejar para el final dos balizas de dentro del pueblo
(49 y 50) y salir directamente hacia la 32 y la 83.
En este plan arranca la carrera.
Yo la verdad es que mientras corro no alcanzo a ver el detalle del mapa en el
interior del pueblo, pero hay varios equipos al lado y vamos todos en plan
rebaño y llegamos de cabeza a la baliza 32. Para salir del pueblo nos liamos algo
dando bastante rodeo entre las calles que suben por el monte, pero al final
atinamos con la pista que sale del pueblo hacia la 83 y corremos a buen ritmo.
En la aproximación a la baliza ya nos damos cuenta de que el terreno rasca y
que la cosa tiene pinta de que va a ser durilla. Campo a través atravesando dos
vaguadas hasta la 64 y de ahí a la 53 apoyándonos en el camino al sur (un buen
orientador iría directo por la curva de nivel). Buena aproximación hacia la 35,
pero mala localización de esta porque no ubicamos bien el montículo exacto en
el que se encuentra. 3 o 4 minutos de lío, no más. Llegados a este punto
ignoramos por primera vez algunas balizas (68, 31 y 34) y nos vamos hacia la 72
tirando de pista.
Deshacemos el camino, pero al
llegar a un cruce de donde sale un sendero que debería permitir atacar la 55
por el norte, no acertamos con el camino y nos metemos más al sur. No me noto
demasiado hábil con la brújula hoy, debería haberme dado cuenta del error.
Acabamos siguiendo una valla por encima en plan Paso de Mahoma, pero ésta se
acaba y salimos a un terreno de vegetación muy espesa (tramo amarillo con
líneas verdes juntas; el verde oscuro es directamente impenetrable a no ser que
vayas con una desbrozadora…). Las paso canutas para atravesar, pero a Jaume,
que no lleva perneras para proteger los gemelos, el tramo creo que le gusta aún
menos. Llegamos a la 55 con sensación de haber perdido demasiado tiempo por 5
miserables puntos. Para destensar un poco la mente después de los apuros
tiramos de pista hasta la 73 y vamos por terreno relativamente cómodo hasta la
93, colgada literalmente encima del mar. El repecho de vuelta es durillo pero
es el terreno donde nos encontramos mejor así que se lleva bien. Deshacemos el
camino para ir a buscar la 65 en la intersección entre dos vallas, a la que
llegamos después de atravesar un terreno de zarzas secas bastante incómodo.
Aquí va a empezar la peor fase de
la carrera. La idea es ir hacia la 42. Podríamos volver hacia el camino al
oeste y dar un rodeo para atacar la baliza por camino, pero da una vuelta
enorme, así que seguimos la curva de nivel rodeando una vaguada. El terreno va
de mal en peor y toda especie vegetal se empeña en firmarte autógrafos en las
piernas. La peor es una planta verde claro que no parece especialmente espinosa
pero que al más mínimo roce te hace ver las estrellas. Yo voy algo más
protegido y aún voy tirando, pero Jaume viene detrás emitiendo una amplia gama
de gemidos y jurando en arameo. Por lo menos llegados al sitio, la baliza en sí
se encuentra fácil, pero la dinámica del tramo siguiente, hasta la 43, es más
de lo mismo. Estamos en el fondo de una vaguada y toca ir hacia los apetitosos
8 puntos de la 81. Vemos gente trepando por la ladera de enfrente y nos
lanzamos por ahí. Aquí por lo menos hay rocas a las que te puedes ir agarrando,
pero la trepada tampoco es un terreno especialmente rápido. En un estado
anímico cada vez más flojo llegamos a la 81. En el trayecto hacia la 76 sigue
la dinámica negativa. Tardamos más de 15 minutos entre zarzas y gemidos.
Después de casi 2h y media de
carrera toca replantear objetivos. Decidimos ir ya en dirección sur, pasar de
toda la mitad este del mapa y, a poder ser, apoyarnos en caminos todo lo
posible durante el resto de la carrera. Subimos un repecho duro por un camino,
aliviados de no tener más plantas “acariciando” la piel. Hacemos fácilmente la
39 y aunque pasamos cerca de la 40 la ignoramos por miedo a meternos en otro
berenjenal y “sólo” por 4 puntos, así que nos vamos a la 63, que cuesta algo de
ubicar entre los detalles del mapa. Pista hacia la 74, que atacamos (ahora
pienso que erróneamente) desde el sur en lugar que desde el este. Desechamos
también la 41 y hacemos fácil la 37.
Vuelve a hacerse complicado el terreno para subir hacia la 82. Nos encontramos a un grupo que sale de la derecha con cara de pocos amigos, así que decidimos atacar la baliza rodeando por lo alto de la montaña. La dinámica vuelve a ser algo negativa: caminos que son difíciles de seguir, más zarzas, pausas para debatir por dónde seguir… Todo hace mella en el ritmo global y hace que nos cueste 19 minutos llegar a esta baliza (el parcial más largo). No queremos saber nada de campo a través y nos vamos a la 58 dando una vuelta tremenda por un camino, pero por lo menos puedes poner un cierto piloto automático. Hacemos relativamente bien el bucle 58-62-75 y, siempre basándonos en una pista que vuelve hacia el pueblo, vamos cubriendo la 45, 67 y 78. Recuperamos el ánimo con la libertad del camino abierto y vamos a muy buen ritmo, sacando algo a relucir la base de fonderos (más Jaume que yo, la verdad…). Rodeo hacia la derecha para cubrir 66 y 36 y vuelta hacia la 70, ya muy cerca del pueblo.
Nos queda una hora, que queremos
dedicar a barrer las balizas de alrededor de la meta. Vamos primero hacia las
del norte (49 y 50), que se hacen muy fáciles. Aquí me doy cuenta de que he
descuidado mucho la alimentación (llevo comido un kit kat en 5 horas y media,
un desastre, lo sé…) y me tomo un gel para evitar la típica pájara del final. Vamos
hacia la parte sur, donde están las balizas 48, 51, 33 y 69. En el repecho que
lleva a la 48 me doy cuenta de que voy con la reserva. Afortunadamente
aprovecha mientras Jaume ubica el senderillo que lleva a la baliza para
recuperar la respiración, igual que en la bajada posterior. La 51 la atacamos
por el este, coincidiendo con varios equipos que están por allí. Nos liamos
bastante, y yo la verdad es que ya no soy de mucha ayuda. Al final la
encontramos pero mirando el reloj nos damos cuenta de que ir hasta la 69, con
la subida correspondiente y teniendo que buscar fuera de camino, es bastante
arriesgado, así que vamos a la 33, que es fácil, y hacia la meta.
Resultado: 189 puntos. Posición…
cuartos. La verdad es que visto el panorama de la fase intermedia de la carrera
está bastante bien. Es una lástima porque los segundos y terceros tienen 195 y
192 puntos respectivamente (205, los primeros), así que nos hemos quedado a una
baliza del pódium. Estas carreras se prestan para comentarios “y si…”, pero ya se
sabe que a toro pasado todos somos Manolete. Posibles balizas que nos hubiesen
dado esos puntos extras son la 40, por la que pasamos cerca y la 69, si
hubiésemos llegado con un pelín más de margen. De todas maneras un balance de
la carrera bastante positivo, en un tipo de carrera que creo que no se adaptaba
demasiado a nuestras características. Me parece que hay margen de mejora en
términos de velocidad campo a través, o en un rogaine más corredor. La
comunicación también se mejora con la experiencia conjunta y hace que sea menos
necesario parar para comentar la jugada, lo que se traduce en un mejor ritmo
medio. Por último, no tengo muy claro si otra estrategia global hubiese sido
más adecuada, pero sí que noté que no era uno de mis mejores días con la brújula,
por lo que perdimos algo de tiempo en el ataque a alguna de las balizas
iniciales en las que iba yo delante.
En resumen, con ganas de repetir
y mejorar todos esos aspecto para ver si podemos estar luchando por la
victoria. Como curiosidad, acabo con el ritmo de puntos por hora, que da una
idea de la evolución:
-
1h: 6 balizas, 32pts
-
2h: 6 balizas, 35pts
-
3h: 5 balizas, 31pts
-
4h: 5 balizas, 28pts
-
5h: 6 balizas, 34pts
-
6h: 6 balizas, 28pts
Ahora, un mes de vacaciones en el
que me he propuesto no correr ni para cruzar la calle. Alguna salida a la
montaña sí que caerá, pero “de tranquis”. Y a seguir trabajando en el proyecto
Le Treg (www.facebook.com/proyectoletreg)
que la verdad es que va muy bien. Este fin de semana hemos incorporado dos
nuevos puntos de recogida en dos tiendas de material de running, uno en
J’Arribu (Cornellà) y otro en Bikila (Barcelona). Más información en Facebook!!
Besos y abrazos
Qué recuerdos... 6 de horas de Rogaine por el monte... Y 6 balizas/hora... menudo ritmazo!!
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