Caray, esta semana
crónica por partida doble, le estoy cogiendo el gustillo a esto…
Vaya por delante que
cuando escribo esto estamos a domingo por la tarde, la carrera que voy a
explicar ha sido esta mañana, pero que probablemente cuelgue esto algún día
indeterminado de la semana, para ver si puedo añadir alguna fotillo de las que
pongan en la web de la carrera y darle un poco de colorido a mi insoportable
rollo.
Puesto el tema en
contexto, de qué va el asunto? De la “Trail Running Raimat”, segunda prueba de
las Lleida Trail Series (queda super “pro”, si o no?), organizada por el
gimnasio Ekke, que para poner en contexto al lector no local en pocas palabras,
es como el DIR de Lleida. La primera prueba de esta serie de carreras fue la
nocturna de Montoliu, que se disputó la semana antes de la histórica fecha de
nacimiento de este blog. Al que conozca los conceptos “Lleida” y “Trail
Running” le parecerá sorprendente asociar este terreno con las carreras de
montaña. Lo cierto es que ante la falta de desniveles importantes, lo que busca
la organización es crear recorridos rompepiernas por los “tossals” que abundan
por el Pla de Lleida, aprovechando trialeras de BTT y senderos entre campos y
pequeños bosquecillos. La verdad es desde mi punto de vista los recorridos de
este tipo que he conocido hasta ahora están muy logrados y le sacan todo el jugo
al terreno del que disponemos cerca de Lleida.
Hecha esta introducción,
volvamos a esta mañana… Cuando me levanto me vienen a la mente, a través de las
piernas, los 42kms de la tirada de ayer. Estoy algo pesimista. Después del
tercer puesto en la Nocturna de Montoliu me haría gracia poder mantener un poco
el tipo, pero después del entreno de ayer, me empiezan a coger remordimientos
de sobreactividad. Afortunadamente en el calentamiento se me sueltan las
piernas y desaparece un poco la pesadez, así que me quedo sin excusas ante una
eventual mala actuación.
Y salimos…100 metros tranquilos en los que la gente sale tranquila hasta que se desatan las hostilidades por parte de un chico del Ekke (no recuerdo su nombre, pero sí haberlo visto delante de mí con telescopio en la Media Maratón de Lleida) y Alberto, un chico de Monzón que ganó el año pasado la Trenkakames de Rosselló (3ª carrera de la serie, 5 de mayo), dos de los que preveía tener difícil seguir hoy. Joel (presente ya en anteriores capítulos, véase Ultra Les Fonts) sale detrás de ellos y yo me quedo un poco a verlas venir. Primer repecho por senderillo, la cosa parece que se aclara. Alberto y Joel tiran para delante y yo me quedo tercero unos metros detrás. Comparo los decibelios de mi respiración con los de las que oigo a mi alrededor y estimo que mi objetivo realista hoy es intentar quedar tercero. Intento coger un ritmo de crucero asumible.
El recorrido es bastante
ameno, repechos por sendero, toboganes técnicos cortos, no más de 30-40 metros,
pistas rodeando campos de viñas (no olvidemos que estamos en Raimat, tierra de
vinos)… El segundo y tercer kilómetro tienden más o menos a bajar, ahí me quedo
solo en tercera posición, los de atrás parece que se quedan y Alberto y Joel,
al contrario de lo que me temía, no se alejan y los mantengo a unos 20 metros.
En una de estas empieza a dar el viento de cara y aprovecho una bajadita para
apretar un pelín y pegarme a ellos para no comerme el viento solo. Me animo,
después del calentón del principio he cogido el ritmo de respiración y voy
relativamente cómodo con ellos (sensación extraña, tanto lo de ir cómodo como
lo de ir con los primeros…). Llegamos a un repecho algo más largo (unos 200
metros, tampoco hay que pasarse) sobre el km 4 o 5. Cojo el senderillo primero
y cuando llego arriba veo que me he despegado algo de ellos. De algún rincón en
las profundidades de mi cerebro sale una pequeña vena valiente que me lleva a
tirar para adelante. Bajadita técnica y un par de quiebros entre arbustos que
me hacen ver uno de los inconvenientes de ir primero: nadie mira las marcas por
ti así que tienes que estar al loro para no perder el camino!
Intento adoptar un ritmo
de crucero buscando un equilibrio entre forzar un poco al personal y no jugarme
un “all in” para tener capacidad de respuesta en el previsible caso de que me
cojan. Afortunadamente las piernas van bastante bien, la respiración pasable y
mi principal problema es el incómodo deseo del salchichón del desayuno por
salir a flote a través de mi garganta. Voy echando miradas de reojo y veo que
la cosa se pone en que Joel se queda segundo a unos 20 metros y Alberto el
tercero y perdiendo algo de terreno. Poco a poco el tema empieza a ser cosa de
dos, en las subidas parece que yo voy un poco mejor, en el llano vamos igual y
en las bajadas me recupera algo. Total que como duran más las subidas que las
bajadas acabo sacando algo de distancia (otro día discutiremos si este
argumento es físicamente correcto…no estoy seguro…). De esta forma llegamos a
un bosquecillo a dos kilómetros de la meta donde el recorrido discurre casi sin
camino y en algún momento estoy a punto de perder las marcas. Entre medio de
todas mis pulsaciones, que ahora son muchas, saco algo de concentración y
consigo llegar a una bajadita que lleva ya al pueblo. Cruzamos un puente
metálico, me giro y veo a Joel 20 metros detrás.
Kike, el chico de la
organización que nos va siguiendo con la bici, está esperando a la entrada del
pueblo. Le grito para ver cuánto queda, que no haya ningún rodeo trampa… Me
dice que 800 metros así que apretó a tope, no puede ser tanto remar para morir
en la orilla… Curva derecha y última recta, sprint en bajada, rotonda, me
giro…menos mal, hay margen y el último trozo en subida me lo puedo tomar con un
poco más de filosofía. No recuerdo la última vez que llegué primero en una
carrera… puede que fuese en un 600 que hice en Reus hace 14 años…
Besos y abrazos
P.D: alguna fotillo más en: http://www.trailrunninglleida.com/p/trail-running-raimat_5.html
Felicidades! Que ilusión ganar, no? Que sepas que desde Australia, Nueva Zelanda, Bali... vamos siguiendo el blog (o la biblia)
ResponderEliminarUn abrazo y besos
Enrique y Marina