Vuelvo a estar un domingo
en el tren. Tengo dos tipos delante, no sé si más freaks o pesados, que han cambiado
el repaso a todos los juegos bélicos de ordenador del momento por la discusión
sobre si Dios y Jesús son la misma persona. Creo que es el momento ideal para
abstraerme intentando escribir la crónica de la carrera de esta mañana…
Rosselló es un pueblo
situado unos 10kms al norte de Lleida, donde esta mañana se ha celebrado la
Trenkakames, la tercera de las carreras que formaban las Trail Running Series
de Lleida. Se trata de una carrera que, haciendo honor a su nombre, está
formada por 10 subidas con sus respectivas bajadas entre la parte inferior y
superior del altiplano en el que, unos kilómetros más al norte, está ubicado el
súper-concurrido aeropuerto de Lleida-Alguaire. El recorrido es bastante
técnico para la zona en la que se encuentra, con subidas pedregosas en las que
es difícil correr y bajadas empinadas en las que a veces tienes que dar algún “salto
al vacío”.
Salen unos 14kms con 600m de desnivel positivo, que no son muchos pero sí muy
luchados.
Después de las dos
primeras pruebas (Nocturna de Montoliu y Trail Running Raimat) estábamos
luchando por la general Joel Adán (ya un clásico de las crónicas) y un
servidor, con 188 y 178 puntos respectivamente. Desafortunadamente Joel no ha
podido venir hoy a la carrera con lo cual la cosa quedaba relativamente bien
para mí y con el sistema de puntuación que se aplica creo que me aseguraba la
victoria general quedando hoy entre los 8 o 10 primeros. Una lástima porque
hubiese sido emocionante, ya que el que quedase por delante prácticamente se
aseguraba el primer puesto. De todas formas no es plan de jugar al “catenaccio”
así que hemos salido a dar el todo por el todo, en una mañana donde a las 10h
el calor ya apretaba de lo lindo.
La salida es del centro
del pueblo, con un repecho hormigonado a los 100m para calentar al personal.
Salimos delante un chico que no conocía y yo, con tres o cuatro corredores a
poca distancia. El primer tramo acerca la carrera a la ladera del altiplano que
os comentaba antes. Hay algún tramo de sendero pero discurre mayormente por
pista hasta el inicio de la primera subida. Vamos rodando a un ritmo que de
momento me parece cómodo, así que al llegar al primer repecho me pongo delante
y decido tantear cómo va el personal.
A la hierba y los baches
del camino se añade un conejo que con mirada espantada se queda paralizado
mirándome esperando que mis Cascadia impacten contra su cogote. Afortunadamente
para él y para mi tobillo estamos al inicio de la carrera y todavía tengo
cierta capacidad de reacción así que lo esquivo a duras penas y prosigo con
esta primera pero ya dura subida. Siendo la primera, me propongo subirla sin
caminar. El resultado es que llego arriba con un calentón importante, aunque
algo separado de mis perseguidores. En la bajada mantengo más o menos la
distancia así que decido ir haciendo mi carrera y en todo caso ya me cogerán.
Veo que después de la segunda y la tercera subida, la tónica es que en las
bajadas mantengo y en las subidas gano algo de distancia. El segundo y el
tercero son el chico con el que hemos empezado (creo que se llamaba Rafa) y
Gerard, que el año pasado me pegó un repaso en la última recta de esta carrera.
A pesar de que voy bastante cascado caen la cuarta y la quinta subidas y la
cosa sigue pintando bien y de hecho cuando me giro al empezar la quinta bajada
no veo a nadie en un tramo relativamente largo.
Justo en este punto estoy
a punto de colarme porque hay una cinta en lo que parece la continuación del
camino. Afortunadamente veo 2 o 3 más abajo y rectifico para lanzarme por el
fondo de una vaguada. Paso por un control-avituallamiento, un poco más allá por
unas rocas donde hay un fotógrafo al que intento ofrecerle una cara mínimamente
decente y en esas me planto a los pies de la subida 6. A poco de llegar arriba veo
dos corredores delante… Lo primero que pienso es que deben ser de la carrera de
7kms que se hacía simultáneamente. Llego a la altura del primero, que va con un
jamón en la mano…
Para que esto no parezca
una novela de Therry Pratchett supongo que en este punto hay que hacer un
inciso para explicar qué narices hace un tipo en una carrera de montaña con una
pata de jamón en la mano. El tema es que la organización cuelga un jamón en un
punto del recorrido y el primero que pasa puede decidir si lo coge o no, lo
mismo el segundo, tercero,… hasta que alguien decide que tan delicioso manjar
bien vale una renuncia a su espíritu competitivo, hecho que suele suceder entre
las posiciones quinta y décima (podría ser un interesante estudio sociológico
para posteriores ediciones). Si me hubiera parado a pensar podría haber
deducido que algo no cuadraba, pero en ese momento únicamente felicito al
corredor por tan afortunado hallazgo.
Llego al pie de la
siguiente subida, la séptima, donde me espera una “bonita” sorpresa. Kike, el
chico de la organización que nos sigue con la bici me dice “Por dónde te has
colado? Te han pasado esos tres!”… ¿Cómorrr?... Efectivamente, miro hacia
arriba y no hay tres sino cuatro, los primeros llegando ya arriba del todo. No
sé, yo creo que he ido siguiendo cintas todo el rato pero en fin, tampoco es
momento de pararse a pensar ahora. Para adelante!!
Intento no calentarme en
la subida, aún queda bastante y si mantengo un ritmo constante aún se puede
recuperar. Cerca de la cima alcanzo al primero, mejor dicho primera, de los
cuatro. Es Àngela, una amiga de los tiempos del club de atletismo (estamos
hablando del siglo pasado) que lo mismo te queda campeona de España de 400m que
te gana una carrera de 80 y pico kilómetros. Todo un talento que ya me pintó la
cara de todos los colores en la Media Maratón de Lleida, pero que hoy parece
estar manteniendo un diálogo no demasiado amistoso con los langostinos de la
boda de ayer, que celebran la fiesta de la espuma en el champagne correspondiente
(si entra por aquí ya se encargará de decidir si cambia su descripción o deja
esto para la posteridad, jejeje…). Le cuento que me he colado en algún lado y
la paso lanzándome como un poseso en la bajada. Paso a otro corredor y al pie
de la subida 8 ya solo quedan 2 y están a tiro de piedra. Repecho duro medio a
gatas y al llegar arriba estoy con el primero. Ufff…
Un poco de tranquilidad
en la bajada y en la siguiente subida toca volver a tensar un poco la cuerda a
ver qué tal. Me separo un poco, mantengo en la bajada y aprieto algo en la
última subida a un trote mínimamente digno. Un último tramo de bajada un poco
perdedor y aparezco en la pista que lleva hacia el pueblo. Qué descanso poder
correr sin pensar dónde meter el pie, buscar cintas y hacer equilibrios! Me giro
y parece que he cogido distancia suficiente así que los dos últimos kilómetros
son más o menos plácidos. Me da tiempo de pensar en levantar los brazos a la
llegada y ofrecer una imagen algo más victoriosa, no como el último día que
parece que llegue desfondado en una carrera de 50kms marcha. La verdad es que
entrar en la meta con la gente aplaudiéndote y el speaker diciendo tu nombre
como ganador mola, para que os voy a engañar, jejeje…
Al final la confusión
sobre el recorrido no había sido mía. Parece ser que al llegar al punto de la
quinta subida donde yo he estado a punto de colarme, los corredores que iban
entre la cuarta y la octava posición han tirado recto y han acabado empalmando
con la sexta subida en la parte superior. Al final los han descalificado cosa
que yo, respetando todas las opiniones, creo que ha sido un poco excesiva.
Quizá penalizando algo de tiempo hubiese sido suficiente, más cuando el
problema se ha dado en un punto donde el marcaje estaba un poco confuso.
Hola Alberto, buena crónica. Finalmente a los descalificados se les ha readmitido con una penalización de tiempo.
ResponderEliminarSaludos!
(Iván)
Gracias Iván! Yo creo que es lo más justo! Nos vemos en las próximas carreras, suerte con tus objetivos!
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